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Desde que los británicos votaron por el Brexit en 2016 sabíamos que el eslabón más débil del proceso sería Irlanda del Norte. Un territorio marcado por la violencia y el sectarismo durante décadas que había conseguido un precario equilibrio de paz gracias a los Acuerdos de Viernes Santo.

Sin embargo, este equilibrio se ve amenazado por el Brexit y la imposibilidad de darle a todas las partes lo que ansían. La ambición brexiteer de distanciarse de la Unión Europea junto a la aversión de los unionistas de alejarse del Reino Unido combinada con la necesidad de no establecer frontera entre las dos Irlandas, crea una situación realmente complicada de resolver donde la UE y el Reino Unido tienen poco menos que buscar la cuadratura del círculo.

Autor: Christoph Scholz

A pesar de todo, la solución se encontró, o eso parecía, gracias al Protocolo de Irlanda del Norte, que permitía al resto del Reino Unido separarse de la UE mientras que Irlanda del Norte continuaba perteneciendo al mercado único europeo y, por tanto, no había frontera en Irlanda, lo que garantizaba el proceso de paz. Aun así, desde el primer momento las quejas británicas y unionistas fueron constantes negándose a cumplir el acuerdo, de hecho, voces como la de Dominic Cummings admiten claramente que el Reino Unido no tenía ninguna intención de cumplir el protocolo y simplemente accedió a él para llegar a un acuerdo antes de las elecciones y mejorar las perspectivas electorales de Boris Johnson.

Con todo ello, las consecuencias de acabar con el protocolo serían nefastas, en primer lugar convertiría la isla de Irlanda en un polvorín en el que el regreso a la violencia sería una posibilidad, siendo devastador para su economía ya que perderían su posición privilegiada de acceso al mercado único y, además, desencadenaría una guerra comercial entre Reino Unido y la UE de la que Londres saldría mucho peor parada, pero que sin duda tendría importantes consecuencias negativas también para Bruselas. Así las cosas conviene preguntarse, ¿qué está pasando? ¿Por qué continua dando el Protocolo tantos problemas?

Las quejas británicas

Primero fue el estado de la Unión, luego la guerra de las salchichas y ahora las criticas británicas se centran en el papel del Tribunal Europeo de Justicia. Como hemos dicho, Irlanda del Norte continúa dentro del mercado único europeo y, por tanto, bajo la jurisdicción del TJUE. Es lógico que el tribunal que supervise como se aplican las normas europeas sea un tribunal europeo, pero el gobierno británico no lo ve de esa manera. Consideran que una parte de su territorio está bajo jurisdicción de una institución extranjera, lo cual es intolerable.

Para evitar una frontera terrestre en Irlanda, el protocolo dicta que los controles se deben hacer entre Irlanda del Norte y el resto de Reino Unido. Fuente: BBC

El encargado británico del Brexit, David Frost, ha amenazado incluso con aplicar el artículo 16 del protocolo de Irlanda si la UE no renuncia a la supervisión del TJUE. No tenemos espacio aquí para explicar en profundidad las implicaciones del artículo 16, pero de manera resumida diremos que recoge la posibilidad de que uno de los dos bandos suspenda de manera unilateral partes del protocolo si considera que la aplicación del mismo está causando problemas serios.

En la práctica no se acabaría con el protocolo en sí, sino que se suspenderían algunas partes y se iniciaría un nuevo periodo de negociaciones. Teniendo en cuenta la actitud poco constructiva del gobierno británico y su actuación con mala fe, el escenario más probable es que Reino Unido, si llegara a aplicarlo, lo hiciera en base a alguna excusa para poner en duda todo el protocolo, lo que en última instancia llevaría a una guerra comercial ya que la Unión Europea respondería con sanciones en forma de aranceles e incluso suspendiendo el tratado comercial entre ambos entes.

La propuesta europea

Para evitar llegar a ese punto la UE ha propuesto una serie de medidas destinadas a reducir los controles y el impacto del protocolo en los ciudadanos y empresas de la región. Con esta nuevas medidas se reducirían hasta en un 80% los controles en productos alimentarios, gracias a un etiquetado que indique que van a ser consumidos en Irlanda del Norte y, por tanto, no hay riesgo de que entren en el resto del mercado único a través de Irlanda.

Hasta ahora, si un camión transportaba 4 tipos de productos distintos necesitaba 4 permisos a pesar de ser un único camión, la propuesta europea permitiría que un solo control garantice que los productos cumplen con los estándares regulatorios de la UE, reduciendo así tanto el tiempo como el coste de exportar productos a Irlanda del Norte.

Autor: Sinn Féin

De esta manera se acaba la guerra de las salchichas, ya que la UE permitirá que entren salchichas británicas en Irlanda del Norte siempre y cuando se consuman allí y no transiten más allá. Además, también se atiende a la preocupación británica acerca del comercio dentro de su unión, ya que las trabas y costes extra impuestos por el protocolo hacía que muchas empresas británicas dejaran de abastecer a Irlanda del Norte, que suplía esta carencia con proveedores europeos, ahora tendrán mucho más fácil exportar a Ulster.

Las propuestas europeas surgen tras un periodo de consultas con empresas y ciudadanos de Irlanda del Norte y van dirigidas a paliar los efectos más adversos del protocolo sobre los ciudadanos, centrándose en decisiones prácticas que tienen impacto en las vidas de la gente alejadas de las propuestas o medidas políticas que en nada afectan a la vida diaria de la ciudadanía, como la jurisdicción del TJUE.

¿Habrá acuerdo?

Ahora solo queda saber si Reino Unido aceptará las propuestas europeas. Es complicado predecir el comportamiento de un gobierno que opera, en ocasiones, alejado de la lógica más elemental, pero sí que es cierto que la estrategia de Johnson parece clara.

Al principio el problema era eliminar la salvaguarda de May, se eliminó y pasaron a ser las salchichas, ahora la UE propone eliminarlo y el problema pasa a ser la jurisdicción del TJUE, atisbándose una nueva “guerra de los hurones”(las mascotas que quieran pasar de Gran Bretaña a Irlanda del Norte necesitan un permiso veterinario). La voluntad de Johnson es clara y no es solucionar ningún problema, sino crearlos y convertirlos de manera constante en el centro del debate para continuar movilizando a un electorado sediento de disputas con la UE.

Boris Johnson sosteniendo salchichas inglesas como símbolo de protesta en la "Guerra de las Salchichas". Fuente

¿Habrá acuerdo? Me inclino a pensar que sí, al fin y al cabo las consecuencias de no hacerlo serian demasiados grandes, especialmente para el Reino Unido, y en algún momento se le acabará el apetito por las medidas suicidas de Johnson. A su vez, es cierto que la UE no se ha movido con respecto al TJUE y no se moverá, por lo que tienen la excusa perfecta para destrozar el protocolo si es lo que desean, pero dudo que esas sean las intenciones reales del gobierno Johnson. Le interesa la confrontación y, no quepa ninguna duda de que, si se resuelve esta situación, bien pronto tendremos un nuevo conflicto con el que culpar a la UE y así, como mínimo, hasta las elecciones de 2023, en un intento por mantener vivo el Brexit hasta el día en el que se abran las urnas.

Una solución con respeto al TJUE sería copiar el modelo que existe entre Suiza y la UE, en él es un tribunal independiente el que media si se producen disputas, aunque sigue siendo el TJUE quien tiene la última palabra. En la práctica no cambiaría mucho la situación, pero probablemente fuera suficiente para que Johnson vendiera su acuerdo como una gran victoria hasta la semana siguiente, cuando encuentre otro fallo en el protocolo que lo haga completamente inviable.

De una manera u otra acabará habiendo acuerdo y la otra parte de esta historia, los Unionistas de Irlanda del Norte, tendrán que reflexionar sobre su estrategia. Su seguidismo del gobierno británico no les ha traído ningún beneficio en su región que, no olvidemos, votó en contra del Brexit, y donde la Unión Europea ha tenido un papel fundamental tanto en el proceso de paz como en el desarrollo de la misma.

Si su estrategia continua siendo privar a su electorado del acceso al mercado único, con lo que eso supone, en vez de intentar aprovechar la oportunidad única que supone ser miembro del mercado único europeo y británico, tendrán un escaso futuro más aun viendo el estado actual del DUP, el principal partido unionista, destrozado por la división interna. Bien harían los unionistas en hacer valer su posición en Westminster y garantizar oportunidades a su electorado, más que profundizar en una división sectaria que no puede tener un buen final para Irlanda del Norte.

Afiliados al Sinn Féin piden el no al Brexit. Fuente: Sinn Féin

El Brexit no ha terminado y nunca terminará, la firma del acuerdo el año pasado no es el final de la historia sino el comienzo de una negociación constante que durará décadas y servirá para agitar y movilizar al electorado conservador enarbolando la bandera nacionalista, lo que enfangará todo el proceso. Lo que estamos viendo hoy con el protocolo de Irlanda del Norte no es sino una fase más del proceso de decadencia de un país y un gobierno que sólo puede buscar enemigos externos para tapar sus propias vergüenzas.

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