Coronavirus en Oriente Medio
Por Ismael García
Oriente Medio es la región más hirviente del mundo. Se mezclan Estados a medio hacer, mil grupos étnicos y religiosos, política exterior, economía, luchas sucesorias y, ahora, el COVID-19.
Los coronavirus no son nuevos en Oriente Medio, hace solo unos años en este subcontinente se identificó al MERS o "Síndrome Respiratorio de Oriente Medio", un coronavirus venido de los camellos que era muy letal, pero que a la vez era incapaz de expandirse a gran velocidad. No ha ocurrido lo mismo con el coronavirus, como todos sabemos.

Por ahora, los países más afectados de la región han sido Irán e Irak debido a que en ninguno de los dos se tomaron las medidas a tiempo, ni se respetaron ciertas recomendaciones de la OMS, por lo que se han llegado a ver imágenes trágicas, como morgues repletas de cadáveres a la espera de ser incinerados en varias ciudades iraníes.
Poco después del brote iraní no pocas aerolíneas árabes suspendieron sus vuelos a Teherán, dejando al país semiincomunicado, todo con el fin de evitar que el virus se expandiera a la Península Arábiga.
De todas estas aerolíneas árabes, que son el mascarón de proa de su imagen exterior, la primera en reaccionar al COVID-19 fue Fly Emirates, emiratí, que rápidamente introdujo controles preventivos y toma de temperatura antes de entrar a sus aviones.
Simultáneamente, Qatar Airways, que lleva años padeciendo el bloqueo de Arabia Saudita, Bahréin y Emiratos se hundió aún más cuando llegaron varios pasajeros infectados a Grecia sin que les hubiera examinado, con el consiguiente cabreo de las autoridades helenas.
A la vez, el gigante regional turco ha padecido una epidemia especialmente dura que se suma a los problemas que su política exterior ha provocado en su economía, por no hablar del boicot contra Francia o el poco cuidado inicial de las autoridades turcas con el COVID.
Del Líbano solo se puede decir una cosa: suman tragedia tras tragedia. Igualmente, de Yemen y Siria lo único que sabemos es que no sabemos nada, un síntoma más de los maltrechos Estados en que se han convertido ambos países.
Si atendemos al tamaño de la población, el número de migrantes, el número de casos, el número de fallecimientos y la fiabilidad de los datos disponibles, dos países destacan sobre el resto por haber hecho una mejor gestión: Kuwait y Emiratos Árabes Unidos.
Ambos emiratos se tomaron en serio el COVID-19 más o menos al mismo tiempo que cuando en España se empezaron a tomar las primeras medidas, de hecho, se impuso el confinamiento generalizado, fraccionando las horas durante las que se podía salir a la calle y utilizando APP estatales para controlar a los contagiados. La velocidad de reacción de algunos de estos países habría estado relacionada con el liderazgo personalista de sus gobernantes.
A fecha de publicación de este artículo los gobernantes y el personal sanitario de Emiratos Árabes Unidos ya ha recibido las primeras inyecciones de la vacuna en fase de experimentación avanzada que han desarrollado los laboratorios Sinopharm.
También se ha hablado de la "diplomacia de las mascarillas", esos intentos por hacer llegar material sanitario de primera necesidad a ciertos países afectados por el coronavirus pasando por Somalia, el Kurdistán o Cuba.
Pero lo verdaderamente importante es preguntarse por los efectos del COVID en la región. El virus está causando más daños a unos países que a otros: los países que venían de guerras pasadas lo padecen con resignación, en Irán, en Turquía y en Irak está causando verdaderos estragos, mientras que en Arabia Saudita, Omán, E.A.U. o Qatar se esfuerzan por mantenerse a flote de una u otra manera.