Adama Barrow es reelegido como presidente de Gambia
Han pasado casi cinco años desde que el autoritario e islamista líder de Gambia fuera derrocado y exiliado a Guinea Ecuatorial, tras unas elecciones democráticas en el país que ponían fin a su gobierno del terror que se había extendido durante 22 años. Desde entonces, el país de la mano de Adama Barrows había conseguido mejoras en calidad democrática y, sobre todo, en derechos individuales y libertad de expresión.

YahyaJammeh en una de sus últimas ruedasde prensa (Reuters)
Durante el gobierno de Jammeh, eran frecuentes los secuestros, la tortura y, en general, persecución de disidentes políticos. Algunos gambianos comentan cómo nadie se atrevía a dar su opinión de los líderes políticos por miedo a encontrarse con un “coche de policía en la puerta de casa al día siguiente”. Jammeh también fue conocido por algunas de sus declaraciones homófobas, llegando a instar a emigrar a “todos los homosexuales del país”, ya que prometió “ser más duro que los yihadistas” en su castigo.
Ahora el panorama ha cambiado drásticamente. La gente puede ejercer su opinión públicamente y participar de forma activa en la política del país. Durante los años previos a las elecciones, se podía ver un gran número de mítines políticos e implicación ciudadana. Tras un paseo por las calles de Serekunda, era fácil distinguir a gambianos con camisetaspersonalizadas de su partido político favorito, propaganda en forma de carteles y mucho más. De hecho, a pesar de ocupar el puesto 185 en el ranking mundial en cuanto a PIB, la llegada de Internet al país ha sido rápida y eficaz, lo cual se ha traducido en incluso más participación en la política a través de las redes.

Gambia tiene una constitución desfasada, que da poderes excesivos al presidente y que fue usado por Jammeh para perpetuar su tiranía. El recién reelegido Adama Barrows, aunque había prometido un cambio, decidió no hacerlo para disfrutar de los beneficios de ésta y blindar su poder. El United Democratic Party (UDP) lideradopor la antigua mano derecha de Adama, Ousainou Darboe, se ha consolidado en los últimos años como principal opositor a Barrows y ha denunciado la inacción del presidente. El partido de Darboe, además, publicó un manifiesto meses antes de las elecciones en las que prometía cambios en la democracia del país y en las libertades personales, los cuales recuerdan a pilares básicos de las democracias europeas.
De todas formas, el UDP tampoco quiere desentenderse de los poderes autoritarios de la constitución, según informa Stefan Meert, el representante de la Unión Europea. Ousainou Darboe retiró su apoyo a la reforma de la constitución en el último momento, ya que los sondeos le daban como posible ganador y la tentación de poder respaldar su gobierno en una constitución que le daba vía libre en muchos sentidos, era mayor que su compromiso con endurecer la democracia gambiana.

Además, Darboe es conocido por su temperamento conflictivo y excesivo ímpetu en la política. De hecho, esto le costó pasar por prisión durante el gobierno de Jammeh, famoso por encarcelar a sus adversarios políticos. Finalmente fue liberado tras pagar una fianza pero esto le dejaba en una situación complicada: la constitución gambiana dicta que ninguna persona que haya pasado por prisión podrá ser presidente del país. Teniendo esto en cuenta, si Darboe hubiese ganado, sus adversarios políticos podrían haber usado la ley para impedir su investidura, lo cual hubiera desembocado en una ola de inestabilidad y protestas en el país más pequeño de África continental.
Ante la amenaza del UDP, Adama Barrows había buscado reforzar su poder a través de una posible alianzacon el propio Jammeh, el mismo que Adama había exiliado años atrás. Esta noticia tuvo un gran impacto y disrupción en el país ya que la gente temía el regreso del terror. Sin embargo, esta alianza fue descartada después de nuevas tensiones entre ambos líderes políticos.
Finalmente, AdamaBarrows ganó las elecciones con un 53% de los votos, un hecho que permitirá prolongar las polémicas reformas del político durante cinco años más. A Barrows le sigue Darboe, con un 28% de los votos, el cual no ha admitido la derrota públicamente y se ha mostrado desconfiado tras la lentitud a la hora del recuento de los votos. Sin embargo, estas elecciones dejan un registropositivo en el país: la participación ha subido drásticamente y no ha habido ningún tipo de altercado.
Hasta el propio Darboe incitaba a sus votantes más radicales a mantener la calma, ya que el país se encuentra en la mitad de la temporada turística y cualquier indicio de inestabilidad podría tirar abajo el tímido progreso que ha conseguido la industria después de ser aniquilada por la crisis del COVID-19.

Gambia es uno de los países más pobres del mundo y su economía depende principalmente del turismo y de la inversión extranjera. Tanto Barrows como Darboe tienen claro que la vía para el desarrollo del país es la cooperación con las grandes potencias mundiales. Una de ellas es evidente: China. El gigante asiático ha financiado numerosas obras en el país: desde hoteles en las zonas más turísticas, pasando por el imponente Centro de Conferencias y el puente de Farafenni, que permite cruzar el río Gambia por la mitad del país y que ha facilitado la conexión entre los dos lados del río que a menudo permanecen aislados.
De todas formas, la inversión china no está siendo bien recibida por la población. Varios gambianos explican cómo los barcos pesqueros chinos están acabando con el pescado de pueblos pesqueros como Tanji y Sanyang. Relatan cómo los peces ahora son mucho más pequeños. La tensión ha subido y se han reportado incidentes violentos contra trabajadores chinos, entre ellos, un apuñalamiento en Sanyang. Además, la involucración de China en
todos los sectores de la economía del país también está afectando a los frágiles ecosistemas y fauna gambiana. El gobierno chino quería construir un hotel de lujo en un bosque famoso por ser un santuario de primates y, tras grandes manifestaciones, el pueblo consiguió evitar la tala de éste.

Aun así, China no es laúnica potencia que está invirtiendo en el país africano. Turquía entrena al ejército gambiano y tiene una fuerte presencia diplomática. Por su parte, la Unión Europea financia diferentes obras para mejorar la calidad de vida del país, como campañas sanitarias, mejoras en las infraestructuras y saneamiento del agua. Ahora mismo hay un proyecto cuya financiación está siendo disputada entre China y la UE: la construcción de un puente que una Banjul y Barra, que pueda servir además como una conexión directa entre Dakar y la región sureña de Casamance, pasando por Gambia. Esto permitiría una mayor integración de la región y supondría un gran paso adelante para el país.
Con Adama recién reelegido favoreciendo la inversión China y la UE intentando hacerse un hueco, el panorama de Gambia en los próximos años es ilusionante y de gran importancia regional. Las elecciones en el país han supuesto un golpe democrático sobre la mesa en un continente que cada día se vuelve más inestable. Solo el futuro sabe si el triunfo de la democracia de la semana pasada en Gambia es un indicio de un cambio de rumbo en la política africana.