Medio de comunicación independiente

Por Guillermo Pulido Pulido

La guerra en Siria está llegando a un punto culminante a medida que se acera la fecha de línea roja del ultimátum de Erdogan del 29 de febrero, según el cual las fuerzas sirias deberían retirase a la línea de puestos de observación turcos que (desde 2018) mantenían las fronteras de facto en Idlib.

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Algunos de los puestos de observación turcos en 2018, que guardaban los límites territoriales que separaba rebeldes y milicias yihadistas del régimen sirio.

Antecedentes de la situación actual

Turquía está desesperada por restablecer los límites territoriales a los que se aferraba desde 2018. La actual pérdida de territorio por parte de las fuerzas afines a Turuquía, comenzó cuando el régimen sirio lanzó la ofensiva del noroeste, de abril a agosto de 2019, logrando retomar territorios al norte de Hama y sur de Idlib.

Tras varios meses de parada y negociaciones (intercaladas por la ofensiva en territorio kurdo-sirio entre octubre y noviembre de 2019), en diciembre el régimen sirio relanzó la ofensiva en el noroeste, para retomar el control de buena parte de Idlib, especialmente las carreteras 4 y 5.

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La importancia de las carreteras 4 y 5.

Dado que las milicias rebeldes y yihadistas están divididas entre sí, y no podían presentar una oposición muy organizada ante la irresistible ofensiva de las fuerzas armadas sirias con apoyo aéreo ruso, fue cuando Erdogán decidió intervenir de manera más directa, enviando fuerza armada turca al interior de siria y amenazando con el mencionado ultimátum.

De no cumplirse lo exigido por Erdogán, este amenaza con una ofensiva a plena escala para hacer retroceder al régimen sirio de sus recientes avances.

Además del ultimátum para el primero de marzo, el día 5 de marzo hay programada una cumbre internacional entre Rusia, Turquía, Alemania y Francia para debatir asuntos de la guerra en Siria.

Por ese motivo, la recitente escalada hay que entenderla como una carrera para ganar posiciones lo más ventajosa posibles para cuando se llegue el punto culminante de la ofensiva (en la que se empieza a llegar a un punto muerto militar), y se pase después a la clásica fase de negociación diplomática entre varias grandes potencias.

Nótese que en la cumbre del día 5 de marzo en Alemania, no estará presente el gobierno sirio ni los EEUU (ni Irán), lo que suponen ausencias notables en la historia de esta guerra pero refleja realmente el actual estado de cosas (con la érratica política norteamericana y la pérdida de influencia iraní en siria).

Recordemos que el objetivo de las fuerzas sirias en la actual ofensiva del noroeste, es liberar las carreteras número 5 y 4, lo que supondría una gran pérdida territorial para las milicias que apoya Turquía.

Por ese motivo, Turquía no tuvo más remedio que intervenir. En los últimos días y gracias al apoyo turco, las fuerzas rebeldes han conseguido retomar la localidad de Saraqib, que como puede observarse en los mapas un nodo de la carretera 5, volviendo a cortar esa vía directa para llegar a Alepo desde los territorios principales que controla el régimen sirio hacia el sur.

Ese éxito, sin embargo, se logró después que Turquía pagara ayer un alto precio en sangre, al sufrir muchas pérdidas después de numerosos ataques aéreos rusos. Aunque es pronto para evaluar la eficacia final de esos ataques aéreos rusos, probablemente hayan detenido la contraofensiva rebelde en la zona de Saraqib.

Además, en la zona de la carretera 4 los fuerzas rebeldes y yihadistas apoyadas por Turquía no están teniendo demasiado éxito en frenar los avances de las fuerzas armadas sirias.

Por otra parte, Turquía incrementó su implicación en la guerra siria en Idlib creyendo que Rusia no se arriesgaría a hacer peligrar la fructífera entente entre los dos países, que comparten intereses en el asunto del gas y tratar de erosionar la influencia de Europa y EEUU en la región.

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Sin embargo, Erdogán no calculó bien y cuando sus contraofensivas contra el ejército sirio comenzaron a ganar tracción, se ha tenido que enfrentar a la superioridad militar rusa, que ha ejecutado resolutivos ataques aéreos contra los rebeldes y posiciones sirias.

Rusia quiere mantener buenas relaciones con Turquía, pero no a cualquier precio, por lo que Putin no se está dejando intimidar por las amenazas Erdogan y sigue apoyando a su aliado sirio.

Juego de escaladas y del miedo

A medida que se lleguen a las fechas del 1 y 5 de marzo, es de prever que las tensiones y los enfrentamientos armados sigan escalando, para hacer evidente en el campo de batalla quien tiene más capacidad militar y resolución.

Turquía podría lanzar un ataque a gran escala contra Siria y el despliegue militar ruso en Siria, con una probabilidad de éxito incierta, ya que la fuerza aérea turca está en mal estado operativo después de continuas purgas.

No obstante, esos ataques aéreos turcos, hipotéticamente podrían causar graves daños a la base aérea rusa, que no está suficientemente endurecida para soportar un ataque a gran escala, aunque goza de importantes defensas antiaéreas que causarían un gran coste al ataque aéreo o anular su eficacia.

Para colmo, en caso que Turquía escalase de ese modo (o cortando el estrecho del Bósforo y atacar buques rusos de guerra y transporte), Rusia podría atacar de un modo aún muy superior, ya que goza de superioridad militar en el Mar Negro, y podría causar un grave daño al tráfico marítimo turco, infraestructura energética, turismo, etc.

Por ese motivo, no sería racional que la escalada lo hiciera hasta el nivel de un conflicto armado generalizado y a gran escala, sino que quedase encapsulado en escaladas que aunque graves. Las acciones, por lo tanto, son mucho limitadas, medidas y calibradas de lo que podría parecer a observadores no familiarizados con los estudios y asuntos estratégicos.

La maniobra turca de intentar implicar a la OTAN en la actual escalada de tensión y hostilidades en Siria (convocando al Consejos Atlántico por la amenaza que implican las acciones rusas), también ha de encuadrarse en esa puja para demostrar qué potencia tiene más capacidad militar y resolución de usar la fuerza armada.

Turquía quiera señalizar a Rusia, que en caso que Turquía lanzase un ataque a gran escala contra el despliegue ruso en Siria, la amenaza rusa de escalar más todavía contra Turquía se daría de frente contra el muro de la OTAN y el artículo 5, por lo que Erdogán tendrían una buena cobertura para enfrentarse a Rusia sin que esta pudiera desplegar su superior poder (por miedo a la OTAN).

Conclusiones: incertidumbre y tensión

Los resultados de todos estos movimientos aún están abiertos y no es posible hacer un pronóstico de hasta donde escalará Erdogán para intentar revertir los avances sirios entorno a las carreteras 4 y 5. Pero sin duda es probable que se llegue a altos niveles de tensión prebélica, aunque racionalmente no debería traspasarse el umbral de conflicto armado para adentrarse en el de guerra abierta a plena escala.

No obstante, la historia de las relaciones internacionales está plagada de guerras que han estallado por error de cálculo de los decisores, y no por planes premeditados con antelación de iniciar una guerra.

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