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Se escriben estas líneas cuando los Estados Unidos acaban de entronizar un nuevo presidente, Joe Biden, en medio del cataclismo político provocado por el saliente presidente Donald Trump y que, para la posteridad, dejará unas imágenes del asalto al Capitolio que rivalizarán en el futuro próximo con las dantescas escenas del colapso de las Torres Gemelas.

Detrás de todos estos acontecimientos se esconden algunos elementos que, por su interés para la defensa, merecen ser estudiados en cuanto que pueden representar en el futuro, también en Europa y España, una amenaza para la Defensa Nacional y que van más allá del indudable coste de imagen que tienen y tendrán para la gran nación americana como líder de Occidente.

Los miembros del grupo neonazi Aryan Guard, con sede en Alberta, organizan una contraprotesta en una manifestación contra el racismo. Fuente: Usuario:Thivierr

DEFINICIONES Y ANTECEDENTES

El supremacismo racial, aunque el que ocupa las portadas sea el denominado como blanco, es una forma de terrorismo y como tal necesita ser encuadrado para así permitirnos, a lo largo de su estudio, ubicarlo en tiempo, lugar y dimensiones.

Entre las múltiples definiciones de terrorismo nos quedamos con la del Código Penal español que lo encuadra como “la comisión de delitos graves, esencialmente contra las libertades y derechos de las personas y contra las instituciones, siempre y cuando su finalidad sea subvertir el orden constitucional o desestabilizar el funcionamiento de las instituciones públicas u organizaciones internacionales, alterar gravemente la paz pública o provocar un estado de terror entre la población”i.

Entendemos que a esta definición podemos añadirle, según los casos, una serie de adjetivos, como puede ser el de yihadista o etarra, y que simplemente nos dan cuenta de quienes son los perpetradores. En cambio, si a estas figuras delictivas les eliminamos el objetivo político se nos quedan convertidas en delitos de odio, algo que entra más de lleno en el dominio del ministerio de interior y no el de la defensa.

En el caso del supremacismo blanco nos encontramos con una finalidad política y sobre unos objetivos definidos, que en el caso de los EEUU pueden encontrarse en los negros, los hispanos, los judíos, los musulmanes o cualquier otro grupo que los supremacistas consideren responsables de los males del país.

El motín contra los chinos en Denver el 31 de octubre de 1880, Periódico ilustrado de Frank Leslie.

La Directiva de Defensa Nacional aprobada y publicada en 2020 es muy parca al respecto de esta amenaza, pero algo deja entrever cuando dice que “determinadas consecuencias indeseadas de la globalización, han provocado frustración en amplias capas de la población de muchos países. La frustración se traduce en manifestaciones, a veces violentas, de rechazo a los sistemas establecidos…”, aunque si vamos más atrás, hasta la Estrategia de Seguridad Nacional aprobada en 2017, veremos que solo se contempla, en relación con el objeto de nuestro interés, la amenaza terrorista definida por el terror yihadista o el etarra.

Se hace necesario escarbar en la introducción del documento para encontrarnos con la referencia a las amenazas híbridas a las que, tras definirlas, les adjudica que “la finalidad última que se persigue es la desestabilización, el fomento de movimientos subversivos y la polarización de la opinión pública”.

Es decir, pese al auge que el fenómeno tiene en la actualidad norteamericana, nos encontramos con una amenaza que, por el momento, apenas se ha manifestado en otros países occidentales como puede ser el caso de España y, por lo tanto, es muy difícil de ubicar y, llegado el caso, neutralizar. Intentemos encuadrar el fenómeno.

En su aspecto histórico tenemos que remontarnos a la colonización del oeste norteamericano desde las antiguas colonias asentadas en la costa este, pues ya en la Declaración de Independencia John Adams hace referencia a los indígenas como “salvajes sin piedad” o “enfermos de sangre”, Washington los equiparaba a los lobos y Jefferson piensa que sus tierras están destinadas a ser poseídas por los blancos.

Reproducción de un volante que anuncia una subasta de esclavos, en Charleston, Carolina del Sur, en 1769.

No cabe extrañarse de que, si los padres de la patria tenían este enfoque, lo siguiente que ocurrió fuera el genocidio que casi acaba con toda la raza cobriza en Norteamérica. Y es que allí no se contó con unas Leyes de Indias como las que promovió la reina Isabel I y después su nieto el emperador Carlos I de España, V de Alemania. El mestizaje siempre fue algo negativo para los anglosajones y eso llevaría a la discriminación social, por calificarlo ligeramente.

Después, especialmente en la Luisiana entonces francesa, se iniciaría una lucrativa explotación agrícola fundamentada en el uso de esclavos negros importados desde las costas africanas y que acabaría dando como resultado una enorme población afroamericana en los estados del sur de los EEUU. Una población que supondría, por razones morales y también económicas, una clara partición entre los estados del norte, más industrializados y menos necesitados de mano de obra barata, y los del sur, dependientes del trabajo manual esclavo.

El resultado es de todos conocido ya que abocó a la gran guerra de Secesión de los EEUU, y tras ella al nacimiento del problema de los derechos civiles, irresuelto, al menos en apariencia, hasta la llegada de los hermanos Kennedy al poder, quienes abrieron un camino que desbrozó posteriormente Lindon B. Jonhson.

No es el objetivo de este trabajo entrar en el detalle de la discriminación racial en los EEUU, tampoco ampararse en las Leyes de Indias para declarar los virreinatos y capitanías españolas en América como terrenos paradisíacos en este aspecto, por ello damos como bueno este ligero apunte para ceñir el inicio del problema del supremacismo blanco en los EEUU. Un supremacismo que entendemos como una ideología racista basada en la superioridad de los blancos, siendo estos quienes deben disponer de la autoridad política, económica y social, según Cohen y Blanco.

El Monumento a la Batalla de Liberty Place en Louisiana fue erigido en 1891 por el gobierno de Nueva Orleans dominado por blancos . Una inscripción agregada en 1932 establece que las elecciones presidenciales de EE. UU. de 1876 "reconocieron la supremacía blanca en el sur y nos dieron nuestro estado". Se retiró en 2017.

Con el final de la guerra civil norteamericana se abolió la esclavitud, pero no el problema de los “negros”, es más, los nuevos ciudadanos, especialmente en los estados sureños, podían provocar un terremoto político de enormes consecuencias si hacían uso del voto que legalmente les correspondía y, para evitarlo, se hacía necesaria una operación social de largo alcance que contó con el apoyo del Partido Demócrata y la pasividad del Tribunal Supremo, cuyo resultado fue la aplicación de los “códigos negros” o, más coloquialmente, “Leyes de Jim Crow”, mediante las cuales se cortaba el acceso al voto a la población de color y se les segregaba radicalmente en el acceso a los bienes públicos. Una situación que llevaría a la supremacía demócrata en el sur desde entonces hasta los años 60 del pasado siglo.

El control de la normativa legal no debía parecer suficiente a gran parte de la población sureña cuya aversión hacia la población de color se manifestaba regularmente en la aplicación directa de la justicia mediante el asalto a los precintos carcelarios y el linchamiento, “Ley de Linch”ii, de los presos negros mantenidos en custodia. Sin embargo, el supremacismo blanco no se contentó solo con esto.

En 1866, poco después del final de la Guerra de Secesión, un grupo de seis excombatientes sureños fundan una sociedad secreta, el Ku Klux Klan, cuyos objetivos se centraban en la desaparición del Partido Republicano de los estados sureños y el hastío y alejamiento de los estados norteños hacia el Sur, lo que dejaría las manos libres a las élites sureñas para conducirse libremente. Las herramientas para lograr sus metas se centraban en el terror mediante la violencia sobre la población negra. Fue tanto el éxito de sus acciones que, pocos años después, entró en un estado de aparente desaparición que, en realidad, era solo un letargo.

Con el estreno de la película “The Birth of a Nation” en 1916, en la que se ensalzaba al Klan, éste decide reaparecer y lo hace a lo grande puesto que se presenta públicamente y hace campaña política, alcanzando un zenit de cuatro millones de asociados hasta que, en los años 40 y debido a su apoyo a la ideología nazi en Alemania y los actos de extrema violencia sobre la población negra que ya no contaban ni con el apoyo parcial de la población ni con el silencio de los medios, se desmorona su militancia y se descompone en una multitud de subgrupos de diferente radicalidad dentro del supremacismo primigenio, haciendo muy difícil su control por las agencias de seguridad.

Desfile del Ku Klux Klan en Washington, DC en 1926

Es en este submundo de grupúsculos, junto con la tradición de milicias populares de los primeros tiempos de las colonias inglesas, el radicalismo de muchas iglesias evangélicas y el pensamiento de los padres fundadores, donde se puede rastrear para encontrar la raíz de estos movimientos radicales y, aún más importante para la seguridad, de la mayoría de los activistas que, en clave individual, entran en una dinámica de autoradicalización que los convierte en auténticas bombas a la deriva casi imposibles de detectar.

LA ACTUALIDAD NORTEAMERICANA

En los últimos años en EEUU ha sido mucho mayor la incidencia del terrorismo de carácter racial interno que el relacionado con el yihadismoiii, aunque la incidencia en los medios de comunicación ha sido exponencialmente al contrario, lo que ha llevado a que la percepción en la opinión pública sea muy baja en relación con el Racially Motivated Violent Extremism, que es como lo denomina el FBI o, simplemente, “White Supremacism and Domestic Terrorism”, que fue la referencia que el presidente Biden introdujo en su discurso inaugural.

En el asalto al Congreso vimos una pléyade de signos y banderas pertenecientes a diferentes grupos entre los que descuellan los QAnoniv, hoy activos en 71 países, y los Proud Boys, pero quizás este es el aspecto más fácil de controlar, como las detenciones llevadas a cabo en los días posteriores pueden atestiguar; queda como trabajo duro la detección de aquellos cuya acción se desarrolla en soledad o con la mínima ayuda de algún camarada.

Alborotadores fuera del Capitolio poco después de que el Congreso fuera evacuado. Autor: Tyler Merbler

Llegados aquí podemos hablar de tres tipos de activistas radicales, aquellos encuadrados en organizaciones, como las ya citadas, seguidos de los que operan en el mundo de las subculturas, definido por Louis Beamv como Leaderless Ressistance y de donde se descolgarían finalmente los llamados “lobos solitarios”, sin duda los más peligrosos en cuanto a la dificultad de su detección temprana y que, además, siguiendo las ideas de Beam, se alimentan técnica y doctrinalmente en la red, en donde también suelen pronunciarse en el momento de sus ataques mediante la publicación de manifiestos doctrinales para la divulgación de sus ideas y captación de seguidores. Estos son, quizás, los que pueden suponer un mayor peligro para la institución militar.

Dentro de este submundo supremacista y según el punto de vista de diferentes autores podemos colegir varias corrientes: Aceleracionistas, acelerar el colapso de la sociedad para reconstruirla después, como preconizaba Brenton Tarrantvi, el asesino de Christchurch, Nueva Zelanda. Nacionalismo blanco, de carácter segregacionista y contrario al multiculturalismo, aquí se encuadraría la conocida como Alt-Rigt o derecha alternativa. Neonazismo, de amplio y conocido recorrido, iniciado en los EEUU por Willian Piercevii y su novela “Diarios de Turner”. Identidad cristiana, movimiento de carácter racista y antisemita radicado en los EEUU. Eurabia, creencia confabulatoria según la cual existe una élite interesada en sustituir a la raza blanca en Europa mediante la emigración norteafricana, mucho más potente demográficamente, su máximo exponente sería Anders Breyvikviii, el asesino de la isla de Utoya. Groyper Army, antiimigración, antisemita, antifeminista, etc.

En cualquier caso, todas estas corrientes participaron en el asalto al Congreso y son solo una muestra del universo existente en los EEUU en el que, mediante las redes, se disemina su discurso a lo largo y ancho del mundo.

Intenta el párrafo anterior dar una idea solo aproximada de la multiplicidad de las caras que el fenómeno puede presentar y también de su amplitud geográfica que, en el caso de Europa, nos presenta al sicópata noruego Breyvik como máximo exponente, pero que tiene muchas más variantes, históricas y actuales, siendo el nazismo de Adolph Hitler el caso más conocido y estudiado, pero que también puede presentar ejemplos menos conocidos o ya casi olvidados como el de la OAS, una organización nacida a principios de los años 60 en el seno del ejército francés ante el abandono de la colonia francesa en Argelia que, si bien en sus inicios se ensañaba con el Frente de Liberación Nacional, después pasó a atentar contra sus propios camaradas y el General De Gaulle por abandonistas.

Argel ,1 de enero de 1962 : Explosión de una bomba del OAS en el distrito de Bab El Oued

Más recientemente, en la primera década de este siglo, el Nazional Socialischer Unterground alemán, islamófobo, llevó a cabo más de una decena de asesinatos de ciudadanos turcos sin ser detectado hasta que sus miembros se entregaron voluntariamente a la policía. Cabe aquí señalar que diversos estudios apuntan a relacionar la existencia de partidos de extrema derecha en algunos países con la mayor presencia o actividad de estas doctrinas o subculturas radicales, que es donde nacen y crecen los que, mediante un proceso de radicalización, pueden llegar a convertirse en auténticas bombas humanas.

¿Y EN ESPAÑA?

El caso etarra es sin duda el exponente más claro de este tipo de derivas terroristas; son muchos los estudios que encuentran en las teorías nacionalistas de Sabino Arana, de un racismo grosero hasta la náusea, el germen de lo que después sería ETA, por más que los intereses políticos intenten disfrazarlo bajo un manto de teorías marxistas, y es que es fácil percatarse, incluso en las declaraciones de sus herederos políticos, de una clara idea supremacista en relación con el resto de España.

En Cataluña, también como en el País Vasco, bajo el amparo de una iglesia católica de estupefaciente comportamiento en relación con la violencia nacionalista, tanto la más radical como la difusa en el día a día de las relaciones sociales, especialmente en las pequeñas poblaciones del medio rural, asistimos en su momento al nacimiento y desaparición de Terra Lliureix, tras lo que el nacionalismo catalán desarrolló una campaña continua sobre el teórico pacifismo del movimiento; imagen que se ha visto truncada en los últimos años por la conocida como operación “Judas”x, llevada cabo por la Guardia Civil en septiembre de 2019 y que daría como resultadola detención de 9 activistas, pertenecientes todos ellos al movimiento de los CDRxi, en fase de preparación de atentados terroristas; activistas actualmente pendientes de juicio.

Como en el caso etarra, el supremacismo de estos individuos puede quedar enmascarado tras el radicalismo nacionalista, aunque subyace en la base del desprecio al “charnego” o al “maketo”, pero no sucede lo mismo en una operación de mucha menor repercusión mediática llevada a cabo en colaboración por la Guardia Civil y los Mozos de escuadra en la provinciade Lérida, la operación masia,xii en la que encontramos todos los elementos que definen este tipo de acciones terroristas: la autoradicalización en redes, el odio racial, la relación entre desconocidos a partir de esas mismas redes y la preparación de manifiestos al modo del noruego Beirvik o el neozelandés Tarrant.

Portada del semanario L'Esquella de la Torratxa en la que las demás regiones de España son representadas como cerdos comiendo de Cataluña. Fuente: ca:user:amadalvarez

Todos los signos identificadores se encontraban en esta operación y fue la alerta sobre la posible comisión de un delito sexual la que desencadenó las detenciones a lo ancho y largo del país. Todo un aviso, esta primera operación, de lo que puede estar ocurriendo en ese mundo de recovecos impensables en el que se han convertido “las redes sociales”.

AFECTACIONES A LA DEFENSA

No pareceque nuestra situación sea ni remotamente comparable con la de Norteamérica en relación con el fenómeno supremacista, pero ello no debiera llevarnos a la autocomplacencia. Por otra parte y en sentido contrario, no debemos creer que la creación de una Comisión de Investigaciónxiii en el Congreso sobre la presencia de la ultraderecha en las Fuerzas Armadas Españolas (FAS), tenga substancia alguna más allá de los intereses partidistasxiv de algunas formaciones políticas, ya que no se sustenta en ningún hecho constatable en el Ejército.

Sin embargo, si observamos lo que sucede en nuestra vecindad, nos encontramos con la reciente disolución de una unidad de élite alemanaxv precisamente por haberse detectado en ella el embrión de una entidad terrorista que, si en una primera aproximación se presentaba como de extrema derecha, muestra características clásicas del fenómeno supremacista. Casi al mismo tiempo, tenemos la detención en Limoges de un antiguo militar francés,xvi también por acciones ligadas al terrorismo supremacista.

Teniendo en cuenta la actual polarización política en España y pese a la ausencia de indicios substanciales en nuestras FAS, no cabe duda de que el fenómeno debe preocuparnos puesto que sin elementos de base se ha puesto en marcha una comisiónde investigación, por lo que es indudable que la simple aparición de un individuo que pudiese ser relacionado con la actividad supremacista supondría una auténtica catástrofe para la imagen de la institución, dada la previsible explotación política y mediática que se le haría.

No parece plausible la puesta en marcha de operaciones de contrainteligencia para tratar de prevenir o detectar la aparición de individuos o células en nuestras FAS, puesto que nuestras plantillas no cuentan con personal especializado en el rastreo de redes, que es el arduo campo de batalla donde se deben iniciar las operaciones de identificación de estas actividades; personal, por otra parte, que parece escasear en las propias Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FCSE) que deben campar cada día contra múltiples actividades delincuenciales en el mundo de las redes.

Pese a ello, no parece descabellado pensar en la puesta en marcha de acuerdos con las FCSE que permitan recibir una alerta temprana en el caso de aparecer personal relacionado con las FAS en las distintas investigaciones emprendidas por las fuerzas policiales, especialmente, por su carácter militar, en el caso de la Guardia Civil.

Definitivamente, nos encontramos ante un fenómeno que en el caso de los EEUU ha llegado a poner en peligro la estructura fundamental de la nación. Es aún incipiente en España y, aparentemente, inexistente en las FAS pero que, teniendo en cuenta las distintas alertas que nos llegan de otros países y democracias occidentales, debe encaminarnos hacia una actitud institucional prudente y alerta a partes iguales.

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES

Barradas, Vázquez y Zaldívar. Aproximación a la estructuración de creencias supremacistas contemporáneas. Revista Ciencias Sociales Univ. Costa Rica. 2018

Cohen y Blanco. Supremacismo Blanco. Instituto de Estudios Estratégicos, Madrid. 2017

Daniels, Jessie.Cyber racism. Ed Rowman&Littlefield, Lanham.2009 Keane, John. The life and death of democracy. Pocket books, London. 2010 Ziblatt y Letvisky. How democracies die. Ed. Crown, New York. 2018

https://www.defensa.gob.es/Galerias/defensadocs/-defensa-nacional-2020.pdf Directiva de Defensa Nacional2020

https://www.defensa.gob.es/Galerias/defensadocs/Estrategia_Seguriad_Nacional_201 7.pdfEstrategia de SeguridadNacional 2017

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i.

Código penal, título XXII, capítulo VII, sección 2

ii.

https://www.blackpast.org/african-american-history/1900-ida-b-wells-lynch-law-america/

iii.

https://www.washingtonpost.com/national/in-the-united-states-right-wing-violence-is-on-the-rise/2018/11/25/61f7f24a-deb4-11e8-85df-7a6b4d25cfbb_story.html

iv.

https://networkcontagion.us/reports/the-qanon-conspiracy-destroying-families-dividing- communities-undermining-democracy/

v.

https://timeline.com/louis-beam-white-supremacy-history-20d028315d

vi. https://www.lavanguardia.com/internacional/20200827/483097559410/brenton-tarrant-cadena-perpetua-supremacista-nueva-zelanda.html

vii.

https://www.ecured.cu/William_Luther_Pierce

viii.

https://www.infobae.com/america/mundo/2020/02/23/el-manifiesto-neonazi-del-santo-breivik-la-inspiracion-del-asesino-de-hanau-y-a-muchos-otros-terroristas-de-extrema-derecha/

ix.

https://www.abc.es/espana/abci-terra-lliure-violencia-secesionismo-catalan-201909240243_noticia.html

x.

https://elpais.com/noticias/operacion-judas/

xi.

Comités de Defensa de la República.

xii.

https://elpais.com/espana/catalunya/2020-09-22/detenidos-dos-supremacistas-en-lleida-por- enaltecer-el-terrorismo-racista.html

xiii.

https://www.elindependiente.com/espana/2021/01/25/el-congreso-investigara-la-presencia-de-la-ultraderecha-en-el-ejercito-a-peticion-de-erc-y-bildu/

xiv.

https://www.larazon.es/opinion/20210302/o3ojiizvurcl5izey5mdw3xqua.html

xv.

https://www.abc.es/internacional/abci-alemania-disuelve-unidad-elite-ejercito-germinaba-terrorismo-extrema-derecha-202007011212_noticia.html

xvi.

https://www.francetvinfo.fr/faits-divers/terrorisme/antiterrorisme/limoges-un-homme-interpelle-dans-le-cadre-d-une-enquete-pour-association-de-malfaiteurs-terroriste_3981887.html

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