¿Cómo ha influido el Islam en la política exterior turca?
Turquía es una potencia regional del levante del Mediterráneo que goza de una posición geográfica privilegiada, ya que controla el Estrecho del Bósforo, marcando la separación entre Oriente y Occidente.
Es, además, un país profundamente musulmán, ya que un 99% de su población profesa esta fe.[1] Sin embargo, Turquía es, de iure, un Estado constitucionalmente secular. Por lo tanto, cabría preguntarse si la religión, en este caso, juega un papel fundamental, o no, en la política exterior del país.

Resolver esta cuestión es complicado, por lo que dedicaremos dos artículos diferentes a aclarar este asunto. Ambos se basan en la teoría constructivista de relaciones internacionales de Alexander Wendt, politólogo estadounidense. Esta afirma, grosso modo, que los objetivos de los Estados no tienen por qué ser “racionales”, sino que estos se construyen a partir de las identidades nacionales.
Del mismo modo, las identidades son definiciones colectivas que los actores tienen de sí mismos y de los demás, construidas a través de la interacción social, y que explican los intereses de esos actores. En otras palabras, son ideas, imaginarios sociales compartidos, normas y reglas culturales, sociales y religiosas que determinan sus formas de entender el mundo.
Así, la religión sería un elemento fundamental a la hora de construir la identidad de un Estado y explicar cómo este entiende la realidad. En definitiva, la religión podría constituir un factor explicativo de la política exterior turca, sus intereses y objetivos.
Recep Tayyip Erdoğan
En Turquía conviven dos identidades y dos formas de entender su realidad: una rama “kemalista” prooccidental y secular, y otra centrada en el tradicionalismo y la religión musulmana.[2] La rama kemalista nació gracias a Mustafá Kemal Atatürk, padre de la nación turca.

Su concepción de Estado como una república moderna y laica siguió el modelo de secularización francés, que buscaba la separación entre Estado e Iglesia, entre política y religión. Esta concepción caló con mayor profundidad entre las élites políticas del país y, especialmente, en las militares. Sin embargo, la mayor parte de la población continuó empleando el islam como guía de vida personal, social y política.[3]
Así, si bien es cierto que las élites kemalistas comenzaron a construir una identidad secular y occidental, esta no terminó de transformar la identidad del país, ya que las normas morales y religiosas y la forma de entender el mundo desde el islam no desaparecieron en Turquía. Por lo tanto, se crearon dos “Turquías”, una más europeizadora y otra más islámica, que han estado pugnando por el poder del país. A esta última pertenece Erdoğan.
Recep Tayyip Erdoğan parece marcar un antes y un después dentro de la política turca, tanto en la nacional como en la exterior. Éste obtuvo su primer cargo político a través del Partido del Bienestar, un partido de corte islámico con el que logró la alcaldía de Estambul.
Sin embargo, en el año 2001, fundó el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), partido conservador que no pretendía una reforma de la estructura del Estado en la que éste estuviera supeditado a la autoridad religiosa del islam (como los partidos fundamentalistas), pero que sí incluía (e incluye) valores religiosos en su proyecto político.

Esto explica porque el Gobierno de Erdoğan ha puesto numerosos impedimentos para la venta de alcohol, desde un aumento de los impuestos [4] hasta la prohibición de su venta durante largos periodos de tiempo.[5] Del mismo modo, ha levantado las prohibiciones de uso del velo en universidades[6] e instituciones estatales,[7] además de haber acabado con esta prohibición para los empleados públicos.[8]
A la cabeza del AKP, Erdoğan ganó las elecciones a Primer ministro en el año 2003 y así se mantuvo hasta el 2014. El AKP, al igual que otros partidos políticos turcos de carácter religioso, representa una de las dos grandes identidades de Turquía, identidad que, desde hace unos años, se ha impuesto en las élites y en la sociedad: la identidad tradicional suní. Por lo tanto, y desde que está en el Gobierno, ha buscado forjar alianzas con los demás países suníes, en especial con los de Oriente Medio.[9]
La crisis kemalista
El kemalismo está muy debilitado en la Turquía actual, donde se ha impuesto la visión más islámica. Sin embargo, y aunque Erdoğan sea un factor explicativo de la crisis de esta identidad secular, no es el único. El fracaso de la candidatura para entrar en la Unión Europea supuso un golpe terrible para el kemalismo, ya que fue rechazada en dos ocasiones: en 1987, fruto de la mala situación económica y política por la que estaba pasando el país[10], y en la primera década de los 2000.
El primer rechazo de la Unión Europea, en los 80, constituyó una crisis de identidad dentro de Turquía, ya que simbolizó el fracaso de las élites seculares “kemalistas” en pro de otras más islámicas. Sin embargo, esta se agudizó aún más con el rechazo a la candidatura en la primera década de los 2000.
La razón de esta crisis de identidad deriva, según Yucel Bozdaglioglu, de que las identidades son relacionales. Es decir, la identidad de uno depende, a su vez, de cómo le perciban los otros. Por ejemplo, un país no puede considerarse como una superpotencia si ningún otro Estado lo percibe así.
De esta forma, los “kemalistas” forjaron una identidad de una Turquía secular y moderna donde creían, firmemente, que el país era parte de Europa, pero los demás países europeos nunca consideraron realmente a Turquía como tal.
El rechazo de la UE a la candidatura turca precipitó el colapso de esta identidad, abriendo la posibilidad de ser reemplazada por otras visiones neo-otomanistas, como la encabezada por Davutoğlu (que englobaba a todos los países “túrquicos” y buscaba una suerte de nuevo Imperio Otomano)[11], o más islámicas. En palabras de Yucel Bozdaglioglu: “Turkey’s foreign policy objectives in Central Asia and the Caucasus were motivated by the identity crisis caused by the EU’s rejection.”
Así pues, el rechazo europeo demostró que Europa no percibía a Turquía como una igual, que el país no formaba parte de Occidente. De esta forma, las élites turcas, sintiéndose traicionadas y huérfanas, viraron su política exterior buscando una nueva identidad: la túrquica. Esta afirmaba que gran parte de los países del Asia Central (desde el Cáucaso hasta Uzbekistán) compartían una misma etnia, cultura y religión con Turquía, por lo que el país tenía que lograr una suerte de “Turkic Commonwealth”,[12] con Ankara a la cabeza.

En 2014, Erdoğan asumió la presidencia del país y comenzó a concentrar poderes en su persona.[13] Ese mismo año propuso una reforma constitucional para hacer de Turquía un país presidencialista, reforma que se aprobó en 2017. Tras el intento de (como lo llamó Erdoğan) “golpe de Estado” en 2016 por Fethullah Gülen, clérigo musulmán y antiguo aliado de Erdoğan, el presidente mandó expulsar, arrestar e, incluso, encarcelar a decenas de miles de funcionarios, acusándolos de haber apoyado la insurrección.
Esta purga se llevó a cabo bajo las acusaciones por parte de distintas Organizaciones Internacionales de violaciones de Derechos Humanos (como las emitidas por Amnistía Internacional tras las detenciones de periodistas y la desaparición de opositores políticos), lo que levantó aún más sospechas en Europa y alejó, definitivamente, la posibilidad de una candidatura, apuntalando esta nueva identidad turca.[14]
Y es que, a pesar de las últimas declaraciones entre Ankara y Estocolmo, en las que se han comprometido a reactivar la candidatura turca a cambio de levantar el veto de entrada en la OTAN, nada parece indicar que la situación vaya a cambiar a este respecto, pues los desincentivos de la entrada de Turquía en la Unión Europea siguen plenamente vigentes.
Erdoğan y el islam
Llegados a este punto, tenemos que explicar la relación de Erdoğan con el islam, ya que parece centrarse en la revitalización de esta religión en el ámbito político y social; en especial desde el fracaso de la candidatura europea.

Desde su llegada al poder, Erdoğan ha aumentado exponencialmente el presupuesto destinado a Diyanet, ampliando las horas de enseñanza religiosa en las escuelas y apoyando a Los Hermanos Musulmanes en Egipto.[15]
En este último caso, Turquía (y Qatar) apoyó al presidente egipcio, miembro de los Hermanos Musulmanes, Muhammed Morsi, al ganar las elecciones. Las buenas relaciones con este país acabaron cuando Abdul Fatah al-Sisi, jefe de las Fuerzas Armadas de Egipto, dio un golpe de Estado, deponiendo a Morsi y encarcelando a los líderes de su partido (Partido de Libertad y Justicia), que había sido fundado por los Hermanos Musulmanes.[16]
Desde entonces, las buenas relaciones que tenía con Egipto tras la victoria de Morsi, que propugnaba una vuelta a la identidad más religiosa egipcia, se truncaron cuando este fue depuesto. En definitiva, Erdoğan se enmarca en la identidad turca islámica, alejándose de la identidad más secular de los “kemalistas”. Esto explicaría el alejamiento progresivo de Occidente y el acercamiento de Turquía a los países musulmanes, fruto de unas ideas y formas de entender el mundo compartidas por los países islámicos.
Si nos centramos en la política exterior, podemos constatar su progresiva islamización en las declaraciones de Ahmet Davutoğlu, Ministro de Exteriores desde el 2009 al 2014 y Primer Ministro turco desde 2014 hasta el 2016. Este propugnaba un acercamiento al islam, dentro de una visión neo-otomanista, como subraya cuando dice “Islam constitutes a systematic and coherent ideology”.[17]

A su vez, pedía a todos los musulmanes que revitalizasen los conceptos tradicionales del islam, como la ummah (la hermandad de todos los musulmanes), el Dar al-Islam (como forma de entender el mundo entre países musulmanes en contraposición a los no musulmanes) y la vuelta a los Califatos. Del mismo modo, proponía que Turquía fuese el país portavoz de los demás Estados musulmanes ante Occidente.[18]
En definitiva, Turquía ha ido incluyendo el islam como un rasgo fundamental de su identidad, desplazando el secularismo y creando una nueva percepción de sí mismos, dando la razón a la teoría constructivista de Wendt: El Estado, en este caso, Turquía, refleja y reflejará esas nuevas preferencias e identidades en el plano internacional, a través de la interacción con otros países.
Del mismo modo, es fundamental destacar el papel que tiene Diyanet en la política exterior del estado turco. Diyanet es la Dirección de Asuntos Religiosos del Gobierno en Turquía, la institución estatal encargada de la dirección de mezquitas y la enseñanza del Corán.[19] En otras palabras, se encarga de administrar los asuntos relacionados con la fe y el islam.[20] Así, tiene bajo su control 85.000 mezquitas en Turquía y 2.000 más alrededor del mundo.[21]
Para mantener un número tan grande de inmuebles, programas y empleados, Diyanet cuenta con un gran presupuesto que no ha hecho sino crecer durante los últimos años; y es que este fue de 2.200 millones de dólares en 2021 y de 2.400 millones en 2022.[22] Pero Diyanet no sólo se encarga de asuntos meramente religiosos, sino que también constituye una herramienta política.

La politización de Diyanet y el empleo de esta institución como herramienta de política exterior comenzó a principios del 2000, pero aumentó, aún más, a partir del 2010. Sin embargo, la politización de Diyanet no alcanzó su punto álgido hasta 2017, con la llegada de Ali Erbaş. Éste comenzó su mandato llamando al movimiento de Fethullah Gülen, rival de Erdoğan, “Fethullahist Terror Organization” y pidiendo la vuelta al ummah, tal y como proponía el Presidente.[23]
De esta forma, vemos cómo Diyanet sirve, en la actualidad, como una herramienta para “indoctrinate and propagate official ideology regarding Islam”[24] y como un elemento clave de la política internacional turca.[25]
Desde su llegada al poder, Erdoğan ha ido otorgando un mayor poder a Diyanet que, a su vez, ha experimentado una mayor politización. Gracias a su enorme presupuesto, el gobierno turco se ha servido de esta institución para proporcionar ayuda humanitaria a muchos países musulmanes, como Somalia, y participar en numerosos programas de restauración de mezquitas.[26]
De esta forma, Diyanet sirve como altavoz del Gobierno turco, politizando e ideologizando a musulmanes fuera de las fronteras del país y propagando una concepción del islam suní estrechamente ligada a la identidad turca. En palabras de Erdi Öztürk: “this new orientation aims to utilize Islam as a power-element of foreign policy by making Sunni Islam more visible and, therefore, making Diyanet a major tool in foreign policy”.[27]

Así, usando Diyanetcomo altavoz turco, Erdoğan ha ido estrechando lazos con los demás países musulmanes, buscando convertirse en el portavoz de estos frente a Occidente.[28] El poder que ostenta Diyanet es una muestra del cambio en la identidad turca que, internacionalmente, quiere erigirse como portavoz del islamismo suní, tal y como afirmaba Ihsan Yilmaz.[29]
Conclusión
El kemalismo turco, entendido como un potente proyecto secularizador, entró en crisis tras los fracasos de la candidatura europea. A partir de entonces, la identidad islámica cobró nuevos vuelos tras la llegada a la Presidencia de Erdoğan en 2014. Este no solo ha concentrado los poderes estatales en su persona, sino que también ha impulsado, con más fuerza, su agenda ideológica, islamizando el país e iniciando cambios profundos en la identidad del mismo.
De esta forma, Turquía se ha ido alejando del secularismo y de los postulados básicos de la democracia liberal (“the decline of democratic institutions and a turn towards a religiously colored authoritarism”).[30] En definitiva, Turquía se ha ido apartando de la órbita occidental.
Sin embargo, los efectos en la política exterior, como tal, los veremos en el siguiente artículo, ya que nos centraremos en los dos casos más paradigmáticos: Qatar y Azerbaiyán.
[1] Comisión Europea ,"Population: Demographic Situation, Languages and Religions", 15 de septiembre de 2021. Véase : https://eacea.ec.europa.eu/national-policies/eurydice/content/population-demographic-situation-languages-and-religions-103_en.
[2] Erik J. Zürcher, Turkey A Modern History, Oxford, I.B.Tauris, 2017, pp. 177-223.
[3] Suna Kili, “Kemalism in Contemporary Turkey”, International Political Science Review, 1:3 (1980), pp. 381-404.
[4] “Turkey's Islamist-rooted AKP to propose new bans on alcohol”, Hürriyet Daily News, 20 octubre 2008. Véase: https://www.hurriyet.com.tr/gundem/turkeys-islamist-rooted-akp-to-propose-new-bans-on-alcohol-10164400
[5] “Turks see Erdogan’s pious hand behind alcohol sales ban during lockdown”, Reuters, 29 de abril de 2021. Véase: https://www.reuters.com/world/middle-east/turks-see-erdogans-pious-hand-behind-alcohol-sales-ban-during-lockdown-2021-04-29/
[6] Jonathan Head, “Quiet end to Turkey's college headscarf ban”, BBC, 31 de diciembre de 2010. Véase: https://www.bbc.com/news/world-europe-11880622
[7] Guney Yildiz, “Turkey lifts headscarf ban in state institutions”, BBC, 9 de octubre de 2013. Véase: https://www.bbc.com/news/av/world-europe-24454535
[8] “Turkish public servants start wearing headscarf freely”, Hürriyet Daily News, 9 de octubre 2013. Véase: https://www.hurriyetdailynews.com/turkish-public-servants-start-wearing-headscarf-freely-55924
[10] “History of Turkey- EU Relations”, Republic of Turkey, Ministry of Foreign Affairs, Directorate for EU Affairs, 12 de febrero de 2020. Véase: https://www.ab.gov.tr/brief-history_111_en.html
[11] Ahmet Davutoğlu, “The Clash of Interests: An explanation of the World (dis)order”, Journal of International Affairs, 2:4 (diciembre 1997 – febrero 1998).
[12] Yucel Bozdaglioglu, “Turkish Foreign Policy and Turkish Identity: A Constructivist Approach”, Nueva York, Taylor & Francis Group, 2003.
[13] Berk Esen & Sebnem Gumuscu, “Rising competitive authoritarianism in Turkey”, Third World Quarterly, 37:9 (2016), pp. 1581-1606.
[14] Lars Haugom, “The Turkish Armed Forces and Civil-military Relations in Turkey after the 15 July 2016 Coup Attempt”, Scandinavian Journal of Military Studies, 2:1 (2019), pp. 1-8.
[15] Ahmet Erdi Öztürk, “Turkey’s Diyanet under AKP rule: from protector to imposer of state ideology?”, Southeast European and Black Sea Studies, 16:4 (2016), pp. 619-635.
[16] Birol Baskan, “Turkey between Qatar and Saudi Arabia: Changing Regional and Bilateral Relations”, Uluslararasi Iliskiler, 16:62 (2019), pp. 85-99.
[17] Ahmet Davutoğlu, “The Clash of Interests: An explanation of the World (dis)order”, Journal of International Affairs, 2:4 (diciembre 1997 – febrero 1998).
[18] Murat Yeşiltaş, “The Transformation of the Geopolitical Vision in Turkish Foreign Policy”, Turkish Studies, 14:4 (2013), pp. 661-687
[19] Istar B. Gözaydın, “Diyanet and Politics”, The Muslims World, 98, abril-julio, 2008, pp. 216-227.
[20] “Establishment and a Brief History” Presidency of the Republic of Turkey Presidency of Religious Affairs, 28 de mayo de 2013. Véase: https://www.diyanet.gov.tr/en-US/Institutional/Detail//1/establishment-and-a-brief-history
[21] Meltem Özgenç, “Top cleric delivers Friday sermon in Mardin”, Hurriyet Daily News, 5 de febrero de 2016. Véase: https://www.hurriyetdailynews.com/top-cleric-delivers-friday-sermon-in-mardin-94823
[22] “Turkey’s top religious body to spend $11 billion by 2023”, Ahval News, 30 de diciembre 2019. Véase: https://ahvalnews.com/directorate-religious-affairs/turkeys-top-religious-body-spend-11-billion-2023
[23] Nil Mutluer, “Diyanet’s Role in Building the ’Yeni (New) Milli’ in the AKP Era”, European Journal of Turkish Studies, vol 27 (2018).
[24] Nil Mutluer, op. cit. 23, párrafo 66.
[25] İştar Gözaydın, “Diyanet and Politics”, The Muslim World, n. 98 (2008), pp. 216–227.
[26] Ihsan Yilmaz, “Diyanet as an Erdoganist Foreign Policy Instrument”, SSRN Electronic Journal, (2014).
[27] Ahmet Erdi Öztürk, “Transformation of the Turkish Diyanet both at Home and Abroad: Three Stages”, European Journal of Turkish Studies, 37, (2018).
[28] Murat Yeşiltaş, op. cit., n. 18.
[29] Ihsan Yilmaz, op. cit., n. 26.
[30] Yeşim Arat y Şevket Pamuk, “Turkey between Democracy and Authoritarianism”, Cambridge, Cambridge University Press, 2019, pp. 3.