Medio de comunicación independiente

Por Yago Rodríguez

Entrevistamos a Juan Tovar Ruiz, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid y en la Universidad de Burgos. Por encima de todo se trata de uno de los mejores conocedores de la política exterior de Estados Unidos, sobre la que ha publicado lecturas tan recomendables como “La doctrina en la política exterior de Estados Unidos”.

También podéis escuchar la entrevista aquí.

¿A qué gran doctrina tradicional de la política exterior de Estados Unidos sigue Trump?

Juan Tovar

Podemos incardinarlo en el Jacksonianismo. una ideología que no es exclusiva de la política exterior y que muchos asocian al nacionalismo o al populismo, pero que no tiene connotaciones peyorativas. Defiende el uso enérgico del poder de EEUU en el exterior, pero es escéptica respecto a los organismos internacionales y no defiende la expansión de los valores e ideales americanos en el exterior.

Sin embargo, no se puede decir que el Jacksonianismo domine la política en exclusiva, ya que se trata de toda una administración que se forma de la suma de todos sus componentes y sus respectivas ideologías.

Yo creo que Trump de manera central sigue una perspectiva Jacksoniana pero también sigue el realismo y el neoconservadurismo en algunos casos. Por ejemplo, los neoconservadores son críticos con la política exterior de Trump, pero es cercana a estos en algunos casos, como ocurre respecto a Irán.

¿Crees que Trump es meramente un decisor impulsivo con ocurrencias o tiene una cierta estrategia detrás de su modo de actuar?

Creo que Trump puede tener una posición más clara en unos temas que en otros, por ejemplo, en temas comerciales yo creo que Trump sabe qué es lo que quiere, al igual que en los asuntos de política internacional, aunque es cierto que ha dado algunos bandazos, pero en principio no. La retirada de las que él llama “guerras interminables” o las relaciones con China están en su política exterior.

Por otra parte, desde el ámbito de la crítica es verdad que es un decisor emocional y quizás no es el más adecuado para un proceso de toma de decisiones ordenado. Es una cuestión que se ha debatido mucho.

Yo te diría que en algunos temas sí tiene una posición más o menos clara, lo que no significa que tenga detrás una estrategia, sin embargo los últimos presidentes y el mismo Obama tampoco tenían una estrategia de política exterior clara detrás aunque tuvieran una serie de objetivos.

Es cierto que si bien la naturaleza oscilante de Trump hace la toma de decisiones más complicada, eso no significa que no tenga los objetivos claros y si hablamos del ámbito político interno, como elecciones, sí que tiene claro los aspectos que le importan a su base de votantes para mantener su apoyo.

¿Crees que la guerra comercial era una cuestión necesaria para compensar “injusticias” con Estados Unidos o se trata de una herramienta política y económica de conveniencia?

Hay que partir de la idea de que la “comercial” ha sido una idea clave para Trump que este lleva esgrimiendo desde los caucus y por supuesto durante la carrera por la presidencia.

Desde el primer momento Trump supo ver el pulso de una parte de su base electoral, incluso de los que antes votaban a los demócratas, en lo que se ha caracterizado como un obrero blanco de cierta edad que se ha visto afectado por la desindustrialización. Este es un elemento de alta sensibilización política de cara a unas elecciones y por eso es tan importante para Trump y ha puesto el foco en las negociaciones comerciales y la reducción del déficit en la balanza comercial.

Aquí lo importante es que una parte de la sociedad estadounidense, incluida una porción del electorado demócrata o hasta el propio Bernie Sanders, considera que se han visto perjudicados por los acuerdos de libre comercio, como el NAFTA, el acuerdo bilateral con Corea del Sur…

Pero la clave es que Trump ha sabido ver que este era un factor relevante para la opinión pública y con mucho peso para las elecciones, de hecho fue un elemento decisivo en algunos de los estados clave que habían sido tradicionalmente demócratas.

Todo lo anterior sin obviar que esto es una herramienta de carácter geoeconómico, o sea, una herramienta económica puesta al servicio de los objetivos de la política exterior, pero yo creo que en este caso lo que más ha pesado es la política interna y electoral.

¿Qué candidato demócrata crees que sería idóneo para derrotar a Trump? En especial teniendo en cuenta la contingencia del coronavirus.

Es una cuestión difícil, ¿cuál es mejor candidato? Trump piensa que Sanders sería un candidato más fácil, pero entre los demócratas hay dudas, por ejemplo las acusaciones que pesan sobre el hijo de Joe Biden, además es un político de cierta edad que arrastra mucha historia. En principio según las encuestas Biden estaría un poco mejor posicionado debido al apoyo que despierta en los estados claves para ganar a Trump, pero es cierto que ante un político como Biden existe el riesgo de que una parte del voto progresista no acuda a las urnas y no sea movilizado.

Pero en realidad según las encuestas, que hay que coger con pinzas, parece que Biden sería un poco mejor candidato, aunque no existiría una diferencia demasiado grande con Sanders.

Ante el coronavirus Estados Unidos va a tener que abrir la mano para ofrecer cierta sanidad gratuita a muchos de sus ciudadanos, a lo que se va a unir un cierto número de muertos ¿crees que esto puede llevar a que se produzca un acercamiento relevante en la política del país hacia posiciones más “socialdemócratas”?

Yo más bien lo que espero es que se produzca una respuesta excepcional a una crisis excepcional donde puede ser que se abra la mano en algunos aspectos, pero eso no necesariamente nos va a llevar a que vayan a adoptar un modelo diferente. Es cierto que en el partido demócrata hay una creciente presencia del ala progresista representada por candidatos como Elizabeth Warren o Bernie Sanders que apoyan a una sanidad de naturaleza universal, algo que no comparten el propio Biden o el excandidato Buttigieg.

Creo que ese cambio no se va a producir exclusivamente por el coronavirus, porque ni siquiera hay un apoyo unánime en el partido demócrata.

Cabría preguntarse si la gestión del coronavirus pasará factura a Trump en las elecciones.

Es cierto que las encuestas apuntan a que por ahora se habría beneficiado ligeramente, pero este es un aspecto que en función de la gestión le puede beneficiar o perjudicar.

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