España al rescate: El papel del ejército en operaciones de evacuación
La República de Sudán ha estado viviendo un periodo de inestabilidad política y social durante los últimos años, desde que la situación se deterioró con el aumento de las hostilidades entre el ejército del país y la milicia RSF. Debido a la continuidad y crudeza de estos enfrentamientos, junto a la imposibilidad de acordar un alto el fuego, aunque fuese temporal, los países occidentales llevaron a cabo diversas operaciones de evacuación de su personal diplomático (y ciudadanos locales que trabajan para ellos).

El domingo 23 de abril se decidió lanzar la operación `Eva Sierra´ y entrar en la base de Wadi Sidna, al norte de Jartum (la capital del país). Hasta allí llegaron cuatro aviones del Ejército del Aire, tres A400-M y un A330, que transportaron todo el material necesario (vehículos, equipos y sistemas) y 200 militares para evacuar y poner a salvo a 72 personas, de las cuales 34 eran españolas y el resto residentes en Sudán de once nacionalidades: portugueses, italianos, polacos, irlandeses, mexicanos, venezolanos, colombianos, argentinos y sudaneses, que aterrizaron el día 24 de abril por la mañana en la base de Torrejón de Ardoz.
Posteriormente y a petición de la UE, España colaboró con otra operación (ésta de forma secreta) para sacar del país a un grupo de 162 ciudadanos de diversos países (entre los que no se encontraba ningún español) y trasladarlos a un puerto seguro, desplegando a la fragata Reina Sofía, que se encontraba en el Índico, integrada en la Operación Atalanta.
Ambas actuaciones han demostrado que nuestro país posee, aunque todavía con un amplio margen de mejora, las capacidades militares y en materia de exterior necesarias para defender nuestros intereses en el extranjero, como proveer la ayuda necesaria a todos aquellos socios que no son capaces de llevar a cabo este tipo de operaciones por sí mismos.

Y es que, como queda patente con la ayuda prestada a nuestros socios, España puede impulsar su papel como potencia dentro de la UE tanto en el plano diplomático como militar, y desarrollar así lo que en la tipología elaborada por el politólogo estadounidense Joseph Nye se denomina Smart Power o poder inteligente; en palabras del propio Nye, es “la capacidad de combinar `hard´ y `soft power´ para una estrategia vencedora”.
Los Ministerios de Defensa y Exteriores han prestado ayuda a varios países europeos como puede ser Irlanda o Portugal, que poseen ciertas capacidades correctas (como los C-295), pero sin ser suficientes ni totalmente adecuadas para operaciones de evacuación como las de Sudán o la de Afganistán en 2021.
Puede que nuestro presupuesto actual en Defensa no nos permita tener un conjunto de armamento, buques, naves y vehículos que sostengan una guerra como la que sucede en Ucrania; ni siquiera estar en la mitad del ranking de la OTAN en lo que a porcentaje de gasto del PIB se refiere; sin embargo, sí que es muy útil de cara a prestar apoyo a nuestros socios en el exterior en este tipo de misiones (especialmente a aquellos con menores capacidades militares) a lo largo y ancho del continente africano y de otras zonas donde se produzcan conflictos de forma repentina, lo que se traduce en una mayor influencia a nivel internacional.