El primer G20 ambiental se centra en el impacto de los plásticos en el oceano

La Cumbre G20
El pasado mes se celebró la decimocuarta Cumbre del G20, en Osaka, Japón. Principalmente, a este encuentro se le reconoce como La Cumbre sobre Mercado Financiero y Economía Global, enfocado a macroeconomía y comercio. No obstante, se han incorporado otros asuntos debido a su impacto en la economía global, con intención de lograr un desarrollo sostenible e inclusivo. Estos asuntos son: desarrollo, cambio climático y energía, salud, antiterrorismo, migración y refugiados.
El país anfitrión se encarga de liderar el grupo de 19 países que integran la cumbre y organizar encuentros ministeriales y grupos de trabajo. Este año se ha celebrado el “G20 Osaka Summit” durante los días 28 y 29 de junio, además de encuentros ministeriales en 8 ciudades diferentes.
El 15 y 16 de junio tuvo lugar, en la ciudad de Kaurizawa, prefectura de Nagano, el primer encuentro ministerial sobre Transición Energética y Medio Ambiente para un Crecimiento Sostenible, donde se reunieron los ministros de Medio Ambiente y Energía de las principales potencias desarrolladas y emergentes de mundo. Como resultado, se dictó un Comunicado donde se ratifican los compromisos decididos en Buenos Aires (pasado G20), para la plena implementación del Acuerdo de París.
Residuos plásticos marinos
La lucha contra los plásticos en los océanos ha marcado el primer G20 ambiental, La Cumbre propone un plan de acción global contra este tipo de contaminación, impulsando acciones contra la Basura Plástica Marina. Los países miembros reconocen que los desechos marinos requieren de medidas urgentes dado sus impactos adversos en ecosistemas marinos, industrias como la pesca, turismo, transporte y potencialmente la salud humana. Siendo importante abordar este asunto, a través de medidas nacionales e internacionales, se crearán sinergias entre países y grupos de interés. Finalmente, se decide establecer un nuevo Marco de Implementación G20 para afrontar la Basura Plástica Marina a escala global, con el fin de facilitar la implementación del Plan de Acción Voluntaria para la Basura Marina, ejecutado durante la Cumbre G20 de Hamburgo en 2017.
El objetivo de este marco es destacar, en este plan de acción voluntaria, las acciones más concretas y específicas, especialmente para el plástico y el microplástico. Se espera que complemente el trabajo realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Este nuevo marco se ha reconocido y se ha basado en las siguientes resoluciones y decisiones:
- Resolución 4/10: combatir la contaminación causada por productos de plástico desechables, aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas.
- Resolución 4/7: basura plástica y microplásticos marinos, aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas.
- La decisión tomada por la decimocuarta reunión de la Conferencia de las Partes para la Convención de Basilea, para incluir los residuos plásticos en el tratado.
El marco completo se apoya en el punto número 1 de la resolución 4/7:
«Exhorta a los Estados miembros y otros agentes en los planos local, nacional, regional e internacional, entre otros, el sector privado, la sociedad civil, el mundo académico a abordar el problema de la basura marina y los microplásticos, dando prioridad a un enfoque basado en todo el ciclo de vida y al uso eficiente de los recursos, a partir de las iniciativas y los instrumentos vigentes y con el apoyo y fundamento de los conocimientos científicos, la cooperación internacional y la participación de múltiples interesados».
Reciclar o Reducir
En general, este encuentro de ministros busca promover avances en cooperación tecnológica, energía limpia y un impulso para la defensa de océano y la lucha contra la contaminación por el plástico. No obstante, llegar a un consenso entre los miembros de La Cumbre G20 no es tan sencillo, debido a que algunos miembros nunca aprobaron el Acuerdo de París, como por ejemplo Arabia Saudí, Turquía o China. En el caso de Estados Unidos, llegó a ser miembro hasta su retirada en el año 2017, cuando Trump calificó el Acuerdo como “muy injusto”. Además, cabe destacar que los objetivos de algunos países son más ambiciosos, en comparación con el resto.
Siendo el plástico el protagonista, parece ser que los países han remarcado la urgencia ante dicha amenaza. Mas de ¼ de las resinas que intervienen en la producción de plásticos de un solo uso se fabrican en el Noreste de Asia (China, Hong Kong, Japón, Corea del Sur y Taiwán), seguido de Estados Unidos, Oriente Medio y Europa. Según Naciones Unidas, para 2050 habrá más plásticos que peces en los océanos, además se estima que el Planeta produce 300 millones de toneladas al año, de los cuales 8 millones llegan al océano.
La durabilidad del plástico es la cualidad que lo hace excepcional, no obstante, se ha convertido en una amenaza cuando se desecha como residuo. A diferencia de los metales, los plásticos no se oxidan. Tampoco son biodegradables, pero sí fotodegradables, dando lugar a una degradación lenta, rompiéndose en pequeños fragmentos conocidos como microplásticos. Este caso se da en condiciones altas de radiación ultravioleta (UV), mientras que en el océano el proceso de degradación es mucho mas lento debido a más bajas temperaturas y menos exposición a radiación UV.
La manera de afrontar los residuos plásticos crea diferencias entre los países. Hay quienes abogan por prohibirlo y reducir su consumo, por otro lado, hay quienes confían más en mejorar su gestión y reciclaje. En el caso de Europa, apuesta por reducir el consumo prohibiendo ciertos productos de plástico, y a su vez considera la Economía Circular para plásticos como una de las 5 áreas de prioridad, fomentando la transición hacia una economía circular con modelos empresariales, productos y materiales innovadores y sostenibles. La última novedad es la aprobación de una directiva relativa a la reducción del impacto ambiental de determinados productos de plástico. Son 3 los puntos en los que se puede resumir los objetivos contra el plástico en Europa:
- Prohibir plásticos de un solo uso, como platos, cubiertos, pajitas y bastoncillos para los oídos a partir del 2021. No es rentable recuperar y reciclar estos plásticos de un solo uso debido a su pequeña masa.
- Recuperar el 90% de las botellas de plástico en 2029. En 2025 el 25% del plástico de las botellas deberá ser reciclado y el 30% en 2030.
- Aplicación más estricta del principio “quien contamina paga”, al introducir una responsabilidad ampliada para los productores.
Un ejemplo reciente es El Caribe, donde el plástico es uno de los contaminantes más preocupantes. Más de 18 territorios han prohibido plásticos de un solo uso, incluidas bolsas de plástico y la espuma de poliestireno, otros están trabajando en legislaciones o programas para reducirlos. El Programa Ambiental del Caribe creó en 2018 un mapa interactivo para dar seguimiento a los cambios legislativos respecto a los plásticos.
Japón aprovechó para anunciar los siguientes pasos contra el plástico y su objetivo a 2020. Fue el ministro Seko Hiroshige, quien dijo personalmente, que para 2020 Japón aprobará la prohibición de bolsas de plástico gratis para los grandes comercios del país. Tras el consenso sobre el residuo plástico marino, el marco pretende facilitar a las políticas, estrategias y planes, de los países G20, la implementación de acciones sobre la basura plástica marina a través de:
- Promover que los productos, componentes y recursos mantengan su utilidad y valor en todo momento, o lo que es lo mismo, residuos cero (de la cuna a la cuna). Incentivando un consumo responsable, responsabilidad extendida del productor, Economía Circular y Ecodiseño.
- Compartir información actualizada sobre políticas, planes, medidas y mejores prácticas. Además, facilitar la colaboración con diferentes grupos de interés y países no pertenecientes al G20.
- Compartir información y conocimientos científicos que demuestren el impacto y el seguimiento y hacer uso de días internacionales y realizar campañas, como por ejemplo el anterior 5 de junio, día mundial de los océanos, para promover la preocupación.
Siguientes pasos
Todavía hay espacio para mejorar, particularmente en algunos países. El nivel de plástico reciclado en muchos países depende de cómo se desarrollan los procesos de recolección y clasificación de residuos, no obstante, la regulación y la tecnología juegan un papel importante sobre el consumo y la gestión de los residuos plásticos.
La regulación por sí sola no consigue realizar un cambio, por ejemplo, parece ser que, en algunos casos, la subida de impuestos por desechar al vertedero ha conseguido que el plástico sea incinerado, cuando el objetivo era mejorar los procesos de reciclaje.
Por otro lado, la producción secundaria (por ejemplo, materiales reciclados) sigue siendo un sustituto pobre para la producción primaria (materia prima virgen), debido a la inferior calidad, como resultado no se consigue reemplazar la producción primaria; por el contrario, la complementa. Sí, es necesario mejorar los procesos, y la innovación tecnológica ofrece diferentes soluciones, pero seguir una línea recta y depender de la tecnología tampoco crea un cambio sistémico.
El consumo de plástico constituye un problema de cambio social, el cual requiere iniciativas a diferentes niveles, que deben ir en la misma dirección y deben estar conectadas. Estos niveles son de ámbito comunitario, pequeña escala (startup, pyme), larga escala (grandes empresas), ámbito público (administración) y la nueva regulación. Es decir, conseguir una conexión entre diferentes niveles para que se puedan solventar problemas relacionados con el plástico.
Son muchos los encuentros, grupos de trabajo y cumbres quienes están integrando aspectos ambientales, sociales y de gobernanza en sus debates. Es necesario que los marcos de implementación tengan en cuenta que las acciones a llevar a cabo deben incluir todos los niveles, con un mismo propósito.