GUÍA RÁPIDA PARA NO PERDERSE ANTE EL CALENDARIO ELECTORAL DE 2022
A todos nos ha pasado alguna vez que la información política y, especialmente la electoral, ha sobrepasado nuestra capacidad de comprensión o nuestros esquemas mentales. ¿Portugal acaba de votar a su parlamento o a su gobierno? ¿No había elegido ya Alemania a su canciller? ¿Podría haber presidentes en minoría en Francia o en Estados Unidos? Más de cincuenta Estados celebran elecciones de algún tipo durante 2022, por lo que el siguiente artículo trata de aclarar algunas cuestiones fundamentales para no perderse ante las principales citas electorales de este año.

Elecciones directas e indirectas
La primera distinción que se debe realizar es entre elecciones directas e indirectas. Las elecciones directas son aquellas en las que la población de un territorio está llamada a las urnas, como ocurre con la elección del Parlamento Europeo, de las Cortes Generales –Congreso y Senado– en España y del presidente de la mayoría de países latinoamericanos, además de la democracia directa a través de referéndums constitucionales o de otro tipo.
Por el contrario, las elecciones indirectas son en las que una institución o cuerpo colegiado, que puede haber sido elegido directamente, nombra al titular de otro órgano, lo que sucede con la Comisión Europea, el presidente del Gobierno en España y, al contrario de lo que la mayoría piensa, en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. En este último caso no es el poder legislativo quien escoge al presidente, sino un colegio electoral creado con la única tarea de designarlo, por lo que en la práctica su funcionamiento es igual al de una elección directa.
El diseño constitucional de los procedimientos electorales depende de la relación entre los tres poderes del Estado y del objetivo principal que se persiga con la convocatoria a las urnas. Las elecciones directas están asociadas a una mayor legitimidad, pues toda la población nacional adulta tiene la capacidad de elegir a sus representantes, mientras que la legitimidad de las elecciones indirectas es de segundo grado, al existir un mediador entre la votación popular y la elección final.

No obstante, no se trata solamente de una cuestión de legitimidad, sino que el formato electoral tiene enormes repercusiones en la gobernabilidad del país, como se verá en el siguiente apartado.
Presidencialismo vs parlamentarismo
En función de su configuración política interna, los Estados de todo el mundo se pueden dividir en dos categorías principales: presidencialistas y parlamentarios. El presidencialismo es el sistema en el que tanto gobierno, poder ejecutivo, como el parlamento, poder legislativo, son elegidos de forma directa, por lo que se considera que tienen igual legitimidad y no existe una relación de confianza entre ellos.
El ejemplo clásico es Estados Unidos, a pesar del matiz apuntado, puesto que ni el presidente puede disolver el Congreso –la Cámara de Representantes y el Senado– ni este puede sustituirle a través de una moción de censura. En estos sistemas suele existir un proceso parlamentario para la destitución del presidente, el impeachment, pero se limita a casos extremos como la traición o la manifiesta incapacidad para ejercer el cargo, y además el sucesor está designado de antemano, normalmente el vicepresidente, por lo que esta figura no forma parte del juego político partidario.
El parlamentarismo, por su parte, es el sistema en el cual el gobierno o, al menos su titular, es escogido de manera indirecta por el parlamento, normalmente por la cámara baja, que ha sido previamente elegida por sufragio universal directo. De esta manera, el jefe del gobierno, cualquiera que sea su nombre oficial –primer ministro, presidente del gobierno, canciller…–, es la persona que más apoyos logra reunir en la cámara y no necesariamente el líder del partido más votado, permitiendo que varias fuerzas políticas con ideologías o intereses similares se puedan poner de acuerdo para sumar más votos que el ganador de las elecciones.
La relación de confianza entre el gobierno y el parlamento se mantiene durante toda la legislatura, por lo que el primero tiene la capacidad de disolver al segundo y convocar elecciones a discreción, pero el segundo puede cambiar al primero a través de una moción de censura.
Breaking News: President Trump was impeached in a 232-197 vote. Ten Republicans joined Democrats in rebuking the president. He faces a Senate trial next. https://t.co/1BijGRSFI4 pic.twitter.com/Kz0gRjU317
— The New York Times (@nytimes) January 13, 2021
La mayor cercanía teórica entre el presidente y la población en los sistemas presidenciales tiene la contrapartida de que se pueden producir bloqueos políticos como resultado del diferente color del gobierno y de la mayoría parlamentaria. Este fenómeno, conocido como cohabitación, es habitual en los países en los que el calendario electoral para la elección de los poderes ejecutivo y legislativo no coincide en el tiempo, como sucedía en el peculiar sistema semipresidencial francés entre la instauración de la V República en 1958 y la reforma constitucional de 2000 y, como sigue ocurriendo en Estados Unidos, donde el Senado se renueva por tercios cada dos años.
Como curiosidad, las elecciones para escoger solo una parte de una cámara de representantes son más habituales de lo que la gente cree, de hecho, así se hará este año en Filipinas y en Japón con la mitad del Senado y de la Cámara de Consejeros, respectivamente.
Otra de las diferencias importantes entre el presidencialismo y el parlamentarismo es que en el primero no suele haber distinción entre las figuras de jefe de gobierno y jefe de Estado, ostentadas ambas por el presidente, mientras que en el segundo se dividen por razones tradicionales o prácticas.
Históricamente, a medida que los asuntos de gobierno se volvían más complejos, los reyes europeos nombraban asesores que fueron adquiriendo progresivamente más poder, hasta que las revoluciones liberales decantaron la balanza en favor de esos gobernantes que no eran monarcas, sino elegidos por algún mecanismo democrático.
Muchos países europeos conservan este anacronismo histórico, mientras que otros, las repúblicas, los han sustituido por políticos que, previa elección indirecta, dejan de lado su trayectoria partidista para ejercer de árbitros de la política nacional, pero en ambos casos el poder formal de estos jefes de Estado se limita a tareas simbólicas y protocolarias.

Este esquema se cumple en prácticamente toda Europa salvo Rusia y, de nuevo, Francia, donde Vladimir Putin y Emmanuel Macron son formalmente jefes de Estado, no de gobierno, aunque sus poderes políticos sean muy amplios.
No se entra aquí en cuestiones relativas a los sistemas electorales, que darían para otro artículo, pero sí se adelanta que la culpa de la diferencia entre voto y representación no es en realidad de Victor d’Hondt. Una vez realizadas todas estas aclaraciones, a continuación se repasan algunas de las elecciones que más atención están generando.
Las citas más relevantes
Las elecciones de los presidentes de Italia, Alemania o India pueden ser las que más confusión generen a priori, pues no están en juego los gobiernos de estos países, pero tras la distinción entre elecciones directas e indirectas y entre jefes de Estado y de gobierno, la interpretación se simplifica.
Se trata de la sucesión de los jefes de Estado de estos países y, por lo tanto, de elecciones con una importancia muy secundaria, aunque puedan tener repercusiones políticas nacionales en tanto que son cargos ambicionados por los distintos partidos políticos.
Más relevantes parecen las elecciones de esta primavera en Hungría, Colombia y, sobre todo, Francia. En las primeras, el gobierno ultraderechista de Viktor Orbán se juega su continuidad en unas elecciones parlamentarias en las que por primera vez la oposición al partido Fidesz se presenta con opciones de victoria agrupado en una única candidatura, liderada por el también derechista pero moderado y europeísta Peter Marki-Zay.

En Colombia y en Francia la cita es doble, elecciones parlamentarias y presidenciales, con dos meses de diferencia entre unas y otras y en sentido inverso. Colombia celebra en marzo elecciones legislativas y en mayo presidenciales para elegir al sucesor de Iván Duque, con el izquierdista Gustavo Petro como gran favorito, aunque seguramente se llegue a la segunda vuelta prevista para junio.
En Francia, el plato fuerte será también la segunda vuelta de las presidenciales, que se celebrará el 24 de abril salvo que algún candidato logre más de la mitad de los sufragios en la primera votación, algo impensable hoy en día. En esta cita, en una de las grandes potencias europeas, el liberal Macron se juega la continuidad por su flanco derecho, puesto que los tres candidatos que por ahora parecen tener opciones de pasar a la segunda vuelta son la conservadora Valérie Pécresse, la ultraderechista Marine Le Pen y el todavía más ultraderechista y polémico Éric Zemmour.
Las convocatorias electorales de este año en la Unión Europea podrían resultar en un cambio en la correlación de fuerzas en el Consejo, por lo que habrá que estar también muy atento a los resultados en Suecia y Austria.
Además, se ha señalado que la prerrogativa de convocar elecciones anticipadas en los sistemas parlamentarios corresponde exclusivamente al presidente, ya sea por crisis de gobierno o por interés electoral, como se ha visto recientemente en Portugal y en Castilla y León. Por ello, se debe recordar que el calendario electoral nunca está cerrado y que el 2022 podría deparar más citas electorales en países como España e Italia.
El ultraderechista Éric Zemmour anunció su candidatura a la presidencia de Francia “para salvar al país” https://t.co/taH6vLz7hP
— infobae (@infobae) November 30, 2021
En la segunda mitad del año, el calendario electoral tampoco se queda vacío, destacando las convocatorias de Chile, Brasil y Estados Unidos. En Chile debe celebrarse, aún sin fecha fijada, el plebiscito sobre la nueva Constitución, que de aprobarse pondría fin al ciclo político que comenzó con las protestas sociales de finales de 2019 y que ha supuesto un gran giro a la izquierda del país, con una Convención Constitucional decidida a enterrar el legado de Augusto Pinochet, y el joven exdirigente estudiantil Gabriel Boric como presidente.
En Brasil tendrán lugar en octubre las elecciones parlamentarias y presidenciales que muy probablemente supongan el final de la presidencia del ultraderechista Jair Bolsonaro en favor de Lula da Silva, ya que el expresidente socialista lidera todas las encuestas desde que se demostrara su inocencia en un polémico caso de corrupción en el que fue encarcelado por el juez Sergio Moro, quien posteriormente sería premiado por Bolsonaro con su nombramiento como ministro de justicia.
En Estados Unidos, las elecciones de noviembre para renovar a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y 34 de los 100 senadores pondrán a prueba las mayorías del Partido Demócrata, especialmente delicada en el Senado –donde actualmente tiene lugar un empate a 50 que resuelve en favor de los demócratas la vicepresidenta Kamala Harris–. Una pérdida del control de alguna de las dos cámaras supondría un gran obstáculo para la presidencia de Joe Biden, que tendría que lidiar al menos dos años con una cohabitación bloqueadora de gran parte de sus proyectos.

Hay muchas más citas electorales en 2022, pero el objetivo principal de este artículo es poner un poco de luz sobre los distintos procedimientos posibles para que sea más fácil comprender las elecciones que sean de interés para cada lector.
Referencias
Carrillo, M. (2000): “La reforma constitucional en Francia”, El País. https://elpais.com/diario/2000/07/10/opinion/963180007_850215.html
Gil Iglesias, D. (2022): “Hungría: El momento decisivo”, The Political Room. https://thepoliticalroom.com/hungria-el-momento-decisivo/
IFES (2022): “Elections”, ElectionGuide. International Foundation for Electoral Sistems. https://www.electionguide.org/elections/
NDI (2022): “Global Elections Calendar”, National Democratic Institute. https://www.ndi.org/elections-calendar