Elecciones en Brasil: polarización, religión y violencia
La campaña electoral brasileña está marcada por la violencia, a solo 18 días de las elecciones presidenciales, las propuestas no son las protagonistas sino los actos de odio, discursos religiosos y ataques al oponente.
El pasado miércoles, y por segunda vez, un seguidor del presidente Jair Bolsonaro asesinó a otro del expresidente Lula da Silva, el violento hecho se dio tras una discusión entre compañeros de trabajo que se habría desatado por razones políticas, así lo informó la policía del estado de Mato Grosso.
Dos días después, un excandidato a concejal bolsonarista fue golpeado por un grupo de seguidores lulistas en una concentración evangélica en São Gonçalo, el hombre rondaba las inmediaciones del evento en un vehículo con calcomanías de Lula en prisión.
Bolsonarista com adereços anti-Lula deixa sangrando local de evento de petista no RJ. O militante Rodrigo Duarte diz que estava passando na avenida de São Gonçalo quando o carro foi parado. Leia em https://t.co/m0yYhUzwkq
— Folha de S.Paulo (@folha) September 9, 2022
🎥📝 Anna Virginia Balloussier/Folhapress pic.twitter.com/S77CrdrDAG
Estos no serían hechos aislados, la violencia política en el país ha crecido en un 335% desde el 2019. Según estudios realizados por la Universidad Federal del Estado de Rio de Janerio (UNIRIO), solo en el 2022 se han producido 1.209 ataques a líderes políticos, incluyendo 45 homicidios.
La lucha por la presidencia del país con mayor territorio de América Latina se ha convertido en una batalla entre dos candidatos que buscan la reelección, Jair Bolsonaro con el Partido Liberal y Luiz Inácio Lula da Silva con el Partido de los Trabajadores.
Y es que a pesar de que en carrera hay 11 candidatos, según las últimas encuestas del Instituto Datafolha, los anteriores dos suman casi el 80% de la intención de voto: Lula da Silva con el 45% y Bolsonaro con el 34%.
Querem inventar fantasmas pra assustar o povo. Não vai colar. Filme de terror é o governo Bolsonaro. #EquipeLula pic.twitter.com/wymf1kXY5z
— Lula 13 (@LulaOficial) September 8, 2022
El actual presidente de Brasil inició su campaña de reelección evocando al comunismo: “este país no quiere retrocesos, no quiere la ideología de género en las escuelas, no quiere liberar las drogas. Este país respeta la vida desde su concepción y no quiere el comunismo”. Una estrategia que solo ha encontrado el fracaso en la región, pues ha sido utilizada por candidatos de derecha de países vecinos como Chile, Colombia y Perú, en donde los balotajes estuvieron marcados por la polarización.
"No me vengan con la historia del ataque contra la mujer, de victimizarse"
— Corta (@somoscorta) August 29, 2022
Jair Bolsonaro acusó a la periodista Vera Magalhães de ser "una vergüenza para el periodismo brasileño" y a la candidata presidencial y senadora Simone Tebet de ser "una vergüenza para el Senado". pic.twitter.com/rTy7qZdNfx
En campaña Bolsonaro ha redireccionado sus estrategias hacia el voto femenino, este representa el 53% de la población electoral y, según los últimos sondeos, apenas el 26% de las mujeres daría su voto al actual presidente debido a los discursos misóginos.
Por esto, Michelle Bolsonaro, la actual primera dama, ha tomado protagonismo, sobre todo en redes sociales, ya que según la consultora Bites Michelle ganó 160.000 nuevos seguidores en 30 días solo en Instagram tras el lanzamiento de la candidatura de su esposo, cifra mayor que la que obtuvieron los candidatos Ciro Gomes (PDT) y Simone Tebet (MDB) en el mismo periodo.
Já compartilhou hoje o vídeo da Michelle Bolsonaro que a Simone Tebet está tentando retirar da mídia?! Compartilhem! pic.twitter.com/Xr5WwaUIOi
— 𝕸𝖆𝖗𝖖𝖚𝖊𝖘𝖆- 𝘀𝗱𝘃 🌻 (@estermarquesaa) September 5, 2022
Tanto Lula da Silva como Jair Bolsonaro están peleando por el voto evangélico, este representa un tercio del padrón electoral, que hasta ahora lo tiene ganado Bolsonaro. Según Datafolha el presidente tendría el 49% de estos votos, mientras que da Silva se quedaría con el 32%.
Lula da Silva conoce bien el poder del voto religioso, en el lanzamiento de su campaña acaparó las portadas internacionales tras asegurar que Bolsonaro estaba “poseído por el demonio”, además lo acusó de manipular la buena fe de los evangélicos. El exmandatario ha querido tomar distancia de su oponente rechazando el uso de la iglesia como escenario político, además aseguró defender el Estado laico, indicando que “las iglesias no deberían tener partido político”.
Por otro lado, Bolsonaro también ha utilizado la religión para atacar a su principal opositor, quien le lleva 11 puntos de ventaja según las encuestas; por esto, la pareja presidencial ha construido una narrativa de héroe alrededor del actual presidente, asegurando que la campaña es “una batalla del bien contra el mal” y que en el gobierno de Lula estaba “consagrado a los demonios”.
El presidente sabe que no puede perder el apoyo de la comunidad religiosa, y es por esto que desde el bolsonarismo han acusado a Lula da Silva de haber “entregado su alma para ganar las elecciones”, debido a su participación en celebraciones tradicionales de religiones afrobrasileñas, además lo vinculan con el régimen de Daniel Ortega y las persecuciones a la iglesia católica.
A primeira-dama Michelle Bolsonaro tem um alerta muito importante para todos os brasileiros!
— Carla Zambelli 2210 (@Zambelli2210) September 4, 2022
Esse é o resultado do comunismo, apoiado por Lula. Que o povo brasileiro tenha sabedoria e não deixe que o mesmo aconteça em nosso país. pic.twitter.com/ynzIrgz27T
Los discursos se repiten, las propuestas no brillan, la narrativa desde el lado de Bolsonaro se enfoca en, según sus propias palabras, la defensa de los valores de la familia y profundo rechazo al aborto y a la ideología de género. Desde el lado de Lula da Silva, este cuenta con el apoyo de los ambientalistas, líderes indígenas y defensores de la Amazonia, además de una agenda progresista, en la cual se propone diversidad sexual y religiosa.
La imagen negativa de ambos candidatos alimenta una campaña violenta, en donde se utilizan estrategias agresivas debido al alto nivel de polarización que generan los oponentes. Los ataques entre los líderes políticos influyen en los ciudadanos, más aún cuando se utilizan estrategias de deshumanización.
Aún le quedan dos semanas a la campaña electoral más polarizada de Brasil, tanto Lula como Bolsonaro se ven en el balotaje, el primero incluso se muestra optimista ante la posibilidad de ganar en una primera vuelta.