Bosnia: ¿Al borde de un conflicto armado?
El avión va prácticamente vacío. El aeropuerto de Banja Luka opera muy pocos vuelos y su tamaño es más propio de un aeródromo recreativo que de un aeropuerto internacional. Al aterrizar, junto a la estrecha pista de aterrizaje se puede observar una fila de helicópteros militares estacionados en fila. Bienvenidos a República Srpska.

La historia de la Federación de Bosnia y Herzegovina es larga y complicada de entender. Durante su independencia de Yugoslavia en 1992 estalló un conflicto étnico entre los tres grupos mayoritarios del país: los serbios, los bosnios y los croatas. Los serbios querían permanecer en Yugoslavia, los croatas anexionarse a Croacia y los bosnios su propio país. Debido a que estos grupos están tan mezclados por toda la geografía de la nación y es casi imposible separarlos con fronteras, la guerra y la violencia estalló.
La solución al problema fueron los “Dayton Agreements”, llamados así porque fueron firmados en la ciudad homónima de Estados Unidos en 1995. Los países que participaron en su ratificación fueron la propia Bosnia y Herzegovina, Croacia y Yugoslavia, también mediaron Francia, Alemania, Rusia, Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea.

Los acuerdos dividirían el país en dos complejas federaciones: por una parte la República de Bosnia y Herzegovina, que estaría formada asimismo por otras regiones tanto de mayoría bosnia como croata. La otra federación sería la homogénea República Srpska, de mayoría serbia. Cada grupo étnico elegiría su representante o “primer ministro” los cuales con un sistema rotatorio se irían turnando la presidencia del país.

En los últimos meses tanto los medios de comunicación como el Alto Representante de la UE para Bosnia han alertado de una posible resurrección de los traumas enterrados por los “Dayton Agreements”. El actual presidente de la República Srpska, Milorad Dodik, ha amenazado con partir el país y ha vuelto a negar que los serbios hayan cometido un genocidio en Srebrenica (el cuál está internacionalmente reconocido) durante el conflicto de los 90’. ¿Realmente está habiendo un resurgimiento del fanatismo nacionalista en la República?

A lo largo de la carretera que une el aeropuerto con la capital de la región, se pueden ver banderas alzadas de la República Srpska, carteles tanto en cirílico como en alfabeto latino y bancos rusos como el “Sberbank”, uno de los más golpeados por las sanciones a Rusia, en medio de pueblos pequeños. La región es, como era de esperar, muy serbia y de ahí la influencia rusa en este aspecto. Carteles propagandísticos promocionan al candidato del “Partido Popular de República Srpska”.
El nacionalismo se siente en las calles a través de la simbología. Las banderas de Srpska están por todos lados y no se ve ni una de Bosnia, ni siquiera en los edificios gubernamentales. Al preguntarle a la gente por Serbia dicen que “son lo mismo que ellos”, que Serbia y Srpska son una sola nación.

En el mercado local solo se ve simbología Serbia, desde banderas hasta pequeños llaveros o bienes con el escudo serbio. Por la calle se ven pintadas con más iconología serbia: desde banderas pintadas en buzones a numerosos grafitis con mensajes en apoyo de Dodik, el actual presidente por parte Serbia. Por toda la ciudad hay monumentos que recuerdan a los “héroes nacionales de la patria”, prácticamente todos serbios.

La policía está presente en todas partes y realizan controles de seguridad a menudo. Para entrar a cualquier edificio gubernamental es necesario pasar un control más estricto que el de un aeropuerto. El estadio nacional está cubierto de pegatinas de “Kosovo es Serbia” y se pueden encontrar varias asambleas de “defensores de la patria” que apuntan a una militarización del movimiento nacionalista.
Milorad Dodik ha amenazado con formar su propio ejército, apoyándose en su policía paramilitar y separando del todo las instituciones serbias de las del resto del país.
Los nacionalistas serbios critican con furia que en Bosnia solo se hable de ellos como los “únicos que mataron a gente” durante la guerra y no como las víctimas que se consideran. Este resentimiento y la brecha cultural fermenta el odio y las tensiones políticas que luego se trasladan a las calles.

El “Museo de la República Srpska” se cae a pedazos y está pésimamente cuidado. En él, se cuenta la historia de la república con un carácter nacionalista y poco acertado a nivel histórico. Habla de que fueron los serbios quienes fundaron Bosnia y que el único grupo étnico que vive ahí son los serbo-croatas, sin mencionar a los bosnios étnicos. En otra sección acerca del holocausto, se cuenta la historia del genocidio de los croatas colaboradores con los nazis hacia el pueblo serbio pero en ningún momento se habla de Srebrenica ni de las atrocidades cometidas por los serbios en la Guerra de Bosnia.

El nacionalismo serbio no está tan aislado como se podría pensar. Está bastante alineado con la reciente ola de nacionalismo y militarismo que se vive en países como Hungría o Polonia. De todos modos, al querer ir de la mano con Serbia, le quedan pocos aliados en Europa. Serbia es la gran “oveja negra” del continente dados sus lazos con Rusia y su insistente rechazo al reconocimiento de sus actos genocidas durante la guerra. La Unión Europea lo ha dejado claro: no habrá amistad con países que blanqueen el genocidio.

Entonces, ¿habrá guerra en Bosnia? Es muy difícil hacer una predicción con exactitud. Hace unos meses diríamos que es impensable y que un conflicto en Europa a fecha de hoy es inimaginable. Pero después de las escenas que nos está dejando Ucrania, todo parece posible.
Si el país decide ceder ante algunos requisitos de la República Srpska como tumbar la ley que reconocía el genocidio, quizás pueda calmar las ansias separatistas por el momento. Si no, Dodik, arropado por su gran apoyo social en la República, podría continuar con sus proyectos de crear un ejército propio y desvincular las instituciones, lo cual pondría a Bosnia y Herzegovina al borde de la guerra civil.

Los próximos años e incluso los próximos meses serán clave para identificar el rumbo que tomará Bosnia. Será entonces cuando veremos si lo de Ucrania era una excepción o la consolidación del retorno de la guerra a Europa.