Medio de comunicación independiente

Por Roberto Teruel Pérez

La Unión Europea (UE) y El Reino Unido (RU) se encuentran inmersos en una partida de ajedrez que probablemente finalice en noviembre o a finales de diciembre.

Está en juego o bien una salida ordenada del bloque comunitario, o la temida salida abrupta. Más allá del marketing político, de las estrategias y de los preparativos para un “No-Deal Brexit”, el acuerdo estaría más cerca que nunca.

Cuando el 23 de junio de 2016 los ciudadanos británicos fueron llamados a participar en el referéndum de permanencia en la UE, seguramente pocos preveían lo complicado que iba a ser un posible proceso de salida. Y si bien la mañana del 24 de junio muchos ciudadanos nacionales y foráneos se sorprendieron al ver un resultado “inesperado”, es poco probable que la clase política británica y europea vayan a sorprender con un acto tan irresponsable como sería el no llegar a unos términos básicos con un ex – miembro del bloque comunitario.

Los problemas más espinosos que todavía quedan por resolver siguen siendo el nivel de acceso de las flotas pesqueras de la UE en las aguas del Reino Unido; cómo mantener las reglas de competencia leal para las empresas- incluyendo las reglas sobre subsidios nacionales-; y, el mecanismo para resolver disputas futuras. Sin embargo, hay varias razones que apuntan a que las posiciones de la UE y el RU están más próximas de lo que nos hacen creer.

RAZONES POR LAS QUE SÍ HABRÁ UN ACUERDO

En primer lugar, por la propia figura de Boris Johnson. Johnson accedió al cargo de Primer Ministro (PM) tras la dimisión de Theresa May y las consecuentes primarias dentro del partido. Además, también posee una extensa carrera como político: Miembro del Parlamento Británico (2001-2008), alcalde de Londres (2008-2016), Ministro de Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad de Naciones del Reino Unido (2016-2018), y ahora es Líder del Partido Conservador (2019- actualidad).  Pero lo más importante es que al contrario de homólogos de ideología semejante como Donald Trump o Jair Bolsonaro, se diferencia de estos dos últimos en que no se le puede considerar un ingenuo ya que tiene un control efectivo de cada movimiento que realiza.

Boris Jhonson

El PM pertenece al ala de los “hard- brexiteers”, es decir, de los que apuestan por una salida abrupta de la UE. Sin embargo, una cosa es lo que dices y haces cuando eres Miembro del Parlamento, y otra muy diferente cuando tú eres el Líder de tu Partido y ostentas el cargo de Primer Ministro. Johnson sabe perfectamente que tiene que hacer equilibrios entre su propio partido si quiere evitar una rebelión o una eventual caída como ocurrió con Theresa May.  

No obstante, dicha rebelión parece ser que está ocurriendo mientras se escriben estas líneas. El núcleo duro del “Brexit a toda costa” tuvo una importante baja, Dominic Cummings - el ideólogo del Brexit- que presentó su dimisión el 13 de Noviembre, y hay rumores de que David Frost - el negociador británico del RU - seguirá el mismo camino. Por tanto, esto demuestra que una cosa es lo que dices para apaciguar las aguas, y otra muy diferente es la que tienes en mente. Estos movimientos de última hora se ven materializados por las pretensiones de Johnson de conseguir un acuerdo.

Por otra parte, las amenazas de Boris Johnson siempre han caído en saco roto. Cuando accedió al cargo, dijo que “prefiero estar muerto en una zanja antes que pedir otra prórroga del Brexit”, en referencia a la fecha límite del 31 de octubre de 2019. Finalmente, solicitó otra prórroga, y Reino Unido dejó de ser miembro el 31 de enero de 2020.  Asimismo, también expresó que “tiene que haber un acuerdo con nuestros amigos europeos antes del Consejo Europeo del 15 de octubre si va a entrar en vigor antes de final de año”, y otra vez volvió a incumplir su palabra. Incluso el movimiento de intentar aprobar una ley nacional que contradecía el acuerdo de salida firmado con la UE – en referencia a la frontera del Mar de Irlanda-, no tuvo éxito.

Eso sí, fue un movimiento que probablemente no se esperaba la UE y las relaciones entre ambos bandos se tensaron.  ¿A qué estaba jugando el RU? Si la estrategia era que la UE cediera antes de tiempo, no lo consiguió. La UE y el RU acordaron entonces que, a mediados de noviembre sería la fecha límite, pero otra vez ha sido incumplida, y en esta ocasión se volverán a dar más margen para negociar ya que se comenta en el Parlamento Europeo  que la  ratificación del acuerdo podría ser como muy tarde el 28 de Diciembre, a tres días de que acabe el periodo de transición acordado.

Sin embargo, seguramente la UE y RU se darán más margen para negociar. ¿Por qué irían ambas partes a renunciar al acuerdo cuando todavía falta un mes y medio? Es cierto que se necesita tiempo para la ratificación del acuerdo y que éste se está agotando, pero estos movimientos son más para presionar que para dar una respuesta definitiva al asunto.

En segundo lugar, la crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus hace improbable que el RU apueste por cualquier tipo de salida. El país ha sido uno de los más afectados a nivel de fallecidos y contagios en el continente, y su economía no es tampoco ninguna excepción. El PIB se hundió un histórico 20,4% en el segundo trimestre del año, y todos los sectores se vieron afectados, incluso con pérdidas del 50%. Estos datos indican que el desplome es tres veces mayor que el sufrido durante La Gran Recesión del 2008 puesto que durante este periodo “sólo” descendió un 6,7%.

Asimismo, la economía logró crecer un 15,5% durante el tercer trimestre, pero este dato es insuficiente para compensar las pérdidas del primer y segundo periodo. Además, actualmente el RU se encuentra luchando contra la segunda ola de coronavirus y habrá nuevas pérdidas económicas.  Boris Johnson sabe perfectamente que este no es el escenario ideal para irse de la Unión Europea sin ningún tipo de acuerdo en materia de comercio.

En tercer lugar, Alemania y Francia no van a permitir en ninguna circunstancia que ocurra un “No-deal Brexit”. Alemania se caracteriza por su sentido de la responsabilidad y su bien hacer, mientras que Francia es quién aspira a ser como Alemania. Merkel dejará de ser canciller en 2021, y Macron desde hace años quiere que Francia aproveche la oportunidad de la marcha de la canciller para ocupar el puesto de líder. No obstante, si esto será posible o no solamente el tiempo lo dirá, pero lo que sí está claro es que la posición más dura de Francia respecto al Brexit es un reflejo de los intentos de mostrar un fuerte liderazgo frente a la posición más diplomática de Alemania.

Ambos países saben que un “No-deal Brexit solo traería el caos. Por su parte, el Ministro de Asuntos Exteriores alemán dijo que “sería totalmente irresponsable un escenario de “no-deal” para los ciudadanos teniendo en cuenta la situación actual”. Francia apuesta por una defensa férrea de los derechos de los pescadores renunciando a hacer concesiones, pero en el momento de la verdad dicho marketing político se desvanecerá al igual que el que hace Reino Unido en casa. Si hay algo por lo que cualquier negociación se caracteriza es por “vender”la idea de que la otra parte ha cedido más que tú y crear así la imagen de un vencedor y un perdedor.

Empero, el juego acaba cuando llega el momento decisivo y todas las cesiones se harán “in- extremis”. Por otra parte, la elección de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos presiona aún más al PM británico para lograr un acuerdo. Al contrario que Donald Trump, Biden reclama un pacto, y considerando que el mayor aliado de Reino Unido es EE.UU seguramente querrá mantener su confianza para futuros acuerdos.

En cuarto lugar, la obligación de lograr un pacto. Uno de los mantras más repetidos por parte de Reino Unido es la recuperación de “la soberanía nacional”, y poder así celebrar convenios comerciales con diferentes Estados de manera totalmente independiente. A pesar de ello, el gran perjudicado de la salida de la Unión va a ser el propio Reino Unido. Al ser miembro, no se imponen aranceles porque está dentro del “Mercado Único”, pero una vez que estás fuera, dichos aranceles deben ser implementados.

Por la situación geográfica del Reino Unido, su mayor mercado va a ser el europeo. Por supuesto que pueden celebrar acuerdos con Estados Unidos, Canadá, y /o con países de gran potencial económico como China, India, Japón… pero el eje de la cuestión recae en que por muchos acuerdos comerciales que haga con países que se encuentren fuera de la órbita europea, su mayor mercado va a ser precisamente este último.

Como indica el Parlamento Británico a través de “The House of Commons Library”: “La UE en su conjunto es el mayor socio comercial del Reino Unido. En 2019, las exportaciones del Reino Unido a la UE fueron de £ 294 mil millones (43% de todas las exportaciones del Reino Unido). Las importaciones del Reino Unido desde la UE fueron de 374 mil millones de libras esterlinas (52% de todas las importaciones del Reino Unido). El Reino Unido tuvo un déficit comercial global de 79.000 millones de libras con la UE en 2019.” Si el Reino Unido se marchara sin un acuerdo reglado, más adelante estaría obligado a celebrarlo. ¿Por qué iría a complicar más las cosas y en estos turbulentos momentos? Esto nos lleva a nuestra siguiente cuestión.

En quinto lugar, un “Brexit a las bravas” añadiría más caos sobre el caos. ¿Por qué el Reino Unido o la Unión Europea irían a ir al borde del precipicio cuando están justamente viéndolo? Por parte de la UE y por propia supervivencia como proyecto político no iría a permitir que un ex – miembro se fuera sin una relación comercial futura con la Unión.

Además, si esto ocurriera, sería el fracaso más rotundo en la historia de la Unión Europea. Y por parte del Reino Unido, Boris Johnson tendría que lidiar en su país con la posibilidad de que fuese visto culpable de esa falta de acuerdo, y pagar un precio político en unas futuras elecciones si no lograse convencer a los británicos que ha hecho todo lo posible para una salida ordenada. Además, la posición de aquellos que piden la independencia de Escocia se reforzaría aún más al igual que la de aquellos que piden en Irlanda del Norte la reunificación con la República de Irlanda. Si esto llegara a producirse, no solamente el británico podría decir que rompimos con la UE, sino también con el país.

En caso de una salida sin acuerdo, en el plano internacional los siguientes sectores se verían afectados: el presupuesto de la UE, las relaciones comerciales entre la UE y Reino Unido, la frontera irlandesa ( implementar una frontera dura) ,  sector de la  aviación , efectos económicos (pérdidas acceso al mercado único y aduanera) y, por último, pero no por ello menos importante, afectaría  a los ciudadanos de la UE que viven en Reino Unido y  viceversa (cuestiones  como el status legal en el país, las pensiones…). Ambas partes necesitan el acuerdo para su propia supervivencia.

Finalmente, haciendo honor a la metáfora de la partida de ajedrez, la UE y el RU han estado jugando estás últimas semanas a la confusión y al despiste, pero compartiendo unobjetivo común: la culminación del Brexit de la mejor manera posible puesto que a ninguna de las dos partes les beneficiaría un “brexit a las bravas”.  Al fin y al cabo, este interés es lo que ha logrado mantener viva las negociaciones por mucho que ambas partes aleguen que la otra no está interesada en llegar a un acuerdo.

Aun así, como en cualquier partida, si ésta se prolonga demasiado tiempo puede provocar la fatiga del contrario y que directamente desista – algo improbable que ocurra a estas alturas-, o que dicha prolongación provoque un mayor número de movimientos en ambas partes, y por tanto mayores posibilidades de que alguno de los jugadores cometa un error fatal y pierda. En nuestro caso, ese error fatal sería un “lose-lose” con un Brexit sin acuerdo, y cuya posibilidad – aunque improbable de que ocurra- no debe ser desdeñada.

Hay un dicho que dice “no se le debe temer al inglés cuando tiene un rifle, sino cuando tiene un boli y un papel”, en referencia a que o bien te hace firmar algo que no te conviene (caso de las particiones de las colonias británicas en Asia) o que lo que firma cae sobre papel mojado. Para desgracia del Reino Unido sabe que no puede tratar a la UE como trató a sus colonias porque como dice el refrán las comparaciones son odiosas.

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