El desarrollo del Nuevo Imperio Otomano en África
En el año 2003, el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, anunciaba la “Estrategia para la regeneración de las relaciones económicas y comerciales con África”. Dieciocho años después la sintomatología más inmediata nos permite observar un aumento exponencial en la presencia económica turca en la región.
Este enfoque, no obstante, se ha caracterizado por la implementación de un componente multidimensional basado en la combinación de proyectos de infraestructuras para dominar la vertiente geopolítica y la utilización de la rama diplomática para potenciar su poder blando. En este artículo se analizará la política exterior turca en su acercamiento al continente africano bajo la marca del “neo-otomanismo” y se hará una revisión de la arquitectura geopolítica de Turquía en la región.

El neo-otomanismo de Erdogan
África se encuentra en el punto de mira de Turquía en su afán por convertirse en una potencia geopolítica. Y es que, para 2025, África tendrá más de 100 ciudades con más de un millón de habitantes que, en sinergia con el lanzamiento del Área de Libre Comercio de África Continental, hacen que la posición de los actores en el orden global venga determinada en gran medida por la conectividad con el continente africano. En este sentido, Asya Akca, investigadora en la Universidad de Chicago, establece los pilares que rigen el binomio neo-otomanismo-África. Desde que Erdogan ascendió al poder, la política exterior de Turquía se ha expandido a través del continente africano como nunca antes lo había hecho, con titulares cubriendo sus contribuciones humanitarias y los acuerdos de cooperación económica.
La naturaleza del pivote de Turquía hacia África se remonta al Ex Primer ministro Ahmet Davutoglu. En su libro publicado en el año 2001, “Profundidad estratégica”, muestra su visión de expandir el compromiso de Turquía como potencia global, especialmente en las áreas clásicas de influencia otomana. Davutoglu quería “hacer de Turquía un centro de estabilidad para las regiones circundantes y un país que proporcionara una nueva visión de las relaciones internacionales”. Recep Tayyip Erdogan ha recogido el testigo.
En 2011, Turquía se acreditó a sí mismo como el único país que apoyó a Somalia después de su devastadora hambruna. Erdogan fue el primer jefe de estado no africano en visitar el país en 20 años. Desde entonces, las relaciones bilaterales Turquía-Somalia se han visto renovadas, pivotando de la ayuda humanitaria a programas de cooperación en seguridad. A finales de 2017, Erdogan abrió una base militar en Mogadishu valorada en 50 millones de dólares, convirtiéndose en la mayor base de Ankara en el exterior.
El comandante de la base, Mehmet Yasin Kalin, hablaba así sobre el objetivo de Turquía en Somalia: “estamos haciendo lo mejor para ayudar a nuestros hermanos y hermanas somalíes en términos de reestructuración, equipamiento, y entrenamiento de las fuerzas armadas somalíes”. Unos meses más tarde, Erdogan anunciaba en Khartoum que el presidente sudanés, Omar Al-Bashir, había anunciado un decreto que otorgaba a los turcos un control temporal sobre un puerto insular en la ciudad sudanesa de Suakin para reconstruir sus muelles en desuso para uso civil y militar. Este acuerdo no sentó nada bien en El Cairo, pues tenía la percepción de que el proyecto de reconstrucción conduciría al establecimiento de una base militar turca en la isla.
La proactividad de Turquía para aumentar su influencia con los estados africanos ha dado la voz de alarma en los países del Golfo, que han tomado nota y empezado a competir con la rápida expansión turca a través del continente. El príncipe saudí Mohammad bin Salman calificaba la estrategia de Erdogan como un “intento de construir un califato Otomano en la región”. En 2018, Arabia Saudí y Egiptohabían firmado un acuerdo por el que se asignaban 1.000 kilómetros cuadrados de terreno en el sur del Sinaí para un proyecto de megaciudad. En esta reunión entre Arabia Saudí y Egipto, el medio de comunicación Ahram Online informaba que según Bin Salman los enemigos de Egipto y Arabia Saudí formaban un “triángulo del mal”, que comprende a Turquía, Irán y las organizaciones terroristas.

Los proyectos geopolíticos de Turquía
La arquitectura geopolítica de Turquía en el continente africano ha sido analizada con sumo detalle por el profesor Michael Tanchum. En su informe “Arquitectura económica de Turquía en el Magreb-África Occidental” desgrana los proyectos que Erdogan busca articular en la región. La columna vertebral reside en el establecimiento de un eje de conectividad comercial entre Europa y África a través de Argeliay Somalia con el objetivo de establecer una red comercial de actividad económica integral que agrupe 18 naciones del Magreb Central y Africa Occidental. En este sentido, cabe destacar la importancia de la estabilización institucional de Libia para que las aspiraciones de Turquía lleguen a buen puerto.

Esta presencia de Turquía en el continente africano dependerá de la capacidad de Erdogan para manejar las relaciones económicas con sus socios africanos, así como desarrollar infraestructuras manufactureras en las regiones del Magreb y África Occidental. Turquía estaría apostando por una integración vertical donde buscaría alinear a los actores africanos e internacionales a través del monopolio de todas las etapas de la cadena de valor, desde la entrada de la materia prima hasta su distribución comercial final.
En el contexto de la región de África Occidental, la arquitectura fundamental de la conectividad trans-mediterránea consiste en la actualidad en dos potenciales corredores multimodales Europa-África. En primer lugar, un corredor con base en Marruecos donde su componente terrestre fluye a lo largo de la costa atlántica africana, y un corredor con base en Argelia donde su componente terrestre fluye a través del Magreb Central. Turquía está jugando un rol más predominante en el corredor de Argelia, aunque antes del Covid-19 se encontraba en fase formativa. Esta conectividad encuentra su sinergia con la creación de la red de transporte Turquía-Italia-Túnez, que se desliza a través del centro del mediterráneo creando un marco de interconexión comercial desde el Magreb al Mar Negro.

¿Y qué pasa si vemos los datos? En los últimos 15 años el comercio de Turquía con África se cuadriplicó y alcanzó los 20,6 mil millones de dólares. En 2003, el comercio de Turquía con el continente se situaba en los 5,4 mil millones, mientras que en 2017 ascendía a los 20,6 mil millones. Previa a la estrategia de “renovación”, las empresas turcas eran prácticamente inexistentes en África, mientras que en la actualidad la cantidad de inversiones de las empresas turcas alcanzó los 6,2 mil millones de dólares. Por su parte, los contratistas turcos también han prestado el máximo apoyo a los procesos de desarrollo de los países africanos. El valor de 15 proyectos que fueron contratados se calculó en 769 millones en 2002, pero la cifra se ha incrementado a los 64 mil millones en 2017.
El acercamiento de Turquía a África se ha visto catalizado por la renovación de su sector de la construcción, que ha comprometido más de mil proyectos de infraestructuras en todo el continente. Dado que el sector de la construcción proporciona aproximadamente el 9% del PIB nacional y emplea a casi 2 millones de personas, Turquía ha obtenido importantes rendimientos domésticos de su desarrollo de infraestructuras en África. Estos proyectos se han centrado en plantas de energía, tratamiento de aguas, aeropuertos, centros de negocio o hoteles. La mayor parte de estos proyectos se asientan en el Magreb, con proyectos en Argelia y Libia que comprometen el 67% del total. No obstante, parece que esta concentración en el sector de la construcción no parece suficiente para asegurar la posición económica de Turquía en el continente.
Otra cuestión muy interesante es el hecho de que Turquía ha puesto en su punto de mira a los 8 países francófonos de la región. Explotando el descontento con Francia y la insatisfacción con los bienes y servicios chinos, Turquía ha profundizado en las relaciones bilaterales con estos países, en particular con Senegal, donde el puerto de Dakar es la terminal atlántica para las rutas trans-africanas.
El empleo del soft power: la vertiente diplomática
Este año Turquía inauguraba su nueva embajada en Guinea-Bissau, su 43º en el continente. En apenas una década, el número de embajadas turcas en África ha experimentado un incremento vertiginoso. Erdogan ha tratado de remodelar a Turquía como un “estado afro-euroasiático”, un modelo para el mundo islámico y una alternativa a Occidente.

Hoy en día las huellas dactilares turcas están por toda África, desde el Kigali Arena en Ruanda, el estadio más grande de África oriental construido por una empresa turca, hasta una piscina olímpica en Senegal, una mezquita colosal en Djibouti y hardware militar turco en los campos de batalla de Libia. Es indudable que a la hora de analizar la política exterior turca en el continente ya no podemos separar los objetivos económicos, políticos, humanitarios y militares.
Erdogan ha realizado más de 30 visitas al continente desde que llegó al poder, incluida una visita a Argelia, Mauritania y Malí. En su regreso después de esta gira diplomática, Erdogan la calificaba como “productiva” y señalaba en redes sociales: “Queremos caminar con África mientras se establece un nuevo orden mundial”. Ahora hay más de 40 embajadas turcas en África y Turkish Airlines, controlada por el Estado, vuela a más de 50 destinos africanos.

El primer ministro turco ha aprovechado la coyuntura de vulnerabilidad de países como Somalia o Sudán para aumentar su influencia en la región. En el caso de Sudán, Sedat Aybar, director del Centro de Investigación de África en la Universidad Aydin de Estambul, dice que pulir las credenciales de Turquía como defensor de la herencia musulmana es parte de la motivación para el proyecto de restauración de la isla Suakin. El gobierno está interesado en "reactivar el chip de memoria turco" sobre la presencia de los turcos en los territorios africanos que el Imperio Otomano controló hasta finales de 1800.

Referencias bibliográficas
African Business, “Erdogan’s ambition drives Turkey’s Africa surge”, https://african.business/2021/03/trade-investment/erdogans-ambition-drives-turkeys-africa-surge/
Akca, A. (2019). Neo-Ottomanism: Turkey’s foreign policy approach to Africa. New Perspectives in Foreign Policy, 17, 03-08.
Caroline Kende-Robb, " 6 Reasons Why Africa's New Free Trade Area Is a Global Game Changer", World Economic Forum, 9 February 2021, https://www.weforum.org/agenda/2021/02/afcfta-africa-free-trade-global-gamechanger/
Daily Sabah, "Trade with Africa Quadruples over 15 Years, Hits $20.6 Billion", 23 March 2018, https://www.dailysabah.com/business/2018/03/23/trade-with-africa-quadruples-over-15-years-hits-206- billion
Gulf Times, "Amir's Visit Confirms Tunisia's Distinguished Ties with Qatar", 25 February 2020, https://m.gulf-times.com/story/656843/Amir-s-visit-confirms-Tunisia-s-distinguished-ties-with-Qatar
Tanchum (2021). “Turkey's Maghreb–West Africa Economic Architecture: Challenges and Opportunities for the European Union”