El BCE sube los tipos ¿y ahora qué?
“No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños”. Cicerón (106 AC-43 AC)
El pasado jueves 27 de octubre, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, anunció la subida de los tres tipos de interés en 75 puntos básicos, una subida sin precedentes en los 24 años de existencia de la institución. Esta medida se toma en virtud de la actual situación económica de la zona euro, en la que la inflación cerró en el mes de septiembre entorno al 9.9% (BCE, 2022).
Si bien economistas y periodistas de todos los medios y entidades ya están haciendo sus cábalas y la teoría macroeconómica nos podría llevar a intuir el devenir de esta política, hay que dejar clara una afirmación que como estudiante de economía que soy no paro de escuchar.

Debemos entender que la realidad económica es compleja y, si bien los economistas podemos y debemos teorizar y tratar de intuir el devenir, no somos meteorólogos y no podemos predecir el futuro.
Esta afirmación no desmerece ninguno de los análisis que se puedan hacer al respecto, pero sí evidencia una realidad, y es que a ciencia cierta no sabemos qué va a pasar de ahora en adelante. El propio BCE ha anunciado que las medidas que serán tomadas por el Consejo de Gobierno en los próximos meses estarán fundamentadas en la evolución de nuestras perspectivas económicas y serán decididas reunión a reunión.
"El Consejo de Gobierno basará la senda futura de los tipos de interés oficiales en la evolución de las perspectivas de inflación y de la economía, siguiendo con su enfoque en el que las decisiones se adoptan en cada reunión." (BCE, 2022).
Pero si hay una cosa que es cierta y nos puede ayudar a intuir qué nos espera en los próximos meses es el pasado, y por ello procedo a ilustrar una serie de momentos en la historia en los que se subieron los tipos de interés, para tratar de hacernos una idea de lo que nos puede acontecer.
Antes de nada debemos entender qué son los tipos de interés. Hablando en términos coloquiales, los tipos de interés son el precio del dinero, es decir, el precio que debemos pagar a cambio de utilizar un dinero x durante un tiempo determinado.
Por lo general, la instrumentalización de los tipos se resume en un método de control de liquidez y de los precios en el mercado. También hay que tener en cuenta que la inflación, entendida como el aumento generalizado y continuado de los precios, no tiene una única razón de ser, sino que es multifactorial y que su control no depende únicamente de los cambios en la política monetaria.
Si acudimos a precedentes de este tipo de intervención por parte del BCE debemos remontarnos a finales del año 1999 y el año 2000. Durante ese periodo en el contexto europeo pudimos apreciar una subida de los tipos de interés, motivados principalmente por un claro aumento de la inflación.
La inflación en ese periodo aumentó debido al mayor crecimiento económico, el encarecimiento de las importaciones debido al aumento del precio del petróleo y la debilidad que había demostrado hasta el momento el euro en los mercados financieros internacionales.
Para responder ante esta situación el BCE trató de anticiparse al aumento de la inflación por encima del objetivo establecido del 2% (clara diferencia con la situación actual), incrementando gradualmente los tipos hasta completar una subida total del 2.75%.
En los meses posteriores, pudimos apreciar un descenso continuado de la inflación hasta alcanzar de nuevo niveles de estabilidad, si bien las causas detrás de la estabilización son variadas y la literatura al respecto es poco concluyente, podríamos decir que el estancamiento de algunas de las principales economías de la zona (cuestión que a menudo asociamos a la subida de los tipos) y la mejora del euro en los mercados internacionales aunado con los esfuerzos en política monetaria por parte del BCE recondujeron la situación.

Si nos vamos a los Estados Unidos, la Reserva Federal ha puesto en práctica estas acciones en un mayor número de ocasiones, dejando bien claro que su funcionamiento y estructura es distinta a la del BCE.
A pesar de que nuestra estructura económica es también diferente y que la aplicación de una misma política por ambas instituciones no necesariamente tiene que resultar en los mismos efectos, sí creo que podemos extraer ciertas conclusiones generales observando los movimientos históricos.
Una de las mayores crisis generadas por la inflación derivada de los precios de la energía fue la crisis del petróleo en los años 70. La Reserva Federal durante este periodo llevo a cabo dos políticas bien diferentes marcadas en parte por las corrientes políticas de los gobiernos del momento. Con la llegada del presidente Johnson y durante la década de los años 60 vimos una gran oposición de éste a la subida de los tipos, motivada por la necesidad de crecimiento económico continuado para poder financiar la contienda en Vietnam.
Sin embargo, todo esto cambió con la llegada de Carter a la presidencia y, sobre todo, con la llegada de Paul Volcker a la Reserva Federal. Éste recuperó el paradigma que previamente regía a la Fed de tener que ser el garante de la estabilidad económica del país, por ello trajo con sí "una mayor sofisticación en la aplicación de la política monetaria y la utilización de nuevos instrumentos de control que permiten una mayor estabilidad de la inflación." (Pons, M.Á., 2011).

Este tipo de políticas han sido tradicionalmente aplicadas por la FED bajo el paradigma de la llamada "regla de Taylor". La "regla de Taylor" fue "propuesta por el estadounidense John B. Taylor, el cual proponía que cuando la inflación estuviera por encima del objetivo o la producción se encontrara por encima de su nivel potencial, el banco central debe de subir su tasa de interés referencial a corto plazo para frenar el calentamiento de la economía. En el caso contrario, si la inflación supera la tasa objetivo y la producción está por debajo de su potencial, se deberá bajar la tasa de interés de referencia de corto plazo para estimular a la economía." (Muñoz, G. G., & Ortiz, R. B., 2016).
Si algo podemos extraer en limpio de la historia de la aplicación de políticas monetarias por parte de la Reserva Federal es que cuando la inflación crece de manera agresiva sin los mecanismos de control aplicados, el mecanismo central de ajuste es la subida de los tipos interés.
En el caso de que buscásemos otros antecedentes como el rol del Banco de Inglaterra, nos daremos cuenta que el papel que juega esta institución está claramente influenciada por la corriente conservadora británica, que aboga por la estabilidad macroeconómica y presupuestaria. Si revisásemos los datos nos percataríamos de que las subidas de los tipos de interés para controlar la inflación son constantes y relativamente habituales.
A modo de resumen, a lo largo de la historia encontramos numerosos ejemplos en los que la subida de tipos de intereses por parte de los bancos centrales ha ayudado a controlar los niveles de inflación.
Si bien es cierto que a menudo estas medidas de política monetaria han venido también acompañadas de otros factores muy importantes a tener en cuenta como son el impacto de las expectativas, las medidas de control presupuestario de corte fiscal u otras series de medidas más o menos ortodoxas de acuerdo con las tendencias del pensamiento de cada momento.
Debemos tener paciencia. Este tipo de "shocks" están enfocados más para el corto que para el largo plazo. La evolución de los próximos meses irá marcando los pasos a seguir, haremos camino al andar como diría Machado.
También debemos estar preparados. La actual inflación europea viene marcada por un problema de suministro energético, incluso se habla de que la inyección económica de los Fondos Europeos también podría contribuir a esta situación.
No será hasta que pase el tiempo y veamos el efecto de las políticas que están llevando a cabo los distintos estados miembros de la unión y los propios entes institucionales de ésta, que podremos determinar si la subida de los tipos fue beneficiosa o no para capear el temporal, lo que sí sabemos es que ahora mismo las cosas están difíciles y que en el corto plazo van a seguir estándolo.
Pero como ya he dicho, debemos de tener paciencia y, como ciudadanos europeos, debemos de tener confianza en nuestras instituciones porque al final el tiempo pone a cada uno en su lugar.