Elecciones en Polonia: el terreno de juego
En Polonia suele decirse que cada elección es la más importante desde 1989, cuando terminó el régimen comunista en el país. Es un cliché que ya ha perdido buena parte de su significado, pero si hay una elección que realmente puede ser la más relevante desde 1989 es la que se celebrará el próximo 15 de octubre.
Y es que, aunque el partido de gobierno parte como favorito, lo cierto es que el escenario aún es dudoso y en los últimos días las encuestas apuntan a un ligera pero sostenida subida de la oposición que parece indicar que todavía está todo por decidir y el futuro político de Polonia en el aire.

Los Actores
La batalla electoral el día 15 estará protagonizada por Libertad y Justicia (PiS), el partido de gobierno, y Coalición Cívica, el principal partido de la oposición.
· Libertad y Justicia: El partido lleva gobernando Polonia desde 2015 y su candidato, Mateusz Morawiecki, aspira a revalidar su mandato como Primer Ministro. El PiS es un partido de derechas y euroescéptico que mantiene desde hace años un conflicto abierto con la Comisión Europea por las vulneraciones al estado de derecho en el país, su oposición a mayor integración europea y la crítica a las políticas migratorias.
· Coalición Cívica: El principal partido opositor liderado por el expresidente del Consejo Europeo y ex Primer Ministro polaco Donald Tusk. Es una coalición de partidos de distinto signo que abarca a liberales, verdes y progresistas, pero el principal partido de la coalición, Plataforma Cívica, es un partido de centro derecha moderado. Proponen mejorar las relaciones con la UE y revertir las reformas antidemocráticas del PiS.
Aunque estos dos partidos serán los que encabecen la batalla, existen partidos más pequeños que serán decisivos a la hora de decantar la balanza de un lado u otro:
· Tercera Vía: Es una coalición entre el partido de centro izquierda Polonia 2050 y el Partido Popular polaco, de centro derecha y agrario. El objetivo de la coalición es plantear una tercera vía para el electorado que no es partidario del PiS, pero no le resulta atractiva la oposición encabezada por Tusk.

· Confederación: Puede ser el kingmaker de la cita electoral. Es un partido de extrema derecha que fluctúa entre la tercera o cuarta posición según las encuestas. Tiene un mensaje libertario que critica las políticas económicas del PiS y ha conseguido conectar con los jóvenes.
· La izquierda: Es una unión de varios partidos de izquierda y representa la extrema izquierda en Polonia. Se oponen al PiS y son favorables a la mejora de las relaciones con la UE. Podrían jugar un papel importante si la oposición tiene un buen resultado y les necesita para gobernar.
La campaña
Con el resultado ajustado que prevén las encuestas, está campaña está siendo bastante agresiva y ambos bloques están utilizando todos los recursos a su disposición para movilizar a su electorado. Por el lado del gobierno, el conflicto por el grano ucraniano les sirve para posicionarse como el partido que defiende al campo, algo fundamental pues el PiS depende del voto de las poblaciones rurales. De paso, puede hacer algo daño al componente rural de la Confederación y evitar las fugas.
También ha vuelto un clásico de las campañas polacas, la confrontación con Alemania. El gobierno polaco ha vuelto a pedir reparaciones por los daños de la Segunda Guerra Mundial, algo que como decimos no es nuevo ni tiene ningún recorrido más allá de lo discursivo, pero que siempre ha ido bien como herramienta de campaña a la hora de reforzar la imagen del PiS como el verdadero defensor de los intereses polacos respecto a la influencia extranjera.
En este sentido, una de las mayores criticas que vierten desde el PiS hacia la oposición es que Donald Tusk es demasiado próximo a Alemania y que venderá al país a los intereses y la agenda alemana.

Por otro lado, en un intento de movilizar a su electorado, desde el gobierno han convocado un referéndum sobre inmigración para el mismo día de las elecciones. La inmigración es uno de los temas dónde el PiS se siente más cómodo y su discurso respecto a los males de la inmigración y la defensa de las fronteras polacas ya le ha traído réditos en el pasado.
Esta vez esperan que el referéndum actúe como agente movilizador para su electorado, algo que puede ser clave si el resultado está ajustado. Además, en un movimiento que preocupa a las organizaciones internacionales, a la entrada de los colegios electorales se preguntará a los votantes si desean una papeleta para votar en el referéndum y se guardará un registro de los que la rechacen.
Por parte de la oposición, el discurso de Coalición Cívica se centra en recuperar el prestigio internacional de Polonia y enmendar sus relaciones con la Unión Europea y Washington. Critican que el único interés del PiS es el PiS mismo y eso está lastrando a la sociedad polaca. También prometen deshacer las reformas del gobierno en el ámbito judicial y restaurar las instituciones democráticas que han sufrido un desgaste considerable desde 2015.
La oposición también está explotando el escándalo de las visas para poner el foco en la corrupción del gobierno. Recientemente se ha descubierto que el gobierno polaco emitía visas a ciudadanos de África y Asia a cambio de sobornos. Según los medios de comunicación polacos, podrían haberse emitido más de 250.000 visas ilegalmente.
Este escándalo puede hacer daño al PiS ya que es un partido que ha construido su discurso en torno a la mano dura con la inmigración. Desde el gobierno eluden la responsabilidad y alegan que sólo han sido unos cientos de casos los que han mostrado irregularidades.
Posibles escenarios
Actualmente, la media de encuestas coloca al PiS como primera fuerza con un 36% de los votos y a Colación Cívica en segundo lugar con un 30%. El resto de los partidos se mueven todos en la horquilla del 8% y el 11%. Si la demoscopia es precisa ninguno de los dos partidos tendrá mayoría suficiente para gobernar en solitario y deberán pactar.
El escenario más probable es el de una victoria del PiS, pero insuficiente para formar mayoría en solitario, por lo que tendrá que pactar con la Confederación. Desde la Confederación, a pesar de la proximidad ideológica con el PiS, han evitado decantarse por ninguno de los bloques y su líder ha declarado que no se unirán a ninguno de los dos grandes partidos. Está por ver si en esta situación la Confederación mantendría su promesa o si el PiS puede articular una oferta lo suficientemente atractiva como para formar gobierno.
Otro escenario probable, aunque menos que el primero, es que las encuestas hayan sobreestimado ligeramente a la oposición y alguno de los partidos opositores (principalmente Tercera Vía) se queden fuera del parlamento. Tercera Vía, al ser una coalición, debe superar el 8% de los votos para entrar en el parlamento y la media de encuestas les coloca en torno al 10%. Si Tercera Vía no entra, se despejaría mucho el camino para que el PiS pudiera gobernar en solitario.
En una situación más improbable, existe la posibilidad de victoria de la oposición. En los últimos días hemos visto como se ha producido un ligero repunte de la oposición y el escandalo de las visas podría actuar como desmovilizador para el electorado del PiS. Si esto se produce es posible que Coalición Cívica tenga los números para gobernar junto con Tercera Vía y la Izquierda.

Su gobierno tendría las cosas difíciles pues la presidencia del país está en manos de Andrzej Duda, del PiS, que podría utilizar su veto para obstaculizar las propuestas legislativas de la coalición. No hay elecciones presidenciales hasta 2025.
Por último, también podría producirse un escenario de igualdad tal que ninguno de los dos bloques obtenga la mayoría necesaria para formar gobierno. En ese caso, si tras varios intentos todavía no se ha nombrado Primer Ministro habría de convocarse elecciones en un escenario bastante incierto.
Estas elecciones son importantes para Polonia y el futuro de la UE. Aunque suene a cliché es la primera vez desde el 2015 que el PiS tiene posibilidades reales de perder el ejecutivo. Lo más probable es su victoria y continuidad en el poder, pero en un escenario tan ajustado un cambio de 2-3 puntos (en el margen de error de todas las encuestas) podría transformar la realidad política polaca. Desde Bruselas contienen la respiración esperando para ver si su mayor rival, junto con Orbán, es desalojado del poder en Polonia.