La batalla por la Isla de las Serpientes
La Isla de las Serpientes es un diminuto islote de 0,17 km² de extensión ubicado a 45 km de las costas de Rumanía. Antes de la guerra tenía una población de 50 habitantes adscritos a la aldea de Bile, el único asentamiento de la isla. A pesar de su aparente irrelevancia, desde 2004 el islote ha sido objeto de una prolongada disputa jurisdiccional entre Rumanía y Ucrania, que finalmente fue resuelta en el año 2009 con la mediación de la Corte Internacional de Justicia, que lo reconoció como parte de Ucrania.
Resuelto el litigio, que concernía mucho más a la pugna por el derecho de explotación de las aguas territoriales alrededor de la isla (Zona Económica Exclusiva) más que al dominio sobre ésta, la Isla de las Serpientes regresó a la más absoluta irrelevancia. Sin embargo, el 24 de febrero de 2022, en los primeros compases de la invasión rusa a Ucrania, esta diminuta ínsula se situó en las primeras planas de la actualidad informativa.

Al inicio de la guerra, la única guarnición de la isla consistía en 13 uniformados adscritos a la Guardia Fronteriza de Ucrania. Rusia despachó desde Crimea dos buques de guerra con la misión de conquistarla: el crucero de misiles Moskva (buque insignia de la flota del Mar Negro) y la patrullera Vasily Býkov. A las 18:00 (hora local) se estableció contacto. El mando ruso consideró que, dada su inferioridad y aislamiento, los defensores ucranianos se rendirían inmediatamente, pero en este punto fue justamente cuando se produjo uno de los primeros hitos de la lucha por la isla que pasará a los anales de la historia.
Ante el ultimátum ruso instando a la rendición, emitido desde el Moskva, los guardias de fronteras ucranianos respondieron con una frase que recuerda a la legendaria respuesta que el comandante de la defensa de Bastogne dio a los alemanes cuando estos rodearon a la 101º Aerotransportada durante la batalla de Las Ardenas: "Buque de guerra ruso, vete al carajo". La frase ha sido usada con profusión por parte de la propaganda ucraniana y se ha idealizado en una escena pictórica ya muy conocida que consiste en un soldado ucraniano saludando "cordialmente" al crucero Moskva.
Ante la negativa de los guardias ucranianos a capitular, la aviación rusa bombardeó la isla y esta cayó en poder de los atacantes a las 22:00 de ese mismo día. Inicialmente se pensó que todos los defensores habían muerto en combate, pero a posteriori el Ministerio de Defensa ruso aseguró haberlos tomado prisioneros.
Independientemente del destino final de la guarnición de la isla, las palabras desafiantes de los defensores ante la propuesta rusa de rendición se convirtieron en todo un eslogan propagandístico, que el gobierno de Zelenski usó para mantener alta la moral de las tropas cuando el enemigo estaba a las puertas de Kiev. Inmediatamente la Isla de las Serpientes paso a convertirse en un ejemplo de resistencia a imitar, sin que importase lo más mínimo que la acción militar en sí no llegase a penas al nivel de una escaramuza.

En los primeros dos meses de guerra, con todos los esfuerzos de Ucrania centrados en repeler los asaltos enemigos sobre Nikolayev, Mariúpol, Jarkov, Sumy, Chernigov y la propia Kiev, la Isla de las Serpientes permaneció, de forma incontestada, en manos de Rusia, que estableció en ella una guarnición y sistemas antiaéreos. Los rusos preveían usar la isla como punto de apoyo de sus fuerzas navales en una futura operación anfibia contra Odesa, uno de los más importantes puertos de Ucrania.
Sin embargo, dicha operación nunca llego a materializarse, dado el grado de fortificación que acabó por adquirir dicho puerto solo unas semanas después de que se iniciara la guerra, lo cual convertía prácticamente en un suicidio cualquier acción ofensiva de este tipo.
El islote pasó a ser usado entonces como un punto de vigilancia y control de esa zona del Mar Negro, sin mucha más utilidad estratégica real, a parte de la posibilidad de instalar sistemas de artillería y de misiles que pudieran bombardear desde esa localización Odesa y el resto de territorios costeros de la región aún bajo control de Ucrania.
La retirada del ejército ruso del Norte y de parte del Noreste de Ucrania, así como el estancamiento del frente de guerra entre Nikolayev y Kherson, acompañado de una concentración del esfuerzo militar ruso en la región del Donbass, dejó en manos de Ucrania la iniciativa estratégica en el Suroeste del país.

Llegados a este punto la Isla de las Serpientes volvió a la primera línea de batalla. La guarnición rusa acantonada en el islote adolecía de un aislamiento bastante notable, demasiado alejada de sus bases en Crimea, lo cual la hacía muy vulnerable a golpes de mano, además de que tenía que ser abastecida por vía marítima por parte de unidades ligeras y de transporte de la Flota del Mar Negro.
La situación a finales del mes de abril hacía posible para Ucrania llevar a cabo una serie de acciones ofensivas limitadas contra la Isla de las Serpientes para alcanzar dos objetivos principales: someter a las fuerzas rusas allí desplegadas al mayor nivel de atrición posible, y convertir el previsible éxito de dichos ataques en un arma propagandística, dirigida a mantener alta la moral de las fuerzas ucranianas en todos los frentes y, a la vez, erosionar la del enemigo.
Entre los días 26 y 30 de abril las Fuerzas Armadas de Ucrania realizaron los primeros ataques contra la isla, que se saldaron con la destrucción de dos sistemas antiaéreos y un puesto de control, así como con 42 soldados rusos muertos, según fuentes ucranianas.
El éxito rotundo de los primeros ataques contra las tropas situadas en la isla, llevados a cabo por unidades de drones Bayraktar TB2, animó al Alto Mando ucraniano a proseguir en esa línea de acción y a seleccionar objetivos más ambiciosos, que tuvieran un mayor poder propagandístico. Durante la primera mitad del mes de mayo tuvieron lugar la serie de ataques más espectaculares contra la Isla de las Serpientes.

El 1 de mayo el equipo ruso desplegado en el islote volvió a resultar destruido o dañado. El 2 de mayo dos patrulleras rusas clase Raptorfueron destruidas en las aguas próximas. El 7 de mayo fue destruida una lancha de desembarco clase Serna en el mismo embarcadero de la isla, así como otros dos sistemas antiaéreos, que ni siquiera habían podido desplegar en el momento del ataque y que los rusos habían enviado a la posición para suplir sus pérdidas. Presumiblemente las continuas incursiones de los Bayraktar llegaron a destruir o dejar fuera de combate la totalidad de los sistemas de misiles tierra-aire que protegían a la guarnición de la isla contra ataques aéreos.
La oportunidad que se presentaba no pasó desapercibida para la Fuerza Aérea ucraniana, que vio la ocasión de dar un golpe de efecto. En la noche de ese mismo 7 de mayo, dos caza-bombarderos Su-27 realizaron un ataque de precisión contra las principales infraestructuras del islote, efectuando una única pasada, casi a ras de suelo y a alta velocidad. Este ataque aéreo supuso un auténtico revulsivo para la moral de combate ucraniana y un verdadero shock para los rusos, dado que quedo demostrado que la Fuerza Aérea de Ucrania, aunque mermada, se mantenía plenamente operativa y con capacidades de combate, el relato ruso al respecto se derrumbó estrepitosamente.
La notable escalada, tanto en frecuencia como en intensidad, de los ataques ucranianos sobre la isla convenció al Alto Mando ruso de que estos constituían el preludio de un desembarco anfibio, por lo que se decidió reforzar de forma inmediata la guarnición de la misma. En realidad, Ucrania no contaba ni con la capacidad ni con los medios necesarios para acometer semejante operación, máxime cuando era necesario realizarla en unas aguas controladas por la Marina rusa. El empeño ruso en reforzar las defensas de la isla constituyó un error que expuso a sus fuerzas a sufrir otra serie de importantes bajas humanas y materiales.
El 8 de mayo se produjo, por parte de un dron Bayraktar TB2, un impresionante derribo de un helicóptero de transporte Mi-8 ruso que llevaba refuerzos de infantería a la Isla de las Serpientes, murieron o resultaron heridos un número no concretado de soldados rusos, suponiendo un nuevo golpe para la moral de estos. Las imágenes del derribo (resulta muy poco común que un helicóptero sea destruido en vuelo por un dron) fueron profusamente difundidas por el Ministerio de Defensa de Ucrania, fuentes independientes confirmaron con posterioridad la veracidad del derribo, que Rusia negó en todo momento, limitándose a señalar que se había abortado un ataque o intento de desembarco ucraniano sobre la isla.
Snake Island, a Ukrainian TB-2 hits a Russian Mi-8 as troops are unloading pic.twitter.com/FJabRRBzCH
— OSINTtechnical (@Osinttechnical) May 8, 2022
La decisión rusa de reafirmar la presencia de sus tropas en la Isla de las Serpientes se demostraría muy pronto como errónea. En el mes de mayo Ucrania vio como sus capacidades artilleras se incrementaban notablemente gracias a los envíos de armas pesadas procedentes de Occidente. La llegada de una importante cantidad de cañones de campaña estadounidenses M777 de 155mm, así como de sistemas de misiles Brimstone, entre otros, dieron a las Fuerzas Armadas ucranianas la capacidad de someter a la Isla de las Serpientes a ataques de artillería, exponiendo a las tropas rusas a un continuo desgaste a medida que nuevos refuerzos eran desplegados en la isla para sustituir las bajas.
Los buques logísticos rusos también fueron objeto de varios ataques, especialmente a partir del mes de junio, fecha en la que comenzaron a entrar en servicio los sistemas de misiles anti-buque Harpoon, suministrados por Dinamarca, que fueron desplegados en las costas cercanas a la Isla de las Serpientes.
Avanzado junio y, en vista de la cada vez mayor concentración de sistemas de artillería ucranianos situados en el litoral continental, dentro de cuyo radio de fuego se encontraba la isla, la posición se hizo cada vez más insostenible para la guarnición rusa, dado que no existía forma alguna de devolver el fuego ni de defenderse de los continuos ataques ucranianos. Todos los intentos rusos por reforzar a los ocupantes del islote con nuevos sistemas antiaéreos terminaron con la destrucción de los mismos en cuestión de horas ya que, gracias a las imágenes por satélite y a los reconocimientos con drones, la artillería cohete y de tubo ucraniana podía identificar los blancos más valiosos y destruirlos con un fuego muy preciso.
El 30 de junio la batalla por la Isla de las Serpientes llegó a su fin, la guarnición rusa embarcó en patrulleras rápidas clases Raptory abandonó la isla en dirección a Sebastopol. Los ocupantes no solo no podían sostenerse en una posición absolutamente a merced de los bombardeos enemigos, sino que además los buques de aprovisionamiento debían realizar una cada vez más peligrosa singladura bajo la amenaza constante de los Bayraktar y los Harpoon ucranianos.

La cantidad de recursos invertidos por Rusia en intentar mantener la isla ha resultado desproporcionada en comparación con su relevancia estratégica. Puede decirse, sin temor a equivocarse, que la pugna se ha saldado con una clara derrota de las fuerzas rusas, que han dilapidado medios valiosos en su empeño por retener el islote sin sacar prácticamente ninguna ventaja palpable de ello.
Si bien en un principio la isla tenía potencial para reforzar el control ruso sobre la zona occidental del Mar Negro, instalando en ella sensores, radares y sistemas que permitieran el establecimiento de una burbuja de control aéreo y naval, así como para alojar plataformas de misiles superficie-superficie que pudieran golpear Odesa y otros puntos del litoral occidental ucraniano, todas estas posibilidades estratégicas se esfumaron a partir de mediados de abril, cuando el hundimiento del Moskva, el día 14 de ese mes, hizo que las capacidades rusas para defender la isla se vieran seriamente comprometidas, dado que se perdió el único buque que podía ofrecer una adecuada cobertura antiaérea a la zona y realizar, en caso de ataques artilleros, fuego de supresión efectivo contra las posiciones ucranianas situadas en la costa.
La pérdida del Moskva, sumada al incremento de las capacidades artilleras y anti-buque ucranianas, arrebataron cualquier valor estratégico a la Isla de las Serpientes, una verdad que el Alto Mando ruso no supo ver hasta que fue un hecho imposible de ignorar.
La Isla de las Serpientes se ha convertido en el símbolo de la resistencia de Ucrania ante el invasor y en una victoria que, si bien no tendrá apenas impacto en el curso de la guerra, si ha supuesto un triunfo rotundo a nivel propagandístico. Una vez más Ucrania ha obligado a Rusia a retirarse de un territorio que permanecía en su poder desde el 24 de febrero.
Once again - russian warships go f… ck yourselves!
— Defence of Ukraine (@DefenceU) June 30, 2022
Dedicated to the liberation of Ukraine’s Snake Island by our heroic military. pic.twitter.com/vz1aeJkgM7
Aunque no es un descalabro al nivel de Hostomel, Brovary o Bilohorivka, si ha supuesto el enésimo golpe moral a las tropas rusas, prueba de ello es que el Ministerio de Defensa de la Federación Rusa no quiere reconocer su derrota y alega, de forma bastante ridícula, que "su misión en la isla ha terminado con éxito" y que han decidido replegarse de ella como "gesto de buena voluntad", exactamente los mismos argumentos que se usaron para justificar la apresurada retirada de sus fuerzas del Norte y Noreste de Ucrania.
Resulta muy improbable que las tropas ucranianas regresen a la Isla de las Serpientes dado que, a pesar de su retirada, Rusia aún puede atacarla con artillería cohete y aviación. Lo más lógico es que el islote permanezca como tierra de nadie y que a partir de ahora, salvo por el uso propagandístico que sin duda le seguirá dando el Gobierno de Kiev, regrese a la más absoluta irrelevancia estratégica en el contexto de una guerra que alcanza poco a poco su clímax en el Donbass.
Fuentes
revistaejércitos.com
understandingwar.org
oryxspioenkop.com
wikipedia.org
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@DefenceU (twitter.com)
@WarMonitor3 (twitter.com)
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