El problemático potencial económico de Afganistán
La caída del gobierno afgano apoyado por Occidente ha desatado toda clase de análisis sobre lo que representa dentro del nuevo "Gran Juego de Asia" y las oportunidades económicas que China podría explotar, considerando la predisposición del movimiento talibán a llegar a acuerdos con Pekín (Pérez, 2021). Afganistán tiene riquezas naturales por explotar y podría convertirse en un importante corredor energético y de transporte. Pero todas esas grandes oportunidades requieren hacer frente a problemas todavía sin resolver.
La minería afgana
El potencial económico más conocido de Afganistán es el de sus riquezas minerales. El U.S. Geological Survey comenzó a investigar la riqueza mineral de Afganistán en 2004. En 2006 se realizaron vuelos de prospección geológica. Las estimaciones fueron de que el país albergaba 60 millones de toneladas de cobre y 1,4 millones de tierras raras como lantanio, cerio y neodimio. Más tarde, el organismo militar estadounidense Task Force for Business and Stability Operations realizó un cálculo del valor comercial de las riquezas minerales de Afganistán y las valoró en 908.000 millones de dólares (Choi, 2014).
Los trabajos de prospección fueron arriesgados dada la situación del país. Los geólogos estadounidenses tuvieron que moverse siempre con chalecos antifragmentos y escolta armada para llegar vía helicóptero a los lugares de interés. Las estimaciones son de momento parciales y conservadoras. Aún así, las estimaciones conservadoras sobre un solo de los yacimientos de tierras raras podrían convertir a Afganistán en el sexto país con las reservas más grandes del mundo (Simpson, 2011).
El potencial y los problemas de Afganistán quedan representados por la mina de cobre de Mes Aynak. Un concesión por 30 años por valor de 3 mil millones de dólares que fue obtenida por las empresas chinas Metallurgical Group Corporation (MCC) y Jiangxi Copper, Ltd. (JCL). La separación de la ganga y la mena requería instalar una planta procesadora cuyo funcionamiento precisa de energía e insumos para el proceso químico de separación.

Esto suponía trasladar cargamentos importantes de carbón para la central eléctrica que alimentaba la planta y los sulfatos que se empleaban en el proceso de separación del mineral de cobre. La violencia talibán apenas afectó directamente a la mina, pero la situación del país impidió el transporte por carretera del carbón y los sulfatos. El resultado final fue que pasaron años y años sin que saliera un solo kilo de cobre de Mes Aynak (Hampstead, 2018).
Afganistán, a ojos de China
En mayo de 2017 tuvo lugar en Pekín la primera gran cumbre internacional de la nueva Ruta de la Seda china, la llamada Iniciativa de la Franja y la Ruta. El gran evento fue denominado Foro de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional y fue la puesta de largo de China como gran potencia ambiciosa en lo geoeconómico y geopolítico. Al evento acudieron 29 jefes de estado y representantes de 130 gobiernos y 70 organizaciones internacionales.
El segundo gran evento tuvo lugar entre los días 27 y 29 de abril de 2019 [1]. Esta vez, fueron 37 los jefes de estado y 150 las organizaciones internacionales. El día 27, el entonces viceministro de asuntos exteriores afgano, Idrees Zaman, recibió la visita del embajador chino en Afganistán, Liu Jinsong, que le informó sobre el evento celebrado en China.

Zaman afirmó entonces que la iniciativa china era de “gran importancia para la promoción de la interconexión entre Afganistán y la región” (Chenjing, 2019). La idea defendida en aquel entonces es que Afganistán podía tener un importante papel de puente entre el sur de Asia y el este de Asia, esto es, formar parte del corredor que conectaría China con Pakistán, el Corredor Económico China-Pakistán y su interrelación (Urbasos, 2021).
Las grandes expectativas de inversión china en Afganistán no se han materializado hasta el momento. Según datos oficiales chinos, la inversión china en Afganistán en el primer semestre de 2021 fue de tan sólo 2,4 millones de dólares. Eso suponía una disminución del 8,4% respecto al año anterior (Ministerio de Comercio, 2021).
El corredor centroasiático
En febrero de 2021 una delegación del movimiento talibán visitó Ashgabat. La delegación a la capital de Turkmenistán fue encabezada por Suhail Shahin, miembro de la oficina política talibán en Doha y un personaje clave de las relaciones de los talibán con China (Pérez, 2021).
La visita talibán a Turkmenistán tuvo el evidente propósito de preparar el terreno de juego geopolítico en caso de una eventual toma del poder, asegurando al gobierno turkmeno la predisposición talibán a negociar proyectos transnacionales como el gasoducto Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India (TAPI). Según Suhail Shahin los talibán mostraban "total apoyo al desarrollo y seguridad del TAPI y otros proyectos de desarrollo en nuestro país" [Ismailov, 2021].

Turkmenistán posee las sextas reservas mundiales más grandes de gas natural y exporta su gas fundamentalmente a China (más del 70%). La creación del gasoducto TAPI permitiría al país obtener una fuente de divisas adicional y poder diversificar sus exportaciones de gas. Existía un proyecto para conectar el país al gasoducto Bakú-Tiflis-Ceyhan, que permite exportar el gas natural azerí desde un puerto turco, pero el proyecto nunca llegó a ponerse en marcha.
Existe potencial para exportar energía desde Asia Central al subcontinente indio. Pakistán tiene un déficit de energía y existen proyectos, como el Central Asia South Asia 1000 (CASA-1000), de importar electricidad desde Tayikistán y Kirguistán vía Afganistán. En 2015 existía la previsión de construir 1.000 kilómetros de líneas de alta tensión por un valor de 1.170 millones de dólares. Cuando estuviera construida la totalidad del proyecto, los cuatro países compartirían una red capaz de transportar 1.300 megavatios (TOLO news, 2015).
Sin embargo, en marzo de 2021 sólo se había construido el 30% de la infraestructura prevista [Jahanmal, 2021]. El coronavirus y el conflicto armado en el país han retrasado las obras, de tal forma que se prevé que el proyecto no esté finalizado en la fecha prevista de 2023.
Además de ser un corredor de gas y electricidad, Afganistán podría convertirse en un corredor comercial que uniera las repúblicas centroasiáticas con el Océano Índico. Shavkat Mirziyoyev, el presidente uzbeko cuya política supone "priorizar sus objetivos económicos" y considera "la región de Asia Central como su zona de máxima influencia" [López, 2021] incluye Afganistán dentro de esa estrategia.

Mirziyoyev participó el pasado mes de julio en el evento “Asia Central y Meridional: Conectividad regional. Desafíos y oportunidades”, celebrado en Tashkent el pasado mes de julio. Expresó entonces su deseo de una línea ferroviaria Termez-Mazar i Sharif-Kabul-Peshawar que conecte Uzbekistán con Pakistán vía Afganistán.
Además, la financiación india permitió en diciembre de 2020 la inauguración de la línea ferroviaria entre la ciudad iraní de Khaf y la ciudad afgana de Ghoryan, con el transporte de un cargamento de 500 toneladas de cemento para comprobar el tendido, marcando un hito en la conectividad de Afganistán [E.F. y M.A., 2020].
La línea debía llegar a Herat por su lado afgano, para completar un recorrido total de algo más de 220 kilómetros. Se planteaba entonces que en un futuro la línea debería prolongarse en última instancia hasta el puerto de Chabahar, la ciudad más meridional de Irán y el principal puerto iraní en el Golfo de Adén. El interés de la India detrás de la financiación de un proyecto así es contar con un corredor comercial que le permita comerciar con Asia Central sin que sus mercancías atraviesen Pakistán.
Conclusiones
El gran potencial económico afgano depende de una premisa insatisfecha hasta ahora: la existencia de un gobierno central suficientemente operativo y eficaz que además mantenga el control del territorio a través del monopolio de la violencia. No ha existido ningún gobierno así desde que en el año 1979 estallara la guerra civil en el país.
Y nadie ha podido todavía asegurar ni demostrar que los talibán serán capaces de convertirse en el primer gobierno que controle con efectividad todo el territorio del país para poder crear las condiciones de paz y seguridad que permitan la construcción de grandes proyectos de infraestructura. Es por tanto difícil imaginar que habrá una carrera de inversiones multimillonarias al país sin que su futuro político esté aclarado. Por tanto, la idea de una gran victoria china en el plano geoeconómico es todavía prematura.
[1] El evento tiene carácter bianual. La edición de 2021 fue afectada, obviamente por la pandemia, convirtiéndose en un evento virtual mediante videoconferencia [Tiezzi, 2021].
REFERENCIAS
CHENJING, Nie: “阿富汗副外长:“一带一路”对促进本地区互联互通意义重大” Xinhuanet. 28 abril 2019.
CHOI, Charles Q: ”Rare Earth: Afghanistan Sits on $1 Trillion in Minerals”. NBC News. 5 septiembre 2014.
E.F. y M.A.: "Over $666m invested for completion of Khaf-Herat railway". Tehran Times. 9 diciembre 2021.
HAMPSTEAD, John Paul: “China’s epic fail in Afghanistan”. Freight Waves. 15 enero 2018.
ISMAILOV, Muzaffar: “As Taliban regime takes shape, Central Asia and Iran assess fate of Afghanistan investments”. BNe Intellinews, 16 agosto 2021.
JAHANMAL, Zabihullah: "Afghan Part of CASA-1000 Project 30% Completed". TOLO News. 28 marzo 2021.
LÓPEZ, Iván "Uzbekistán: ¿Un game changer en Asia Central? Parte 2/2". The Political Room. 13 agosto 2021.
MINISTERIO DE COMERCIO DE LA REPÚBLICA POPULAR CHINA: "2021年1-6月中国—阿富汗经贸合作简况". 2 agosto 2021.
PÉREZ, Jesús M.: “La aproximación pragmática de China a los talibán”. The Political Room. 21 agosto 2021.
TIEZZI, Shannon: “China Holds Slimmed-Down Belt and Road Conference”. The Diplomat. 25 junio 2021.
SIMPSON, Sarah: “Afghanistan Holds Enormous Bounty of Rare Earths, Minerals”. Scientific American. 29 septiembre 2011.
TOLO NEWS: “CASA-1000 Project Signed, Promising Major Revenues for Afghanistan”. TOLO TV Network. 24 abril 2015.
URBASOS, Ignacio: “La retirada de EEUU de Afganistán, ¿una oportunidad para el expansionismo chino?”. The Political Room, 19 agosto 2021.