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El 15 de junio, Xi Jinping mantuvo una conversación telefónica simbólica con Vladimir Putin. En ella, el líder chino se presentó dispuesto a mantener su condición de socio estratégico con Rusia en materia de seguridad y soberanía. Al mismo tiempo, Putin declaró que otros países no deberían interferir en los “asuntos internos” de China en Xinjiang, Hong Kong y Taiwán, lo que llevó a una protesta en firme de la portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán, Joanne Ou.

Y es que, desde el comienzo de la guerra en Ucrania, el gigante asiático ha aprovechado para estrechar aún más el cerco sobre el país insular. Las incursiones de la aviación china en la Zona de Identificación Aérea de Taiwán como medida coercitiva han alcanzado picos máximos. Ya expliqué en un artículo pasado cómo China entiende el concepto de Zona Gris, fundamentalmente a través del MOOTW (Military Operations Other Than War).

Xi Jinping duarnte una reunión con los BRICS, 2015. Fuente: Kremlin.ru

Pues bien, cómo Taiwán y sus aliados sean capaces de articular una adecuada respuesta, decantará la posibilidad de que China lance o no un ataque preventivo contra Taiwán.

Hace unos días Xi Jinping firmó una directiva que establece las líneas para usos militares “no bélicos”. De acuerdo con la poca información que han filtrado los medios estatales chinos, esta orden tendría como objetivo regular los principios básicos, la organización y mando, los tipos de operaciones, el apoyo operativo y su implementación en todas las tropas. Básicamente se trata de establecer una base legal para llevar a cabo una operación militar que no es de guerra. Una noticia que ha preocupado a Washington, que teme una incursión similar a la de Rusia en Ucrania.

El problema principal para Estados Unidos es que está operando sobre el filo de una navaja, y cualquier movimiento mal calculado, ya sea la transferencia de armas avanzadas a Taiwán o un simple error diplomático, puede provocar una escalada que lleve a la apertura de un nuevo frente bélico. Y en el CNAS son conocedores de esto. Recientemente Will Pullido se hizo eco de un artículo publicado en Foreign Affairs donde se detallaban los resultados de un juego de guerra que enfrentaba a Estados Unidos-Taiwán con el Gigante Asiático.

Cabe señalar que China consideró necesarias las amenazas nucleares desde el comienzo del conflicto para disuadir la intervención externa, pero no fue suficiente para convencer a Estados Unidos. En ese sentido, Pekín penalizó dicha actitud con una detonación nuclear frente a las costas de Hawai. En ese momento se paró el juego.

El supuesto fue desarrollado por personal político, burocrático y militar sénior.

Esta línea de acción ya ha sido expresada por el personal de más alto nivel del gobierno chino. En la reunión de ministros de defensa del 10 de junio en Singapur, Wei Fenghe señaló que el ejército chino “no dudará en luchar contra cualquiera que se atreva a separar a Taiwán de China”.

En medio de las crecientes amenazas de Pekín, Taiwán también ha intentado reforzar sus capacidades de inteligencia. Un informe del Defense Post destacó que Taipéi ha empezado a ampliar el centro de operaciones conjuntas del país. Una vez recopilada la información sobre la situación en el Estrecho de Taiwán, ésta será puesta a disposición de los oficiales del ejército, de la marina y de la fuerza aérea cada seis meses. También se monitorearán movimientos militares, tales como cambios en las operaciones del EPL, adquisición de armas, ejercicios e investigación militar.

Por su parte, China ha seguido simulando operaciones de asalto anfibio cerca del Estrecho de Taiwán y modernizando infraestructura militar para mejorar la operatividad de sus fuerzas en caso de conflicto abierto. En este caso estamos hablando de la culminación de la base aérea de Longtian en la provincia de Fujian, que se encuentra aproximadamente a una distancia de 160 kilómetros respecto de Taiwán. Mediante imágenes satélite podemos observar una ampliación de la pista y de los hangares protegidos para la fuerza aérea.

Otro aspecto particularmente interesante fue el captado por el observador OSINT China Army. A finales del año pasado, en el aeródromo de Xingning se fotografió a un escuadrón de bombarderos H-6 y un avión de reconocimiento AWACS 500 de la fuerza aérea del EPL. Cabe destacar que este aeródromo se reactivó tras la creciente tensión en el Estrecho debido a su posición estratégica, a unos 300 kilómetros de distancia de Taiwán.

China puede utilizar esta infraestructura como punto de apoyo para patrullar por aguas del Mar de China Meridional y, en caso de escalada del conflicto, como plataforma de lanzamiento de misiles.

Fuente: China Army

Guerra Urbana

Una de las lecciones prácticas de la guerra en Ucrania que Taiwán puede transferir a un hipotético escenario de conflicto bélico con China es el de la guerra urbana. En un artículo publicado en la Revista de Defensa Global de Taiwán, los autores dejan constancia sobre la urbanización del país como un factor ecualizador y su posible impacto en las operaciones militares del país invasor.

Sostienen que será beneficioso para las unidades pequeñas que lleven armas de precisión usar edificios y aprovechar los puntos ciegos proporcionados por las carreteras y los escombros, para poder efectuar emboscadas a las columnas que avancen por la ruta de ataque. Así, los autores confían en que si Taiwán pierde la superioridad aérea y marítima en la primera fase del conflicto, la guerra urbana puede suponer, al menos, el empantanamiento de la ofensiva.

En Ucrania tenemos una gran evidencia visual gracias a los analistas OSINT de tácticas de guerra urbana. Por ejemplo, maniobras a través de edificios manteniendo la cobertura y en todo momento la disposición para disparar.

En este sentido, el experto en guerra urbana John Spencer, destacó que los ucranianos han estado utilizando el denso terreno urbano a su favor en Severodonetsk. En el vídeo se puede observar la importancia de la cobertura mientras algunas unidades cruzan la calle.

Un informe del Instituto para el Estudio de la Guerra sobre las capacidades del EPL en la guerra urbana menciona que el ejército chino tiene poca experiencia en este tipo de conflicto, por lo que extrapola en gran medida las experiencias de terceros países para articular su propia perspectiva.

Los autores destacan que los motivos del interés de China en la guerra urbana radican en que un conflicto bélico con Taiwán podría implicar intensos combates en las ciudades taiwanesas. Resulta especialmente interesante el hecho de que aunque en la Ciencia de la Estrategia Militar del EPL se menciona la guerra urbana como un componente de las operaciones en la isla, no se profundiza en sus directrices operativas.

De acuerdo con un audio filtrado de una supuesta reunión del alto mando del EPL publicado por medios taiwaneses, la movilización de China para una operación en Taiwán tendría varios componentes:

1/ En el Estrecho de Taiwán, China utilizaría milicias navales y barcos pesqueros para acordonar y responder a las posibles provocaciones de Vietnam, Filipinas o Malasia.

2/ Se ha articulado un modelo de movilización y despliegue de tres frentes en Guangdong, identificando cuatro ciudades en el este como “la posición del frente”, siete ciudades en el oeste y el sur para apoyo y respuesta, y seis ciudades en el Pearl River Delta como apoyo móvil.

3/ Uso de teléfonos móviles satélites Tiantong-1 para conectar comandos conjuntos militares y civiles con las fuerzas especiales.

4/ Uso de satélites de órbita baja con capacidades de detección e imagen de resolución óptica ultra alta.

En base a esto, Taiwán está acelerando los planes de defensa. De acuerdo con el teniente coronel Kiwi Yang, instructor militar de la Escuela de Infantería del Ejército de Taiwán, “Los planes de batalla del EPL serán invadir y aterrizar primero en las ciudades costeras. Luego, la lucha progresará a más áreas residenciales y comerciales pobladas y, por último, empujar hacia las aldeas montañosas”.

Es por ello que el éxito en un entorno de este tipo requiere la comprensión de las tácticas de unidades pequeñas y el combate cuerpo a cuerpo, tal y como relata un oficial de las fuerzas especiales del ejercito de Estados Unidos hablando en condición de anonimato para Business Insider.

En conclusión, Estados Unidos deberá actuar en base a los preceptos de control de escalada si desea mantener el status quo en Asia-Pacífico y disuadir a China de efectuar un ataque contra Taiwán. Pekín ha instaurado ciertas líneas rojas en la entrega de armas y las visitas diplomáticas. Por ejemplo, un artículo del New York Times muestra como Estados Unidos ha estado rechazando órdenes de compra del gobierno taiwanés para ciertas armas que, según oficiales estadounidenses, no son adecuadas para la lucha contra el ejército chino.

Así, en 2019 algunos funcionarios estadounidenses criticaron la autorización de venta de armas por valor de 2.200 millones de dólares a Taiwán, en un paquete que incluía 108 tanques M1A2 Abrams, dado que si el escenario bélico avanzaba a una fase donde se tuvieran que usar los tanques, Taiwán saldría perdiendo. Lo mismo ha sucedido con el plan para comprar helicópteros MH-60R y aviones E-2D.

Por su parte, Washington ha estado presionando a Taiwán para la compra de Stingers y Javelin Manpads, así como misiles antibuque Harpoon. Sin embargo, como hemos remarcado, Estados Unidos debe manejar el equilibrio estratégico si no quiere que China escale significativamente. Recordemos la respuesta China tras la aprobación por Washington de un posible acuerdo de venta con Taiwán que cubría los sistemas de defensa aérea Patriot, anunciando que, de consolidarse, su respuesta sería proporcional.

Hay algo de lo que Biden parece estar seguro, y es que irá un paso más allá para defender a Taiwán, a diferencia de lo que ha hecho en Ucrania.

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