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Muchos países contratan mercenarios para llenar las filas que sus soldados no quieren llenar, o no pueden, por el motivo que sea. En el Mundial de Qatar nos encontramos con otros mercenarios más atípicos, las ‘aficiones’ futboleras pagadas por el estado para darle vida a los estadios.

La Asociación de Fútbol de Qatar ha estado ‘comprando’ aficionados de nacionalidades asiáticas en Doha para llenar sus estadios durante el Mundial. Según el testimonio de alguien cercano a los integrantes de la federación, esto se debe a que se pretende reducir la llegada de visitantes que, de otra manera, no encontrarían un lugar para hospedarse por la falta de hoteles designados para la Copa del Mundo.

Además, también serviría para contribuir a evitar la indignación de los visitantes sobre los procedimientos, prohibiciones y otras medidas polémicas del gobierno qatarí para la Copa del Mundo.

Por ejemplo, las preocupaciones ante el posible espionaje a los aficionados que lleguen al país. En unos documentos secretos obtenidos por el equipo de investigación de la televisión pública suiza SRF, se revelaron detalles sobre equipos de espionaje del estado del Golfo, incluidos drones, vehículos de vigilancia y software para teléfonos móviles.

Según lo publicado por la Agencia France-Presse, muchos funcionarios qataríes se han puesto en contacto con hinchas, numerosos equipos y clubes de todo el mundo, además de celebridades de las redes sociales, con el objetivo de promocionar Qatar y la Copa del Mundo. Una operación de influencia en toda regla, pero que parece que ha chocado con las sensibilidades occidentales, en especial europeas.

En 2020, se contactó a muchos bloggers, influencers e hinchas para ficharlos para que se convirtieran en "líderes de hinchadas" y representaran a los equipos de la Copa del Mundo de 2022 y, a pesar del rechazo de muchos, debido a las noticias que han salido sobre temas de derechos humanos y condiciones laborales en la pequeña petromonarquía, los intentos continuaron a gran escala. Así quedó constatado en los testimonios de algunos líderes de hinchadas europeas.

Por ejemplo, se contactó en 2021 con los hinchas de fútbol ‘Irresistibles Français’ para influir a través de ellos en la afición francesa. "Querían que los promocionáramos con nuestra influencia en la afición francesa, es decir, que los captáramos para la Copa del Mundo en Qatar", dijo Fabien Bonnell, uno de los cofundadores de dicha asociación de aficionados.  "Inmediatamente nos negamos, al leer el documento. No podría hacer una fiesta en un cementerio. Ni siquiera voy a ver un solo partido. Si somos cientos de miles de nosotros haciéndolo, enviaremos un mensaje, tal vez tenga un impacto en las audiencias, los patrocinadores y todo el negocio de la FIFA", agregó.

Video de Fabian Bonnell diciendo que no verá la Copa del Mundo

De hecho, la misma polémica saltó en la propia red social de Tik Tok, en un vídeo subido por @qatarliving, que mostraba a numerosos hinchas asiáticos con banderas europeas. La indignación ante lo que se consideraba un montaje, quedó clara en los comentarios:

"Deben ser hinchas de Inglaterra de Kerala, India", dijo un usuario, mientras que otros señalaron que los instrumentos musicales en los videos definitivamente no eran ingleses. Otro usuario de TikTok escribió: ¡Actores pagados! Finalmente, un último comentario decía: “Juro que les están pagando a los trabajadores para que sean hinchas en este momento. Los he visto apoyando a siete países diferentes”.

Y es que, según reveló el diario francés Le Figaro en 2017, Qatar paga a los aficionados extranjeros para que llenen las gradas vacías de los estadios de fútbol en los torneos locales. Igualmente, como también indicó el diario en su momento, “debido a la debilidad de la liga qatarí, que el diario calificó de “aburrida”, Qatar buscaba atraer aficionados extranjeros llenando de dinero las gradas, añadiendo que “no hay nada peor que un partido de fútbol sin fans reales”.

Según explicó el diario, los hinchas de Qatar le aseguraron que son extranjeros pagados por animar y hacer ruido en los partidos de fútbol, ​​porque los qataríes no quieren asistir a los partidos locales. El periódico citó a uno de los hinchas pagados, Abdul Rahman, diciendo que “los que cantan y hacen ruido son egipcios, sudaneses o yemeníes, como yo. El club nos da 200 riales qataríes (45€) a cada uno para venir a ver el partido y crear ambiente. Los qataríes no necesitan este dinero, así que no vienen”.

El hecho es que esto todo esto parece un error de cálculo de las autoridades qataríes, al no valorar que en Europa el fútbol es un deporte que lleva asociados muchos sentimientos. No es una simple competición deportiva. Por lo cual, el acoger un evento de semejante calado para obtener réditos estatales, puede haber tenido efectos contraproducentes al no haber estudiado los factores culturales vinculados al deporte en sí. En especial uno como el fútbol.

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