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El pasado 26 de julio, el actual presidente de Túnez, Kais Saied, declaró el estado de excepción, destituyendo así al Primer Ministro, suspendiendo durante un mes al Parlamento tunecino y eliminando la inmunidad judicial de sus diputados, amparándose de forma dudosa, cuando no fraudulenta, en el artículo 80 de la Constitución de Túnez promulgada en 2014[1]. Los motivos por el cual tomó esta decisión fueron, discursivamente, tres:

1- El bajo ritmo de vacunación en un país donde el coronavirus estaba haciendo estragos.

2- La aguda crisis económica que atraviesa.

3- El alto nivel de corrupción política presente en el país.

En el fondo, los dos primeros puntos se presentaban como algo asociado al tercero y, lo cierto es que, en este último mes, Túnez, bajo el mando absoluto del presidente, ha batido récords de vacunados[2], lo cual ha sido complementado con el aumento de restricciones en el país norteafricano. Lo curioso del caso es que, en plena crisis sanitaria, algunas de las medidas tomadas para contener o ralentizar la propagación del virus encajan a la perfección con las medidas tomadas por alguien que está dando un golpe de estado y pretende consolidar su poder en los primeros compases en los que su nuevo régimen se asienta: este es el caso del toque de queda nocturno y la prohibición de reuniones de más de tres personas en las vías públicas.

Pero no han sido las únicas acciones que el presidente tunecino ordenó pues, con motivo de su presunta lucha contra la corrupción, ocho diputados fueron detenidos (aunque ya están puestos en libertad) y se ha abierto una causa judicial contra tres partidos políticos tunecinos, los considerados populistas Aish Túnez y Qalb Túnez, y Ennahda, fuerza cercana a los Hermanos Musulmanes, todos ellos acusados de recibir financiación extranjera para la campaña electoral de las elecciones de 2019. Al mismo tiempo, ha reestructurado el gabinete ministerial del gobierno que ahora preside en solitario, sin necesitar el apoyo de un Parlamento clausurado a la hora de designar los puestos ministeriales[3].

Un mes después de proclamar el estado de excepción, Kais Saied ha decidido prorrogar de forma indefinida la situación política actual hasta que se resuelvan los problemas que tiene el país. Ha prometido, también, presentar una propuesta política que sirva como estructura básica para mejorar las condiciones políticas de un país que tiende a presentar parlamentos fragmentados y, por ello, embarrado en disputas político-electoralistas que dificultan la capacidad y velocidad de reacción en situaciones de cualquier tipo, hecho que se agrava en momentos de crisis, como es el actual, motivado por la mundialmente omnipresente pandemia.

Es decir, se presenta al actual sistema político tunecino como parte intrínseca de los problemas que sufre esta sociedad árabe, hecho que ya señaló en su campaña electoral para las presidenciales[4]e incluso años antes de presentarse a dichas elecciones[5].

Saied no ha especificado de momento cuál es su plan, pero lo cierto es que ya se ha especulado con uno posible basado en dos sólidos elementos. El primero de ellos proviene del principal asesor del presidente, que también fue el director de su campaña electoral, es decir, de Rida Shihab al-Malikí.

Este intelectual aboga por superar los sistemas occidentales, basados en la división entre partidos e ideologías, para pasar a aplicar una especie de democracia directa basada en consejos locales capaces de autogestionarse con el objetivo de, por un lado, derribar a las estructuras que benefician a unas élites gobernantes que tienden a enquistarse en el poder, a mirar por sus propios intereses y alejarse de las capas populares, y hacer que el pueblo participe de forma activa en las decisiones políticas, lo cual incluye la desaparición de los partidos y abogar por un modelo económico anticapitalista basado en la solidaridad y el apoyo mutuo[6].

El segundo elemento lo encontramos en las ideas expresadas por el mismo Kaid Saied en su blog “Fuerzas Libres de Túnez”, donde denunció, ya en marzo de 2011, que los partidos políticos se estaban apropiando del poder político, en su beneficio, y dejando de lado a los comités revolucionarios locales que se habían formado y desde los cuales se podía establecer una suerte de democracia directa.

Reunión del canciller griego Níkos Déndias con el presidente tunecino Kaïs Saïed en 2020. Autor: Υπουργείο Εξωτερικών

Los partidos actuaron, según el actual presidente, como una fuerza contrarrevolucionaria, transitando de una dictadura de partido único a una oligarquía de partidos donde unas pocas de estas formaciones concentrarían todo el poder, dejando fuera de la toma de decisiones al pueblo tunecino y actuando en su propio beneficio[7].

De este modo, al igual que Rida Shihab al-Malikí, propone volver a la senda comenzada en la revolución tunecina de finales de 2010 e inicios de 2011, y articular la política nacional en base a consejos locales (cada uno con su jurisdicción territorial) de participación directa ciudadana, que se encargaran no sólo de la toma de decisiones sino de la propia gestión municipal. Estos consejos locales elegirían a otros regionales y, entre los primeros y los segundos, decidirían a los integrantes de una asamblea nacional. Al igual que su consejero, rechazaba de plano la globalización y los fundamentos de lo que se suele entender como sistema capitalista[8].

Pero ¿qué tiene que ver esto con Muammar al-Gadafi? Simple y llanamente existen numerosos paralelismos, no sólo en la forma sino en el fondo. Si, tal y como parece, Kais Saied acaba materializando su golpe de estado, no sería ninguna novedad destacada que dicho golpe fuera prácticamente incruento en ambos casos, sin embargo, tal y como han señalado algunos de sus opositores[9], el proyecto político que parece aventurar el presidente recuerda demasiado a la Yamahiriya creada por el dictador libio en su país a partir de la década de los 70.

Ésta, al menos desde el punto de vista teórico, se basaba en la creación de Congresos Populares de Base, que eran algo así como jurisdicciones municipales en las cuales participaban todos los mayores de edad y elegían directamente a aquellos que se iban a encargar de la gestión de dicha jurisdicción, creándose así los llamados Comités Populares, que estaban controlados por los Congresos Populares de Base, que eran quienes tomaban las decisiones.

El Libro Verde del General Gadafi, Bengasi, 1-3 de octubre de 1977. Autor: Felix O

A su vez, los Comités Populares elegían secretarios específicos y estos secretarios elegían a los Congresos Populares Regionales. Los secretarios de los Comités Populares y de los Congresos Populares se reunirían periódicamente en el Congreso General del Pueblo (Asamblea Nacional). Todo lo acordado en el Congreso General tenía que ser confirmado por los Congresos Populares de Base[10].

Este sistema político no es creado de forma previa a la llegada al poder de Gadafi, sino que el líder libio lo idea tras estar varios años al mando del gobierno y tras una serie de supuestas conspiraciones que trataron de derrocarlo, muchas de ellas teniendo como protagonistas a funcionarios de diversa clase[11]. De este modo, con la creación de consejos asamblearios que dirigieran directamente la administración local y regional, se reducía considerablemente a una burocracia que tiende a ser un sector con poder por sí mismo, así como al clientelismo, máxime en países con un fuerte componente tribal.

Por otro lado, este sistema era la justificación ideológica para la eliminación y prohibición de los partidos políticos (que ya habían sido proscritos previamente), señalados como organizaciones de poder que dividen artificialmente al pueblo y luchan por sus intereses propios. Además, la creación de estas asambleas no dejaba de constituir una atomización del poder político no abarcado por el propio Gadafi, por lo que al no existir grandes o medianas estructuras centralizadas de poder, se dificultaba una oposición interna organizada y legal.

El centro del Libro Verde fue incendiado durante las revueltas de 2011 en Bengasi.

Llegados a este punto, tanto las ideas de Kais Saied, su consejero Rida Shihab al-Malikí y de Muammar al-Gadafi encajan perfectamente, no obstante, como señala Haizam al-Maduari (artículo en cita 9), no hay que perder de vista que ninguno de ellos crean la teoría de la organización política en base a asambleas locales, pues tenemos como referencia anterior al movimiento anarquista del siglo XIX (tanto en Proudhon, como en Bakunin) y a la llamada izquierda comunista, cuya máxima exponente fue Rosa de Luxemburgo. Sin embargo, hay dos cosas que distinguen a Gadafi y a Kais Saied de los movimientos europeos citados:

1- Ninguno de ellos rechaza la religión, todo lo contrario, la ven como un pilar inexorable de la política.

2- El libio no hablaba de cómo se elegirá al jefe del ejecutivo nacional, es decir, al presidente, y el tunecino aún no ha aclarado nada en este sentido.

El segundo aspecto es especialmente interesante, pues si Gadafi no habla en su famoso Libro Verde de este hecho es porque él ya se encontraba en el poder y quería seguir manteniéndose en él. Parece que Kais Saied seguirá el mismo camino o, al menos lo intentará, instalando un sistema político que, de lograrlo, facilitará la permanencia en el poder del actual presidente tunecino. Otra opción sería que Kais Saeid, tras instaurar el sistema de asambleas locales, decida instaurar un sistema presidencialista electivo periódicamente por todos los ciudadanos, eligiéndose así al ejecutivo.


[1]    GONZÁLEZ, Ricard, “El presidente de Túnez asume plenos poderes en medio de las protestas y abre una crisis constitucional”, El País, 26 de julio de 2021.

[2]    “Túnez vuelve a superar su record de vacunación diaria con 600.000 dosis”, EFE, 16 de agosto de 2021.

[3]    ثلاثون يوما مرت على قرارات قيس سعيد.. هذه أبرز التطورات في تونس، الجزيرة"، 24\8\2021”

[4]    DAHMANI, Frida, “Présidentielle en Tunisie – Kaïs Saïed : «Je ne serai candidat d’aucun parti»”, jeuneafrique, 26 de octubre de 2018.

[5]    DAHMANI, Frida, “Tunisie : «L’erreur c’est la Constitution elle-même»”,  jeuneafrique, 31 de enero de 2014.

[6]    البكوش، أسماء، "لقاء حصري مع "رضا لينين" وسنية الشربطي.. من يقف وراء حملة قيس سعيّد؟"، تونس ألترا، 19\09\2019

[7]    “Tunisie: De la révolution a la partitocratie”, Forces de la Tunisie Libre, 7 de diciembre de 2001.

[8]    "قوى تونس الحرّة: الأرضـيّـة الـسـيـاسـيّـة"، نواة، 26/02\2011

[9]    المدوري، هيثم، "الأطر الفكرية لمشروع قيس سعيّد السياسي... الديمقراطية المباشرة والبناء القاعدي"، رصيف، 25\08\2021

[10]  القذافي، معمر، الكتاب الأخضر، طنطا، 2003، 45-51

[11]  METZ, H, Libya: A Country Studie, Washington, Library of Congress, 1989, 44-46.

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