Medio de comunicación independiente

“En 1962 Léopold Sédar Senghor —primer presidente de la República del Senegal— encarnó el peligro que había predicho como resultado de la balcanización de África: transferir poder político a pequeños territorios conduciría a conflictos por el único recurso que importaba, el control sobre los mecanismos de poder estatales.”                                                                                                                                                                                                    - Frederick Cooper en Africa in the World


En su visita a Porto-Novo el pasado 15 de abril, Paul Kagame, presidente de la República de Ruanda, prometió apoyo militar a su homólogo beninés para hacer frente a las crecientes amenazas yihadistas en la frontera norte del país. “Lo que debemos hacer en África es estar juntos, identificar lo que necesitamos en términos de asociaciones y quién nos lo ofrece”, declaraba Kagame.

Lejos de tratarse de una acción puntual, la cooperación militar entre Estados del África subsahariana para combatir el terrorismo es una tendencia al alza en el continente que vendría a reafirmar la decadencia del protagonismo occidental en la región.

Una enfermedad crónica

El control efectivo del territorio ha sido la tarea pendiente de la mayoría de Estados africanos desde comienzos de la descolonización, hecho que históricamente ha generado una situación de dependencia hacia el exterior en materia de seguridad.

Así, la intervención directa de potencias extranjeras, especialmente Francia, Estados Unidos y Rusia; de contratistas militares privados comúnmente conocidos como mercenarios, siendo Blackwater (estadounidense) y Wagner (rusa) los grupos más sonados; y de servicios de inteligencia, han constituido y constituyen potentes herramientas para que los gobiernos locales se enfrenten a cualquier entidad que se resista al poder estatal e incluso prevenir que logren hacerse con este.

En pocas palabras, la incapacidad material de los gobiernos africanos que cuentan con grupos terroristas y paramilitares en su territorio se ha traducido en la internacionalización de su seguridad nacional, con las vulnerabilidades que ello conlleva. No obstante, y al menos en lo que respecta a la intervención oficial de Estados no africanos, esta práctica parece estar llegando a su fin en favor de una mayor cooperación militar regional de carácter transnacional.

La presencia militar francesa en África Occidental y las intervenciones estadounidenses en Somalia o Libia han resultado ineficaces, lo que lleva a los gobiernos a buscar nuevas formas de ayuda.

Cuando a finales de 1992 el presidente George H. W. Bush anunció el despliegue de 28.000 efectivos en territorio somalí, no se esperaba que ya para marzo de 1994 su sucesor, Bill Clinton, acabaría retirando las fuerzas estadounidenses tras la desastrosa batallade Mogadiscio.

La intervención de Estados Unidos se produjo bajo el marco de la ayuda humanitaria (doctrina política, que no principio de Derecho Internacional) y, pese a las críticas que recibió Washington por posibles extralimitaciones en su desempeño, la operación estuvo avalada por el Consejo de Seguridad. Las acciones estadounidenses y de Naciones Unidas no mejoraron la inestable situación de Somalia.

Un escenario similar ha acabado siendo Libia, donde Obama optó igualmente por el envío de tropas junto con otros aliados atlantistas en marzo de 2011 para acabar retirándose en octubre de ese mismo año con la caída de Gadafi. Nuevamente los resultados de esta intervención de Occidente han dejado mucho que desear, pues ninguna entidad logró hacerse con un poder político centralizado en el país, resultando en la proliferación de una lucha entre grupos y milicias islamistas contra el gobierno, cuyo punto álgido se dio entre 2014 y 2015: Al Qaeda Del Magreb Islámico, DAESH y Ansar al-Sharia entre otros.

En la misma línea, las actuaciones militares francesas en sus antiguas colonias han demostrado no ser la mejor manera de luchar contra la inestabilidad regional. La expulsión de las tropas francesas a petición del gobierno de Malí en febrero del año pasado contó de hecho con el apoyo de la población, en la que ha ido creciendo un notable sentimiento antifrancés. Es importante recordar que con la presencia de personal francés, tanto de combate como de servicios de inteligencia, se produjeron dos golpes de Estado en menos de un año, entre agosto de 2020 y mayo de 2021.

En febrero de 2023 París también tuvo que retirarse de Burkina Faso, a instancias del primer ministro Appolinaire Kyelem de Tambela, culminando así una misión de lucha antiterrorista que había durado una década. De esta manera, el abandono de Malí y de Burkina Faso abrieron una ventana de oportunidad que el grupo Wagner ha sabido aprovechar.

Tal es así que, a abril de 2023, la entidad, cuyos lazos con el Kremlin cada vez son más evidentes, ha intervenido en 16 Estados africanos: Botsuana, Burundi, República Centroafricana, Chad, Comoros, Congo, Guinea Ecuatorial, Guinea Bissau, Libia, Madagascar, Malí, Mozambique, Nigeria, Sudán del Sur y Sudán. De hecho, Kyelem de Tambela etiquetó a los rusos como la opción más “razonable” en su lucha contra el yihadismo.

French army officially ends operations in Burkina Faso
Burkina Faso announced on Sunday that operations by the French army in the jihadist-hit West African state were officially over, after bilateral relations soured in recent months.

La alternativa de la cooperación

Una defensa nacional basada en la actuación de actores extracontinentales, ya  sean potencias extranjeras o contratistas privados, es una estrategia insostenible a largo plazo. Conscientes de esta situación, cada vez más líderes africanos están apostando por el envío de tropas, equipamiento y armamento hacia aquellos países vecinos que lo necesiten e incluso promoviendo iniciativas que institucionalicen este tipo de cooperación.

Así, el 5 de diciembre de 2022, los líderes de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, reunidos en Abuya, acordaron establecer una unidad militar regional pacificadora capaz de actuar ante cualquier amenaza contra el orden constitucional de sus miembros, siguiendo la estela de otras organizaciones existentes como el G-5 del Sahel o la Fuerza Multinacional Conjunta (MNJTF por sus siglas en inglés) pero con el objetivo de intentar integrar más competencias, mejorando así su efectividad.

La cooperación militar bilateral y trilateral entre Estados fuera de un marco institucional también es una realidad, de hecho, la más frecuente. El compromiso de  Kagama con Benin no es un hecho aislado ya que tan solo mes y medio antes, el 3 de marzo, los gobiernos de Kenia, Etiopía y Yibuti habían decidido enviar aún más refuerzos a Somalia en su lucha contra Al-Shabaab.

Otros ejemplos claros han sido la participación del ejército de Eritrea en la región rebelde de Tigray, al norte de Etiopía; el envío de fuerzas conjuntas al este de la República Democrática del  Congo por parte de Burundi, Angola, Ruanda y Uganda en apoyo al presidente para contener a los rebeldes del 23M entre marzo y abril; o cuando en junio de 2021 varios miembros de la Comunidad de Desarrollo de África Austral desplegaron sus ejércitos en Mozambique contra la insurrección islamista, también de Al-Shabaab.

Se trata de una tendencia que no solo podría traer ventajas para los Estados del África subsahariana sino también para la Unión Europea.

La inestabilidad de un continente abrumado por los conflictos trae consigo consecuencias directas para una UE cuyas prioridades de seguridad se han visto monopolizadas por la guerra en Ucrania. Y qué mejor socio para esta incipiente cooperación regional africana que una potencia multilateralista e integrista como la UE. ¿Supondrá la Presidencia española del Consejo de la UE una oportunidad para revitalizar la importancia del flanco sur de la Unión y recuperar influencia el el mismo?

Te has suscrito correctamente a The Political Room
¡Bienvenido! Has iniciado sesión correctamente.
¡Excelente! Te has registrado correctamente.
¡Éxito! Su cuenta está completamente activada, ahora tiene acceso a todo el contenido.