Medio de comunicación independiente

Parte 1/2

Continuemos donde lo habíamos dejado, con la llegada al poder de Porfirio Díaz y su régimen "el porfiriato".

Al final la situación se hace insostenible y en las elecciones de 1910 ganadas, de aquellas formas, de nuevo por Díaz a Francisco Madero, éste se echa al monte dando comienzo a la que se conoce como la Revolución mexicana, llena de héroes cinematográficos como Pancho Villa o Emiliano Zapata, y grandes villanos como Victoriano Huerta.

En 1911 Díaz parte al exilio en París, sin miedo a pasar privaciones económicas, y para 1913 el general Huerta ya ha asesinado a Madero y tomado el poder amparado por el embajador del vecino yanqui, que no tenía suficiente con el latrocinio ya efectuado, pues Theodore Roosevelt, paladín más notorio de la conocida como doctrina Monroe y mentor, tras dos mandatos, de la política yanqui, quería más.

En la fotografía podemos ver al presidente Francisco Madero (segundo por la derecha) junto a algunos de los miembros más destacados de su primer gabinete: Manuel Vázquez Tagle (Ministro de Justicia), Manuel Calero (Ministro de Relaciones Exteriores) Abraham González (Ministro del Interior ) y Rafel Hernández (Ministro de Comercio). Diciembre de 1911, tras el exilio de Porfifrio Díaz. Fuente: Mediateca

Estamos en plena Revolución, mucho más profunda y complicada de lo que pudiera parecer pues no solamente era de carácter político, sino que también tenía que dar respuesta al problema agrario, distinto en el norte y el sur, y al proletariado de las ciudades y la burguesía, sin olvidar el problema indígena, aún hoy irresuelto. Es un periodo que el cine ha pintado con tonos de romanticismo, pero al que corresponde sobre todo el color rojo sangre, pues fueron ríos los que manaron durante estos años.

La situación fue reconducida para 1914 por el militar y político, Venustiano Carranza, de nuevo por métodos alejados de la resolución pacífica de conflictos, y con un sensible cansancio del pueblo mexicano que asistirá impávido poco tiempo después a la desaparición violenta de los líderes de la Revolución.

Pancho Villa (izquierda), "Comandante de la División del Norte ", y Emiliano Zapata (centro), "Comandante del Ejército Libertador del Sur" . Villa está sentado en el sillón presidencial del Palacio Nacional, 12 de junio de 1914.

Los protagonistas de está historia no tardaron en llegar a Hollywood, con Zapata magistralmente interpretado por Marlon Brando en 1919, Carranza en el 20 y Villa, muy estilizado y calvo en la versión de Yul Brynner, en el 23, y no en el 17 durante la expedición punitiva del general Pershing en la que se inspiró Rossen para contarnos una historia de perdedores con Gary Cooper de nuevo y Rita Hayworth acompañándolo; también nos recreamos con el ambiente de violencia en “Gringo viejo”, protagonizada por Gregory Peck a partir de la novela homónima de Carlos Fuentes.

Es decir, han pasado cien años del nacimiento de la nación y encontramos que ni uno solo de sus protagonistas ha tenido la fortuna de morir en la cama rodeado de los suyos. Quizás sea la herencia mexica o la maya. Quién sabe.

Plutarco Elías Calles (izquierda) con el presidente de Alemania Friedrich Ebert en agosto de 1924.

Para 1924, tras la presidencia de Marcos Obregón, uno de los generales revolucionarios que sería asesinado posteriormente, llega a la presidencia la figura más importante de todo el siglo XX mexicano, Plutarco Elías Calles, también formado y crecido en la lucha revolucionaria, al que siguieron tres presidentes títeres nombrados por él, que era el jefe máximo de la Revolución y por eso al periodo lo llaman el “maximato”.

No fue un periodo tranquilo pues durante tres años se las tuvo con la Guerra de la Cristiada; católicos radicales que se levantaron en armas contra el gobierno ante la nueva ley de libertad religiosa y que mereció una película yanqui protagonizada por Andy García. Aunque lo más importante de Elías fue el haber puesto las bases de lo que sería algunos años después el Partido Revolucionario Institucional, el PRI, una autocontradicción de libro que, sin embargo, ha gestionado los destinos del país con gran éxito para las oligarquías nacionales durante casi un siglo. Un gran hombre este Plutarco.

Para nosotros, los españoles, llega un periodo históricamente importante pues, tras la Guerra Incivil llegan numerosos exilados republicanos, recibidos por el entonces presidente, el general Lázaro Cárdenas, muchos de ellos con gran formación lo que será de utilidad para su supervivencia personal y también para el enriquecimiento social del país que les acoge.

También llega el paquebote Vita, enviado desde Francia por el presidente Negrín con joyas de todo tipo entregadas por la ciudadanía española para sustentar la república, y también con las sustraídas de las cajas privadas de los bancos nacionales, aunque será Indalecio Prieto quien se apodere del cargamento a su llegada a México, dejándonos a los españoles, a día de hoy, sin saber cuál fue el destino final de aquella fortuna. Cosas que pasan.

Identificaciones mexicanas de los refugiados españoles que se quedaron a vivir en la Ciudad de México. Autor: María José Felgueres Planells

Es un periodo de aparente crecimiento gracias al petróleo, especialmente en lo cultural, donde brillan Frida Khalo y Diego Rivera. Se construye el maravilloso Museo nacional de Antropología, sin duda alguna uno de los mejores del mundo; pero también es una época violenta como nos muestra el asesinato de Trotski llevado a cabo por el catalán Mercader en la casa fortificada del político, convertida hoy en una visita obligada en Coyoacán, donde también se encuentra la de Khalo

Podría decirse que el sistema PRI ya chirriaba por todas partes, y aunque aquí apenas se seguían las noticias del exterior por aquel entonces, sí que lo hacíamos con las Olimpiadas que aquel año, 1968, y bajo la presidencia de Luis Echevarría, se celebraban en México, de modo que, cuando la manifestación convocada por estudiantes universitarios y movimientos sociales de todo tipo, pidiendo la expulsión del gobierno del PRI por considerarlo autoritario y antidemocrático, tuvo lugar en la Plaza de Tlatelolco, había muchos ojos mirando al país.

La manifestación acabó muy mal, tanto que se conoce como la Matanza de Tlatelolco, aunque sin cifras oficiales porque el gobierno mexicano se cuidó muy bien de ocultar los datos, aunque algunas fuentes hablan de 400 muertos. En todo caso las Olimpiadas no se cancelaron y fueron un gran éxito deportivo sólo empañado por los guantes puño en alto de algunos atletas negros norteamericanos. Tras ellas, y con el peso de la matanza, algunos movimientos insurgentes comenzaron a actuar dando lugar a la respuesta gubernamental en forma de guerra sucia. El PRI entraba en periodo preagónico.

El ejército mexicano en el "Zócalo" de la Ciudad de México durante las protestas de agosto de 1968.

Al mismo tiempo que el PRI se descomponía, un cáncer social mucho más peligroso llevaba años desarrollándose, el cáncer de la droga en sus distintos aspectos; capaz no sólo de gangrenar la sociedad, sino también de opacar los aspectos positivos, en todos los órdenes, que el país tiene. Lo que era una plantación tradicional de marihuana en estados como Sinaloa, Guerrero, Nogales o Chihuahua, que se consumía en clave nacional, pasó a ser un producto a exportar hacia el norte.

Después llegaría, con el avance de la corrupción policial, que pegaría un salto importante durante la presidencia de López Portillo finalizada en 1982, la implantación de las rutas de la droga dura llegada desde Colombia con destino EEUU, que implicaron una mayor corrupción institucional y también más violencia.

Desde entonces para acá, la situación, con la aparición posterior de los cárteles de la droga capaces de controlar todo el proceso, no haría más que empeorar, llevando al país a una situación de paroxismo de la violencia que ni siquiera la música de los famosos corridos mexicanos consigue dulcificar, o dar una imagen menos sangrienta. México comenzó a rebosar de sangre en los estados más afectados por el fenómeno de la droga, pero amenazando con alcanzar a todo el país.

Para el año 2000 Vicente Fox saca del gobierno al PRI, un hito histórico para México, aunque casi nada cambia, ni siquiera en el Chiapas donde poco antes apareciera una guerrilla “zapatista” de baja intensidad en la violencia, pero de gran aparato propagandístico. Durante sus años de presidencia, los cárteles empiezan a tener nombre propio por su poder adquisitivo y su triste barbarie.

Vicente Fox con su sucesor Felipe Calderón. Fuente: Lanoticia

Tras Fox llega Felipe Calderón, que propone un programa que pretende ser radical contra la droga y su violencia, que para entonces, 2006, amenaza con paralizar el normal desenvolvimiento de la vida nacional. Calderón declara la Guerra al narcotráfico y para ello implica en la batalla, pues de eso se trata, a las Fuerzas Armadas, que se despliegan en los estados más violentos en una lucha directa contra los cárteles, que representan la parte más conocida de la violencia, aunque se debe hacer también aquí un inciso para recordar el drama nacional de los feminicidios, en los que México también se presenta como campeón mundial.

El resultado de la política de Calderón es un claro aumento del número de homicidios anual y no se aprecia una disminución en el flujo de narcóticos hacia los EEUU.

Tras Calderón llegó Peña Nieto a finales de 2012, y sigue el empleo de las Fuerzas armadas en la lucha contra los cárteles, contra los que tampoco se aprecian avances, y que además contemplan como el presidente deja la casa de gobierno bajo enormes sospechas de corrupción.

Reunión Peña Nieto-López Obrador en Palacio Nacional el 3 de julio de 2018. Fuente: Presidencia de la República Mexicana

Llega tras él el actual gobernante, Manuel López Obrador, cuya acción venía anticipada por su larga trayectoria política iniciada en aquel PRI, al que abandonó para integrarse en el Partido Revolucionario Democrático de Cuauhtémoc Cárdenas, hijo de aquel presidente que recibiera a los refugiados españoles, y al que dejaría para fundar el Movimiento de Regeneración Nacional, el conglomerado con el que finalmente alcanzó la presidencia hace tres años.

AMLO llegó prometiendo acabar con la violencia, si bien en estos tres años se han alcanzado cotas históricas en el número de homicidios, también lo mismo ha ocurrido con los feminicidios, nunca tan desorbitados. López Obrador llegó con la promesa de retirar a las Fuerzas armadas de la lucha contra los cárteles, para lo que creó la Guardia Nacional pero, al mismo tiempo, las FAS han seguido con la misma implicación, y las cifras colocan a México a la altura de estados fallidos como Venezuela o con peores tasas relativas que los países del cinturón del Sahel, actualmente azotados por el terrorismo yihadista[i].

Homicidios en México. Fuente: INEGI, Instituto nacional de Estadística y Geografía de México.

Por otra parte, no contento con lo anterior, el presidente ha entrado en una dinámica bolivariana de empleo de las FAS en tareas que no le son propias, como la construcción del proyecto de tren al Yucatán, así como la gestión posterior del mismo. Con Obrador también llegará la construcción de tres aeropuertos en la zona, que asimismo serán gestionados por las FAS; y a todo ello hay que añadir la gestión de una serie de precintos aduaneros.

Llevan las FAS mexicanas implicadas en la lucha contra el narco desde los tiempos de Felipe Calderón, supuestamente y en un principio, para sacar de la confrontación a las fuerzas policiales, a las que se suponía corruptas. Son muchos años ya sin que se consiga acabar o reducir esta terrible lacra, pero cabe preguntarse, tras ese periodo, y teniendo en cuenta que todo lo que se acerca al fenómeno narco acaba corrompiéndose, por cuánto tiempo podrán mantenerse las FAS a salvo la corrupción.

De todo lo anterior parece natural sacar, o intentarlo al menos, una conclusión, y esta llega en forma de pregunta retórica: ¿Sufre México un problema de violencia estructural? El problema está quizás descrito en la frase, atribuida falsamente a Porfirio Díaz: “Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”[iii].

En cualquier caso parece apropiado cerrar el trabajo recordando la apoteosis de violencia final en la estrambótica película del mexicano Roberto Rodríguez, “Abierto hasta al amanecer”, en la que no hay distingos en la bacanal sangrienta entre yanquis o mexicanos, en la que, en un brillantísimo elenco hollywoodiense, brilla con luz propia la también mexicana Salma Hayek, y que el reciente desenlace de la “desaparición” de los estudiantes de Iguala no hace sino confirmar.

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES

Hernández Sánchez-Barba, M. Iberoamérica en el S.XX, Dictaduras y revoluciones. Anaya. Madrid, 1988.

Lucena, M. Breve historia de Latinoamérica. Cátedra. Madrid, 2007.

Malamud, C. Historia de América. Alianza Editorial. Madrid, 2006.

Prieto Rozos, A. Visión íntegra de América.Ciencias sociales. Habana, 2012.

Sánchez Nájera y Osorio Reyes. Atlas de homicidios, México 2020. MUCD, Ciudad de México, 2021.


[i] https://worldpopulationreview.com/country-rankings/murder-rate-by-country

[ii]https://www.inegi.org.mx/sistemas/olap/proyectos/bd/continuas/mortalidad/defuncioneshom.asp?s=est&c=28820&proy=mortgral_dh

[iii] https://www.infobae.com/america/mexico/2021/10/08/a-que-personaje-se-le-atribuye-la-frase-pobre-mexico-tan-lejos-de-dios-y-tan-cerca-de-estados-unidos-que-amlo-modifico/

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