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Por Diego Duarte Valdivia

El matrimonio infantil es una unión civil/religiosa en el que uno o ambos cónyuges son menores de 18 años. Aunque esta definición es simplista, las realidades detrás de los matrimonios infantiles son, en muchos casos, complicadas.

¿Por qué 18 años? ¿Acaso la mayoría de edad no dependía de cada país? Lo cierto es que, de acuerdo a la Convención sobre los Derechos del Niño, la definición internacional del concepto “niño” es: “todo ser humano menor de 18 años de edad”. Cabe destacar que esta convención es uno de los tratados más ratificados a nivel mundial.

Datos de 2018.

A pesar de que explícitamente se establece 18 años en la Convención sobre los Derechos del Niño, en algunos países del mundo la mayoría de edad se cumple antes de los 18 años. La convención respeta que los Estados puedan establecer mayorías de edad más tempranas y, en algunos países, la mayoría de edad está de una forma u otra ligada al matrimonio. Normalmente el derecho a contraer matrimonio es cuando ambos cónyuges cumplen 18 años. Sin embargo, hay excepciones, en Nepal la ley exige que tengan mínimo 20 años para poder casarse[1].

Las consecuencias del matrimonio infantil forzado son físicas, psicológicas y emocionales, además de sociales y económicas. Las niñas casadas en la infancia tienen pocas probabilidades de asistir a la escuela, con frecuencia se las trata como mujeres adultas y generalmente deben cargar con las funciones y responsabilidades de los adultos. Son privadas de sus infancias y forzadas a vivir rutinas cotidianas propias de una mujer casada, incluyendo una vida sexual activa.

Las niñas que se casan precozmente en matrimonios concertados son más vulnerables a sufrir violencia, abusos y relaciones sexuales forzadas. Dado que no pueden evitar las relaciones sexuales ni insistir en el uso del preservativo, las niñas/novias menores de edad se exponen a graves riesgos para su salud, a infecciones de transmisión sexual[2], y presentan niveles bajos de salud sexual y reproductiva. Por otro lado, el embarazo precoz es una de las causas y consecuencias más peligrosas del matrimonio infantil.

Los embarazos precoces en niñas menores de 18 años tienen un riesgo mayor para la madre y para el bebé que los embarazos de mujeres mayores de 20 años. En este tipo de embarazos adolescentes, el riesgo de que el bebé muera en su primer año de vida es de un 60% más que el de un bebé nacido de una madre mayor de 19 años. Incluso si el niño sobrevive, tiene más probabilidades de sufrir desnutrición, bajo peso al nacer o problemas de desarrollo físico y cognitivo. Las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa de mortalidad de las niñas de 15 a 18 años en los países en desarrollo[3].

Fuente: UNICEF
Fuente: UNICEF
Fuente: UNICEF

A nivel internacional ha existido una tendencia de diminución del matrimonio infantil, lamentablemente la pandemia del COVID-19 ha generado las condiciones para que se multipliquen los casos de esta práctica anticuada.

El matrimonio infantil durante el Coronavirus

Cuatro millones de niñas corren el riesgo de contraer matrimonio infantil en los próximos dos años debido al nuevo coronavirus, dijo una organización mundial de beneficencia, mientras activistas advierten que la crisis podría deshacer décadas de trabajo para poner fin a esta práctica. La principal causa que explica este fenómeno es la profundización de la pobreza por las crisis económicas. Esto generará que muchas familias arreglen matrimonios para casar a sus hijas por motivos económicos[4].

De acuerdo a un informe de la organización Save The Children, se espera que hasta 2,5 millones de niñas más se casen en los próximos cinco años. Junto con los 58,4 millones de matrimonios infantiles que tienen lugar en promedio cada cinco años, esto equivale a 61 millones de matrimonios infantiles para 2025.

Las niñas afectadas por crisis humanitarias, como guerras, inundaciones, sequías, terremotos y brotes de enfermedades, enfrentan los mayores riesgos del matrimonio infantil. Nueve de los diez países con las tasas más altas de matrimonio infantil se consideran estados frágiles.

Las niñas del sur de Asia serán las más afectadas por el aumento del matrimonio infantil este año (191.000), seguidas de África Occidental y Central (90.000) y América Latina y el Caribe (73.400). También se espera que la práctica aumente en Asia Oriental y el Pacífico (61.000), Europa y Asia Central (37.200) y Oriente Medio y África del Norte (14.400).

El riesgo de embarazo adolescente en 2020 es más alto para las niñas de África Oriental y Meridional (282.000), seguidas de África Occidental y Central (260.000) y América Latina y el Caribe (181.000).

Uno de los factores que propician los matrimonios infantiles es la privación a la educación de las niñas. El cierre de escuelas a causa de la pandemia, ha interrumpido la educación de 1.600 millones de niños. La experiencia durante el brote de ébola sugiere que muchas niñas nunca regresarán debido a la creciente presión para trabajar, el matrimonio infantil, la prohibición de que las niñas embarazadas asistan a la escuela y la pérdida de contacto con la educación. Los riesgos son especialmente altos para las niñas sin opciones de educación a distancia.

Debido a las interrupciones del servicio de apoyo y a las consecuencias económicas de la COVID-19, se prevén 13 millones de matrimonios infantiles adicionales en los próximos años. El aprendizaje remoto no es factible para todas las niñas y niños, y cuando se reabran las escuelas, las niñas podrían no regresar si sus familias, limitadas por problemas económicos, deciden educar sólo a los varones. En algunos casos, las niñas se casarán para convertirse en fuente de ingresos para sus familias, o porque se las considere una carga económica[5].

Fuente: Save The Children

El futuro del matrimonio infantil

Si bien el presente se ve gris, existen esfuerzos internacionales por erradicar esta forma de abuso en contra de estas menores de edad.

Como se mostraba en el inicio, la tendencia mundial es buscar consensos y unir esfuerzos para que se interrumpan las tradiciones que buscan forzar matrimonios de menores de edad. Distintas resoluciones de la Asamblea General y el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas instan a países a destinar recursos para enfrentar estas situaciones.

Uno de los esfuerzos más considerables debe ser sin dudas El Programa Mundial del UNFPA y UNICEF para Acelerar las Medidas Encaminadas a Poner Fin al Matrimonio Infantil, en concreto, promueve el derecho de las niñas adolescentes a evitar el matrimonio y el embarazo, y les permite alcanzar sus aspiraciones mediante la educación y vías alternativas. El Programa Mundial ayuda a las familias a manifestar actitudes positivas, empodera a las niñas a fin de que dirijan su propio futuro y refuerza los servicios que les permiten hacerlo. También aborda las condiciones subyacentes que sustentan el matrimonio infantil y aboga por leyes y políticas que protejan los derechos de las niñas, al tiempo que subraya la importancia de que dichas políticas se basen en datos sólidos[6].

Algunos ejemplos notables de avances en la erradicación del matrimonio infantil son:

1. En Bangladesh, alrededor de 68.000 adolescentes recibieron asesoramiento y accedieron a servicios de salud que tienen en cuenta las cuestiones de género gracias a la creación de 70 nuevos centros de salud establecidos en instalaciones públicas existentes.

2. En Ghana, el Marco Estratégico Nacional para Poner Fin al Matrimonio Infantil, la Estrategia sobre Embarazos en la Adolescencia y la Política de Gratuidad de la Enseñanza Secundaria del Gobierno mejoraron el entorno de cara a la protección de los derechos de las niñas.

3. En Uganda, 27.000 niñas adolescentes fortalecieron sus conocimientos esenciales mediante clubes escolares y campañas de vuelta a la escuela, y recibieron formación en materia de preparación para la vida y capacitación en nociones básicas sobre finanzas. Esto les permitió entender sus derechos y tomar decisiones informadas.

4. En Yemen, 100.000 miembros de diversas comunidades, líderes e imanes, aprendieron durante sesiones de sensibilización acerca de los beneficios de retrasar el matrimonio y mantener a las niñas adolescentes escolarizadas.

El incremento de los matrimonios infantiles en 2020 será otra lamentable consecuencia de la pandemia del coronavirus. Un retroceso a los esfuerzos mundiales que lograron hacer que disminuyera una forma brutal de abuso a los menores de edad en todo el planeta. Pero como veíamos anteriormente, este retroceso no se genera por falta de voluntades, sino como consecuencia directa de la destrucción económica que generaron las cuarentenas.

Lo importante es poder mirar al horizonte y reconocer que queda un largo camino por recorrer para poder librar a esas niñas del horror de un matrimonio forzado. Además, debemos ser capaces de comprender que tristemente coexistimos con hombres adultos que están dispuestos a casarse con niñas que todavía no tienen, ni tan siquiera, sus genitales desarrollados.



[1] https://www.unfpa.org/es/resources/preguntas-frecuentes-sobre-el-matrimonio-infantil#%C2%BFQu%C3%A9%20es%20el%20matrimonio%20infantil?

[2] A nivel internacional existe una preocupación por el aumento de infecciones VIH a través de matrimonios infantiles forzados.

[3] https://plan-international.es/por-ser-nina/campana/matrimonio-infantil#:~:text=Si%20la%20tendencia%20actual%20contin%C3%BAa,a%20menos%20que%20se%20impida

[4] https://www.elcomercio.com/actualidad/coronavirus-millones-ninas-riesgo-matrimonio.html

[5] https://www.unfpa.org/es/news/resumen-del-a%C3%B1o-2020-las-5-principales-historias-que-afectaron-las-mujeres-y-las-ni%C3%B1as

[6] https://www.unfpa.org/es/programa-mundial-del-unfpa-y-unicef-para-acelerar-las-medidas-para-poner-fin-al-matrimonio-infantil

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