La Cuestión de Kosovo
Introducción
Los Balcanes, considerados una de las puertas de Europa, esta región donde convergen una alucinante cantidad de culturas y etnias, ha visto pasar innumerables imperios, los cuales han dejado su marca en tal castigada región. Tras el dominio del Imperio Otomano y Austriaco, las disparidades culturales, étnicas y religiosas se vieron acrecentadas, aumentando así las tensiones entre los diferentes pueblos que moran en los Balcanes y, por ende, haciendo casi imposible la tarea de unir en un mismo estado las naciones balcánicas de manera efectiva.
Sin embargo, nos encontramos con la excepción de la República Federativa Socialista de Yugoslavia, estado que consiguió mantener unidos los pueblos yugoslavos gracias a su sistema territorial descentralizado y a la mano de hierro del Mariscal Josip Broz Tito.

Tras la muerte del Mariscal Tito, tuvo lugar lo que sería el principio del fin de Yugoslavia, pues el crecimiento de los movimientos independentistas y de los nacionalismos dentro de las repúblicas que conformaban la RFSY se vio potenciado gracias a la falta de un líder carismático tanto en el gobierno central como dentro del Partido Comunista Yugoslavo (SKJ), el cual no lograba mantener a raya las diferencias entre los distintos miembros del partido.
Con la caída del muro de Berlín en 1989 gran parte de las repúblicas soviéticas comenzaron a independizarse, marcando así un precedente a seguir por las repúblicas yugoslavas. Y es que, con un gobierno federal debilitado y el creciente auge de los nacionalismos, en junio de 1991 las repúblicas de Eslovenia y Croacia declararon unilateralmente su independencia de Yugoslavia, lo que supuso el inicio de las Guerras Yugoslavas.
Las Guerras Yugoslavas supusieron el fin de la RFSY, naciendo nuevos estados como Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia del Norte, Montenegro, Serbia y el estado parcialmente reconocido de Kosovo. No obstante, esto no supuso el fin de los conflictos territoriales en los Balcanes Occidentales, ya que hay algunos que aún hoy en día siguen activos. Tal es el caso del conflicto serbokosovar, del cual hablaremos en este artículo, y serbobosnio, que a día de hoy acarrean dolores de cabeza a los legisladores de Belgrado y Bruselas debido a su complejidad.
El Dilema de Kosovo
Kosovo o Kosmet para la población serbia es un territorio de no más de 10.000 km2 que está situado en plena entrada de los Balcanes Occidentales y por ende de Europa. Su importancia geográfica lo ha convertido en el objetivo de los grandes imperios de la antigüedad, siendo dominado por el Imperio Otomano y Serbio durante siglos. Actualmente Kosovo está habitado mayoritariamente por población de etnia albanokosovar que profesa el islam.

Tradicionalmente el territorio kosovar estaba habitado por serbios, sin embargo, estos fueron perdiendo el control del territorio tras la migración masiva de albanos, los cuales lograron superar en número a los serbokosovares, lo que fue considerado como un acto de agresión por los serbios, que siempre habían tenido el control de dichas tierras. Durante las Guerras Yugoslavas se dieron casos de limpiezas étnicas por parte de las tropas serbias, lo que hizo que el resentimiento entre serbios y kosovares se viera potenciado.
Pero para comprender la situación actual de este territorio primero tenemos que saber lo ocurrido durante la Guerra de Kosovo (1998 - 1999). Dicho conflicto estalló a causa de la independencia de otras repúblicas yugoslavas y de la discriminación política que sufrían los albaneses por parte de Belgrado, suprimiendo en los medios de comunicación y en el sistema educativo el albanes.
Ante esta situación, los kosovares se organizaron en el Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK) y comenzaron una guerra de guerrillas contra las tropas serbias. El conflicto fue escalando hasta que en 1998 los albanokosovares iniciaron una guerra abierta contra Belgrado y las milicias serbokosovares, obligando a la OTAN a intervenir de nuevo en la región.
Los serbios, tras ser derrotados por las fuerzas de la alianza atlántica, se vieron obligados a firmar un acuerdo de paz en 1999 en el que se establecía que Serbia tendría que retirar sus fuerzas del territorio kosovar. Además, la OTAN introduciría fuerzas militares (KFOR) para asegurar la paz en la zona y en ese mismo año Kosovo se convierte, de facto, en un protectorado internacional cuyo estatus se encuentra en cuestión permanente.

Serbia considera a Kosovo la tierra de su origen, pues es en dicha tierra donde se produjo el 28 de junio de 1389 la batalla del Campo de los Mirlos, en la cual el príncipe serbio Lazar se enfrentó contra el poderoso ejército otomano encabezado por el sultán Murad I, muriendo ambos en la contienda. La citada batalla constituye un elemento básico para la conformación del espíritu del pueblo serbio y un casus belli histórico más que válido para el pueblo serbio.
Igualmente, para los albaneses el territorio de Kosovo tiene una gran importancia histórica, debido a la lucha contra el Imperio Otomano en dicho territorio por parte de los albaneses. Dichas luchas contra el dominio otomano vinieron acompañadas con el movimiento conocido como "Despertar Nacional Albanés", que surgió en el siglo XIX durante la aparición generalizada de los nacionalismos en Europa, que se aferra a la idea de la unión de todos los albaneses étnicos en un solo estado.
Desarrollo de Kosovo desde el final de la guerra hasta la actualidad
Desde el final de la guerra, la población albanokosovar, envalentonada por la victoria, perpetró ataques contra iglesias ortodoxas y poblaciones serbias, aumentando de esta manera las tensiones entre Pristina y Belgrado. Ya en 2008 Kosovo proclamó su independencia y desde entonces solo la mitad de los países del mundo han reconocido la misma.
Actualmente la situación sigue siendo de una inseguridad constante, impulsada por los estallidos de violencia cuya gravedad amenaza la estabilidad de la región. Para añadir más leña al fuego, la población serbia en Kosovo se está viendo sometida a un acoso por parte de las autoridades de Pristina, avivando las llamas del conflicto y haciendo que los ciudadanos serbokosovares tengan que abandonar sus hogares para emigrar a Serbia.

Cabe destacar las recientes protestas llevadas a cabo por la población serbokosovar al negarse a cambiar las matrículas serbias de sus vehículos por las matrículas kosovares, lo que provocó fuertes disturbios y la intervención de la policía kosovar, así como el aumento de las tensiones con Serbia.
Se llevan realizando intentos de negociación entre los serbios y los albanokosovares durante un largo periodo de tiempo, no obstante, las demandas de ambas naciones son extremadamente estrictas, pues los albanokosovares no aceptarán nada que no sea una independencia total, ya que consideran que Serbia está moralmente obligada a conceder la independencia a Kosovo tras los intentos serbios de limpiar étnicamente la zona durante 1999, mientras que Belgrado ofrece el estatus de región autónoma a Kosovo.
Para Belgrado la cuestión kosovar supone un enorme lastre para su desarrollo como país, pues el aislamiento internacional hace que los problemas de desempleo y la falta de inversión no puedan ser solventados de manera directa. Por ello los legisladores serbios están optando cada vez más por el pragmatismo, sin renunciar a su posicionamiento tradicional sobre Kosovo, optando por una política más cercana a la Unión Europea y evitando el uso de la fuerza para retomar el territorio serbokosovar.
Kosovo a su vez se apoya en la Unión Europea para impulsar la normalización de las relaciones con Serbia, firmando en Bruselas el 19 de abril de 2013 el llamado "Primer acuerdo de principios que deben regir la normalización de relaciones", que es un acuerdo de 15 puntos en el que se busca mejorar las relaciones bilaterales para obtener la llamada "buena vecindad", uno de los principios básicos para presentar la candidatura como miembro de la Unión Europea. Sin embargo, dicho acuerdo no ha servido de mucho y la situación sigue igual o incluso más tensa a día de hoy.
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Un ejemplo de la dificultad que presenta esta situación nos la encontramos en el intento de la administración Trump durante el 2017 de lograr un acuerdo. Dicho tratado establecía que Serbia reconocería la independencia de Kosovo a cambio de anexionar los territorios kosovares habitados por serbokosovares y facilitando su entrada a la Unión Europea. Sin embargo, al poco tiempo de aceptarse ese acuerdo por parte de Pristina, el presidente kosovar a cargo de las negociaciones se vio obligado a renunciar del cargo debido a la presión de la opinión pública. En cambio, su sustituto aplicó un arancel del 100 % sobre las importaciones serbias, ganando así aprobación política.
Otra vía a la independencia
Tras una década de negociaciones ninguna de las partes ha logrado llegar a un acuerdo real, por lo que Pristina sigue aislada internacionalmente, aunque se están explorando otras vías menos ortodoxas para lograr su independencia de Serbia. Una de esas vías es la anexión del territorio kosovar por parte de Albania, lo que supondría la normalización de Pristina en el plano internacional, sin la aprobación de Serbia. Podemos ver como el ex-primer ministro de Kosovo afirmó que votaría a favor de una unificación con Albania, mientras que el primer ministro de Albania declaraba que un estado albanés común es algo inevitable.
Al unificarse con Albania, Kosovo normalizara su situación en el plano global, terminando así con su estado de limbo. Además, la población de ambos países está a favor de la unificación, pues las encuestas de opinión muestran que más del 75 % de los albaneses y el 64 % de los kosovares estarían a favor de la misma.
De momento el progreso para la integración Albania-Kosovo es lento, ya que ambos países están enfrascados en otras cuestiones. Por ejemplo, Albania busca activamente acceder a la Unión Europea, mientras que Kosovo pretende establecer y asegurar su independencia.
A pesar de progresar lentamente, sí que se están llevando a cabo distintos acuerdos para promover la integración, pues los ciudadanos de ambos estados pueden residir y trabajar en cualquiera de los dos países sin necesidad de un permiso de residencia. Por otra parte, los dos estados se comprometieron recientemente a integrar sus economías a través de una unión aduanera y se está trabajando en planes para coordinar sus políticas exteriores. Incluso se ha planteado la idea de un ejército conjunto.
El principal problema de esta hoja de ruta es Serbia debido a que, claramente, ésta se opondría a la unificación a través de la vía legal, aprovechando el poder de veto de sus aliados Rusia y China dentro de las Naciones Unidas. Por otro lado, Macedonia del Norte se opondría a esta unión por temor a que las minorías albanesas que viven en el norte de Macedonia del Norte quisieran unirse a este nuevo estado.
Bosnia y Herzegovina también se opondría debido a que sufre del problema opuesto. Tiene una gran minoría serbia en su territorio que busca reunificarse con esta última.
Conclusión
Para Kosovo esta situación de estancamiento diplomático supone también un estancamiento económico, pues al no ser reconocido por gran parte de los países del mundo y al no tener vías comerciales ni financieras desarrolladas, su progreso como país es prácticamente nulo.

Es por ello que Pristina busca integrarse cada vez más con Albania, ya que le daría acceso al mundo exterior, pues con pasaportes albaneses los kosovares tendrían acceso al mercado mundial, podrían viajar al extranjero y participar en eventos internacionales. Esta misma situación, aunque en menor medida, la encontramos en Serbia, país que busca integrarse cada vez más en la comunidad internacional y obtener acceso a nuevas fuentes de financiación.
Las dos partes comparten motivaciones mutuas para acabar este conflicto, desgraciadamente, el resentimiento y la historia procurarán que la situación no avance.