La desconocida diplomacia de Emiratos: intervenir y consensuar
Continuando con la serie que comencé este domingo hoy vamos a hablar de las aventuras exteriores de Emiratos y de cómo han servido para mejorar su posición diplomática.
Antes de proseguir, recapitulemos. La elección de Emiratos para el Consejo de Seguridad de la ONU ha sido la guinda de un bienio de éxitos diplomáticos, de ahí el interés de estudiar la acción exterior de este país que, de paso, me resulta especialmente interesante.

Ser elegido por 179 de 190 votos de todo el mundo es muy llamativo cuando estamos hablando de un país árabe que ha sido muy activo internacionalmente. Así como Jordania, Omán o Túnez mantienen una política exterior de perfil bajo, mientras que Arabia Saudita se ha granjeado numerosos enemigos debido precisamente a una política demasiado activa, Emiratos ha sido capaz de arriesgar sin perder apoyos. Veámoslo.
De entrada, Emiratos siempre ha sido capaz de mantener unas relaciones muy buenas con Arabia Saudita, Israel y Estados Unidos, así como unas relaciones buenas con China o Rusia. En el caso iraní se ha movido entre la tibieza y la asertividad.
Este apoyo y buena relación con las potencias regionales e internacionales es fundamental, ya que son estas las que edifican la estructura de relaciones internacionales que constriñe la política exterior del resto de actores. Las malas relaciones con cualquiera de dichas potencias implica perder los votos de varios Estados.
¡Enhorabuena a los miembros electos del #CSNU 🇺🇳 para el periodo 2022-2023!@ghanamissionun 🇬🇭#Gabon 🇬🇦@UAEMissionToUN 🇦🇪@AlMissionUN 🇦🇱@Brazil_UN_NY 🇧🇷
— España en la ONU (@SpainUN) June 11, 2021
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Sin embargo, Emiratos ha estado muy activa internacionalmente y no ha dudado en posicionarse política y militarmente. Los Acuerdos de Abraham, la intervención en Yemen del Sur, el apoyo a ciertos actores de África Oriental, especialmente en Somalia, Etiopía o Eritrea, la lucha encarnizada contra los Hermanos Musulmanes en todo Occidente, el apoyo a la OTAN en Afganistán, el apoyo a los sectores más liberales de Iraq, la participación en Libia, la asociación estratégica con Egipto, el apoyo a India en Cachemira, la aceptación de Juan Carlos I como huésped o las críticas a la permisividad con el Islam político en Europa, son buenos ejemplos de ello.
La lista es enorme e incluye episodios de alto valor político y simbólico. La convergencia con Estados Unidos está muy mal vista en la Umma, más aún si se trata de apoyarles en Afganistán contra otros musulmanes. La lucha contra los Hermanos Musulmanes o las acciones en el Cuerno de África han sido vistas con desagrado por Turquía. Apoyar a países cristianos como Grecia, Chipe o Francia frente a un Erdogan que se vende como adalid del Islam, tampoco era un acto baladí.
Emiratos se ha mojado, ha sido activo, ha tomado decisiones pero sobre todo ha acertado. Solo 11 países no votaron a favor. Como el voto es secreto no podemos asegurar cuales, pero es previsible que lo hicieran Irán, Qatar y Turquía, y fuera de estos es probable que lo hicieran Azerbaiyán, Libia, Argelia, Líbano, Iraq, Somalia o Venezuela.
En todo caso el resultado demuestra que los roces con Arabia Saudita por Yemen no han tenido mayor importancia, y que es posible ser activo internacionalmente, adoptar posturas no equidistantes en los conflictos internacionales y, a pesar de todo, beneficiarse de ello. Toda crisis es a la vez una oportunidad.
¿Cómo se ha conseguido semejante apoyo? Primeramente ha sido necesaria una intensa actividad diplomática efectuada por el ministro de Exteriores, Abdulá bin Zayed Al Nahayan, quien al contar con el pleno apoyo de Mohamed bin Zayed (MBZ) ha podido alcanzar acuerdos contando con un amplio grado de autonomía.
La confianza y la visión compartida por el jeque más importante de EAU y el ministro han sido claves para realizar los contactos necesarios con numerosos Estados en un corto espacio de tiempo, a lo que se ha sumado la intensa agenda del ministro, que no ha dejado de viajar y de mantener reuniones desde hace un año, como demuestra su actividad en Twitter.

Este grado de conveniencia y voluntad de actuar de "presidencia" junto al ministerio de Defensa también demostró ser clave en el caso de Turquía durante conflictos como el del Nagorno Karabaj.
La otra clave del éxito emiratí no pasa por el mero esfuerzo, sino por el esfuerzo bien dirigido a las grandes potencias y muy especialmente a Estados Unidos e Israel.
El lobby emiratí en Washington es uno de los más activos, hecho que como españoles debería darnos que pensar habida cuenta de que la Generalitat o Marruecos gastan más en este tipo de herramientas que nuestro Estado. Ganarse a Washington a través de la diplomacia, el lobby y las relaciones con Israel, da acceso a un amplio grupo de países favorables a la órbita Occidental.

La alianza con Francia y las buenas relaciones con Marruecos también pueden servir para ganar apoyos entre los países africanos, mientras que las relaciones con el Sudeste asiático han sido buenas y de bajo perfil.