Elecciones en Italia: La coronación de Meloni
No hubo sorpresa. Ocurrió lo que todas las encuestas y los analistas pronosticaban, la derecha se impone por amplio margen en las elecciones italianas y Giorgia Meloni será la primera mujer que encabeza un gobierno italiano.
Los aciertos de Meloni junto a los fallos fatales de sus rivales, especialmente de la izquierda y de Salvini, han catapultado a un partido que hace 4 años no llegó ni al 5% de los votos.

Victoria de Meloni, derrota de todos
Cuando un partido comienza a desintegrarse y otro consigue hacerse con el electorado que huye de esa formación, los análisis políticos suelen centrarse en el fracaso de la primera formación y no en los aciertos de la segunda para atraer a ese electorado descontento con su elección política de antaño, obviando una parte del fenómeno. Y es que para que esto ocurra un partido ha de hacerlo muy mal y su contrario muy bien.
Y eso es lo que ha ocurrido en Italia, en este caso es la Lega de Salvini la formación que lo ha hecho rematadamente mal. Hace cuatro años el partido superaba ampliamente el 30% de los votos y Salvini caminaba firme hacia el puesto de Primer Ministro, pero una serie de errores que comenzaron cuando Salvini hizo caer al primer gobierno de Conte en una falta de cálculo enorme provocada por su ciega ambición han provocado que estos comicios se queden en el 9%, mucho más cerca de Berlusconi que de Meloni.
El partido que ha recogido esta fuga electoral masiva de la Lega es Fratelli, hasta el 40% del electorado de Fratelli proviene de la Lega, y es que donde Salvini se equivocó Meloni acertó, ya que mantuvo la coherencia ideológica para movilizar a su núcleo de votantes fieles y supo, poco a poco, establecerse como una alternativa aceptable para buena parte del electorado de derechas que, en cuanto vio que la Lega dejaba de proyectar la fuerza de antaño, viró rápidamente hacia Fratelli.

Si hay un perdedor de estas elecciones es sin duda Matteo Salvini, su partido y su figura han perdido toda la potencia electoral que tenían y han quedado relegados a un puesto menor hasta el punto de que no sería de extrañar que se empezara a cuestionar el liderazgo del milanés.
Desde hace tiempo existen tensiones internas dentro de la Lega y hay voces contra Salvini, que nunca fue tan popular dentro de la formación como parece. Simplemente, como en cualquier otro partido, conseguía grandes resultados electorales y eso le garantizaba la lealtad de sus compañeros de partido y, por tanto, su supervivencia.
Ahora, con la Lega en horas bajas y su líder muy debilitado, los focos se pondrán de nuevo en Salvini y será cuestión de tiempo hasta que alguien cuestione su liderazgo oficialmente.

Otro de los grandes derrotados de la noche es la izquierda en general por dos motivos. El primero y más evidente es la derrota en sí y el segundo el motivo de la derrota. La coalición de derechas suma un 44% de los votos mientras que la izquierda, si hubiera acudido unida, habría sumado un 45%, por lo que tenía opciones reales de disputar las elecciones.
Esto no es algo para endulzar la derrotar de la izquierda sino todo lo contrario, es una muestra de la enorme incapacidad de los líderes de la izquierda italiana para crear un proyecto de país, dejar de lado sus egos y construir una alternativa electoral a la extrema derecha. Y es que al lado izquierdo del espectro político la lucha siempre fue de eso, de egos.
Su división no era programática sino de estatus, todos querían su hueco, todos querían su nombre en las papeletas, en los platós de televisión o los periódicos y eso es incompatible con hacer política útil. Más hiriente es la situación teniendo en cuenta el sistema electoral italiano que, con sus circunscripciones uninominales premia la consecución de alianzas y candidaturas unitarias, ni aun así.
El batacazo le ha costado el puesto al líder del Partido Democrático Enrico Letta, que ya ha anunciado que no se presentará al nuevo congreso para liderar el partido. Un partido que consigue mantener el tipo como siempre, pero que parece haber tocado techo y suelo a la vez, el nuevo líder tendrá que tratar de sacar a la formación de ese estancamiento en el que lleva años. No será fácil.
Por su parte, El Movimento Cinque Stelle puede estar satisfecho con su resultado electoral. Presentándose por separado sus opciones de victoria eran nulas, pero lo cierto es que las encuestas pronosticaban un escenario más negativo para ellos que el que finalmente se ha producido. Parece que el giro a la izquierda de Conte en las últimas semanas de campaña dio sus frutos y han conseguido mantenerse como tercera fuerza política, salvan los muebles en un escenario bastante complicado.
El futuro de la formación dependerá, como siempre con el M5S, de las tensiones internas entre Conte y Grillo y de quién logra finalmente imponer su visión dentro del partido. Estas elecciones han demostrado que tienen la base necesaria como para construir una fuerza política relevante en Italia, pero les sigue faltando lo más difícil, la coherencia y disciplina necesaria para enviar un mensaje atractivo al siempre cambiante electorado italiano.
¿Ahora qué?
Giorgia Meloni será la Primera Ministra de Italia y tendrá que afrontar enormes retos desde el principio. La líder de la formación de extrema derecha tendrá que sortear la inflación y los precios de la energía al mismo tiempo que implementa buena parte de la agenda de Mario Draghi, al que tanto criticó, pues estas reformas van aparejadas al desembolso de los fondos europeos.
Asimismo, tendrá que lidiar con su apoyo a Ucrania y es que, aunque Fratelli tiene un carácter marcadamente atlantista y lo esperable es que el apoyo a Ucrania incluso aumente, sus compañeros de coalición aprovecharán este apoyo para atacarla y culpar a las sanciones de la subida de precios y el deterioro de las condiciones de vida, para plantear una suerte de oposición desde dentro que permita atacar a Fratelli aun formando parte de su gobierno.
Por si apoyar a ucrania, conseguir (y gastar) los fondos europeos y hacer frente a la crisis energética no era suficiente, Meloni tendrá que afrontar estos retos con Silvio Berlusconi y Mateo Salvini como compañeros de coalición en la siempre inestable Italia. A pesar de su holgada victoria electoral el gobierno de Meloni tendrá los pies de barro y su supervivencia será un reto extraordinariamente difícil, veremos si los hermanos de Italia son capaces de ser la fuerza que otorga la tan deseada estabilidad a Roma.