Las armas espaciales de China
La estrategia espacial hace años que dejó de ser un asunto de control de armamentos que pretendía hacer del espacio un santuario, en el que las grandes potencias acordaban no atacarse ni interferir sus medios espaciales nacionales (para facilitar la verificación del control de armas y hacer manejable las crisis nucleares); a ser un área en la que la estrategia del conflicto está a la orden del día.
Ha de entenderse que los conflictos y guerras espaciales del futuro, probablemente no serán el de una guerra a gran escala que generase una gran cantidad de escombros, sino que serán estrategias y modos de empleo de la fuerza muy medidos y enfocados en generar efectos muy particulares pero estratégicamente determinantes.
Por ese motivo, China está probando una gran cantidad de diversas armas espaciales, con las que poder librar un conflicto de coerción estratégica, en el que junto a las clásicas armas ASAT cinéticas, se hace énfasis en los métodos de ataque "suaves" que no causen gran cantidad de daños irreparables y desperdicios.
No obstante, para más información sobre estrategia espacial pueden ver el vídeo del seminario que hicimos en Political Room al respecto, y mis artículos "La lógica de la estrategia espacial contemporánea", "Estrategia y disuasión en la segunda era espacial", "Armas en el espacio, control imposible, carrera asegurada", "Geopolítica del espacio: la cuestión de los recursos", así como el artículo de Villanueva "Guerra espacial. Medios y protagonistas".
China, postura oficial y oficiosa
Oficialmente, China tiene una política en la que el espacio se reserva para usos pacíficos. Sin embargo, en su Papel blanco de defensa de 2019 se establece que el dominio espacial es esencial para la conducción de la guerra moderna. La doctrina militar china de "ganar guerras locales en condiciones de alta tecnología en condiciones de información" (actualizada en el Papel blanco de defensa de 2015), abunda especialmente en la importancia del dominio espacial.
Además, en los manuales militares chinos, como La ciencia de la estrategia militar, comentan la necesidad de prepararse contra un enemigo que posiblemente usará el espacio como arma; además, han publicado el Libro de texto para el estudio del Curso de operaciones espaciales.
Más allá de los documentos de defensa y las publicaciones de analistas y expertos chinos, China ha llevado a cabo multitud de ensayos y pruebas de armas espaciales, de los que se exponen algunos ejemplos a continuación.
Armas de ascenso directo
Estas armas consisten en el lanzamiento de misiles desde plataformas terrestres, navales o aéreas, que ascienden hasta la altitud y posición del satélite a atacar, para golpearlo cinéticamente. Es tipo de armamento espacial es el más conocido y el que suele atraer más titulares por su espectacularidad.
El caso más conocido es el de la prueba ASAT (Anti-Satellite) del año 2007, en el que un misil SC-19 destruyó el satélite FY-1C, generando una enorme cantidad de escombros.

El misil SC-19 es una modificación del misil balístico móvil de alcance intermedio DF-21C, probablemente con elementos del sistema antimisiles HQ-19. El SC-19 comenzó a probarse en 2005 y desde la prueba del 2007, por lo menos se han ejecutado tres pruebas más en 2010, 2013 y 2014. Dado que el test de 2007 provocó una riada de protestas internacionales, desde entonces las pruebas se han ejecutado de tal modo que no generen escombros. Por ejemplo, los test de 2010 y 2013 se hicieron contra misiles balísticos.
Otro sistema ASAT chino es el DN-3, que ha hecho pruebas de disparo en 2015, 2017 y 2018. Por las fechas y los datos telemétricos disponibles de las pruebas, es posible que el DN-3 sea una versión mejorada del SC-19. Los test también se ejecutaron en la forma de pruebas antibalísticas.
Por último, en 2013 China llevó a cabo un inusual lanzamiento de un proyectil que casi alcanzó la órbita geoestacionaria (GEO), a unos 36.000 kilómetros. Dado el perfil de vuelo del proyectil, el lanzamiento no trataba de ponerlo en órbita. Como un lanzamiento de misil balístico a tanta altitud no tiene ningún sentido para atacar un objetivo terrestre, es evidente que se trató de algún tipo de test ASAT para satélites en órbita GEO o cuasi geoestacionarios.
Armas coorbitales
Este tipo de armas primero se ponen en órbita, para luego maniobrar hasta el satélite objetivo (operaciones de aproximación y encuentro o RPO) y atacarlo para neutralizarlo, dañarlo o destruirlo. Hay diferentes tipos de método para ejecutar el ataque.

Un primer tipo de arma ASAT coorbital, usar un satélite a modo de proyectil suicida que se estrelle contra el satélite adversario objetivo. Hay satélites que pueden portar otros satélites que a su vez pueden atacar al objetivo. Las armas coorbitales también pueden usar brazos robóticos para destruir de manera quirúrgica los satélites enemigos. Por otra parte, también pueden situarse cerca del objetivo para interferir la recepción y emisión de señales, neutralizando su utilidad.
También podrían posicionarse cerca del satélite enemigo y atacarlo con energía dirigida, como el láser o armas electromagnéticas de alta frecuencia. Otros métodos de ataque son el uso de redes para atrapar e inutilizar el satélite o lanzar un espray que inutilice elementos clave para el uso del satélite, como antenas, paneles solares o la óptica.
Los ASAT coorbitales no pueden distinguirse de satélites civiles que puedan prestar diversos tipos de servicio. Sin embargo, China ha llevado a cabo múltiples maniobras RPO que tienen toda la apariencia de ser pruebas de armas antisatélites.
El caso más conocido de este tipo de satélites ASAT es el del Aolong-1 (Roaming Dragon), lanzado en 2016. Públicamente se anunció como un satélite diseñado para limpiar escombros espaciales. Sin embargo, durante el tiempo que estuvo en órbita no llevó a cabo ninguna RPO conocida. Este hecho y los contactos con del laboratorio que lo desarrolló con la industria de defensa china, a inducido a estimar a la comunidad de inteligencia que fue un caso test de ASAT coorbital.
Un caso más llamativo de evidente prueba ASAT coorbital fue el SJ-15 y el SY-7, lanzados junto a los satélites CX-3 en julio de 2013. En agosto de ese año, el SJ-15 realizó una serie de maniobras RPO con el CX-3 a pocos kilómetros, para luego hacer también RPO con el satélite SJ-7 (lanzado en 2007). El SJ-15 hizo otro RPO con el SJ-7 en mayo de 2014. Más adelante, se informó que el SY-7 tenía un brazo robótico y lanzó un pequeño satélite que orbitó muy cerca de SY-7 durante varios días.
Guerra electrónica espacial
Este tipo de armas emplean la emisión de señales para interferir (jamming) la emisión y recepción de señales de los satélites y sus usuarios, ya sea mediante up-link o down-link. Además, las señales se usan como arma de guerra para suplantar (spoofing) la señal original y enviar órdenes al satélite enemigo; y para confundir la recepción del satélite (meaconing).

Un caso muy conocido de este tipo de guerra electrónica espacial fue cuando en noviembre de 2019, en el puerto de Shangai, se hizo jamming y spoofing a la señal de GPS de los barcos, generando caos y grandes dificultades en la navegación.
La guerra electrónica espacial también se usaría para dificultar las señales de telecomunicaciones. Dado que el modo de hacer la guerra de última tecnología se basa en el espacio y las telecomunicaciones entre satélites y los usuarios en tierra, mar y aire, bloquear estas comunicaciones esencial si China quiere enfrentarse con éxito a EE.UU. y su espectacular guerra basada en redes (que a su vez depende del espacio).
La guerra electrónica también bloquearía las señales de los satélites de los radares de reconocimiento que utilizan radar de apertura sintética.
La guerra electrónica espacial no solo estará basada en tierra, sino que es posible que armas coorbitales se sitúen cerca de satélites para bloquearlos e interferirlos.

Armas de energía dirigida
Estas armas son los láser, los haces de partículas y las armas pulso electromagnético de microondas de alta potencia (HPM).
Actualmente, las armas de energía dirigida que tienen utilidad práctica son las láser y disparadas desde tierra, mar o aire. Los láseres en órbita son, a día de hoy, poco prácticos y económicos como armas ASAT, por el gran peso de los láseres químicos y las grandes cantidades de energía para los láseres eléctricos, de fibra y estado sólido. Las HPM en órbita podrían ser empleadas en un futuro si la tecnología logra resolver algunas barreras. Las armas de haces de partículas, por el momento, son poco prácticas en los enfrentamientos orbitales al requerir cortas distancias para su disparo, por lo que es más práctico y económico emplear proyectiles o algún otro método de ataque.
Las armas disparadas desde tierra contra el espacio son las que están en más desarrollo actualmente en China. Aunque disparar un láser al espacio desde la superficie terrestre tiene la desventaja de tener que atravesar la atmósfera, tiene la ventaja de poder emplearse potencias muy elevadas, por lo que atacar órbitas bajas es factible.
Especialmente útil es cegar los instrumentos de óptica de los satélites de vigilancia, reconocimiento y observación ópticos. Situando un láser en una zona que se desea que satélites enemigos no la observen, puede dispararse un láser de relativamente poca potencia que impida la misión de reconocimiento. En caso de láser más potente, incluso podría dañar partes del satélite o destruir permanentemente los instrumentos ópticos.

En China se han identificado por lo menos tres lugares en los que hay desplegados algún tipo de láser para misiones contraespaciales. El Centro de Óptica Atmosférica en el Instituto de Óptica y Mecánica de Precisión de Anhui ,en Hefei, provincia de Anhui y el campus de la Academia China de Ingeniería Física en Mianyang, Provincia de Sichuan. Ambas instalaciones cuentan con grandes edificios rectangulares con techos retráctiles que permiten apuntar los láser hacia el cielo. El tercero están en la provincia de Xinjiang, en Korla, lugar donde se han lanzado misiles ASAT, en una base militar.
Armas cibernéticas
Rastrear este tipo de capacidades es sumamente complicado, pero en 2014 un ataque contra la NOAA logró violar los sistemas utilizados para gestionar y difundir los datos meteorológicos de los satélites. No hubo atribución del ataque, pero el congresista Frank Wolf sostuvo que el responsable del ataque había sido China.
En 2020, funcionarios del departamento de defensa de EEUU, han dicho que China y Rusia atacan cibernéticamente los sistemas espaciales estadounidenses con preocupante regularidad.