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La proliferación de incendios forestales alrededor del globo ha llamado la atención de las agencias noticiosas y de la opinión pública en general. Y gracias a esto, los gobiernos han comenzado a sentir la presión de sus ciudadanos. En gran medida también se debe gracias al trabajo y al compromiso de los grupos ambientalistas que alzan la voz en cada lugar y momento que pueden y se les permite. De a poco los criterios ecologistas del progreso se van incorporando a los valores éticos empresariales y de desarrollo pero, sin ánimos de ser pesimista, tal vez ya sea tarde o quizás estemos ante la última posibilidad de revertir el daño.

Porque en contrario a lo que la mayoría de las personas percibe, el daño ambiental cometido hasta la actualidad no es algo que deba prevenirse a futuro, como quizás sí lo era hace unas tres décadas atrás. El daño actual es algo que debe ser revertido, ya hemos pasado el punto de prevención. Lo que hoy nos toca es la reversión del impacto ambiental mundial. Con lo cual, la toma de conciencia es la base fundamental para que los parámetros de aceptación en la injerencia de la mano del hombre sean más criteriosos y sensatos a corto plazo.

Si bien es cierto, el fuego es un aliado natural de los ecosistemas, a tal punto que organizaciones como “Rewilding Argentina” realiza quemas controladas de pastizales para así favorecer el sano desarrollo del ambiente en los Esteros del Iberá, Provincia de Corrientes, Argentina. Y cierto es también que los incendios por causas naturales siempre han existido y que todo el ecosistema necesita de ellos, incendios que contribuyen a un correcto equilibrio de la flora y de la fauna, pero no es menos cierto que en la actualidad los incendios forestales no son simplemente hechos naturales que se salen de control o bien un atentado de algunas inmobiliarias mafiosas que desean apoderarse de unas cuantas hectáreas para sus emprendimientos.

Hoy en día, se considera que el 95% de los incendios forestales son por causa del hombre, ya sea intencional o no. El resto son incendios espontáneos, mayoritariamente producto de rayos que caen en la vegetación. Lamentablemente, es algo mucho más complejo de resolver que apresar a un grupo de ambiciosos mal intencionados y la solución, en gran medida, nos compromete a todos dado que los criterios de consumo son un factor determinante para estas problemáticas.

Por ejemplo, algunos deportes están directamente relacionados con esta clase de incendios. Puntualmente hablamos del golf y del endurismo (motocross). Luego de un gran incendio forestal algunas empresas de los rubros y disciplinas mencionadas aprovechan la catástrofe (cuando no son ellas mismas las que lo provocan intencionalmente) y les proponen a los gobiernos locales hacerse cargo del aprovechamiento de las zonas afectadas por el fuego, invirtiendo en el desarrollo de sus proyectos y haciéndose cargo del “recupero” del suelo para sus planes comerciales. Tal vez, usted vea un campo de golf y lo considere inofensivo o hasta incluso con cierta belleza estética para su localidad.

Sin embargo, para darnos una idea, el impacto sobre la naturaleza que tiene un sitio especialmente acondicionado para la práctica de este deporte es mucho mayor al que pueda generar, por ejemplo, un parque industrial. El césped que se utiliza para el golf, popularmente conocido como “bermuda golf” (Cynodon dactylon) requiere de un muy intensivo y costoso cuidado. Y no es un mero costo económico, sino que el precio ambiental que se paga es inconmensurable. Las ingentes cantidades de agua que se utiliza para mantener este tipo de césped en esas condiciones “perfectas”, las grandes cantidades de fertilizante que derivan en contaminación de las napas, el traslado de suelos, las fumigaciones constantes, etc. Por todos estos factores podemos decir que un campo de golf es un auténtico “desastre” medioambiental.

El endurismo por su parte es también un deporte de gran impacto. Para acondicionar estas pistas se requiere de grandes movimientos de tierras y desforestaciones. Además de las consecuencias obvias que este procedimiento conlleva. A su vez esto provoca un fenómeno de migración de aves y especies animales de todo tipo que huyen buscando refugio en otras zonas ante semejante invasión y bullicio.

A su vez, podemos encontrar un desajuste medioambiental en el jardín de las casas o en pequeños parques. Es imperioso comprender que toda planta, arbusto, césped, árbol, etc. Que se lo implante en un lugar extraño a su hábitat natural, va a conllevar un fenómeno idéntico al que si lo hiciéramos con un animal de cualquier especie. Sin ir más lejos, en Bariloche, Provincia de Río Negro, Argentina, se ha cometido el gravísimo error de plantar grandes cantidades de coníferas (pinos) por su belleza estética. Esto ha contribuido enormemente a los desbocados incendios de las últimas épocas.

Ya que, siendo estos incendios provocados o no, lo cierto es que esta especie de árbol exótico en esa zona no trae más que problemas de toda índole, a saber. En primer lugar, son especies invasoras, que al caer sus acículas y piñas sobre la tierra y tardar éstas largo tiempo en degradarse, van formando capas de suelo altamente inflamable que, a su vez, alteran el pH natural del suelo de la región con lo cual no permiten la correcta reproducción de las especies nativas que no encuentran suelo fértil para sus semillas.

En segundo lugar, la savia de esta especie es un combustible muy apetecible para el fuego, por lo que cada árbol de pino es una suerte de antorcha. A esta negligencia se le suma que los municipios y ayuntamientos prefieren invertir mucho más fuertemente en extinción que en prevención de incendios, debido a que suelen existir algunos negociados detrás de algunas de estas grandes contrataciones de aviones hidrantes, helicópteros, camiones de bomberos, etc. Y también es un gran problema la baja inversión en equipos de protección y cursos especializados para el personal avocado a estas tareas.

Foto de los incendios en la Patagonia argentina, febrero de 2021.

Para la prevención de incendios no se requiere de grandes sumas de dinero, lo que se debe hacer son caminos corta incendios, una correcta gestión de la flora, la capacitación del personal y la instrucción de la población en general de la región desde las escuelas, los medios de comunicación y las instituciones del estado. Asimismo, los incendios no son el único problema que conlleva implantar especies extranjeras en zonas extrañas, sino que esto también afecta directamente a la fauna del lugar. Todas las especies se ven ante un cambio drástico de su ecosistema comenzando a descender a las urbes en busca de alimentos, refugio o, sencillamente, muriendo.

Es importante hacer foco en la gestión de la flora de cada región y de su conservación. A nadie en su sano juicio se le ocurriría lanzar osos polares en el amazonas ni cóndores en las playas del caribe ni jirafas en la Siberia. Así de absurdo como suena es lo que se está haciendo con la flora en muchos bosques del mundo, en ciudades e incluso en los jardines de nuestras casas.

Las plantas no son meros objetos decorativos que nos regalan sus aromas y colores, sino que son seres vivos que interactúan con su entorno afectando a todo el ecosistema que las rodea, para bien o para mal. Incluso estas conductas antiambientalistas se las puede encontrar en zonas costeras de mar como ser en Pinamar, Provincia de Buenos Aires, Argentina, donde se utilizan las coníferas para fijar dunas con fines estéticos, lo cual implica un severo impacto ambiental.

El Amazonas, en Brasil, además de verse fuertemente afectado por la mala gestión de bosques, selvas y grandes desforestaciones, sufre del calentamiento global. Este fenómeno en la suba de la temperatura general provoca una peligrosa y muy inflamable sequedad de la flora con las esperables consecuencias.  El pulmón del mundo ha venido padeciendo incendios con consecuencias que afectan de manera directa a todo el planeta tierra. Para darnos una idea más cuantificable, a lo largo de los últimos 10 años, la Amazonía brasileña liberó a la atmósfera aproximadamente un 20 % más de dióxido de carbono de lo que absorbió, según un estudio de la revista Nature Climate Change.

Selva amazónica. Fuente: ingenierowhite.com

Por su parte, Australia, ha estado sufriendo temerarios incendios forestales en los últimos años. Se estima que en el año 2020 murieron producto de estos incendios mil millones de animales y otros tantos se vieron desplazados. El fenómeno en este país nos ha mostrado comportamientos naturales que hasta el momento eran desconocidos, como son los tornados de fuego provocados por los grandes vientos y el desajuste en la presión atmosférica. El calentamiento global contribuye a la sequedad y a disminuir la humedad ambiental y por consiguiente a reducir la cantidad y volumen de las lluvias.

Estos grandes incendios crean a su vez un microclima regional que retroalimenta una y otra vez, como un círculo vicioso, todas las condiciones ideales para que se provoquen grandes incendios incontrolables. Las cenizas provocadas por estos incendios han obligado al Estado australiano a evacuar a grandes poblaciones, incluso en países cercanos, como puede ser Nueva Zelanda.

Este último se vio conmovido al ver sus glaciares completamente cubiertos de estas cenizas provenientes de la tierra del Koala. Este animal, que ya se encontraba en peligro de extinción, ha reducido a más de la mitad su población producto de esta tragedia medioambiental. Se estima que antes del “Verano Negro” existían unos 80.000 animales de esta especie y que en estos fuegos trágicos han muertos unos 60.000.

Reflexión

Con tan solo realizar un repaso sucinto sobre esta problemática podemos advertir que estamos ante un auténtico genocidio medioambiental. Que el futuro inmediato es peligroso para todos sin que nada ni nadie pueda escapar ni salvarse solo. Estamos, tal vez, ante la última oportunidad de salvar el planeta y de salvarnos a nosotros mismos. El consumo, el progreso y la tecnología, deben estar supeditados a los criterios ecológicos y de sustentabilidad de manera inmediata. Ya hemos subestimado al tiempo de prevención del daño, hoy estamos ante el tiempo de la reversión del daño. En nuestras manos está el obrar con conciencia y el exigir a las autoridades que procedan con la responsabilidad que la causa amerita.

Referencias

ART. Agencia de noticias.

BBC. Agencia de noticias.

Emilia Resio, Técnica Superior en Paisajismo, Diseño y Planificación de Espacios Verdes.

Empresarios del rubro de la metalúrgica orientada a la fabricación y comercialización de equipamientos para la lucha contra incendios (identidad anónima por pedido de los consultados).

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