¿ES COREA DEL SUR UN PIVOTE GEOESTRATEGICO CLAVE EN ASIA ORIENTAL?
Las tendencias geopolíticas mundiales han tenido siempre una gran importancia para el devenir de la comunidad internacional y de las políticas exteriores de los Estados. En los últimos años vemos como estas tendencias se están dirigiendo hacia Asia, algunas de las más importantes en Asia Oriental. En esta zona del mundo encontramos intereses de algunas de las potencias más fuertes de nuestro siglo, China, Rusia, Japón, las dos Coreas, y Estados Unidos. Todos ellos son actores internacionales excepcionalmente relevantes y todos ellos tienen grandes intereses en la región.

Dentro de esta carrera China busca influencia regional, expandirse y expandir su comercio, lo cual le hace entrar en conflicto principalmente con EE.UU pues la presencia de bases militares estadounidenses en la zona complica la salida al pacifico del gigante asiático. El país norteamericano no está dispuesto a dejar que China le adelante, por ese motivo centra grandes esfuerzos en mantener tanto presencia como influencia en la región. Japón por su parte no quiere quedarse atrás y se apoya en el país norteamericano para frenar el avance chino. Corea del Norte busca seguir armándose nuclearmente y conservar su posición sin interferencias externas. Por último, Rusia se mantiene más al margen pero sin perder la pista de lo que sucede en la zona.
Por tanto, vemos como son muchos los intereses que confluyen y se cruzan en esta zona, sin embargo, hay un actor que juega un papel fundamental en todo ello y es Corea del Sur. Sus decisiones, movimientos y relaciones son claves para entender los códigos geoestratégicos de los seis Estados participantes y observar las relaciones de poder existentes. Aludiendo al modelo geopolítico que planteaba Brzezinski, existen dos tipos de jugadores claves en la geopolítica mundial: los jugadores estratégicos dinámicos que son los que poseen poder para aumentar su esfera de influencia, que serían China, Rusia, Estados Unidos y Japón; y los pivotes geopolíticos que no ostentan un gran poder pero cuya situación los hace codiciados para los jugadores dinámicos y, si basculan de un lado a otro, pueden provocar una desestabilización del sistema mundial. Aquí encontramos a Corea del Sur.
COREA DEL SUR COMO PIVOTE GEOPOLÍTICO
A pesar de su tamaño Corea del Sur es un país fundamental para el equilibrio de poder en el lejano oriente. Posición geográfica privilegiada, grandes recursos minerales, un país desarrollado económica y socialmente y un Estado relativamente joven. Todas estas características hacen que Corea del Sur sea objeto del deseo de las grandes potencias, especialmente de China y EE.UU.
Toda esta relevancia y crecimiento que ha adquirido Corea del Sur comenzó cuando tras la Segunda Guerra Mundial la península fue objeto de disputa entre la URSS y los Estados Unidos. Tras largas décadas de pobreza y dictaduras ha sido en los últimos cuarenta años cuando el crecimiento económico que ha experimentado desde finales de la década de los 80 lo ha consolidado como un actor regional y mundial. Al margen de los intereses que suscita el país para potencias externas la agenda geopolítica surcoreana también muestra este interés en consolidarse como pivote regional y desempeñar un papel importante.

Entre los puntos centrales de su agenda encontramos: resolver el tema nuclear de Corea del Norte y mejorar las relaciones intercoreanas de cara a una posible reunificación, lo cual es clave para aumentar la estabilidad del país y su consiguiente aumento de relevancia internacional; desarrollar y mejorar las relaciones con las potencias de la región, promover la paz en el noreste asiático e iniciativas de cooperación; desempeñar un importante rol como poder medio para contribuir a la paz y el progreso del mundo; proteger la seguridad y los derechos humanos y fortalecer la capacidad para la cooperación económica, mediante la Asistencia de Desarrollo Social y cooperación para el desarrollo.
También, y al margen de sus propios intereses, en la región confluyen las ambiciones de otros actores. En esta confluencia encontramos tres frentes abiertos que complican tanto las relaciones interregionales como la posición de pivote regional de Corea del Sur. El primero son las islas Dokdo que tanto el gobierno surcoreano como el nipón reclaman como suyas, el segundo la denominación del Mar del Este y el tercero sobre la interpretación china del reino Goguryeo. Sin embargo, la mayor problemática que enfrenta Corea del Sur para consolidarse como pivote geopolítico en la región es su posición entre China y Estados Unidos. Históricamente ha sido un gran aliado del país americano por temas militares y de seguridad respecto a Corea del Norte pues desde el Armisticio de 1953 los Estados Unidos mantienen tropas en su territorio.
Además, el presidente Trump viajó a Corea en noviembre de 2017 y confirmó entonces el compromiso de ambos países con su alianza bilateral, lo cual alejaba al mismo tiempo al país surcoreano de China. Sin embargo, en los últimos años la excesiva dependencia militar y de seguridad que Corea tiene de EE.UU junto a la política expansionista y económica de China hacen que ambos países asiáticos cada vez se acerquen más, ya que China es el mayor socio comercial de Corea del Sur, representando el 25% de sus exportaciones actuales, en comparación con el 10% correspondiente a EE.UU.
La complicación de su posición viene por el estrecho margen de maniobra que tiene. Por un lado, Corea del Sur persigue una política de distensión con Pyongyang pues estabilizar esta cuestión es fundamental para el potencial futuro estratégico internacional del país y para lo cual la ayuda norteamericana es esencial, pero por otro lado su dinámica política interna y sus intereses económicos parecen acercarle cada vez más a China, lo que no sienta bien en EE.UU. Corea no puede dejar que las pretensiones estadounidenses en la zona le deriven a enfrentamientos o tensiones que el gobierno surcoreano no quiere, pero a la vez tampoco puede permitir que Beijing adquiera una posición hegemónica en Asia y deje de contar comercialmente con ellos.

Por tanto, Seúl se encuentra ante un dilema estratégico entre no perder las buenas relaciones con Washington, su aliado histórico y militar, a la vez que se independiza en cierta forma de ellos y mejorar las relaciones con China, su principal socio económico, sin que esto afecte a EE.UU. Este dilema ha llevado a Corea a tener que reformular su estrategia nacional la cual se centra en resolver el conflicto con el norte y estabilizar la península. La estabilización de las relaciones entre ambas coreas y una paz sólida resulta crucial para no depender tanto militarmente de EE.UU mientras no pierde su relación con el gigante asiático. Esta situación cruzada en la que se encuentra hizo presentar en 2005 una iniciativa para convertirse en el “equilibrador del noreste asiático”. Desgraciadamente, la dificultad que tiene actuar como mediador entre estas dos grandes potencias no es pequeña y por este motivo la iniciativa ha quedado prácticamente en el olvido y el dilema para Corea del Sur continúa.
Este dilema se intensificó por dos hechos, por un lado, la instalación del escudo antimisiles estadounidense THAAD que fue totalmente rechazada por China y, por otro lado, la adscripción de Corea al nuevo banco de inversiones AIIB impulsado por Pekín y que no gusta nada en Washington. El escudo antimisiles fue una opción necesaria para el gobierno surcoreano con el fin de garantizar su seguridad y conseguir terminar con el asunto con Corea del Norte, sobre todo después de los ensayos y lanzamientos por parte de estos. A pesar de ello, esta decisión tuvo impacto en sus relaciones con Pekín.
A su vez, su adscripción en 2015 al AIIB no fue vista con buenos ojos por EE.UU pues este banco supone una gran competencia al Banco Asiático de Desarrollo (BAD), donde Washington y Tokio tienen un gran peso. Estas dos decisiones fueron parte de la conocida ambigüedad estratégica, la estrategia nacional reformulada que llevó a cabo el gobierno surcoreano para mantener a ambos socios. Aun así, esta estrategia no es fácil de seguir y, como se ha mencionado, debido al escudo antimisiles Pekín empezó una pequeña guerra comercial y diplomática que finalizó en 2017. Con EE.UU las relaciones se han debilitado y a pesar de haber entendimiento mutuo y una continuación de la presencia militar, siguen existiendo brechas y un descontento desde Seúl por la enorme dependencia militar que tienen del país norteamericano.
Durante el mandato de Donald Trump y con motivo de su actitud tanto hacia China como hacia sus aliados en la zona, las relaciones de Corea y China parecieron reforzarse pues estas favorecerían la consecución de la mayoría de los objetivos coreanos: reducir la dependencia militar, reforzar el desarrollo económico y asegurar los intereses y la estabilidad en la península. Desde 2017 las relaciones entre ambos países se han intensificado y han ido a más, incluyendo desde temas de seguridad hasta económicos. Con la llegada de Biden, sabedor de la importancia que tiene mantener a Corea del Sur como aliado regional en su batalla de contención contra China, las relaciones entre ambos países parecen haberse reconducido volviendo a posicionar a Corea a medio camino entre ambas potencias.
En este sentido el papel como pivote de Corea del Sur resulta especialmente importante, no decantarse por un lado ni por otro puede suponer la estabilidad necesaria para la región, mientras que, si permite su viraje hacia uno de los dos lados, la complejidad en la región aumenta exponencialmente.
Por tanto, la propia ambición surcoreana como los intereses de los jugadores estratégicos dinámicos, especialmente China y Estados Unidos, hacen que Corea del Sur se erija como pivote geoestratégico especialmente relevante. Asimismo, como hemos ido mencionando existen otros jugadores estratégicos dinámicos en la región muy relevantes y que afectan tanto a las propias ambiciones surcoreanas como a los intereses geopolíticos de toda la región.
OTROS AGENTES RELEVANTES PARA LA GEOPOLÍTICA SURCOREANA
Corea del Sur se posiciona como pivote geopolítico de la región por su agenda y su situación entre las dos grandes potencias mundiales. Sin embargo, está rodeada por otros países que tienen intereses en la zona y que también influyen en cómo Corea del Sur desempeña su papel geoestratégico. El primero de ellos es Corea del Norte, país vecino y con el que indudablemente existe un gran vínculo. El gobierno de Seúl tiene claro que su posición regional e internacional pasa por resolver su conflicto con Pyongyang. Hasta que esto no ocurra no van a poder desarrollar satisfactoriamente toda su agenda. Con todo ello, aunque las relaciones han mejorado en las últimas décadas, desde 2017 las tensiones han aumentado y los ejercicios militares, los ataques a símbolos de la reunificación y la propaganda han propiciado un escenario en retroceso.
Por otra parte, encontramos a Japón, gran aliado de Estados Unidos en la región y junto a los cuales Seúl formaba un triángulo de diálogo que se ha visto comprometido por la disyuntiva china. Las relaciones bilaterales entre Corea del Sur y Japón tuvieron su punto de inicio formal en 1965, cuando ambos países firmaron el «Tratado sobre la base de las relaciones entre Japón y la República de Corea». Japón y Corea nunca han llegado a consolidarse como grandes aliados por su pasado conjunto en el que Corea estuvo bajo dominio del imperio nipón y de donde se resaltan y aún perduran en la memoria el asunto de las islas Dokdo ya mencionado y el de las mujeres de confort.
En 2015 hubo un proceso de relajación a pesar de que en los últimos años la tensión entre los países ha sido elevada. Japón también ha sido clave en la relación entre EE.UU y Corea, manteniendo una relación triangular muy importante para Washington. En esta relación el buen entendimiento entre los países asiáticos resulta clave para los intereses norteamericanos pues un cisma podría derivar a Corea del Sur a acercarse más a China ya que Tokio y Pekín están lejos de tener un buen entendimiento. Si no son cuidadosos y dada la posición que ocupan ambos en el escenario que será el foco de las miradas internacionales, sus enfrentamientos pueden ser magnificados y exagerados, llevando a una mayor tensión y menor cohesión regional.

Parar terminar, hay que hablar del agente que se mantiene más desaparecido, Rusia. A pesar de la poca presencia directa, el país sigue muy de cerca todas las tendencias que se están dando en la región y al igual que las otras dos potencias que se disputan la hegemonía mundial, ha empezado a mantener relaciones con Corea del Sur, lo cual supuso un enfriamiento de sus relaciones con el Norte, el cual ha sido su socio desde la Guerra Fría. En 1992 se consolidaron las relaciones entre Rusia y Corea del Sur con la firma de un acuerdo de colaboración mutuo, sin embargo, el acercamiento que tuvo el Sur desde el fin de la Guerra Fría con EE.UU y su foco en otros actores regionales como China o Japón ha enfriado las relaciones bilaterales. Por tanto, Rusia actualmente aparece como un socio secundario para las dos Coreas mientras trata de mantener cierta relevancia para ambas, lo cual le ha llevado a desinflarse como actor regional y mantener un rol más observador.
CONCLUSIONES
Como hemos visto históricamente la península coreana ha sido un punto geoestratégico y geopolítico muy importante en el que tanto China, EE.UU como Rusia han intentado tener influencia. Actualmente este deseo de control continúa, manifestando la relevancia de este enclave para la geopolítica regional. Corea del Sur es sabedora de esto y por ello orienta sus intereses y estrategias a consolidarse como pivote estratégico regional. La importancia de Corea tiene grandes implicaciones para la seguridad y el devenir del futuro internacional pues tanto un mal movimiento de Seúl apoyando a un bando u otro, como una actuación desmedida por parte de alguna de las potencias, puede desembocar en grandes tensiones que ponen el peligro el desarrollo de la zona y muchos intereses cruzados.
Uno de los mayores peligros es un posible enfrentamiento con Corea del Norte ya que los seis agentes de los que estamos hablando se verían involucrados con todas las consecuencias económicas, institucionales y geopolíticas que ello implica. Otro escenario complicado sería la alineación de Corea del Sur con China por los lazos comerciales y el incesante ascenso del gigante asiático como potencia mundial y regional tanto económica como diplomáticamente. Esto pone en una posición de desventaja a Washington quien perdería un aliado muy importante. Por otro lado también sería complicada una alineación exclusiva de Corea del Sur con EE.UU y Japón pues esto dinamitaría sus relaciones con el gigante asiático afectando gravemente a la economía surcoreana.
De todas maneras, estos escenarios son muy improbables porque no interesan a Corea del Sur. El gobierno surcoreano quiere terminar con el asunto del Norte sin un enfrentamiento directo, mejorar las relaciones y terminar con la amenaza para poder desarrollarse en el escenario internacional con solidez y garantías de seguridad. Por otra parte Corea del Sur no está interesado o, al menos por ahora, en manifestarse como claro aliado de EE.UU o China dando de lado al otro. Su política de ambigüedad y complacencia a ambos sigue las líneas de posicionarse como el actor pivote de la región, sin cerrar la puerta a nadie y siendo importante para todos.
Por tanto, el problema con Corea del Norte, los movimientos de EE.UU, China y Japón darán forma al futuro orden del nordeste asiático. Y en esta evolución Corea del Sur puede situarse como pivote geoestratégico, tanto para alcanzar sus ambiciones nacionales como para influir en el devenir de una de las zonas más importantes y dinámicas del mundo.
BIBLIOGRAFIA
Alonso Solórzano, O y De Jesús Portador, T (2018) “La geopolítica en la península coreana” Obtenido de https://www.revistas.una.ac.cr/index.php/ri/article/view/11237/14845
Alvarez, R (2016) “Corea del Sur: Política Exterior” Obtenido de https://www.researchgate.net/publication/305315695_Corea_del_Sur_Politica_Exterior
Candelas Candelas, M (2013). “Conflicto de Corea: geopolítica, geoestrategia e imaginario”. Política Crítica. Obtenido de https://politicacritica.com/2013/04/07/el-conflicto-de-corea-el-imaginario-geopolitico-dominante-en-el-comportamiento-de-los-seis-actores-estatales-principales/
De Carlos Izquierdo, J (2016) “Relaciones de España con Corea del Norte y Corea del Sur. Contexto geoestratégico” Obtenido de http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2016/DIEEEO18-2016_CoreaNorte_CoreaSur_JavierdeCarlos.pdf
Delage, F (s/f) “La nueva geopolítica asiática” Obtenido de http://www.anuarioasiapacifico.es/pdf/2005/004Fernando_delage.pdf
La Vanguardia (2015) “Corea del Sur, un país atrapado entre los intereses de China y EEUU” Obtenido de https://www.lavanguardia.com/politica/20150324/54429197683/corea-del-sur-un-pais-atrapado-entre-los-intereses-de-china-y-eeuu.html
Mayumi Yasunaga, M (2016) “Japón y Corea del Sur, posible deshielo tras 50 años de tensiones” Obtenido de http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2016/DIEEEO57-2016_Japon_CoreaSur_Mayumi_Yasunaga.pdf