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El próximo 26 de septiembre se celebran elecciones en Alemania, unas elecciones en las que, por primera vez en 16 años, Ángela Merkel no será candidata. Se acaban los 16 años de gobierno de Merkel que han marcado una época en Alemania y el país debe decidir quién liderará el nacimiento de la nueva era post-Merkel.

El camino hacia estas elecciones lo podemos dividir en tres fases; una primera antes de la pandemia marcada por el impulso de los verdes, que se acercaban a la primera posición de la CDU y perfilaban a su candidata, Annalena Baerbock, como la próxima Canciller.

Y, tras esto, llegó la pandemia y con ella una nueva fase en la que se produjo una suerte de efecto rally around the flag, similar al que se dio en otros lugares de Europa, donde el apoyo al gobierno aumentó considerablemente y la CDU llegó a rozar el 40% para desgracia de los Verdes. Pero la campaña de vacunación progresaba y se iban liberando las restricciones por lo que la pandemia dejó de ser el centro de atención y ahí la CDU volvió a sufrir mucho, durante unas semanas tuvimos un escenario bastante similar al de antes de la pandemia, CDU en primera posición con los Verdes acechando e incluso superándoles tímidamente en algunos momentos, pero no duró mucho.

Por último, la tercera fase nos trajo el advenimiento de Olaf Scholz como futuro canciller, el SPD aupado por la popularidad de su candidato comenzó a ganar impulso gracias al descredito de la CDU y el estancamiento de los verdes, hasta el punto de que hoy lidera las encuestas.

Un escenario imposible hace tan solo unos meses.

Olaf Scholz: El verdadero heredero de Merkel

El triunfo en las encuestas del SPD no es el triunfo del partido ni de la socialdemocracia, sino el triunfo de su candidato, Olaf Scholz. El ex alcalde de Hamburgo y actual Vicecanciller alemán lidera en intención de voto y lo ha conseguido gracias a posicionarse como el sucesor real de Merkel, dejando a un lado al candidato de la CDU y teórico sucesor de Merkel, Armin Laschet.

Olaf Scholz en 2010. Fuente: SPD in Niedersachsen

Scholz es un político gris, muy poco carismático, que aburre cuando habla y nunca recurre a estridencias ni grandes titulares, pero sabe proyectar algo que el electorado alemán valora muy positivamente, seguridad y certeza. Con Scholz sabemos que no habrá experimentos, es una persona con experiencia, es el actual vicecanciller y ministro de finanzas y es el candidato preferido por los alemanes para ser canciller. De hecho, lo único que le separa de una mayor intención de voto es su partido, cuya imagen está muy deteriorada.

Scholz tiene un estilo calcado al de Merkel, calmado, sin sobresaltos, aburrido, hace que ponerse de perfil sea verdadero arte, no se posiciona nunca sobre temas polémicos, evita las preguntas que no le convienen y consigue dar respuestas ambiguas dónde todo el mundo escucha lo que quiere escuchar. Scholz no es un candidato que levante pasiones ni entusiasme a nadie, pero precisamente por eso tampoco genera un gran rechazo y, en un contexto como el de la Alemania actual, eso es una enorme virtud ya que Scholz es una opción aceptable para gran parte del electorado.

Preferencias de Canciller por partidos. Datos: Infratest dimap

Así no es de extrañar que veamos datos como estos, dónde Olaf Scholz recibe una gran cantidad de apoyo entre el electorado de sus rivales políticos, 1 de cada 3 votantes de la CDU prefiere como canciller a Scholz antes que a su propio candidato y encontramos una cifra similar entre el liberal FDP, que será fundamental para formar la nueva coalición de gobierno.

Armin Laschet: El hundimiento

El candidato de la CDU a Canciller, Armin Laschet. Autor: Raimond Spekking

La otra cara de la moneda es el candidato de la CDU, Armin Laschet. El ministro presidente de Renania del Norte - Westfalia, el länder más poblado y más rico de Alemania, no está pasando su mejor momento, algunas encuestas incluso sitúan a la CDU en mínimos históricos en torno al 20%, lo que sería un fracaso sin paliativos.

 Intención de voto en Alemania. Grafía: @Wahlen_DE

Laschet ya sabe lo que es ganar cuando todos te dan por muerto, en las elecciones de Renania del Norte-Westfalia todas las encuestas le daban perdedor contra la candidata socialdemócrata Hannelore Kraft y finalmente acabó ganando, pero esta vez lo tendrá mucho más difícil. Para explicar por qué hay que remontarse a su elección como candidato.

Laschet se impuso en las primarias a Friedrich Merz y Nobert Röttgen, Merz representaba el ala derecha del partido que consideraba que el centrismo de Merkel había ido demasiado lejos y el partido tenía que disputarle el electorado al AFD para recuperar a esos conservadores descontentos que se pasaron al partido ultra. Röttgen provenía de un ala más progresista que pretendía continuar con el centrismo Merkeliano e incluso llevarlo más allá para conseguir disputarle electorado a los verdes. Por su parte Laschet era el candidato del continuismo, el candidato que representaba al Merkelismo sin Merkel y el que menos cambios representaba con respecto a la actual canciller, su virtud como candidato era ser la continuación de Merkel.

Pero como hemos dicho, esto lo rompe Scholz, el candidato del SPD ha logrado postularse como el verdadero candidato Merkeliano de las elecciones, impulsando su candidatura y hundiendo la de Laschet al mismo tiempo. Sin legado de Merkel en el que apoyarse, Laschet es un candidato vacío.

Cualquier lector versado en política alemana se estará dando cuenta que no hemos hablado de uno de los personajes principales en la historia de Laschet, Markus Söder. La CDU la conforman la unión de dos partidos, la CDU y la CSU, el partido conservador hegemónico en Baviera. Söder es el líder de la CSU y el ministro presidente de Baviera. Incluso antes de que ganara Laschet las primarias ya había voces que pedían que el candidato fuera Söder y no Laschet, finalmente acabó siendo Laschet, pero el declive en las encuestas ha acrecentado las divisiones dentro del partido.

El líder de la CSU, Markus Söder. Fuente: https://securityconference.org/impressum/

El 70% de los votantes de la CDU prefieren a Söder como candidato y diputados de su propio partido exigieron públicamente su dimisión. Si hay algo que penaliza el electorado es un partido divido y la CDU está teniendo muchos problemas para mostrarse unida, si a esto le añadimos un candidato débil, el futuro de la CDU parece que está lejos de la cancillería.

Baerbock, victoria que huele a fracaso

Por su parte los Verdes han experimentado un crecimiento verdaderamente espectacular, en las elecciones de 2017 no llegaron al 9% y ahora las encuestas les dan de manera consistente cifras en torno al 17%. Lo que en cualquier otro contexto sería para estar muy orgulloso, en los Verdes huele a fracaso. En mayo llegaron a estar por encima de la CDU y Baerbock ya se veía como nueva Canciller.

Sin embargo, una campaña sucia que incluso rivales políticos como Olaf Scholz condenaron y una serie de errores de la candidata como unas acusaciones de plagio por unas citas omitidas en su libro y algunas modificaciones en su currículum, fueron erosionando la imagen de Baerbock y acrecentando la caída de los Verdes. En cualquier caso, parece que han encontrado su suelo en torno al 17% y con toda seguridad estarán en el nuevo gobierno alemán.

Se acordó la celebración de 3 debates entre los tres candidatos antes de las elecciones. El primero se celebró el domingo pasado y, como todos los debates, no cambió mucho las cosas. Scholz siguió fiel a su estilo particular centrándose más en evitar generar antipatías que en generar simpatía y eso le bastó para salir vencedor.

La candidata verde, Annalena Baerbock. Autor: Stefan Kaminski

Es cierto que cuando el foco mediático ha estado tanto sobre Laschet como sobre Baerbock ambos lo han acusado y toda esta atención mostró las costuras de sus campañas y comenzó su declive, a Scholz bien podría pasarle lo mismo, de ahí su estrategia de intentar pasar desapercibido y centrar la atención lo máximo posible en los otros candidatos, Scholz sabe que su baza para ganares hacerlo en negativo, esto es, que los otros candidatos pierdan las elecciones y de momento lo está consiguiendo.

Alemania se enfrenta a unas elecciones históricas en un escenario claramente incierto, queda menos de un mes para las elecciones y un cambio de un par de puntos puede ser decisivo tanto para elegir al nuevo canciller como para conformarlas posibles coaliciones de gobierno.

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