El nacionalismo arrasa en Irlanda del Norte
El pasado domingo conocimos los resultados de las elecciones locales que se celebraron el día 19 en Irlanda del Norte. Estaban llamadas a ser unas elecciones importantes pues eran las primeras elecciones locales desde el bloqueo de la asamblea de Irlanda del Norte por los unionistas y eran vistas como un termómetro de la ciudadanía respecto al estancamiento político actual.
Los nacionalistas partían con cierta ventaja, pues no eran ellos los culpables del bloqueo. Al final, incluso superaron sus propias expectativas, ya que el Sinn Fein obtuvo una victoria incontestable.

Tsunami nacionalista
El Sinn Fein norirlandés liderado por Michelle O’Neill consiguió el 30% de los votos, lo que le garantiza 144 concejalías, 39 más de las que consiguieron en 2019. Los Unionistas del DUP, por su parte, se quedaron a más de 7 puntos de distancia de la fuerza nacionalista y consiguieron exactamente el mismo número de concejales que en las últimas elecciones locales, 122.
El electorado norirlandés ha castigado así al DUP cuya agenda política se reduce al bloqueo sin propuestas concretas. El sistema norirlandés se basa en la colaboración entre las facciones nacionalista y unionista, pero hasta hace poco este sistema estaba liderado por el DUP como partido hegemónico en la región.
Tras un periodo de inestabilidad interna este dominio del DUP comenzó a lastrarse y en las últimas elecciones a la asamblea de Irlanda del Norte el Sinn Fein fue el partido más votado por primera vez en su historia, lo que le hubiera otorgado la presidencia de la región.
Ante esta tesitura, el DUP optó por acabar con la colaboración y condenar a la asamblea a un bloqueo que ya dura más de un año, los unionistas no tienen plan alguno para un contexto político en el que no son ellos el partido dominante y la única estratégica política que han desarrollado desde entonces es la de bloquear la formación de un gobierno liderado por el Sinn Fein con el Brexit como excusa.

La situación es aún más sangrante teniendo en cuenta que en el sistema norirlandés salido del Acuerdo de Viernes Santo obliga a ambas facciones a compartir el poder, esto es, si el ministro principal es unionista, el viceministro es nacionalista y esta distinción es meramente simbólica pues ambos tienen prácticamente las mismas funciones. Aún así, el unionismo no puede tolerar subordinarse a los nacionalistas del Sinn Fein incluso en la esfera simbólica.
Para poner en perspectiva la importancia de estas elecciones locales, un dato. Por primera vez desde la creación de Irlanda del Norte el voto nacionalista supera al voto unionista en la región y fueron mayoría en sus ciudades más importantes, tanto en Belfast como en Derry. Otro ganador destacado de los comicios fue el Partido de la Alianza, que no se alinea con ninguna de las dos facciones y ya experimentó un crecimiento significativo en las últimas elecciones a la asamblea, la Alianza consiguió dos puntos más de electores y aumentó sus concejales en 14 hasta llegar a los 17, convirtiéndose en la tercera fuerza política de la región.
Los no alineados son un grupo a tener muy en cuenta en el futuro político de Irlanda del Norte, especialmente teniendo en cuenta el descenso del unionismo, y pueden ser un actor fundamental a la hora de afrontar las grandes brechas que aún dividen a la sociedad irlandesa.
Sin embargo, los datos parecen afirmar que este tercer grupo podría haber tocado techo y sus perspectivas de cara a futuro no son muy halagüeñas. Entre los votantes jóvenes sólo el 11% muestran su preferencia por la alianza, ya que el discurso actual del Sinn Fein, alejado del conflicto armado que asoló la región y de la reunificación y más centrado en los problemas reales como educación, sanidad o, sobre todo, vivienda, está haciendo que el partido penetre en esas bases no alineadas de jóvenes para los que el conflicto sectario es secundario.

¿Volverá el gobierno?
Con estos resultados cabe preguntarse si el DUP dará marcha atrás en su bloqueo en Stormont y dejará que se forme gobierno. A pesar de sus discretos resultados y del aumento de votos nacionalistas, desde el DUP interpretan que se haya mantenido su número de concejales como un apoyo del electorado a su estrategia de bloqueo, por lo que el cambio de estrategia no parece tan evidente desde dentro del DUP como fuera.
Los Unionistas mantienen que la situación de separación generada por el Protocolo de Irlanda del Norte entre Irlanda del Norte y el resto de Reino Unido es inaceptable y no volverán al gobierno hasta que se responda a sus demandas. En parte motivados por esta posición de los Unionistas, la UE y el Reino Unido llegaron al acuerdo de Windsor que, si bien no elimina los controles fronterizos, los reduce significativamente.
Esto no ha sido suficiente para los Unionistas, al menos de momento. Siguen criticando la falta de relevancia de la asamblea norirlandesa respecto al protocolo a pesar de que se ha reforzado su papel y la existencia de controles a pesar de que se han reducido. Controles habrá en cualquiera caso pues la UE no va a renunciar a la protección de sus fronteras porque el DUP así lo desee y realmente desde Bruselas ni quieren ni pueden moverse mucho más para reducir los controles.
Así las cosas, no le quedan muchas más opciones al DUP salvo levantar el bloqueo. Lo previsible es que antes busquen algún tipo de acuerdo económico con Westminster (se habla de 1.000 millones) para desbloquear el gobierno y que la normalidad que reina en Irlanda del Norte desde Viernes Santo continue.

El unionismo está muy desacreditado y su evidente falta tanto de ideas como de liderazgo está aupando a los nacionalistas que están sabiendo leer la coyuntura para aprovechar la oportunidad que se les está presentando. Estas elecciones, al igual que las últimas a la asamblea, son una prueba de ello.
Además, en 2025 (puede que incluso antes) se celebrarán elecciones en la República de Irlanda en las que el Sinn Fein parte tambien como favorito. De cumplirse los pronósticos se harían realidad los mayores temores de los unionistas, un gobierno del Sinn Fein a ambos lados de la isla de Irlanda. Esto tendría enormes consecuencias para el futuro político de la región y revitalizaría el debate sobre la reunificación. Mientras tanto, los nacionalistas siguen ganando la legitimidad perdida por los Unionistas en Irlanda del Norte.