Emiratos Árabes Unidos en Yemen
Los Emiratos nacen de una tradición histórica y cultural común que recorre la costa oeste del Golfo Pérsico, llega hasta Omán, y que a lo largo de los tiempos se caracterizó por las pequeñas poblaciones sin un gran papel en la historia.
Aquellos territorios fueron bautizados como «Omán de la Tregua», ya que Inglaterra los castigó, tras lo que se alcanzó un acuerdo de paz.
Es decir, que EAU viene de una tradición pacífica, sin grandes sentimientos nacionalistas, pero sí con importantes localismos, lo que ha afectado a su historia reciente y a su política exterior.

Su cultura política ha orientado todo a la diplomacia y los negocios, relegando la intervención militar en el extranjero a una herramienta de raro uso y de «última opción».
En contraste con EAU, es innegable que el Irán de los ayatolás ha intentado exportar su revolución e intervenir en toda la región desde hace décadas, Qatar ha intentado ejercer su influencia mediante Al-Jazeera y una entente con Turquía, mientras Arabia Saudita ha intervenido en los asuntos regionales en más de una ocasión.
El pasado domingo (equivalente a nuestro lunes), las grandes personalidades emiratíes, principalmente de Dubai y Abu Dhabí celebraron el recibimiento con honores de los soldados del país veteranos de Yemen, y honraron con sus palabras a todos los que habían perecido.
Recordemos que incluso algunos miembros de estas importantes familias han combatido y perdido sus extremidades en Yemen.
Los líderes del país ponían el acento en que sus operaciones habían buscado reestablecer la seguridad en una zona crítica en la que Teherán estaba interviniendo desde hacía tiempo.
EAU, como última opción se unió a otras potencias árabes a una intervención que comenzó en el último segundo, cuando el presidente Hadi estaba a punto de perderlo todo en su última gran ciudad, Adén.
Es decir, que enviar tropas fue lo último de lo último, y cuando se hizo, se buscó estabilizar el frente, y a la vez luchar contra Al-Qaeda y el Dáesh, que dominaban zonas al este del país.
Los yihadistas, como suníes que son habrían sido susceptibles de alcanzar acuerdos con Hadi para combatir contra sus enemigos: los revoltosos de Sanna y los hutíes.
Pero en el sur de Yemen, que apoya EAU no se ha consentido tal alianza. Los yihadistas fueron combatidos y expulsados de ciudades como Mukalla tras sangrientos combates.
Esto no debería sorprendernos, ya que el propio Dáesh considera a las familias gobernantes de EAU o Arabia Saudita como verdaderos apóstatas a los que destruir, además la sociedad de Emiratos tiene un grado de apertura muy superior a cualquier otra de Oriente Medio.

Conscientes del estado de la economía yemení, y de sus infraestructuras Abu Dabí se convirtió en el mayor donante de ayuda humanitaria junto a Arabia Saudita.
Los emiratíes han despachado más de 6.900 millones de dólares entre 2015 y 2019 por , con ayudas dedicadas en un 66% al desarrollo, y en un 34% a la ayuda humanitaria, lo que ha paliado una catástrofe humana sin precedentes.
Ciertamente, los bombardeos y la operación de interceptación y abordaje de buques, en nada comparable a un bloqueo naval, han causado efectos negativos inevitables en el marco de la guerra, sin embargo hemos de recordar que es el material iraní el que la sigue alimentando.
Irán no solo ha aprovechado la situación para dañar a sus rivales regionales, aún a costa de una guerra sin cuartel que pagan los civiles, sino que además Teherán no ha puesto «ni un duro» para reconstruir el país o mejorar las malas condiciones de vida de los civiles.

Toda intervención en Yemen era tan indeseable como inevitable, mal que nos pese.
Desde el punto de vista militar EAU no ha cometido grandes desmanes, ni ha llevado a cabo estratagemas que pasen por operaciones de castigo… En el peor de los casos con buena fe han atacado objetivos que identificaron erróneamente.
Además, Abu Dabí ha demostrado su capacidad de proyección estratégica al establecer bases en Perim, Socotra y desplegar el equivalente a un batallón acorazado dotado de tanques Leclerc en Yemen del Sur, a lo que se une un importante dispositivo naval y logístico.
En definitiva, las Fuerzas Armadas del país han demostrado un grado de profesionalidad razonable, muy por encima del estándar regional, y la forma de intervenir; ha contenido los daños a la población civil, siempre eso si teniendo en cuenta el contexto de una guerra que el país árabe nunca deseó.