Afganistán: el otro lado del conflicto
Por Alberto Murillo
Afganistán representa un fracaso neto para la acción exterior de India y Emiratos Árabes Unidos, dos estados que han permanecido fuera del foco mediático durante toda esta crisis. Mi objetivo es presentar su evolución y el motivo de sus fracasos.

Emiratos Árabes Unidos
Si lo vemos con la perspectiva de los últimos 30 años, la acción exterior de E.A.U. es la clara perdedora de Afganistán.
Recordemos que en los años 90 el país fue de los primeros en reconocer a los talibanes, con lo que Emiratos pudo disfrutar de unas relaciones bilaterales excelentes.
Sin embargo desde los atentados de las Torres Gemelas el país ha dado un giro radical a su política exterior, pasando a posicionarse sistemáticamente junto a Occidente.
Los emiratíes han cometido el "sacrilegio" de enviar tropas de fuerzas especiales a combatir a los talibanes junto a la I.S.A.F. (International Security Assistance Force), así como a perseguir con denuedo el terrorismo y compartir información con Estados Unidos.
La implicación emiratí en la lucha contra los talibán es especialmente arriesgada si se tiene en cuenta que más de 150.000 afganos ya viven en E.A.U., por no hablar de que el país se ha comprometido a hospedar a otros 40.000 afganos que han sido evacuados del país. Junto a lo anterior, hay que resaltar que muy pocos países musulmanes, y menos aún árabes, se han dignado a enviar tropas a Afganistán junto a la I.S.A.F..

Lógicamente los talibanes no perdonan a los emiratíes su apoyo al gobierno, su lucha contra el terrorismo y su apoyo a Occidente, de ahí que en 2017 varios diplomáticos emiratíes murieran en un atentado talibán durante la inauguración de varios proyectos de cooperación.
Como también ha sucedido con la India, E.A.U. se ha centrado en la ayuda a la cooperación mediante generosas sumas de dinero; que por ejemplo superan los 8.000 millones de dólares.
El papel emiratí en Afganistán tenía tres pilares:
- Apoyo a las operaciones militares de la I.S.A.F. como parte de la lucha contra el terrorismo.
- Ayuda a la cooperación.
- Control de la migración afgana.
Como explica Kristian Ulrichsen, todo este esfuerzo ha servido para que la política exterior de E.A.U. esté en alta estima para el State Department de EE.UU. una baza política muy valiosa.

Finalmente el improvisado puente aéreo de la evacuación ha proporcionado una importancia capital al aeropuerto de Dubai. Por eso numerosos Ministerios de Exteriores (incluido el español) se han esforzado por coordinarse con las autoridades emiratíes y han valorado al alza sus relaciones con el país árabe.
El anuncio del no reconocimiento de los talibán por las autoridades emiratíes es la culminación de un giro de ciento ochenta grados en su política exterior.
En última instancia, Emiratos ha pasado de tener muy buenas relaciones con Kabul en la década de 1990 a tener unas malísimas relaciones con Kabul en 2021, es lógico pues han ligado su política exterior a la de Estados Unidos y, por tanto, han sacrificado las relaciones bilaterales con el futuro gobierno de Afganistán.
India
La competición entre Pakistán e India por la influencia en Afganistán es de sobra conocida y obedece a motivos netamente geopolíticos: Pakistán está encajonado entre el Océano Índico, las potencias india, china e iraní y el territorio desgobernado de Afganistán.
Si nos remontamos a los tiempos del Gran Juego entre el Imperio Británico y el Imperio Ruso, veremos que Afganistán siempre fue un país yermo y sometido a constantes pugnas de poder en el que fue imposible establecer un gobierno colonial efectivo.

Desde la independencia de India y Pakistán, la competición entre la potencia hindú y la potencia islámica se ha reflejado en Afganistán. Por ejemplo durante la Guerra Fría, en 1978 la India reconoció a la República Democrática de Afganistán auspiciada por la Unión Soviética.
En aquella época las relaciones entre el gobierno central de Kabul y Nueva Deli fueron muy buenas, un patrón que se repitió a partir de la invasión de Afganistán en 2002.
Sin embargo, cuando los talibanes lograron el poder, las relaciones indo-afganas volvieron a agriarse, especialmente debido a la intransigencia de los islamistas con los hindúes.
Hasta la década de 1990, en Afganistán existió una minoría hindú Sij compuesta por más varias decenas de miles de personas (hasta un máximo de 200.000 individuos), sin embargo, la persecución religiosa talibán aniquiló esta práctica religiosa hasta lograr su desaparición.
Naturalmente, la persecución contra los hindúes estuvo respaldada por Pakistán y durante la misma los hindúes llegaron a sufrir humillaciones tales como llevar insignias amarillas para distinguirles del resto de la población.
Una vez venció la Alianza del Norte India incrementó su presencia diplomática y la ayuda a la cooperación buscando influir en el gobierno afgano y a la vez proteger a la minoría hindú que aún habitaba Kabul.
La Constitución Interina firmada en 2001 durante los Acuerdos de Bonn en el apartado V.4 aprobó que la Loya Jirga (el parlamento) representara a todas las comunidades étnicas y religiosas, un principio eliminado por la Constitución de 2004 que instauraba un estado confesional:
Bonn: Equitable representation of all ethnic and religious communities in the Interim Administration and the Emergency Loya Jirga.
Gracias al empleo de la ayuda a la cooperación y la diplomacia india, la Loya Jirga mantuvo hasta 2013 dos representantes hindúes.
Por ejemplo, Sham Lal Bhatija fue asesor económico de Hamid Karzai, y posteriormente se convirtió en el embajador afgano ante Canadá. Pero la realidad es que los hindúes han sido expulsados de Afganistán.
La influencia india en Afganistán se ha basado en tres instrumentos:
- Ayuda a la cooperación.
- El "lobby" de pasillo realizado entre los miembros del gobierno y de la Loya Jirga en Kabul.
- Apoyo al Ejército Nacional Afgano mediante cursos de adiestramiento en la Academia Militar India.
Ambas herramientas sirvieron para ganar cierta influencia institucional, especialmente en la capital, hecho que demuestra la evacuación india de varias decenas de funcionarios afganos durante agosto, junto al problema de las decenas de militares afganos que se han quedado atrapados en la Academia Militar India.

Los talibanes apoyados por Pakistán, en principio, son refractarios de los intereses indios, no obstante la política puede dar sorpresas y por eso hay que reseñar la discreta reunión que los funcionarios indios mantuvieron con los talibanes en Doja, Qatar.