El Indo-Pacífico y la nueva estrategia para Asia
El concepto estratégico de “Asia-Pacífico” está siendo remplazado, cada vez con mayor contundencia, por el más comprehensivo de “Indo-Pacífico”. Este hecho refleja con gran precisión los nuevos desafíos que afronta la geopolítica regional, así como el giro experimentado por la arquitectura de la seguridad en una de las partes más influyentes del mundo a nivel económico, político y securitario.
Es importante reconocer que cada uno de estos dos conceptos estratégicos es producto de un contexto internacional diferente, y responden a las percepciones de aquellos que dibujan las líneas de la política exterior. La presencia de estados Unidos en la región, o el papel creciente de India en las dinámicas del área son algunos de los factores clave de los cambios en las tendencias estratégicas.
Las pretensiones territoriales de China en el Mar Meridional, así como las aspiraciones de India de no quedarse atrás a la hora de consolidarse como potencia regional, sumadas a la voluntad de Estados Unidos de seguir siendo una presencia determinante en el Pacífico, y los intereses de países como Japón, Corea del Sur o Australia son una parte de las piezas del intrincado puzzle que supone el Indo-Pacífico como región estratégica.

¿Qué entendemos por Indo-Pacífico?
El concepto de Indo-Pacífico comprende el área englobada por la región región denominada Asia-Pacífico (es decir, el área geográfica que se extiende entre China y Estados Unidos, siendo gran parte del Océano Pacífico incluyendo una porción del océano Índico.
La importancia de este aumento de perspectiva radica en que, de esta manera, se conectan varias áreas de influencia con gran repercusión internacional. Por un lado, se reconoce la relevancia de India en el juego regional. Por otro, se llega más allá de a visión estadounidense, de manera que adquieren importancia nuevos jugadores.
Por último, Las relaciones entre países resultan más complejas al reconocer como unidad un espacio geográfico de grandes dimensiones.
En palabras de Rory Medcalf, de la ANU National Security College: , “No solo resulta obvio que ambos océanos comparten un vínculo geográfico, sino que, además, conforman un sistema estratégico marítimo en el que las dinámicas están interrelacionadas.”
El término lo emplea por vez primera el indio Gurpreet S. Khurana, capitán de la Armada de India y director ejecutivo de la National Maritime Foundation de Nueva Delhi, en 2010.
Tras esta idea se esconde el gran potencial (y la voluntad) de India para convertirse en una potencia asiática de referencia, intención que viene marcando de manera inequívoca su política exterior en los últimos años, en especial bajo el gobierno de Modi.
En efecto, si se tiene en cuenta su potencial económico y su condición de gigante demográfico y geográfico, llama la atención que India todavía no haya conseguido consolidarse de manera indiscutible como gran potencia regional ‒aunque está en camino. Nueva Delhi lo está tratando de remediar con su Act East Policy.
Por otra parte, el nuevo término no está libre de polémica. A partir del reconocimiento de la ASEAN del Indo-Pacífico como concepto, algunas opiniones se han manifestado en contra. En especial, Pekín considera que esta idea es una forma de favorecer los intereses de Washington, puesto que realza la formación de vínculos entre Estados Unidos e India.
El resto de miembros de la organización de naciones asiáticas se ha mostrado de acuerdo con la utilización del término, aunque con distintos niveles de escepticismo.
El comercio, una variable nada desdeñable
Los factores de seguridad no son los únicos que influyen a la hora de dotar de importancia a esta región geográfica.
Tradicionalmente, el área que comunica ambos océanos ha sido una de las principales rutas comerciales marítimas, ya desde la época de los grandes imperios talasocráticos. Hoy en día sigue siendo clave, no solo para la prosperidad de las economías litorales, sino para la totalidad del comercio mundial. En consecuencia, existen fuertes interrleaciones tanto en términos económicos como de seguridad.

Estas grandes rutas, conocidas también como “autopistas oceánicas” son activos estratégicos de primer orden. Grandes cantidades de hidrocarburos son transportadas desde el Golfo hasta Asia oriental a través de ellas… Además, conectan con el Mediterráneo mediante el canal de Suez.
Su relevancia para países energéticamente dependientes, como China, Taiwán, Corea del Sur o Japón, es evidente y constituye una prioridad.
Para reafirmar la importancia estratégica de estos corredores marítimos, solo hay que reflexionar sobre el hecho de que China ya está proyectando su propia versión, plasmada en el proyecto de la Ruta de la Seda marítima.
Asia-Pacífico: Estados Unidos y Asia
Una de las expresiones más notorias de esta visión se puede encontrar en el Pivot to Asia de Barack Obama.
Se puede afirmar que este nuevo enfoque fue una de las mayores estrategias de la política exterior de Washington durante la administración Obama. Su objetivo principal fue contrarrestar la creciente influencia de China en la región de Asia-Pacífico, aunque sin llegar a un enfrentamiento directo. A este respecto, la política del actual presidente, Donald Trump, es mucho más agresiva.
Durante este período, Asia-Pacífico fue el concepto de referencia, el que vino a enmarcar los esfuerzos de Estados Unidos centró su atención en el océano Pacífico y en el potencial económico de la región. Sin embargo, esto fue visto por Pekín como un intento de interferencia en su esfera de influencia más inmediata, lo que ayudó a consolidar el ambiente de competición estratégica.

No obstante, a partir de la entrada de India en el tablero de juego, se hizo necesaria una revalorización de los términos y los paradigmas que estaban siendo empleados.
En junio de este año, la administración Trump lanzó lo que conforma la primera estrategia en la que el Indo-Pacífico es el eje principal. El Indo-Pacific Strategy Report (IPSR), elaborado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, pretende superar el concepto de Asia-Pacífico a la vez que reconoce la prioridad de tratar a China como un actor revisionista a la vez que un competidor estratégico.
En esta nueva concepción de la estrategia estadounidense en Asia, se afianza la (no tan novedosa) idea de que esta región constituye uno de los escenarios más importantes de la actual política internacional, por lo que invertir en la construcción de un Indo-Pacífico “libre y abierto” se convierte en una prioridad.
Pero, ¿cómo planea Estados Unidos llevar a cabo esta estrategia? La falta de proximidad geográfica, comparada con la de los demás países de la región, hace que una red de aliados sea indispensable. Así, Estados Unidos logra mediante una combinación de alianzas tradicionales con países como Japón y Australia y otras más recientes, como con India, garantizar su presencia militar en el área.
A partir de este punto puede comenzar a desarrollar nuevos aspectos de cooperación en forma de una red regional hecha a la medida de sus necesidades e intereses.
¿Cuál es el papel de Australia?
Curiosamente, Australia suele ser uno de los actores más ignorados en el juego asiático, a pesar de ser una de las puertas que conectan el Pacífico y el Índico. Se trata de una democracia consolidada, de corte occidental y tradicional aliada de Estados Unidos.
Como se ha podido ver, India busca corregir esto con su Act East Policy, acercándose a Camberra en los últimos años.
El estrechamiento de vínculos entre los dos países puede no resultar demasiado evidente en un primer momento, pero, en realidad, los puntos en común son más de los que parecen.
En primer lugar, se trata de países con una larga y constante tradición democrática algo no muy frecuente en Asia. En segundo lugar, ambos muestran su preocupación por el ascenso de China y la asertividad de sus posiciones en la última década.
En el contexto de la red de alianzas estadounidense, los dos países podrían trabajar en sus relaciones bilaterales para profundizar en una colaboración polifacética que beneficie a ambos.
Un primer acercamiento se produjo con los acuerdos surgidos a raíz de la iniciativa del Diálogo Cuadrilateral de Seguridad, una alianza informal entre Estados Unidos, Australia, Japón e India, cuya evolución ha sufrido constantes altibajos. El cómo se desarrollará este grupo todavía está por ver.
Conclusión: nuevos términos para los mismos retos
A pesar del cambio que se está produciendo, las dinámicas en la región siguen siendo igual de complejas.
El reconocimiento del Indo-Pacífico como una construcción estratégica comprehensiva es un avance para gestionar los numerosos e intrincados factores de las relaciones políticas en Asia. A pesar de ello, la competencia no ha disminuido, sino que se podría argumentar que se ha hecho, si cabe, más evidente que nunca.
La puja por los distintos intereses nacionales y regionales continuará en tanto el status quo siga siendo contestado. Cómo evolucione la situación dependerá de la manera en que los distintos actores afronten los retos que se les presentan en un escenario cada vez más interconectado y desafiante.