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Finalmente, EEUU y Ale­ma­nia anun­cia­ron sus pla­nes para enviar doce­nas de tanques de guerra a Ucra­nia, marcando así un apoyo armamentístico significativo a Kiev. Sin embargo, ahora el desafío para las capitales occidentales es como llevar los tanques rápido al campo de bata­lla antes de que Rusia concrete una nueva ofensiva.

La Casa Blanca anunció la semana pasada el envío 31 tan­ques M1 Abrams a Ucrania, sufi­cien­tes para un bata­llón de tan­ques ucra­niano. Al mismo tiempo, Alema­nia accedió a pro­por­cionar 14 tan­ques Leo­pard 2 y per­mi­ti­r que otras nacioles euro­peas enviaran los tan­ques de fabri­ca­ción ale­mana que se encuentran en sus depósitos.

Olaf Scholz, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, durante la visita de los líderes del G20 al Bosque de Manglares Taman Hutan Raya Ngurah Rai. Fuente: La Moncloa

Si bien la entrega de tanques es de gran ayuda para el combate ucraniano, la fecha de arribo de estos es la principal preocupación, ya que es muy difícil que lleguen a Ucrania antes de la pró­xima fase de la gue­rra. En occidente ya hay prisa por entrenar y equipar a las fuerzas ucranianas a medida que la lucha se inten­si­fi­ca. En este sentido, el minis­tro de Defensa ale­mán, Boris Pis­to­rius, señaló que el primer bata­llón de tanques llegará a Ucra­nia en tres meses.

Por el lado americano, Washington cum­plió con el requi­sito de Ale­ma­nia de enviar M1 Abrams para que estos accedieran a enviar los Leopard, ya que Ber­lín no que­ría actuar antes de que Was­hing­ton hiciera un com­pro­miso simi­lar. Sin embargo, los fun­cio­na­rios del Pen­tá­gono eran reticentes a enviar los Abrams, se argumenta que sus características, como los moto­res a gas, los requi­si­tos de com­bus­ti­ble y la canti­dad sus­tan­cial de entre­na­miento y logís­tica, los hacen menos desea­bles para la estrategia ucraniana.

Aun así, fun­cio­na­rios del Depar­ta­mento de Estado y de la Casa Blanca se mostraron abiertos a satis­fa­cer las deman­das ale­ma­nas sobre los Abrams para evitar una rup­tura diplo­má­tica entre los aliados y ace­le­rar la entrega de más armamentos. De esta manera, se resuelve un desacuerdo que podía amenazar la uni­dad de la alianza en un momento cru­cial de la gue­rra.

Es importante remarcar que los tanques esta­dou­ni­den­ses tar­da­rán mucho más en entre­garse que los Leo­par­d 2, ya que los Abrams no van a salir de las unidades existentes, sino que van a construirse nuevos. John Kirby, por­ta­voz del Con­sejo de Segu­ri­dad Nacio­nal de EEUU, sostuvo que el país no tiene sufi­cientes Abrams para enviar a Ucrania en este momento.

También comentó que los soldados ucranianos necesitan concluir algún tiempo de entrenamiento para estos tanques, y que EEUU y Ucrania deben crear una línea de sumi­nis­tro para man­te­ner­los. Los fun­cio­na­rios norteamericanos se nega­ron a decir cuánto tiempo toma­ría enviar los Abrams, pero algu­nos de estos dije­ron que el envío ini­cial se podría demo­rar al menos 12 meses.

En este sentido, Pis­to­rius comentó en la tele­vi­sión ale­mana que no había necesidad de que los tanques ale­ma­nes y esta­dou­ni­den­ses fueran entregados al mismo tiempo, deslizando indirectamente la posibilidad de que EEUU proporcione los Abrams más adelante.

La importancia de esta nueva entrega de armamento es significativa, ya que reduce la dependencia de Ucrania de los tanques de la era soviética y les ase­gu­ra­ un suministro a largo plazo. Todo el armamento proporcionado por occidente, esto es los tanques, los vehículos blindados de transporte de personal y la artillería, le darán a Ucrania lo que el Pentágono llama una fuerza de “armas combinadas” para atravesar las posiciones rusas y maniobrar en el campo de batalla.

La importancia de los tanques Abrams

El M1 Abrams es una de las armas terres­tres más pode­ro­sas de EEUU, es capaz de acer­carse a tan­ques ene­mi­gos, posi­cio­nes de tro­pas y otros obje­ti­vos, dis­pa­rar­les con sus caño­nes y ame­tra­lla­do­ras y luego ale­jarse rápi­da­mente. Asimismo, su blindaje pro­tege al vehí­culo y a su tri­pu­la­ción del fuego de armas peque­ñas, fragmen­tos de pro­yec­ti­les e incluso algu­nos impac­tos direc­tos.

Los infantes de marina estadounidenses del 2.° Batallón de Tanques avanzan hacia su objetivo oriental defendido por las fuerzas españolas opuestas durante el Ejercicio Trident Juncture 18, Dalholen, Noruega, el 3 de noviembre de 2018.

El Abrams entró acción por pri­mera vez en la Gue­rra del Golfo, y uno de sus éxitos fue ayudar a los mili­ta­res esta­dou­ni­den­ses a domi­nar a las fuer­zas ira­quíes durante la inva­sión de Irak en 2003. Aun así, a lo largo de su ser­vi­cio, los sol­da­dos y los funcionarios se han preo­cu­pado por su enorme con­sumo de com­bus­ti­ble y el alcance limi­tado del tan­que.

También preocupa la necesidad de un largo tren de logís­tica y man­te­ni­miento necesario para el Abrams en com­bate. Un bata­llón de 58 tan­ques requiere doce­nas de vehí­cu­los de apoyo y cien­tos de sol­da­dos para man­te­nerlo en fun­cio­na­miento.

Así, los camio­nes tie­nen que trans­por­tar com­bus­ti­ble, muni­cio­nes, lubri­can­tes, aceite de motor, fluido hidráu­lico y pie­zas de repuesto extre­ma­da­mente pesa­das.

Incluso con todo eso, un bata­llón de tan­ques puede ope­rar durante tan solo dos o tres días sin el rea­bas­te­ci­miento de un bata­llón de logís­tica. Todas estas dificultades operacionales de los Abrams hicieron que Washington se mantuviera escéptica acerca de la conveniencia de mandarlos a Ucrania en este momento de la guerra.

En occidente se cree que las entre­gas de tanques de fabri­ca­ción ale­mana darían a Ucra­nia una mejor opor­tu­ni­dad de derro­tar a los tan­ques más avan­za­dos de Rusia y rom­per sus defen­sas. El Leo­pard 2 fue desa­rro­llado para el ejér­cito de Ale­ma­nia Occi­den­tal en la década de 1970 y entró en ser­vi­cio a fina­les de esa década. Impulsado por un motor dié­sel, está equi­pado con un potente cañón de 120 mm y visión noc­turna avan­zada. Es más rápido y ágil que el Cha­llen­ger 2 de fabricación británica, pero lleva menos blin­daje.

En el transcurso de un road show, las Fuerzas Armadas de Austria muestran el tanque de batalla Leopard 2A4 en la cantera de Dornbirner/Hohenems, el 4 de octubre de 2008. Autor: Friedrich Böhringer

Al mismo tiempo, con tan­tas unidades de Leo­pard 2 des­ple­ga­dos por los ejér­ci­tos de Europa, espe­cial­mente los que están cerca de sus fron­te­ras, las repa­ra­cio­nes y el man­te­ni­miento serían fáci­les, con una gran can­ti­dad de pie­zas de repuesto cerca. A dife­ren­cia del Cha­llen­ger 2, el Leo­pard 2 tiene un cañón de 120 mm están­dar de la OTAN, lo que sig­ni­fica que varios paí­ses pue­den sumi­nis­trarle muni­cio­nes.

Sin embargo, una vez inte­gra­dos los M1 Abrams en las for­ma­cio­nes mili­ta­res de Ucra­nia y pro­vis­tos de apoyo logís­tico, estos proporcionarán a Kiev un poder de com­bate sig­ni­fi­ca­tivo, y al mismo tiempo indicarán un com­pro­miso a largo plazo de EEUU y Occi­dente con Ucra­nia.

Como fue la negociación

A medida que el aniversario de la invasión rusa se acerca, Ucrania se prepara para una intensificación de las hostilidades. Volodymyr Zelensky anunció a prin­ci­pios de año la intención de Rusia de iniciar otra escalada. Por este motivo, el presidente ucraniano, pre­pa­rán­dose para con­tra­rres­tar esta posi­ble agre­sión, instó a los minis­tros de defensa de varias naciones a que entregaran tanques al ejército ucraniano en la reunión en la base aérea de Rams­tein en Ale­ma­nia.

En un principio, Scholz le dijo a Joe Biden que solo per­mi­ti­ría la entrega de Leopar­d 2 si el pre­si­dente de los Esta­dos Uni­dos enviaba tan­ques M1 Abrams a Ucra­nia, lo que Was­hing­ton había des­car­tado por­que son cos­to­sos y difí­ci­les de man­te­ner.

Sin embargo, al menos tres paí­ses de la Unión Euro­pea decla­raron públi­ca­mente su dis­po­si­ción a sumi­nis­trar tan­ques de bata­lla Leo­pard 2 a Ucra­nia, pero no podían hacerlo sin la apro­ba­ción de Ale­ma­nia, que fabrica los tan­ques. Ante estos desacuerdos, los líde­res en Kiev temían que los retra­sos resul­tan­tes no dejaran tiempo sufi­ciente para pre­pa­rarse para los nue­vos ata­ques rusos.

La resis­ten­cia de Ber­lín a la pre­sión de Esta­dos Uni­dos y sus alia­dos, deseo­sos de enviar sus pro­pios tan­ques Leo­pard 2 de fabri­ca­ción ale­mana, frustró a la Casa Blanca y a muchos gobier­nos euro­peos en un momento al que muchos consideran como una fase crí­tica de la gue­rra.

La reticencia de Alemania se debe al temor de pro­vo­car a Vla­di­mir Putin y que de este modo se extienda la gue­rra a todo Occi­dente. Así, los tan­ques Leo­pard 2 se fueron convirtiendo en un sím­bolo polí­tico de la unidad y la resolución de Europa para res­pal­dar a Ucra­nia hasta la victoria.

En este sentido, y para mostrar una señal de liderazgo y el camino a seguir, Gran Bretaña fue el primero en anunciar que envia­ría tanques de guerra a Ucrania, prometiendo 14 Challenger 2, pero eso no fue suficiente para cambiar la opinión de Alemania en su negativa a entregar Leopards.

En otro mensaje hacia Europa, James Cle­verly, el secretario de Rela­cio­nes Exteriores bri­tá­nico, señaló que los fun­cio­na­rios ucra­nia­nos le comentaron que la entrega de tan­ques eran lo que ellos nece­si­ta­ban para hacer retro­ce­der a los rusos en las regio­nes ocu­pa­das del este y sur del país.

Si bien los ofi­cia­les mili­ta­res bri­tá­ni­cos admi­ten que los Cha­llen­ger 2 no serán suficien­tes para incli­nar la gue­rra a favor de Ucra­nia por sí mis­mos, argu­men­tan que es el pri­mer paso hacia la crea­ción de una "masa crí­tica" de blin­daje que permi­ti­ría a las fuer­zas arma­das ucranianas expul­sar a Rusia del país.

Finalmente, luego de varias idas y venidas, Washington y Berlín acordaron enviar tanques para que el desacuerdo no derive en una posible ruptura de la unidad de la OTAN.

Acerca de los detalles de la decisión norteamericana de acceder a las demandas de Berlín, el New York Times develó parte del proceso deliberativo que llevó a EEUU a apoyar el envío de tanques, en donde especialmente se enfocan en dos ideas principales.

M1A1 Abrams durante la Operación Tormenta del Desierto, febrero de 1991.

En primer lugar, EEUU concluyó que la posibilidad de que el envío de tanques a Ucrania provoque un ataque nuclear táctico ruso son muy bajas. En segundo lugar, el envío de tanques manda un mensaje contundente del compromiso de la OTAN con Ucrania y de su unidad ante los constantes intentos de Putin de fomentar la discordia dentro de la alianza.

Posición Alemana

El enfo­que cau­te­loso por parte de Ale­ma­nia, refleja su polí­tica interna y el temor a una esca­lada nuclear rusa. Sin embargo, este enfoque se encontró bajo la presión de los paí­ses del norte y este de Europa que sien­ten una mayor sen­sa­ción de urgencia a medida que Rusia se prepara para una ofensiva.

Al mismo tiempo, algu­nos paí­ses están preocupados por la continua dependencia europea del apoyo de EEUU a Ucrania, ya que desconfían de la dinámica de la política interna en EEUU. Esto es específicamente si los republicanos en Washington seguirán proporcionando este nivel de recursos a Ucrania, sobre todo si esta última no logra avances significativos en el campo de batalla.

Si bien el Con­greso americano auto­ri­zó un paquete de fon­dos masivo para este año, la opo­si­ción repu­bli­cana a más envíos de miles de millo­nes para Kiev podría compli­car la ayuda mili­tar. Además, las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les del pró­ximo año podrían lle­var a un cam­bio de polí­tica.

Esto ayuda a explicar varias situaciones. Primero, el impulso de Gran Bretaña, Polonia y otros países para ace­le­rar la con­tri­bu­ción mili­tar de Europa. Segundo, la insistencia alemana de que EEUU envíe tanques Abrams antes de liberar Leopards. Tercero, la irritación de Francia con Alemania, ya que argumentan que Europa tiene que hacer más por su propia seguridad.

Sin embargo, el Canciller alemán Scholz terminó contribuyendo a uno de los movimientos más audaces de Occi­dente en apoyo de Ucra­nia, cons­tru­yendo una coa­li­ción de alia­dos que entre­ga­rá más de 100 tan­ques sofis­ti­ca­dos para contrarestar una inmi­nente ofen­siva rusa.

Si bien se resis­tió a los lla­ma­dos para auto­ri­zar la entrega de tan­ques Leo­pard de fabri­ca­ción ale­mana, Scholz terminó contribuyendo en el levan­ta­miento del tabú tran­sat­lán­tico autoim­puesto con­tra el envío de tan­ques de fabri­ca­ción occi­den­tal a Ucra­nia, per­sua­diendo a un pre­si­dente esta­dou­ni­dense rea­cio a unirse al envío de este armamento.

La con­tro­ver­sia mues­tra cómo Scholz está for­jando de a poco el lugar de Ale­ma­nia en un mundo hos­til, divi­dido entre la pre­sión para tomar la ini­cia­tiva en los esfuerzos de Europa para ayu­dar a Ucra­nia y la larga his­to­ria paci­fista de su país. Scholz, se negó a ser inti­mi­dado por los alia­dos para que rom­piera un prin­ci­pio básico: que Esta­dos Uni­dos y sus alia­dos euro­peos debe­rían actuar en con­cierto en su apoyo mili­tar a Kiev.

El can­ci­ller abrió su tác­tica durante el Foro Eco­nó­mico Mun­dial, al decirle a una dele­ga­ción del Con­greso de los Esta­dos Uni­dos que per­mi­ti­ría que el Leo­pard 2 se entre­gara a Kiev solo si Was­hing­ton hacía lo mismo con el Abrams M1. Hacer que sus accio­nes depen­die­ran de Esta­dos Uni­dos causó impa­cien­cia entre los alia­dos euro­peos e incluso entre sus pro­pios minis­tros.

Mien­tras tanto, se esta­ban lle­vando a cabo inten­sas nego­cia­cio­nes entre Ber­lín y Was­hing­ton en las que participaron el secre­ta­rio de Defensa de los Esta­dos Unidos, el ase­sor de segu­ri­dad nacio­nal y el jefe de la Agen­cia Cen­tral de Inteligencia. Al final, el pre­si­dente Biden aban­donó ines­pe­ra­da­mente una posi­ción de larga data de su admi­nis­tra­ción de no donar tan­ques Abrams, des­blo­queando el apoyo de Scholz para enviar Leo­par­dos de Ale­ma­nia y per­mi­tiendo que los alia­dos envíen los suyos.

Scholz y sus ase­so­res dije­ron que su prio­ri­dad era pre­ser­var la uni­dad entre los alia­dos, ase­gu­rar el apoyo público, armar un paquete que mar­cara la dife­ren­cia en el campo de bata­lla y ase­gu­rarse de que Esta­dos Uni­dos per­ma­ne­ciera inte­grado en cada deci­sión clave con res­pecto a la gue­rra.

De esta manera, se puede observar que la guerra sigue escalando y occidente cada vez se involucra más. El proveer a Ucrania de armas ofensivas constituía, al principio de la guerra, una línea roja para occidente. Los tanques claramente son un arma ofensiva. Asimismo, otra línea roja, la de no proveer de una fuerza aérea a Ucrania es un tema que está empezando a debatirse en las capitales occidentales.

En este sentido, el diario britanico, The Daily Telegraph comentó que funcionarios militares del Pentágono están solicitando a la Casa Blanca que envíe aviones de combate F-16 a Ucrania para ayudar a defenderse de los ataques rusos con misiles y aviones no tripulados. La actitud de Kiev es de positiva luego de la confirmación del envío de tanques de combate.

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