El papel de la mujer en Qatar
Como expliqué en un artículo anterior, el Mundial de Qatar es una ventana al mundo para promocionar el país en ámbitos turísticos o para atraer la inversión extranjera. Pero la apertura de un país relativamente poco conocido como es Qatar es un arma de doble filo que ha mostrado las bondades, pero también muchos defectos, en especial en lo que atañe a los derechos humanos.
Esta vez vamos a adentrarnos en lo que respecta a derechos de las mujeres, no sólo de las propias qataríes o extranjeras que puedan trabajar allí, sino también de las turistas que puedan ir al mundial, pues el país es bastante restrictivo en ese aspecto.

Uno de los principales obstáculos que se encuentran las mujeres en temas de derechos en Qatar es el propio sistema legal del país. Está basado en la ley islámica o Shariah, y, aunque la Constitución qatarí afirma la igualdad de todos sus ciudadanos, esto en la práctica no se da debido a una serie de leyes e instituciones que limitan a las mujeres en su día a día.
La institución que más restringe a la mujer en el estado árabe es la tutela masculina. Hay que dejar claro que no es un sistema legal coherente o bien definido, sino una combinación de leyes, políticas y prácticas, que incluso se contradicen con otras como la Ley de Familia de Qatar, pero que terminan por imponerse sobre esta, o incluso la propia Constitución. La tutela masculina supone que las mujeres adultas deben de obtener el permiso masculino para muchas actividades, normalmente del padre o, en su defecto, del marido.
En la práctica, las mujeres son tratadas como menores de edad, les restringe significativamente la autonomía, impidiendo, si su tutor así lo desea, desarrollarse como persona. Para casarse, estudiar en el extranjero con becas del gobierno, trabajar en muchos puestos del gobierno, viajar al extranjero hasta ciertas edades y recibir algunos tipos de atención médica reproductiva necesitan el permiso de su tutor legal, dice el último informe de Amnistía Internacional. También, las leyes de familia dificultan a las mujeres el divorcio. Además, las mujeres divorciadas no pueden actuar como tutoras de sus hijos.
La tutela masculina no es coherente adrede. Es otra forma de poder someter a la mujer. Rothna Begum, investigadora de derechos de la mujer en HRW lo aclara así: “El gobierno de Qatar no quiere que las mujeres conozcan las reglas. Quieren que los hombres tengan poder y control. Entonces, si se cambian las leyes, el gobierno no informa a las mujeres y cuando introduce restricciones tampoco se lo dice claramente. Estas leyes existen de manera nefasta y las mujeres tienen que basar sus decisiones en la suposición de que deben ser obedientes a los hombres.” Es decir, no saben cómo actuar ante un marco legislativo no claro o informal, por lo tanto, ante la mínima duda, solo cabe la sumisión ante el hombre, su tutor.
“Lack of women’s rights in #Qatar means even the privileged like me must do as men say” - read a full account directly from a Qatari woman on the authorities’ male guardianship restrictions imposed on her by @thesundaytimes_ https://t.co/xYFCHDn250
— Rothna Begum (@Rothna_Begum) November 27, 2022
Esta informalidad o falta de claridad de la tutela masculina fomenta numerosos abusos, ampliándose a actividades donde se supone que no afecta, pero si la mujer quiere ejercer, necesita el permiso de su tutor. La falta de organismos o instituciones que investiguen estos abusos hacen que, a pesar de los supuestos avances en temas de derechos de la mujer proclamados por las autoridades qataríes, haya un inmovilismo por la vía informal.
Esto lo investigó también el informe de HRW. Según Rothna Begum, “a menudo se les pide a las mujeres que tengan el permiso de un tutor masculino, incluso si no está escrito en las normas. Entonces, el gobierno nos dijo que las mujeres no necesitan el permiso de los hombres para trabajar, sin embargo, en muchos puestos gubernamentales, los departamentos de recursos humanos decían: 'Muéstranos una carta de un hombre'.
O bien, la ley de pasaportes dice que una mujer puede obtener su propio pasaporte, pero ha habido casos en los que los funcionarios dicen que el padre debe aprobar la solicitud. No hay leyes contra la discriminación en Qatar, no hay ninguna agencia a la que puedas acudir si quieres presentar una queja. No hay organizaciones de derechos de las mujeres que funcionen y que puedan monitorear cómo se trata a las mujeres o hacer que el gobierno rinda cuentas.”
Detienen a un aficionado en Qatar por llevar una camiseta pidiendo la libertad de las mujeres iranís. En el mismo partido se han visto en las gradas al grupo feminista Pussy Riot pic.twitter.com/ez8aqqBSw4
— EL MUNDO (@elmundoes) December 1, 2022
Esta institución ha tenido graves consecuencias en la salud mental de las mujeres qataríes, como HRW ha averiguado. Desde la autolesión, pasando por la depresión, el estrés e incluso el suicidio. Un ejemplo de este drama lo encontramos en un testimonio de un informe de Human Rights Watch, el cual dice así de una residente británica:
“Nadine”, una británica de 33 años residente en Qatar, dijo que padecía endometriosis desde los 13 años, pero que no pudo diagnosticarla en Qatar hasta unos años después de casarse. Dijo que los trabajadores de la salud no le permitían someterse a ciertos exámenes, como una ecografía transvaginal, una prueba de Papanicolaou o una biopsia de útero sin un certificado de matrimonio. Ella dijo: “Se sufre en silencio. Tuve un dolor horrible”.
La situación de los derechos de las mujeres ha indignado a las aficionadas al fútbol, negándose a viajar al Mundial de Qatar, incluso con todos los gastos pagados. Es el caso de Amy Drucquer, una fan del Leicester City que lanzó en 2016 la plataforma virtual “This Fan Girl”, una comunidad para mujeres aficionadas al fútbol, con el objetivo de corregir la falta de representación femenina en el denominado deporte rey. Y ninguna de las más de 600 socias de la comunidad lo han hecho. Según las palabras de Amy, “ni una sola mujer que yo conozca va a ir a Qatar, pero esto no es muy sorprendente. Hay varias razones por las que no irías”.
Las medidas que pueden resultar como mínimo, desagradables para las aficionadas que hayan viajado al mundial, son las que respecta a la vestimenta. El gobierno británico recomendó, para evitar problemas legales, “vestirse con modestia cuando estén en público, incluso mientras conducen”, pero que las mujeres “deben cubrirse los hombros y evitar usar faldas cortas”.
Mucho más problemático es cuando una mujer, incluido las aficionadas extranjeras, han sido víctimas de una agresión sexual. Ahí la ley castiga a la víctima, y como informa “The Athletic”, “varios casos recientes han visto a la víctima de una agresión sexual o física acusada de sexo extramatrimonial en lugar de recibir apoyo físico y emocional. También podrían verse incapaces de acceder a los servicios básicos de salud, como la anticoncepción de emergencia o los antibióticos especializados, sin un certificado de matrimonio”. Y lo que es peor, si son acusadas de sexo extramatrimonial, pueden enfrentarse a penas de prisión, o flagelación si son aficionadas musulmanas.
El asunto de la violencia sexual es importante, pues en un evento deportivo de este calado, las posibilidades aumentan significativamente.
Se esperaba que durante el Mundial las medidas se relajaran, pero se han podido ver imágenes como la siguiente:
مقطع فيديو لطرد مشجعة من ملعب قطري في الدوحة، بسبب ارتدائها قميصا كتبت عليه "المرأة، الحياة، الحرية"، وهو شعار المحتجين في #إيران ضد نظام الملالي.#احتجاجات_إيران pic.twitter.com/JOHgkZBCq6
— إيران إنترناشيونال-عربي (@IranIntl_Ar) November 28, 2022
En este vídeo, una aficionada iraní era expulsada del estadio por la seguridad qatarí por llevar una camiseta con las palabras "Mujer, Vida, Libertad", que es el eslogan de los manifestantes en Irán contra el régimen y su política machista.