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Estados Unidos —o más propiamente los Estados Unidos de América— es el nombre que comúnmente recibe este país[1] de Norteamérica. El hecho de que su nombre refleje una pluralidad ya es indicativo de que su conformación se fundamentó en la unificación de otras entidades —las renombradas 13 colonias de la fachada atlántica— que, en un primer momento, y a partir de sus respectivas experiencias de autogobierno, se encontraban separadas[2].

Dicho de otra manera; la declaración de independencia del 4 de julio de 1776 convierte a las 13 colonias en Estados independientes, por lo que su unión inicialmente se dio más bien como una confederación[3]. En cualquier caso, a lo largo del tiempo, y al ir el nuevo Estado creciendo en extensión, esta incipiente confederación terminó mutando hacia un sistema federal, que es como frecuentemente se reconoce al país.

El lado del Senado del Capitolio de los Estados Unidos en Washington, DC.

De hecho; se trata de la federación prototípica que otras —en el resto del continente americano, sobre todo— históricamente han tratado de imitar, todo ello a pesar de que, por definición, este sistema es tan flexible que permite una elevada diversidad de configuraciones[4].

Independientemente de lo difusa que pueda resultar la frontera entre lo confederal y lo federal —y a pesar de las dificultades terminológicas de ambos conceptos[5][6], la idea fundamental de estos sistemas es la existencia de “una división del poder garantizada entre el gobierno central y los gobiernos regionales”[7]. Estos gobiernos regionales, para el caso estadounidense, son los 50 estados que conforman la Unión —o más propiamente 49, ya que la capital, el Distrito de Columbia, es una entidad directamente dependiente del gobierno federal—.

Otra cuestión en la que Estados Unidos se considera paradigmática es su modelo presidencial —también bastante copiado—, explicado no únicamente en torno a la conjunción de las figuras del Jefe del Estado y el de Gobierno en la misma persona, que sería un aspecto básico, sino también a partir del hecho de que esta misma figura sea, asimismo, “el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y de las milicias de los estados” y la cabeza de otras entidades[8].

Las atribuciones que aglutina la persona del presidente estadounidense son amplias, aunque a efectos prácticos sus capacidades negociadoras sean clave para la ejecución de las mismas[9], sobre todo porque en realidad el propio sistema está fundamentado en un calculado equilibrio de poderes que limita dicho accionar.

En azuL los países con sistemas presidencialistas; el impacto de EE.UU. en sus vecinos es claro. Fuente: Newfraferz87

Una de las claves de dicho esquema de checks and balances respecto al Presidente es un bicameralismo para la federación —Cámara de Representantes y Senado— que, asimismo, se replica a nivel estatal. En este punto cabría plantear que, a pesar de que el diseño inicial del Congreso bicameral se dio para no dotar de mayor preeminencia a ninguna de las dos cámaras[10], las funciones de la Baja hacen inclinar ligeramente la balanza hacia un mayor poder de esta, si bien esta cuestión parece más bien dependiente de la composición de los partidos que la conforman.

De idéntico modo sucede con el caso de las relaciones Ejecutivo-Legislativo, planteadas de base de forma equilibrada, pero que en la práctica dependen de las habilidades presidenciales para conseguir apoyos para sus iniciativas.

En los dos niveles —estatal y federal— existe un claro predominio del bipartidismo, aunque este se evidencia aún más en el Congreso nacional, donde desde hace décadas solo están presentes los dos grandes: el Partido Demócrata y el Republicano. Dicho bipartidismo no solo impide de facto las coaliciones, sino que incide claramente en el hecho de que el Ejecutivo esté totalmente compuesto por miembros del mismo partido del Presidente.

Tomando en cuenta este hecho, conviene detenerse en cómo se lleva a cabo la elección de la Presidencia y de cada una de las Cámaras. La elección presidencial se realiza dentro de un proceso muy preciso, pero enormemente complejo; mediante sufragio indirecto celebrado cada cuatro años en fecha fija —consignado a través de un Colegio Electoral presente en cada estado— que da como ganador al binomio de Presidente y Vice-presidente que obtenga más votos totales.

En esencia, realmente se trataría de 50 elecciones diferentes que se coordinan para este mismo fin, ya que cada uno de los estados plantea modalidades distintas sobre el proceso. Se trata de voto indirecto porque, al final de la(s) jornada(s) los 538 delegados que conforman el Colegio Electoral otorgan —en principio, y salvo en Nebraska y Maine, donde se usa sistema proporcional— todos los votos que tienen asignados en cada estado, usando el principio del winner takes all[11].

Sistema político de los Estados Unidos. Fuente: 111Alleskönner

El Presidente, por lo tanto, precisa de 270 votos del Colegio Electoral para ganar las elecciones, lo cual a su vez tiene incidencia en la manera en la que se diseña la campaña electoral, ya que el desequilibrio entre delegados por estados es manifiesto, al responder a criterios poblacionales. En las últimas elecciones, celebradas en noviembre de 2020, el Colegio otorgó 306 y 232 votos a los candidatos demócrata y republicano, respectivamente[12].

La composición de la Cámara Baja estadounidense —llamada House of Representatives o Cámara de Representantes— también responde a criterios demográficos censales y revisables cada cierto tiempo: se trata de 435 escaños que se corresponden con un mismo número de distritos congresionales[13], repartidos por todo el país.

La elección de los congresistas se lleva a cabo cada dos años[14] y cada asiento se asigna al ganador por mayoría absoluta de cada uno de estos mencionados distritos. Como ejemplo, cabe destacar que, en los últimos comicios, celebrados en noviembre de 2020, al mismo tiempo que los presidenciales, la composición quedó de la siguiente manera: 222 congresistas demócratas frente a 213 republicanos, aunque en el momento actual, hasta estas elecciones de 2022, hay cuatro asientos vacantes —tres que correspondían a los demócratas y el restante a los republicanos; dos achacables a defunciones y otros dos a dimisiones—[15].

La composición del Senado, por su parte, y como suele ser habitual, responde a un modelo territorial —no poblacional—, ya que sus escaños se reparten a razón de dos por estado[16]. Las elecciones a senadores se celebran cada dos años, en los que se renueva un tercio de esta cámara —lo cual implica que cada senador sirva por períodos de seis años—. En cada cita electoral se dirimen 33 escaños —o 34, una vez cada tres años—, y nunca se repiten estados. Esto, a efectos prácticos, significa que la contienda estatal siempre se va a dar por un puesto para el que, casi siempre, se enfrentan únicamente un candidato demócrata y otro republicano.

El Senado tiene la facultad de proponer mociones de censura; arriba se muestra el dibujo de Theodore R. Davis del impeachment del presidente Andrew Johnson, 1868.

Como ya se había adelantado anteriormente, asimismo, todos los estados cuentan con un ejecutivo y un legislativo propios, salvo la ciudad capital, que no tiene jefatura de gobierno —ni tampoco congresista con derecho a voto en la Cámara de Representantes nacional—. El ejecutivo de cada estado recae en un Gobernador, elegido cada cuatro años por sufragio universal directo, y que en la actualidad se corresponde con 26 estados republicanos frente a 24 demócratas.

El legislativo es también bicameral, pues en todos los estados hay una Cámara Alta y una Baja —salvo en Nebraska y Washington DC, donde solo hay una—, denominadas, frecuentemente, Asamblea estatal o general y Senado estatal, respectivamente. Los detalles sobre las composiciones de cada Cámara —amén de otros como la cantidad de escaños, que corresponden con un idéntico número de distritos[17]— se contemplan en cada una de las Constituciones estatales, siendo evidente que no siempre prevalecen criterios demográficos para la conformación del número de escaños[18].

El bipartidismo patente en el nivel federal es, asimismo, evidente en los estados, tal y como puede inferirse de la tabla 2, donde se muestra la composición actual de la suma de todos los escaños estatales en función de los partidos políticos que las componen.

Tabla 2: Sumatorias de todos los escaños de las Cámaras estatales segmentados según composición total de los partidos políticos. En el recuento no se considera la Cámara de Washington DC, mientras que la de Nebraska se asigna como Senado estatal. Elaboración propia a partir de datos del National Conference of State Legislatures[19].

Los datos acumulados muestran la siguiente composición, aproximadamente: en la actualidad, el 46.6% de todos los escaños estatales corresponden al partido Demócrata, el 51.9% al Republicano, y el restante 1.4% a otros. Como cabría esperar, dicha diferencia, a favor del partido Republicano, es ligeramente más acusada para el caso de los senadores estatales, aunque dicho partido es también dominante en las Cámaras de Representantes estatales.

Este desequilibrio se manifiesta en un control claro de 21 estados por parte de los republicanos y de 15 por los demócratas, mientras que los restantes 13 presentan un control dividido[20] —explicado frecuentemente en virtud de las ocasiones en las que el Gobernador y el control de las cámaras es de distinto signo político—.

En cualquier caso, cabe destacar que en estas cuestiones sobre el control es importante atender no únicamente a los aspectos meramente cuantitativos, sino sobre todo a qué estados específicamente caen para cada partido, ya que la tendencia suele reflejar la proclividad al control demócrata de los pocos estados más poblados —mayormente ubicados en las fachadas oceánicas del país—.


[1] El término país se utiliza en esta ocasión como sinónimo de Estado-nación.

[2] Casado, Y. (2011), “El sistema político de los Estados Unidos de América”, en Chávarri Sidera, P. y Delgado Sotillos, I. (Coords.), Sistemas políticos contemporáneos. Madrid, UNED, p. 511.

[3] Abolins Rojas, D. (2006), “El federalismo como forma de Estado”, en ERGA OMNES. Revista Jurídica de la Sindicatura Municipal de Chacao, 06, 1, pp. 428-30.

http://www.ulpiano.org.ve/revistas/bases/artic/texto/REO_CHACAO/1/REO_CHACAO_2006_1_427-458.pdf

[4] Loughlin, J. (2017), “Federalismo, federaciones y confederaciones: hacia la hibridación”, DEBATS, Volumen 131/1, pp. 23-4.

https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6035862

[5] Law, J. (2013), “How can we define Federalism?”, Perspectives on Federalism, Vol. 5, issue 3.

http://www.on-federalism.eu/attachments/169_download.pdf

[6] Estupiñán Achury, L. (2011), “El Estado autonómico: del Estado unitario al Estado federal. Un ejemplo de la mutación de las formas de estado”, en Diálogos de saberes, No. 35, p. 108.

https://repository.urosario.edu.co/handle/10336/18050

[7] Lijphart, A. (2000), Modelos de democracia: formas de gobierno y resultados en 36 países. Madrid, Ariel, p. 16.

[8] Casado, Y. (2011), … p. 522-4.

[9] Ibid., p. 524-5.

[10] Ibid., p. 531.

[11] 270toWin: “Split Electoral Votes in Maine and Nebraska” [web].

https://www.270towin.com/content/split-electoral-votes-maine-and-nebraska/

[12] Federal Election Commission: “2020 Presidential election results” [web].

https://www.fec.gov/resources/cms-content/documents/2020presgeresults.pdf

[13] Realmente cada estado tiene un escaño como mínimo y el resto sí se reparte poblacionalmente. Ver: Casado, Y. (2011), …  p. 530.

[14] House of Representatives: “History” [web].

https://history.house.gov/Institution/Origins-Development/Biennial-Elections/

[15] US House of Representatives: “117th Congress Lineup”.

https://pressgallery.house.gov/member-data/party-breakdown

[16] Casado, Y. (2011),  … p. 530.

[17] Ejemplo: Constitución de Alabama, art. IV, sec. 50.

http://alisondb.legislature.state.al.us/alison/codeofalabama/constitution/1901/constitution1901_toc.htm

[18] National Conference of State Legislatures: “2020 State & Legislative Partisan Composition” [web].

https://www.ncsl.org/Portals/1/Documents/Elections/Legis_Control_2020_April%201.pdf

[19] Ibídem.

[20] Ibídem.

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