Implicaciones exteriores de las elecciones turcas
El 14 de mayo se celebran las que bien podrían ser las elecciones más importantes de este 2023, las de Turquía. Es la primera vez que Erdogan se enfrenta a unos comicios con posibilidades reales de perder y la oposición propone un giro a las políticas del actual presidente no sólo en el plano interno sino también en política exterior. ¿Cómo cambiaría una Turquía con Kilicdaroglu de presidente?

Rusia
Turquía ha tomado una estrategia de equilibrio con respecto a la guerra en Ucrania. Mantiene buenas relaciones con Moscú y se ha negado a unirse a las sanciones al tiempo que ha condenado la invasión y enviado armamento a Kiev. En caso de victoria de la oposición lo esperable es que este enfoque continúe.
Para Turquía, Rusia es un aliado valioso que ya ayudó al país con cuantiosas inversiones tras la caída del imperio otomano, estas inversiones soviéticas durante los años 30 que se extendieron a los 50, fueron fundamentales para desarrollar las bases de la economía turca a posteriori.
Actualmente, la financiación rusa también está sirviendo para tratar de sostener el valor de la Lira turca y las exportaciones hacia Moscú suponen un alivio considerable teniendo en cuenta la complicada situación de la economía turca. Además, el plan de Erdogan es convertir a Turquía en un enorme hub para el gas ruso, algo a lo que la oposición no se opone.
De hecho, a lo que sí se opone es a unirse a las sanciones contra Moscú. Perciben que, por un lado, tendría un impacto negativo para su economía en un momento decisivo y, por otro, que Turquía está pudiendo jugar un papel de mediador entre ambos bandos, lo que le está otorgando gran credibilidad y prestigio en el plano internacional.

Si la oposición consigue vencer el 14 de mayo no es esperable que veamos grandes cambios en la política hacia Rusia. El equilibrio que está jugando Erdogan ha permitido al país ser un actor importante dentro del conflicto y acercarse definitivamente a uno u otro bando lastraría esa posición.
Disputas Internacionales
Respecto a Grecia, Kilicdaroglu criticó públicamente a Estados Unidos por establecer bases militares en Grecia y aseguró que apoyaría a Erdogan si cerraba las bases americanas en Turquía. No es esperable un acercamiento en las relaciones entre ambos si vence la oposición, pero si una nueva aproximación más pragmática y una retórica menos confrontacional.
Esto puede hacer posible la consecución de nuevos acuerdos y una bajada de la tensión, pero el asunto de Grecia continuará siendo un tema sensible sea cual sea el gobierno turco después de mayo y nuevos episodios de confrontación o tensión también son posibles.
Respecto a Chipre, la prioridad de la coalición opositora es unificar internamente el norte de la isla controlado por Turquía. El gobierno local apoya la independencia mientras que la oposición busca una solución federal y el debate se ha ido polarizando a lo largo del tiempo, por lo que la oposición percibe que su prioridad debe ser tratar de unificar y llegar a un acuerdo entre ambas corrientes para mejorar su posición negociadora y elaborar un discurso coherente de cara al exterior preparándose para una nueva ronda de negociaciones con el sur auspiciada por la ONU.

Erdogan ha elaborado una política exterior intervencionista extendiendo la presencia militar turca en lugares como Libia, Irak, Somalia o Qatar. Esta estrategia ha sido criticada por la oposición que está haciendo campaña sobre la base de qué Turquía necesita un gobierno que mire más hacia los problemas internos del país que aventuras exteriores. Lo esperable es que la oposición revise todos estos despliegues y acabe con ellos o los reduzca.
Caso especial es el de Siria. Una de las prioridades turcas en política exterior es acabar con la amenaza terrorista proveniente de Siria y esto no cambiará aunque cambie el gobierno. No obstante, es esperable que la oposición opte por un enfoque más equilibrado y se aproxime a Asad para tratar de devolver a Siria los más de 3.7 millones de refugiados que residen en Turquía.
Kilicdaroglu ha prometido que, si vence en las elecciones, en dos años los refugiados sirios estarán de vuelta. Esta es una política popular entre el electorado turco y el propio Erdogan ya está dando pasos en esta dirección. Respecto a las tropas apostadas en el país, la oposición ha declarado que no se retirarán inmediatamente, pero sí que están dispuestos a negociar su presencia.
Refugiados sirios del terremoto en #Turquía sufren rechazo, pero también reciben ayuda
— DW Español (@dw_espanol) February 17, 2023
En Turquía hay campañas de odio contra quienes huyeron de #Siria desde antes de los terremotos. Ciudadanos turcos se han unido para frenar la discriminación y ofrecer ayuda.#DWNoticias /jam pic.twitter.com/f0pWU5Jmo8
Lo esperable es que, en caso de victoria opositora, se reinicien las relaciones con Asad y se busque algún acuerdo de reducción paulatina de presencia turca en Siria a cambio de garantías de seguridad y la vuelta de refugiados.
Washington y Bruselas
En lo que respecta a Washington, la oposición ha adoptado una postura más firme de lo que muchos podrían esperar. Las relaciones entre Turquía y EEUU son tensas desde hace tiempo y, aunque es esperable cierto acercamiento, no podemos decir que la coalición opositora sea proestadounidense.
El distanciamiento entre Turquía y EEUU ha provocado que desde Washington refuercen su alianza con Atenas y congelen sus vínculos con Ankara, como prueba su expulsión en 2019 del programa para hacerse con F-35 americanos tras la compra de misiles S-400 rusos por parte de Turquía. Además, la actitud de equilibrio de Ankara con respecto al conflicto en Ucrania y el apoyo de Estados Unidos a grupos kurdos que operan en Siria y Turquía han terminado por lastrar las relaciones.
Estas tensiones permanecerán y, aunque la coalición opositora percibe que la estrategia de equilibrio de Erdogan está demasiado inclinada del lado contrario a Occidente y quieren igualar la balanza, no es esperable que se produzca un acercamiento tan profundo como gustaría en Washington.
Amenaza de EEUU a Turquía: "No hay cazas sin el ok para Suecia y Finlandia a la OTAN"https://t.co/6H73cOfT8l#eeuu #turquia #suecia #finlandia #otan #cazas #armamentootan #entradasueciaotan #entradafinlandiaotan #sueciaotan #finlandiaotan #noticias #noticiasenespañol pic.twitter.com/Kgm4SucPzT
— negocios tv (@negocios_tv) January 17, 2023
Para Bruselas la victoria de la alianza opositora si traería un cambio significativo en su relación con Ankara. La coalición opositora ha dejado clara su voluntad europea y su intención de retomar las negociaciones de adhesión. Retomar las negociaciones implica que desde Ankara deben estar dispuestos a cumplir con las reformas y objetivos que marca la UE, algo que el propio Kilicdaroglu ya ha declarado que está dispuesto a hacer.
De hecho, al contrario que Erdogan, el candidato de la oposición ha declarado que cumplirá con los fallos del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y que pretende conseguir la liberalización de visados con la zona Schengen.
Kilicdaroglu tiene una ambiciosa agenda europea y muchos de sus objetivos serán difíciles de cumplir, como avanzar en el proceso de adhesión o la liberalización de visados, pero desde Bruselas será muy bienvenida una actitud más constructiva por parte de Turquía que puede ser recompensada con mayor acceso a fondos y programas europeos.
¿Y Suecia?
Uno de los temas clave en política exterior turca es su oposición a la entrada de Suecia en la OTAN. El principal partido de la coalición opositora, el CHP, apoya la entrada de Suecia en la OTAN y lo previsible es que aprueben su entrada. El objetivo de la alianza atlántica es que se apruebe antes de la cumbre de la OTAN en Vilna el 11 y 12 de Julio. Esto es realmente complicado pues, incluso aunque ganara la oposición, el parlamento no estaría en funciones hasta mediados de junio, por lo que los tiempos estarían muy ajustados.
Erdogan da vía libre para el ingreso de Finlandia en la OTAN pero mantiene el veto a Suecia.
— RTVE (@rtve) March 17, 2023
El mandatario turco espera ratificar la entrada del país escandinavo antes de mayo.https://t.co/x3Jk25Fa1t
Además, aunque la oposición tiene predisposición a aceptar la solicitud sueca, desde Estocolmo deberían hacer concesiones respecto a la lucha contra el terrorismo. En cualquier caso, si las negociaciones van por buen camino el nuevo gobierno turco podría hacer una declaración formal indicando que aceptará a Suecia como miembro de la alianza antes de la cumbre, aunque no de tiempo oficialmente a ratificar su entrada.
La situación de Suecia, aunque la oposición sería más favorable a su entrada, no cambiaría mucho con respecto a una victoria de Erdogan. El actual presidente ha optado por retrasar la adhesión por motivos internos y como un elemento más de su campaña, pero esta oposición no durará eternamente.
Erdogan buscará un acuerdo después de las elecciones que le permita instalar el discurso de que sometió a Suecia y defendió los intereses turcos en el exterior. Así, lo más esperable en ambos casos es que después de las elecciones Turquía acabe retirando su veto a la adhesión de Suecia, aunque el proceso puede ser más rápido en caso de victoria opositora.
Las elecciones en Turquía pueden tener importantes implicaciones en la política exterior del país. Un gobierno liderado por Kilicdaroglu buscaría normalizar las relaciones con la comunidad internacional, la UE y la OTAN, adoptar un enfoque no intervencionista en su política exterior y cambiar el enfoque en temas de seguridad nacional.

También abordaría las tensiones con países vecinos como Grecia y Chipre y buscaría profundizar los lazos con Israel, Europa y el Reino Unido. Una victoria de Erdogan podría suponer no sólo la continuación de la política exterior intervencionista turca actual, sino una profundización de esta a medida que el sistema turco se hace progresivamente autoritario, lo que podría aumentar aún más la brecha con Occidente. El mayo sabremos qué camino elige la ciudadanía turca ante la encrucijada actual.