Boko Haram: Entre Al Qaeda y el DAESH

El grupo yihadista nigeriano Boko Haram llegó a ser uno de los más letales del mundo. Desde su nacimiento en 2002, protagonizó innumerables atrocidades contra la población civil de Nigeria y sus países vecinos. Pero ¿dónde encaja exactamente en el panorama del terrorismo internacional?
Boko Haram y el integrismo islámico en Nigeria.
El grupo terrorista Boko Haram se hizo célebre en 2014 por llevar a cabo el secuestro de 200 adolescentes en Chibok, Nigeria, un suceso que dio la vuelta al mundo. Sin embargo, este es solo uno de la larga lista de ataques que se atribuyen al grupo, entre los que se cuentan los bombardeos, los ataques suicidas, la esclavitud sexual, los asesinatos y los trabajos forzosos.
Su nombre auténtico es Jama’atu Ahlis Sunna Lidda’awati wal-Jihad, o “Personas comprometidas con la propagación de las enseñanzas del profeta y la yihad”. La propia expresión atestigua su compromiso con el integrismo islámico (salafismo suní) y la yihad.
“Boko Haram”, en cambio, es el término hausa con que la población local pasó a designar al grupo. Boko significa “falso”, una referencia a la cultura occidental y a sus valores. Haram es aquello que es impuro, que está prohibido. Se refleja así otra de las características de la organización: el antioccidentalismo. El objetivo principal del grupo es la creación de un estado islámico en Nigeria, en el que se implemente la ley islámica o sharía. Es en el norte del país, una región empobrecida, ganadera, desestabilizada y mayoritariamente musulmana donde Boko Haram encontró el entorno perfecto para el desarrollo y propagación de su ideología
También es aquí donde lleva a cabo la mayor parte de sus ataques, con objetivos cristianos y musulmanes.

Debido al clima de gran tensión religiosa en Nigeria, una parte de la población musulmana se radicalizó de tal manera que, en 2009, se produjo una serie de violentos enfrentamientos contra las fuerzas del gobierno. Abubakar Shekau asumió el liderazgo de la organización terrorista tras la muerte de Mohammed Yusuf en las revueltas.
Aunque el cambio de liderazgo no fue indiscutido, Boko Haram comenzó un importante camino hacia el terrorismo más tradicional, volviendo sus acciones contra los civiles —lo que sería la época más violenta de su historia, la cual alcanzaría su máximo en el año 2014—.
Esta también fue su época de mayor proyección internacional. Tras captar la atención de organizaciones como Al Qaeda o el DAESH, inició contactos con ambos grupos, ¿hasta dónde llegaron esos vínculos?
Vínculos con Al Qaeda
El primer lazo creado entre ambas organizaciones terroristas se estableció en 2009, tras las revueltas contra el gobierno. Después de la muerte de su líder, Boko Haram buscó apoyo en Al Qaeda y lo encontró en forma de entrenamiento y recursos. Además de munición y armamento, esta puso a disposición de los terroristas nigerianos conocimientos tácticos y combatientes, de tal modo que pudieran luchar contra lo que consideraban una agresión constante por parte de la minoría cristiana en el país. La situación aumentó de tal modo que, durante los primeros años, el gobierno consideró a Boko Haram como una rama de Al Qaeda en el Golfo de Guinea.
La relación supuso un cambio en el modus operandi del terrorismo nigeriano. Hasta aquel momento, los ataques protagonizados por Boko Haram recordaban a las tácticas de la guerra de guerrillas. A partir de entonces, sus actuaciones se correspondieron con un terrorismo más “estándar”, incluyendo la agresión a objetivos civiles y los bombardeos suicidas.
Tanto Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) como Al Qaeda en Somalia (conocida como Al Shabab) establecieron contacto con Boko Haram tras el atentado de 2011 en la sede de Naciones Unidas en Abuja, capital de Nigeria. En su momento, se consideró el hecho una alarma, pues otras organizaciones se habían convertido en filiales de Al Qaeda tras llevar a cabo distintos actos semejantes. Sin embargo, atentados como este demostraron tener un carácter excepcional.
Aunque sí existieron vinculaciones entre Boko Haram y Al Qaeda, especialmente en los primeros años de escalada de la violencia, nunca se llegó a producir una fusión entre estas dos organizaciones, a pesar de que sí existía el potencial para ello.
Vínculos con el DAESH
En 2015, Boko Haram se unió oficialmente al DAESH. Uno de los elementos en común que compartían ambos grupos era el objetivo último de establecer una suerte de Estado islámico en el que prevalezca la ley de Dios.
Boko Haram aspiraba a seguir creciendo en los estados federales del norte de Nigeria e ir adoptando, poco a poco, una estructura cada vez más parecida a la de un gobierno estatal, que remplazaría, finalmente, al gobierno legítimo del país. Esto recuerda a la ambición del DAESH en Oriente Medio, con su autoproclamado califato.
Sin embargo, hay algo que diferencia a ambos grupos: la falta de definición por parte de la organización nigeriana. Al contrario de lo que ocurría con el Estado Islámico, Boko Haram no presenta un verdadero proyecto de construcción estatal. Sus objetivos se centran, fundamentalmente, en la religión (implementación de la sharía, conversión del país). Por lo tanto, las condiciones y demandas que imponen son, con frecuencia, contradictorias.
A esto hay que sumar la falta de cohesión interna, que derivó en la escisión de varios grupos que actúan de manera separada y con objetivos diferenciados. Por ejemplo, Ansaru, cuyas principales víctimas son cristianos. A pesar de esto, a menudo colaboran con la rama principal.
La aparente desorganización y la imprevisibilidad provocaron que los lazos entre ambas organizaciones no fueran tan profundos como se esperaría en otras circunstancias. También, influyeron las presiones provenientes del DAESH, que fueron tomadas como intentos de injerencia y trajeron problemas de cohesión. La significativa disminución de actividad experimentada por el grupo se debió, en gran medida, a estos desacuerdos.
El gran retroceso que sufrió el DAESH y su aparente derrota constituyen, de manera obvia, un importante revés para las relaciones entre ambas organizaciones.
¿Significa el retroceso de Boko Haram una victoria?
Desde 2014, el número total de víctimas mortales causadas por Boko Haram disminuyó de manera notable. A pesar de que, el gobierno nigeriano dio por “derrotado” a Boko Haram en varias ocasiones, lo cierto es que la organización terrorista sigue actuando no solo en territorio nigeriano, sino que consiguió extenderse a Camerún, Chad y Níger.
Sin embargo, el hecho de que se haya producido un descenso en el total de muertes ocasionadas por ataques terroristas, no implica que la situación en Nigeria se haya estabilizado.
Respecto a esto, destacan los enfrentamientos entre las etnias mayoritarias de Nigeria, los hausas y los fulani. Recientemente, el movimiento extremista de los fulani en el norte, de religión musulmana y ocupación tradicionalmente ganadera, causó incluso mayor mortalidad que el grupo terrorista en el último año. Las principales víctimas son las minorías cristianas del norte del país, así como otros grupos de musulmanes a los que se considera “falsos”. Boko Haram aumentó su implicación en el conflicto entre etnias, reforzando así su componente nacional.

Aunque las relaciones de la rama principal de Boko Haram nunca llegaron a formalizarse con Al Qaeda ni con el DAESH, no se puede negar que los lazos entre los grupos sirvieron para modificar el comportamiento de los terroristas nigerianos, que todavía son fuente de gran inestabilidad en una región de por sí compleja.Esta clase de dinámica convirtió a Nigeria en un territorio desestabilizado y proclive a la violencia sectaria; un contexto complejo en el que organizaciones como Boko Haram encuentran un gran soporte tanto para su discurso como para sus actividades.