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Por Laura Revenga

Israel es todavía uno de los Estados más controvertidos del mundo. A finales de 2020 ha sido reconocido internacionalmente por 164 de los 192 estados miembros de la ONU. En Israel coexisten realidades muy divergentes.

Por una parte, la de un país dominado por el enfrentamiento religioso y territorial. Desde su fundación en 1948, Israel lleva décadas inmerso en un sinfín de conflictos políticos y bélicos, sobre todo con los países árabes. Cabría mencionar que la Liga Árabe ha mantenido un boicot oficial a las empresas israelíes y a los productos de fabricación israelí desde la fundación del estado hebreo en 1948.

Por otro lado, hay un Israel que cuenta con más de 4.000 compañías tecnológicas y, 80 de las 500 empresas más grandes del mundo, tienen subsidiarias dedicadas principalmente al I+D en el país. Casi el 50% de sus exportaciones provienen de la alta tecnología.

La historia del Israel moderno comienza en la década de 1880, con la primera ola de inmigración de judíos (1881-1903), conocida como “aliyá”. No obstante, la segunda aliyá (1904-1914), destacó por estar formada por judíos socialistas y no ortodoxos. Estos pioneros implantaron una pieza clave, los kibutz.

Los kibutzim eran granjas colectivas que a la vez debían defenderse de las incursiones de algunos grupos de beduinos y de las dificultades de la administración otomana. Asimismo, funcionaban como una red de apoyo mutuo y seguridad para los inmigrantes recién llegados.

El primer kibutz, llamado Degania, fue fundado en 1910. Asimismo, la gran mayoría de estos kibutz fueron fundados entre 1930 y 1940, durante el mandato británico y años antes de la creación y fundación del Estado de Israel.

Miembros de una kibutz en 1947. Autor: ארכיון גן-שמואל.

Pese al antisemitismo general, había población árabe que mantenía buenas relaciones con sus vecinos judíos, e incluso trabajaban ocasionalmente en los kibutz.

Durante la Primera Guerra Mundial, Reino Unido y Francia celebraron una conferencia sobre el reparto de Oriente Medio, lo cual se vio plasmado en el Acuerdo Sykes-Picot. Igualmente, en 1917 Londres bajo el mando del general Allenby derrotó al ejército turco y, en noviembre de ese mismo año, apoyó la creación de “un hogar nacional judío” a través de la Declaración Balfour.

Durante el mandato británico (1918-1947), con el paso de los años y la llegada de nuevas aliyás, los kibutz se modernizaron y se militarizaron para defenderse de las hostilidades. En 1920 se crearía la organización paramilitar de autodefensa “haganá”, que sería la precursora del actual ejército israelí (conocido como Tzahal). A su vez, los kibutz se institucionalizaron, contando con organizaciones representativas y con sus miembros formando parte de partidos políticos y sindicatos. Al mismo tiempo, se fundan las primeras universidades: Technion y la Universidad Hebrea de Jerusalén, en 1912 y 1918 respectivamente.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la Resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas planteaba la creación de dos estados, uno árabe y otro judío, y una zona internacional en Jerusalén y Belén. Los judíos aceptaron esta resolución, pero los árabes no. En 1948 se funda el estado de Israel y el día siguiente Egipto, Siria, Transjordania (actual Jordania), Líbano e Iraq, más un pequeño contingente enviado por Arabia Saudí y Yemen, intentaron invadir el recién proclamado Estado de Israel. No obstante, en 1949 Israel consigue imponerse.

A partir de 1960, los kibutz crecieron en calidad de vida como en habitantes debido a la demografía interna. A pesar de ello, durante estos años la economía de Israel se basó en la agricultura y, tras la guerra del Yom Kippur en 1973 y el consiguiente embargo de petróleo, Israel sufriría una desgarradora crisis económica durante la década de 1980.

Conocida como la “década perdida”, Israel padeció de hiperinflación (en 1984 era de un 445%) y unos niveles de déficit y de endeudamiento galopantes. El sector empresarial como el cuasi-gubernamental (seguros de salud, kibutzim) se volvieron ineficientes y dependientes del gobierno.

A partir de 1985, la situación cambiaría drásticamente con la implementación del Programa de Estabilización. Se impuso una congelación total de los precios de todos los bienes y servicios y se suspendió el mecanismo de vinculación. Esta política tuvo éxito, ya que en 1986 la inflación era del 19%.

En la década de 1990 con la caída de la URSS, un gran número de judíos se establecieron en Israel (entre 1990 y 1991, llegarían unos 400.000). Sin embargo, Israel carecía de un sector financiero capaz de impulsar a este país hacia un papel dominante.

Por ello, en 1991 se crearon unas 24 incubadoras para el desarrollo de productos tecnológicos innovadores. Al mismo tiempo se creó el Programa Inbal, un seguro que trató de estimular la creación de fondos de capital riesgo, aunque el programa falló por la falta de liquidez de los activos.

Por ende, en 1992 el gobierno de Israel lanzó el Programa Yozma. Se otorgó 100 millones de dólares para crear 10 fondos de capital de riesgo diferentes. El Yozmano intervino en la gestión y ofrecía a sus socios privados internacionales la posibilidad de que estos recompraran la participación que tenían a precio de costo más un interés.

A lo largo de la década, la mayor parte del dinero que impulsó el ascenso tecnológico de Israel procedió del gobierno israelí o de las empresas tecnológicas estadounidenses.

Sin embargo, debido al estallido de la burbuja de la alta tecnología y, sobre todo, la Segunda Intifada (2000-2005), hubo una caída del turismo, las inversiones extranjeras y del consumo local, provocando un impacto muy profundo en la economía y sociedad israelí.

Durante el gobierno de Ariel Sharón, con Benjamín Netanyahu como Ministro de Finanzas (2003-2005), se recortó el gasto social en educación, sanidad y, en especial, en la red de seguridad. Asimismo, se redujo el tamaño del Estado, se recortó el presupuesto estatal y se privatizaron las funciones gubernamentales. A su vez, se redujeron los impuestos, por ejemplo, el impuesto de sociedades pasó del 36% en 2003 al 25% en 2010.

Estas políticas tuvieron resultados inmediatos, entre el último semestre de 2003 y hasta el último trimestre de 2008, la economía israelí creció a una tasa media anual cercana al 5% y se redujo el tamaño de la deuda pública de más del 100% del PIB en 2002 al 80% en 2008.

Un año más tarde, Netanyahu fue elegido como Primer Ministro de Israel, redujo el tamaño del sector público, controló el gasto gubernamental, privatizó las principales industrias estatales -bancos, refinerías de petróleo etc.- y reformó el sistema de pensiones, entre otras medidas.

Estas políticas han mejorado notablemente la posición global y estratégica de Israel. Por ejemplo, es pioneraen el sector de alta tecnología y en materia de salud digital, movilidad inteligente, agrotecnología, tecnología del agua y cibernética.

Centros de I+D+I en Israel. Fuente

Al mismo tiempo, desde el primer descubrimiento comercial de gas natural en el año 2000, Israel no ha dejado de desarrollar sus recursos gasísticos en alta mar. En 2009, la empresa estadounidense Noble Energy y sus socios locales descubrieron el yacimiento Tamar y, en 2011, el yacimiento de Leviathan. Esto ha convertido a Israel en un exportador neto. En 2016 y 2018, firmó dos acuerdos con Jordania y Egipto para exportar gas natural hacia estos dos Estados.

Debido a la crisis derivada del SARS-CoV-2, en marzo de 2020 la tasa de paro superó el 20%. Sin embargo, en abril de 2021 tras un duro confinamiento, el desempleo se redujo a menos del 9,5% e Israel se convirtió en un modelo de vacunación frente al coronavirus.

Israel se enfrenta hoy a un aumento del déficit público frente al PIB pero, como hemos visto, el país israelí ha sabido como afrontar los problemas a lo largo de la historia y volver a recuperar su posición económica.

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