Cambio de rumbo en el Sahel
El Sahel es una de las regiones más importantes y con mayor influencia geopolítica en África. Es una vasta extensión de terreno, de unos 3 millones de kilómetros cuadrados y con una longitud de 5.400 km, que va desde la costa occidental hasta la costa oriental africana.
Esta región está compuesta por una decena de países: Mauritania, Senegal, Mali, Burkina Faso, Níger, Nigeria, Chad, Sudán, Eritrea y Etiopía.
Desde el siglo XIX, el Sahel ha sido un foco de interés para los países europeos. Ya no solo por la gran cantidad de recursos naturales que sus tierras poseen (aluminio, hierro, cobre o las grandes reservas de uranio que hay en Níger) sino por su situación estratégica dentro del continente africano. Quien controla el Sahel tiene la llave del control migratorio hacia Europa.

Francia ha sido el país que mayor influencia ha tenido, sobre todo en la zona occidental de esta región, desde la época colonial del siglo XIX hasta la descolonización en la década de 1960 del pasado siglo. A partir de ese periodo hasta la actualidad ha tenido un enorme peso, tanto económico como militar.
En lo económico, Francia implantó una moneda común, el Franco CFA, en los países francófonos, de los cuales una gran mayoría se encuentran en el Sahel. Esta moneda depende del banco francés, por lo tanto, el control económico es total. Gracias a ello se beneficiaba de países como Níger, de donde llegó a extraer hasta la cuarta parte del uranio que necesitaba.
Antes del año 2020 el Sahel estaba controlado prácticamente en su totalidad por el ejército francés, que llego a desplegar hasta un total de 5.000 soldados a lo largo de este territorio. Desde entonces y hasta la fecha se han producido 11 golpes militares, de los cuales han tenido éxito 8, prácticamente la mayoría, siendo el último el de Níger en julio de este 2023.
Los nuevos regímenes militares en países como Mali, Burkina Faso o Níger han causado ya no solo un distanciamiento, sino la ruptura total de relaciones con Francia. De todo ello se han beneficiado sobre todo China y Rusia. Las nuevas juntas militares ya han comenzado a tener acercamientos y acuerdos económicos con China, sobre todo para la construcción de infraestructuras o extracción de minerales, y con Rusia a través del grupo Wagner, para ejercer el control militar que hasta ahora realizaba Francia.

Este control militar por parte de Wagner preocupa en la Unión Europea, ya que ahora el flujo migratorio hacia el continente europeo es controlado por Rusia. Esta guerra híbrida puede servir para que Rusia pueda hacer mayores peticiones a la UE en el marco del conflicto en Ucrania.
Las relaciones entre la parte occidental del Sahel con la ONU y la Unión Europea venían de un periodo de gran acercamiento y de colaboración conjunta, sobre todo desde 2014, cuando se creó el G5 del Sahel. Este grupo del que formaban parte en su origen: Mali, Mauritania, Burkina Faso y Níger, se creó para la coordinación y cooperación en el desarrollo económico y la seguridad en la región.
El objetivo fundacional de este grupo era dar respuesta a los temas más importantes del Sahel: control de flujos migratorios, combatir la radicalización y el extremismo de grupos terroristas.
Como ya he citado anteriormente, el G5 contaba con gran apoyo de la UE, incluso Francia o España brindaron apoyo militar tanto para crear unidades de elite en los ejércitos locales como para realizar operaciones anti terroristas en las zonas más conflictivas de la región.

No obstante, y aunque ya desde 2020 las relaciones de este grupo con la UE se fueron debilitando, el punto de inflexión fue en 2022 cuando Mali decidió abandonar el grupo debido a que no se le permitió la presidencia del mismo por la situación de inestabilidad política de su país.
Con un G5 más débil tras la salida de Mali y tras los siguientes golpes de estado que cambiaron los regímenes políticos de varios miembros del grupo, en septiembre de 2023 se anunciaba la creación de la Alianza de Estados del Sahel, la cual está formada por 3 de los 5 miembros del G5 (Mali, Burkina Faso y Níger).
Esta alianza ha sido creada para combatir las presiones de la Unión Africana y de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) que amenazan con una intervención militar si no se revertía la situación en Níger tras el reciente golpe de estado de julio.
La versión oficial es la que comunicó el coronel y actual presidente en funciones de Mali, Assimi Goita, en la que resalta que el objetivo de la alianza es establecer una defensa colectiva y de asistencia entre los tres países, además de ser una combinación de esfuerzos económicos y militares en la lucha contra el terrorismo. El terrorismo es uno de los puntos más importantes a tratar, ya que los tres países se encuentran dentro de los que más sufren ataques terroristas.
En definitiva, el Sahel está convirtiéndose cada vez más en una de las regiones con mayor influencia para la geopolítica mundial. Los cuantiosos golpes de estado no son casualidad y tras ellos están las mayores potencias mundiales de la actualidad. El efecto contagio ya no solamente en esta región sino en regiones próximas del continente africano, han puesto en alerta a la Unión Europea y a la ONU. Quien domina y controla el Sahel tiene otra llave más para una mayor influencia en el panorama internacional.