Medio de comunicación independiente

Por Martín Jorge

África experimentó un crecimiento demográfico muy importante en los últimos años y se proyecta a concentrar el mayor aumento poblacional del mundo para 2050. Particularmente, estas proyecciones tienen un impacto diverso a lo largo y ancho del continente, suponiendo nuevos retos a un desarrollo multifacético africano, donde lo infraestructural, económico y tecnológico serán aspectos centrales.

Estamos ante un continente “joven” cuya edad media es de 18 años, lo cual es interesante al observar otros promedios generales como el de Sudamérica (31 años), Asia (31 años) y Europa (42 años)[1]. En estos jóvenes se expresan diversas demandas que, de alguna manera, impulsan y guían áreas que se convierten en indispensables para el desarrollo africano: un mayor acceso a la energía, acceso a la conectividad y la disponibilidad de herramientas digitales.

Ahora bien, estas demandas confluyen con el gran crecimiento poblacional que potencia las necesidades sociales y complejiza los desafíos de los estados para satisfacerlas. En los últimos años, el panorama de las apuestas energéticas africanas se redobló y complejizó, entre las cuales el desarrollo energético-nuclear se (re)configuró en los intereses nacionales.

La Energía Nuclear: entre concreciones y proyectos

Los proyectos gubernamentales en pos del desarrollo energético nuclear son numerosos en África. Uno de los proyectos con mayor trayectoria histórica, que aún no culminó en su concreción pero que se haya en construcción, es el de la República Árabe de Egipto. Éste se inició gracias a Nasser, que en 1955 creó la Comisión de Energía Atómica. Sin embargo, a pesar de la existencia de políticas nacionales que aspiran al desarrollo energético nuclear y la creación de reactores nucleares de investigación, son pocos los países del continente que concretaron sus apuestas y disponen de plantas nucleares.

El único país africano con reactores en funcionamiento es Sudáfrica[2], pero desde inicios del siglo XXI, se produjo un acercamiento importante de los estados africanos con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Las consultas para el desarrollo de proyectos energéticos nucleares llegaron en 2010 a más de 20 países del continente en cuestión[3].

Gamal Abdel Nasser, expresidente de Egipto, con el antiguo Presidente de la desaparecida Unión Soviética,Nikita Khrusjtsjov. 

En la actualidad, la OIEA inició un proyecto de fortalecimiento infraestructural reglamentario para garantizar un desarrollo seguro y controlado de la energía nuclear. A saber, el interés africano tuvo tal impronta que se conformó el Proyecto de Desarrollo de Infraestructura Reguladora, en el que participan unos 37 estados de África[4]. Igualmente, la OIEA también estructuró la apertura de la escuela sobre la redacción de reglamentos de seguridad nuclear para países africanos[5].

De esta manera, nos encontramos ante un mar de proyectos que aspiran a los beneficios energéticos que brinda el desarrollo nuclear siendo conocedores de los requisitos que ellos conllevan en vistas a garantizar su seguridad y viabilidad. La opción del desarrollo de políticas energéticas nucleares se configura como una respuesta que puede abordar la problemática de la demanda de energía y acceso a la energía.  Conseguir logros en esta área abriría las puertas a la posibilidad de una reestructuración de la conectividad y el acceso a internet de las poblaciones de los diferentes Estados africanos.

Una aliada estratégica: la Federación Rusa

El continente cuenta con dos aliados para el desarrollo nuclear: la Federación Rusa y la República Popular China. Particularmente, la Federación Rusa hizo gala en la última década de una política energética que fue bastante receptiva con el continente africano. De la mano de Rosatom, una corporación estatal rusa, se llevaron adelante múltiples acuerdos con distintos países de África.

Un gran logro que se observa en el caso de Egipto es la Central Nuclear de El Dabaa, proyecto comentado en el apartado anterior. Así como en su momento con la URSS, y luego con Argentina lograron la construcción de unos Reactores Nucleares de Investigación, hoy es con Rusia con quien se concreta el gran proyecto egipcio. Si bien las construcciones se verán postergadas por el COVID-19, la intención de ambos actores es poder concluir esta obra no cesa. La misma abrirá múltiples puertas en su desarrollo energético a Egipto y, a su vez, constituirá un nuevo activo diplomático a sumar en el Curriculum Vitae ruso en el continente.

Asimismo, lo interesante de observar, a modo de dimensionar lo significativo de este caso, es la contribución que puede generar la construcción de la Central Nuclear de El Dabaa: el potencial de producción energética de ésta representará el 50% de la producción actual de energía egipcia. Consecuentemente, estamos ante un proyecto con la capacidad nominal de 4.8GW [6].

Esta contribución significativa que aporta la energía nuclear es una de las tantas razones por las cuales los estados africanos aspiran a iniciar el desarrollo técnico-infraestructural que satisfaga los requisitos para iniciar sus estrategias y planificaciones finales. Apostar a un desarrollo energético contribuiría a aumentar las capacidades estatales para dar respuestas orgánicas a las demandas de la juventud, donde la conectividad y las tecnologías digitales son parte central de su agenda.

Por otro lado, en la Cumbre de Sochi, primera cumbre ruso-africana desde la caída de la URSS, nos encontramos con otro espacio que también fue fértil para los acuerdos. Entre ellos, el caso de Ruanda y el caso de Etiopía como ejemplos de la apuesta para la construcción de reactores de investigación y para fomentar la cooperación científico-tecnológica en el abordaje de la energía nuclear[7].

Para finalizar, no debemos olvidar que las apuestas de desarrollo energético de los países africanos confluyen con los intereses rusos de participar cueste lo que cueste en el proceso que se desenvuelve en África. Las aspiraciones de la Federación Rusa apuntan a nuevos socios y a expandir sus lazos a nivel continental, especialmente en África Subsahariana. El Próximo objetivo donde las fichas están apostadas es en la reticente Sudáfrica, que múltiples veces le negó acuerdos nucleares al gigante euroasiático y cuyo pasado también provoca ciertas tensiones con respecto al tema.

[1] https://www.visualcapitalist.com/mapped-the-median-age-of-every-continent/

[2] https://es.statista.com/estadisticas/635658/reactores-nucleares-operativos-por-pais/

[3] https://www.bbc.com/mundo/internacional/2010/03/100312_1100_africa_atomica_wbm

[4] https://www.iaea.org/newscenter/news/37-countries-in-africa-to-benefit-from-strengthened-regulatory-infrastructure-on-radiation-safety-and-security-of-radioactive-material

[5] https://www.iaea.org/newscenter/news/iaea-holds-first-school-on-drafting-nuclear-security-regulations-for-african-countries

[6] https://www.power-technology.com/projects/el-dabaa-nuclear-power-plant/

[7] https://rosatom.ru/en/press-centre/news/rosatom-took-part-in-the-russia-africa-summit/?sphrase_id=1501264

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