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Parte 1/2

¿Qué ha pasado con los suministros de armas?

La alerta lanzada el pasado verano por Europol, entonces una simple sospecha, ha sido ya confirmada por la Policía de Finlandia: los traficantes de armas aprovechan el caos de la guerra de Ucrania para vender rifles de asalto, granadas y drones en el mercado negro de los países europeos, donde las bandas criminales se están reforzando con parte del arsenal que los aliados entregan al gobierno de Kiev.

Manifestación contra la guerra de Ucrania en Madrid, 20 de marzo de 2022. Autor: Nemo

Como sucedió en la guerra de los Balcanes, epicentro de un tráfico de armas que surtió de material a las mafias continentales, la invasión de Ucrania ha hecho aflorar la peor condición humana, aquella que saca rédito de la tragedia y malversa la ayuda internacional, ya sea humanitaria o militar, hurtada a quienes la necesitan para sobrevivir y utilizada como herramienta del crimen organizado.

Punto de inflexión en el conflicto

A partir de septiembre 2022, el conflicto tomó otro rumbo, con el supuesto sabotaje a las tuberías de los gasoductos Nord Stream I y II.

A finales de septiembre, Vladimir Putin repite una de sus jugadas más polémicas, instando a las regiones pro rusas en Ucrania a efectuar un referendum. Al igual que lo hizo con Crimea en 2014, firmó un decreto para celebrar la anexión de cuatro territorios ucranianos ocupados por el ejército ruso como parte de la operación militar en el país vecino: Lugansk y Donetsk en el este, Jersón y Zaporiyia en el sur.

Sin embargo, este movimiento de Putin provocó una reacción inmediata de la UE y la OTAN, quienes aumentaron las sanciones y condenaron la anexión de dichos territorios. Por otra parte, el gobierno de Volodimir Zelenski prometió una importante contraofensiva para recuperar esas regiones.

Dos días después de la firma del decreto de anexión, el ejército de Ucrania libero la localidad de Limán, en la región de Donetsk, uno de los territorios anexionados por Putin. "A las 12:30 hora local, Limán está totalmente libre. ¡Gracias a nuestros militares!", dijo el mandatario ucraniano en un video publicado en las redes sociales.

Horas antes, Zelenski se congratuló por los avances de sus tropas en torno a esta ciudad clave — un importante nudo ferroviario en la anexionada región de Donetsk— y aseguró: "nuevas banderas ucranianas ondearán en el Donbás".

Asimismo, las fuerzas ucranianas lograron su mayor avance en el sur del país desde el comienzo de la guerra, irrumpiendo en el frente y avanzando rápidamente a lo largo del río Dnipro, amenazando con rodear a miles de tropas rusas.

Kiev no dio una confirmación oficial de los avances, pero fuentes rusas reconocieron que una ofensiva de tanques ucranianos había avanzado decenas de kilómetros a lo largo de la orilla occidental del río, recuperando una serie de pueblos en el camino.

Mientras la guerra ucraniano-rusa continuaba a toda velocidad en las líneas del frente, en la mañana del 8 de octubre de 2022 se produjo una gran explosión en el puente de Crimea, ubicado en el Estrecho de Kerch, que conectaba Crimea con Rusia. El ataque provocó que se incendiara un tren que transportaba combustible. Aunque se plantearon diferentes escenarios sobre cómo se produjo el mismo, Rusia anunció que había sido llevado a cabo mediante un camión bomba.

A continuación, Putin hizo esta declaración: "No hay duda. Este es un acto de terrorismo destinado a destruir infraestructura civil de importancia crítica de la Federación Rusa. Esto fue ideado, ordenado y llevado a cabo por los servicios especiales ucranianos".

El puente de Kerch, el puente más largo de Europa, costó 3.5 mil millones de dólares, y tenía cuatro carreteras y una línea de ferrocarril. Todas las necesidades de los civiles que viven en Crimea y también la logística de las fuerzas de ocupación rusas en Jersón se satisfacían a través de esta línea.

Además de su valor estratégico, el puente también tenía una gran importancia para Rusia y Putin desde un punto de vista simbólico. Por lo tanto, fue muy relevante que la detonación de tal infraestructura coincidiera con el cumpleaños de Putin; todos los ojos estaban puestos en la respuesta de Rusia.

Siempre se enfatizó que un posible ataque a Kerch y Crimea abriría las puertas del infierno para Ucrania, como lo subrayó en su día el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev. Ocurrió tal y como se esperaba. Unos días después, el ejército ruso atacó muchas ciudades ucranianas, especialmente Kiev, con misiles guiados.

En los ataques, en los que se utilizaron más de cien misiles guiados, se atacaron muchas infraestructuras importantes, especialmente plantas de energía térmica. Aunque estos ataques, en los que también murieron civiles, no tuvieron un impacto directo en el curso de la guerra, se observó que Rusia al menos pudo responder de manera efectiva al ataque a Kerch.

Puente del Estrecho de Kerch, imágenes SentineL-2. Fuente: Agencia Espacial Europea

Para Rusia, el costo del ataque con misiles, que duró 2 días, se calcula en al menos mil millones de dólares. Por supuesto, la infraestructura ucraniana se ha dañado mucho más. Estos ataques, que no afectarán mucho a las líneas del frente, pueden haber aumentado la moral y la motivación del ejército ruso.

No está claro si las nuevas fuerzas rusas transferidas a Ucrania tras la decisión de movilización parcial crearán un equilibrio, especialmente cuando consideramos el creciente apoyo militar de los países occidentales a Ucrania. Sin embargo, es un hecho que la guerra se está intensificando para ambos bandos. El ataque de Kerch y los siguientes acontecimientos indican que esta guerra no terminará fácilmente.

El pensamiento único

En una publicación del 28 de noviembre del 2022, a través de eldiario.es, el escritor y analista de relaciones internacionales Andrés Ortega nos dice: "En torno a la guerra de Ucrania se ha forjado un pensamiento único en Occidente, España incluida, falto de crítica, salvo contra Putin".

Es sabido que la primera víctima cuando llega una guerra es la verdad. Y estamos ante una guerra, tras la que laten choques de enormes intereses geopolíticos. No se trata de defender lo que está haciendo ese autócrata, asesino y homófobo indefendible que es Putin, pero en Occidente —España incluida— se ha instalado un pensamiento único respecto a esta guerra (no así en muchas partes del Sur Global).

Las críticas que escapan a este pensamiento único las hay, pero son escasas. Y, aunque parezca contradictorio, brillan por su ausencia las manifestaciones populares contra Putin, especialmente en la parte occidental de Europa, aunque sí las hay, algunas, en la Europa del Este.

Cuando ocurrió la invasión de Irak en 2003, las calles de Madrid, Barcelona, París, Berlín, Londres y otras ciudades se llenaron de protestas contra lo que era también una acción totalmente ilegal basada en engaños. Sin embargo, en este caso empieza a haber manifestaciones, también en Alemania, que unen a derechas e izquierdas contra la guerra en sí y sus consecuencias.

Al principio, antes y después de la invasión rusa, hubo cierto interés por debatir cómo se había llegado a esto, si realmente EEUU y sus aliados habían engañado a Gorbachov con la promesa, que luego incumplió Clinton, de que no habría ampliación de la OTAN más allá de Alemania del Este tras la unificación. También se realizó cierto análisis de lo que había pasado en la revolución del Maidán en Kiev en 2013 y 2014, con EEUU muy activo antes de la ocupación y anexión por Rusia de Crimea y su avance en el este del país.

Pero ante la brutalidad de la acción militar rusa, el interés analítico ha ido decayendo a favor del relato. El relato no es la verdad. Y desde Bruselas (OTAN y UE), que ha redescubierto su dependencia estratégica en EEUU (de ahí en parte el pensamiento único), se insiste en ganar el relato, no la verdad. Algo propio de nuestra época de hipercomunicación, pero de falta de información, cuando no de desinformación. Esta es una guerra con escasa información pública y fidedigna.

Este pensamiento único predominante lleva a casos de histeria informativa. Como cuando un misil recientemente cayó en el pueblo de Przewodow en la frontera de Polonia con Ucrania, y disparó una alerta porque, si se trataba de un cohete ruso, involucraba a territorio de la OTAN, lo que hubiera supuesto una peligrosísima escalada en el conflicto. Menos mal que la Administración Biden y el propio presidente de EEUU, que tienen la mejor información sobre esta guerra a través de varios sistemas, pidió calma y acabó concluyendo que se había tratado de un misil antiaéreo ucraniano extraviado.

Una de las pocas voces progresistas, que no extremistas, y críticas en EEUU, la de Jeffrey Sachs, director del Centro de Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, decía recientemente:

“La Unión Soviética terminó, y a algunos líderes estadounidenses se les metió en la cabeza que ahora existía lo que llamaban el mundo unipolar, que Estados Unidos era la única superpotencia y que podíamos dirigir el espectáculo. Los resultados han sido desastrosos. Llevamos ya tres décadas de militarización de la política exterior estadounidense.  Una nueva base de datos que mantiene Tufts acaba de mostrar que ha habido más de 100 intervenciones militares por parte de Estados Unidos desde 1991. Es realmente increíble.”

Para Sachs, ha faltado y ha fallado la diplomacia, a la que habrá que volver, a la que de hecho se está volviendo, discretamente ya. Pues como bien vio ese gran pensador de la guerra que fue Clausewitz, el intercambio político sigue durante la fase militar.

Ya se divisan dos Europas, la Vieja y la Nueva, como ante la guerra de Irak, aunque no exactamente igual que entonces. Tiene mucho que ver con la historia y la proximidad a Rusia, además de con los diferentes intereses geopolíticos.

Pese a lo que se diga ahora, será una negociación entre Washington y Moscú, aunque formalmente lo sea con Kiev. Cuando llegue ese momento de una negociación para una paz, aunque no sea para una solución definitiva, la línea de pensamiento único se quebrará. Y es necesario que lo haga para preparar un futuro mejor que el que se anticipa.

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