Medio de comunicación independiente

La guerra de Ucrania ha cambiado de forma significativa las relaciones internacionales en el último año. A pesar de que se circunscribe en territorio europeo, sus consecuencias geopolíticas se extienden en muchos ámbitos más allá de nuestro continente, e incluso en sus límites, como es el caso de las aguas internacionales que rodean a Ceuta.

Nuestra Ciudad Autónoma, desde hace unos meses, se ha vuelto muy relevante debido al hecho de que, frente a sus costas, circulan y se varan buques rusos para trasvasar su carga a otros cargueros, la gran mayoría de nacionalidad china (aunque bajo otro pabellón).

Estas operaciones entre buques en alta mar se conocen como STS (ship to ship) y es una práctica común en países que sufren sanciones internacionales (especialmente Rusia, Irán, y Venezuela). Las STS no están prohibidas internacionalmente, pueden llevarse a cabo en aguas internacionales y algunos países como EEUU lo permiten, ya que son una práctica habitual en el transporte marítimo y se realizan en puntos geográficamente estratégicos, como puede ser, en este caso, las inmediaciones del Estrecho de Gibraltar.

Fuente: 5 Días

Los petroleros rusos transportan entre 600.000 y un millón de barriles de crudo procedente de los Urales y trasvasan esta carga a buques tanque que en su mayor parte tienen como destino final China. La compañía Vortexa estima que en el mes de diciembre de 2022 el 9% de este petróleo fue trasvasado a barcos situados frente a Ceuta, lo que supone, aproximadamente, 180.000 barriles diarios.

España solo podría actuar contra esto si se produjera en sus aguas territoriales, pero al producirse fuera de su Zona Económica Exclusiva (ZEE), aunque dentro del Mar de Alborán, este flujo de embarcaciones podrá seguir realizando su actividad.

Bordeando la ley internacional

Las empresas gasísticas rusas, de momento, parecen respetar la ley internacional: sus petroleros permanecen a 12 millas náuticas de la costa, el límite de las aguas territoriales que pertenecen a España, y también cumplen con el hecho de mantener encendidas las balizas de los barcos.

con todo, la navegación de estas embarcaciones cerca de nuestras aguas provoca una situación de riesgo, ya que la mayoría de ellas han visto tiempos mejores, teniendo la más vieja 26 años, una antigüedad más que razonable.

Fuente: 5 Días

El procedimiento que siguen los petroleros rusos para esquivar las sanciones en aguas internacionales del Estrecho de Gibraltar sigue 3 pasos principales.

1.- Petroleros de poco tonelaje tipo Aframax cargan los productos petroleros en puertos rusos del Báltico.

2.- Transportan el fuel hasta aguas internacionales cercanas a Ceuta o Gibraltar.

3.- Otros petroleros de gran tonelaje (los VLCC) reciben el crudo en sus cisternas y lo trasladan a su destino.

Este procedimiento de traslado de carga está prohibido tras la guerra de Ucrania (y sus posteriores sanciones económicas) y aparece recogido en el Reglamento (UE) 2022/2367 del Consejo de 3 de diciembre de 2022, por el que se modifica el nº 833/2014 relativo a medidas restrictivas motivadas por acciones de Rusia [1].

De esta manera, prohíbe expresamente "prestar, directa o indirectamente, asistencia técnica, servicios de intermediación o financiación, o asistencia financiera en relación con el comercio, la intermediación o el transporte, incluso mediante transbordo entre buques, a terceros países de petróleo crudo o productos petrolíferos", por lo que claramente estas actividades de las empresas energéticas rusas no deberían realizarse en territorio español.

Fuente: La Razón

Sin embargo, la entrada de buques rusos en Ceuta no es nueva, ya había una `tradición´ entre los años 2010 a 2016, por la que los buques de guerra que entraban en el Mediterráneo realizaban una escala logística en la Ciudad Autónoma donde, dichos años, descansaron un total de 10.000 tripulantes e inyectaron a la economía local unos 4,5 millones de euros.

Esto se extendió hasta agosto de 2021 cuando, desde el Ministerio de Asunto de Exteriores, se prohibió esta práctica al impedir repostar al buque antisubmarino Viceadmiral Kulakov y el barco Altai. Desde el Kremlin advirtieron de que dicha decisión contradecía el "espíritu de la Declaración de Asociación Estratégica” (firmada por ambos países en 2009), aunque la verdadera razón de la negativa fue el silencio ruso a la solicitud de información más detallada por parte del Departamento de José Manuel Albares.

Conclusiones: ¿qué puede hacer España?

Ante esta situación, a través de la Armada, el Ministerio de Defensa ha decidido desplegar el patrullero de altura "Centinela" (P-72), dentro de las Operaciones Permanentes de Vigilancia y Disuasión del Mando Operativo Marítimo (MOM), bajo control operativo del Mando de Operaciones (MOPS).

El Centinela, que cuenta con una dotación de 40 personas, se encuadra en el Mando de las Unidades de la Fuerza de Acción Marítima de Ferrol, dependiente de la Fuerza de Acción Marítima de la Armada. Su principal misión es "la realización de operaciones de vigilancia y seguridad marítima" en dichos espacios soberanos, además de dar apoyo a otros organismos del Estado en la lucha contra la inmigración ilegal, el narcotráfico y otras actividades delictivas.

Este buque está preparado para efectuar operaciones de interdicción marítima (visita, registro y, llegado el caso, retención de buques) y prestar auxilio, rescate y asistencia en la mar en el caso de que se le requiera.

En el ámbito administrativo no se pueden tomar muchas medidas, ya que España y Marruecos nunca han delimitado las aguas territoriales entre ambos países, estableciendo de forma concreta las millas náuticas propias y las pertenecientes a las aguas internacionales, lo que deja ciertos huecos legales de los que se aprovechan ciertas empresas energéticas rusas.

Por ello, las autoridades españolas solamente pueden sancionar a las empresas que colaboren con esta “flota fantasma”; por ello, la Capitanía Marítima de Ceuta ya ha advertido a al menos dos empresas locales dedicadas a la prestación de servicios, que se exponen a sanciones si facilitan elementos imprescindibles a las embarcaciones rusas para hacer los trasvases.

Este tema ha demostrado la compleja realidad a la que está sometida España, un escenario de muy difícil resolución en el que realiza acciones contradictorias: somos el país europeo que más gas ruso importa (un 84%), de los que menos material bélico aporta a Ucrania (en relación al PIB) y, a la vez, somos de los que más veces hemos ido a visitar Kiev.

En este caso no hemos tomado acciones reales (como puede ser dotar de mayor presencia de aeronaves y buques de la Armada) contra una práctica legal que sirve de subterfugio a Moscú para mantener la exportación de su crudo a terceros países.


[1] https://www.boe.es/doue/2022/311/M00001-00004.pdf

Te has suscrito correctamente a The Political Room
¡Bienvenido! Has iniciado sesión correctamente.
¡Excelente! Te has registrado correctamente.
¡Éxito! Su cuenta está completamente activada, ahora tiene acceso a todo el contenido.