Medio de comunicación independiente

Por Diego Duarte Valdivia

Occidente comparando el coronavirus con “una simple gripe” y China ocultando información. Así eran las primeras semanas del COVID-19. Ahora que se decretó una pandemia a nivel global y todos los países del mundo tienen casos confirmados (excluyendo estados parias que no suelen entregar información fidedigna), ¿cómo lo están haciendo los países para suplir la demanda de insumos médicos? ¿existe una “guerra” por ellos?

Las dificultades para adquirir suministros médicos

Existen problemas en todas las naciones del planeta; embargos, confiscamientos e inclusive subastas en las pistas de despegue han sido algunas de las medidas que los gobiernos, de forma desesperada, han tomado.

El presidente estadounidense Donald Trump, que en un comienzo tildaba el COVID-19 como una simple gripe, decía a mediados de abril “nosotros necesitamos las mascarillas. No queremos que otras personas las consigan”.

Estas declaraciones pueden sonar insólitas, pero la verdad es que la actitud del gobierno norteamericano no es anómala. Estados Unidos ha activado leyes aprobadas expresamente para tiempos de guerra con la finalidad de legalizar los embargos de material.

Francia denuncia que EEUU se llevó sus pedidos de China, en concreto, que compró en efectivo el pedido francés en la pista de despegue y el avión que debía ir a Francia partió directamente a Estados Unidos. Sin embargo, el gobierno Francés también ha provocado cortes de suministro a otros países como España, que ha sufrido una retención de provisiones médicas por parte de Turquía cuyo costo ascendía a 3 millones de euros.

Alemania también se sumó a las denuncias contra del gobierno de Trump; en Tailandia se confiscaron 200.000 mascarillas destinadas para la policía de Berlín, acto que fue tildado de piratería por el gobierno alemán. Todas estas acusaciones fueron negadas por la Casa Blanca.

Estas situaciones han forzado a los países a tener que mandar aviones de las Fuerzas Armadas a recoger sus pedidos por miedo a que les ocurra lo mismo.

La falta de mascarillas e implementos médicos hizo que aliados históricos, como lo son Estados Unidos y Europa, se enfrenten entre ellos. En un momento donde se requiere unidad y solidaridad, la desesperación de los gobiernos lleva al enfrentamiento entre naciones aliadas.

Un agente del Mosad (servicio de inteligencia israelí) declaró, “estamos usando todas nuestras conexiones especiales para ganar la batalla y hacer, probablemente, lo que está haciendo todo el mundo, conseguir existencias encargadas por otros”. También añadió, “un avión con material sanitario que había comprado Israel en otro país no obtuvo finalmente el permiso para despegar, por lo que se perdió la adquisición y, en otra ocasión, camiones llegaron a las puertas de una fábrica a recoger equipamiento comprado por el Mosad en un país europeo, solo para descubrir una vez allí que poco antes otro estado se lo había llevado”.

Además mencionó, “he supervisado muchas operaciones en mi vida y nunca he gestionado una operación tan compleja”. “Esto no ha ocurrido solo en Estados Unidos, ha ocurrido también en Turquía, en Francia, ha ocurrido en varios países donde, por la necesidad local, se han usado poderes extraordinarios. Por ejemplo, en Miami, 600 respiradores que estaban comprados por el Gobierno brasileño para atender una crisis que para ellos es muy grave, fueron requisados en el Aeropuerto Internacional de Miami y no llegaron a Brasil”.

Esta pérdida se produjo porque el proveedor prefirió priorizar a EEUU por encima de Brasil, Francia y Canadá después de que los estadounidenses hicieran una adquisición mucho más grande.

Mejor prevenir que lamentar

Sin embargo, existen casos como el de Finlandia que llevaba décadas acumulando insumos médicos y comida para prepararse ante un escenario como éste, también para prevenir desabastecimiento por guerras, crisis económicas, crisis climáticas y sanitarias.

Desde la Guerra Fría, Finlandia acumuló combustible, medicina, comida, herramientas para agricultura e inclusive armas. Todo esto por si las comunicaciones entre Moscú y Washington fallaban y comenzaba un holocausto nuclear. Hoy en día, 41 años después de la caída del muro de Berlín, esos insumos son utilizados para hacer frente a la pandemia del Coronavirus.

A pesar de tener suministros para sus recintos médicos, los cuales ya contaban con almacenes de emergencia, Finlandia anunció el inicio de producción de mas insumos para complementar los que ya tiene y para ser negociados a futuro con otros países.

La diplomacia de las mascarillas

Existía el mito urbano en internet de que la palabra “crisis” en mandarín también significaba oportunidad y, a pesar de que esto no es cierto, la diplomacia China parece creer que efectivamente es así. Tras el brote del Coronavirus, la imagen de China a nivel internacional se vio dañada por el manejo que tuvieron con el COVID-19. Las acusaciones de censura a los médicos que advertían sobre el virus y el ocultamiento de información a la comunidad internacional fueron los ingredientes para generar un descrédito de la imagen del gigante asiático.

A mediados de marzo, China comenzó el envió de mascarillas, guantes, maquinas respiratorias e insumos médicos a los países Europeos y Latinoamericanos. Parte de estos envíos son donaciones o ventas. China pasó a ser de epicentro de la pandemia a exportador de ayuda médica para los países más desarrollados del mundo.

Uno de los primeros beneficiados fue Venezuela con 4.000 tests preventivos, justo después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) negara 5.000 millones de dolares al gobierno de Nicolás Maduro. Venezuela no fue el único país Latinoamericano beneficiado; Bolivia, Ecuador, Argentina y Chile son algunos de los gobiernos que agradecieron la ayuda de Pekín.

Algunos de los países que compraron suministros como México, también se sumaron a las muestras de agradecimiento a China. México gastó 56.4 millones de dolares en material médico.

De acuerdo con la mayoría de los analistas internacionales, la intención de China con estas contribuciones es reforzar el “Soft Power” para incrementar su influencia en regiones históricamente aliadas de EEUU en un momento crucial en la política exterior donde Trump busca de cualquier forma que la comunidad internacional antagonice con China.

De esta manera, mientras el gigante asiático inicia una campaña de apoyo y solidaridad internacional, el presidente norteamericano genera un ambiente de confrontamiento y hostilidad hacia sus aliados más cercanos e inclusive, ha amenazado con “consecuencias” si se descubre que el COVID-19 fue originado de forma “intencional” por parte del que pareciera ser el actor principal en el combate del Coronavirus.

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