La guerra de 2021 en la República Centroafricana
El conflicto civil que la República Centroafricana vive en estos momentos un sorprendente giro de acontecimientos, al formarse una variopinta coalición de grupos rebeldes musulmanes, cristianos y animistas, que algunos creían enemigos irreconciliables, pactando con el expresidente Bozizé al que habían derrocado en 2013, para tomar la capital del país y derrocar al actual presidente (Touadera), provocando una intervención militar rusa (vía mercenarios) para impedir tal derrocamiento.
El relato habitual sobre el conflicto en la República Centroafricana, nos dice que tuvo si inicio en la guerra civil que comenzó en 2012, guerra que estuvo motivada, principalmente, por el odio religioso y étnico centroafricano, espoleado por potencias extranjeras que pretenden influir en la República Centroafricana (RCA). En ese proceso, el presidente Fracoice Bozizé fue derrocado en 2013 por la coalición de milicias musulmanas Seleka (del norte y este del país) que se habían alzado en 2012; esto provocó una reacción cristiana y animista (del sur y oeste de la RCA) de las milicias anti-Balaka, y a finales de 2013 comenzaron una ofensiva que en enero de 2014 expulsó a los Seleka de la capital y zonas de mayoría cristiana y animista.
El territorio quedaría dividido, aproximadamente, como se ve en la siguiente imagen.

Las masacres y oleadas de refugiados, provocaron una intervención internacional de Francia (Operación Sangaris) y de la Unión Europea, para iniciar un periodo de transición y de paz, que daría lugar a elecciones entre finales 2015 y comienzos de 2016. El nuevo presidente electo, Fastuin Touadera, terminaría de consolidar la paz y Francia daría por finalizada la Operación Sangaris, retirando la mayoría de sus tropas (salvo unos pocas docenas en misión de entrenamiento de la UE).
Los antecedentes del conflicto actual
Sin embargo, la dinámica del conflicto en la RCA es mucho más complicada que este relato maniqueo de un conflicto de ancestrales odios religiosos, y una fuerza occidental que impone la cordura, la democracia, la tolerancia y el éxito de las misiones de paz de la ONU. Aunque es verdad que hay conflicto con componentes religioso y étnico en la RCA, la situación es mucho más complicada, lo que explica que milicias musulmanas y cristianas se hayan coaligado recientemente contra el actual gobierno de Touadera.
Francia no intervino militarmente en la RCA para imponer la cordura y la paz. Como antigua potencia colonial, Francia ha intervenido de manera abierta y encubierta desde que en 1960 la RCA es país independiente. Por ejemplo, cuando el autoproclamado emperador de la RCA Jean-Bedel Bokassa se acercó demasiado a la Libia de Gadafi, Francia y Chad provocaron el derrocamiento de Bokassa.
En la historia del actual conflicto, la intervención de Francia en la RCA, tanto con métodos directos como encubiertos, estuvo motivada, principalmente, porque Bozizé había tratado de apartarse de la influencia francesa cuando, en 2006, pidió u obtuvo la protección de fuerzas militares de Sudáfrica.
Tener una guardia presidencial leal es la principal preocupación de seguridad de los líderes africanos, y el primer paso para poder maniobrar con libertad de acción sin temer un golpe de estado o palaciego instigado por poderes extranjeros u opositores internos.

Hay que tener en cuenta que el territorio de lo que hoy es la RCA, estuvo dominado tradicionalmente por los musulmanes, que esclavizaban a las poblaciones animistas (que con la colonización muchas se harían cristianas), algo que en la memoria colectiva del país es un asunto que no se ha superado.
Por otra parte, la población musulmana, durante la colonización, perdió el poder político. Además, después de la independencia, el gobierno y la burocracia ha estado dominado por cristianos y animistas. No obstante, el comercio y la actividad económica está dominada por los musulmanes. Sin embargo, los gobiernos poscoloniales, controlados por cristianos, dejaron desatendidos los territorios de mayoría musulmana del norte y este.

El conflicto entre musulmanes y cristianos en la RCA, no debe entenderse como un conflicto ideológico o religioso por imponer la fe y hacer una limpieza de infieles. Es un conflicto territorial de la periferia de mayoría musulmana, y la desconfianza de que la mayoría del comercio está controlado por musulmanes.
El gobierno de Bozize (cristiano de la etnia gbaya, que represanta casi el 25% de la población) comienza en 2003 y se enfrentaba con los problemas territoriales ya tradicionales en la RCA. En 2004, comenzó la Bush War (o Primera Guerra Civil Centroafricana), en la que Michel Djotodia (liderando la UFDR), musulmán de etnia gula, junto a otros grupos como el CPJP (musulmanes runga), el APRD y el MLCJ, se rebelaron contra Bozize.
Por otra parte, el desorden y la proliferación de milicias criminales locales, indujo a que el gobierno promoviera la creación de las milicias anti-Balaka en las zonas cristianas y animistas, e instaurar algo de orden. Como es sabido, más tarde cobrarían protagonismo propio tras los acontecimientos de 2013 y 2014.

Como se observa en el mapa de la Bush War, estos grupos provienen del norte, junto a la frontera del Chad. La RCA está dividida entre el sur, cuyo suelo tiene algo de fertilidad junto al río Ubangui (que fluye a través de la capital, Bangui); y el norte más árido. La población al sur es sedentaria, cristiana y animistas, mientras que el norte es nómada, seminómada y musulmana. Además de por religión, la población de dividen en múltiples etnias.
El estilo de vida pastoril y nómada, genera una geografía humana que no se corresponde con las fronteras de los estados, y mucha de la población de la RCA es también étnicamente chadiana, sudanesa y fulanis de varios países.
Hay también economía extractiva en yacimientos de diamante, uranio, etc, lo que es motivo de frecuentes luchas y enfrentamientos.
La población de origen chadiano y del norte del RCA, llevaba siendo agraviada durante décadas, Bozizé intentó sacar partido propio de las actividades extractivas aliándose a los sudafricanos, alienándose los intereses franceses. La Primera Guerra Civil (Bush War), fue intercalada por varios intentos de paz y repartos de poder que no fueron respetados por Bozizé. Además, la inestabilidad en las poblaciones norteñas amenazaba la propia estabilidad interna en el Chad y Sudán.
El conflicto entre Seleka y Anti-Balaka como punto culminante
Por consiguiente, Chad y Sudán comenzaron a organizar la alianza Seleka en 2012, que aglutinaría a las milicias musulmanas. Algunas estimaciones elevaban las filas rebeldes centroafricanas Seleka a entre 2.500-5.000 integrantes, pero con la asistencia de casi 10.000 mercenarios de Chad y Sudán.
A medida que los Seleka se acercaban a la capital, Bozize pidió la intervención internacional y de Francia para salvar su gobierno, sin embargo Francia se negó a intervenir y selló el destino del presidente, cuando en 2013 los seleka tomaron Bangui. Michel Djotodia se autoproclamó presidente, siendo el primer presidente musulmán de la historia de la RCA (exceptuando a Bokassa, que se convirtió al Islam para intentar atraer el favor de Gadafi).
Los seleka, muchos de los cuales no eran centroafricanos, cometieron matanzas y saqueos en mucha más proporción contra la población cristiana, aunque la musulmana también sufrió violencia de los seleka.
La población cristiana, aunque tenía las milicias anti-Balaka, carecía totalmente de liderazgo. Cultural e históricamente, las comunidades Gbaya y de resto de etnias cristianas, no han estado organizadas políticamente, y solo puntualmente generaba líderes para enfrentar una amenaza concreta. Pero las matanzas seleka propiciaron la amenaza para unir al disperso grupo de milicias locales que son los anti-Balaka.

A finales de 2013, los anti-Balaka comenzaron la ofensiva contra los seleka, haciendo también limpieza étnica en el oeste y sur de la RCA. Djotoda no tenía ya el favor de Francia y Chad, ya que la Seleka había sido simplemente un grupo de ocasión para derrocar a Bozize, y la presión de la ofensiva anti-Balaka era incontenible por un grupo, los seleka, que ya se estaban desintegrando. Varias milicias habían abandonado la zona de la capital y regresaron a sus regiones de origen.

En este contexto, en el que los anti-Balaka cometían atrocidades y los seleka se desintegraban, intervinieron Francia y la UE. Durante 2013, Djotoida había intentado mantenerse en el poder, pero solo fue reconocido internamente como presidente de "transición", y al intentar no proseguir con la transición provocó la rebelión anti-Balaka y la intervención francesa. Finalmente, Djotoida dimitió de la presidencia y los seleka que quedaban fueron escoltados fuera de la capital (Bangui) por tropas de Chad. Cabe destacar, que la Seleka fue disuelta formalmente en septiembre de 2013 por Djotoida, ya que el grupo había dejado de existir como tal, pasando a denominarse a muchos de los antiguos grupos que lo integraban como ex-Seleka.

La presidente Catherine Samba-Panza tomó cargo a inicios de 2014, de manera interina, hasta las elecciones que deberían celebrarse a fines de 2015, con el apoyo de Francia, fuerzas de la UE y de la ONU. Todo parecía bien atado por Francia, creando un gobierno electo, estable y que no se intentara conspirar contra los intereses franceses y de Chad.

La presidencia de Touadera y la semilla del conflicto de 2021
A comienzos de 2016, sería nombrado presidente Faustin-Archange Touadera. Sin embargo, Touadera llegó al poder sin una base política y electoral propia, sino pactando con multitud de grupos y poderes. Una vez en el poder, no pudo satisfacer las demandas de todos los que la habían apoyado. Tampoco tenía a su disposición un ejército nacional y fuerzas del orden que pudieran imponer o establecer la paz en el país, plagado de milicias políticas, étnicas y criminales.
Las fuerzas de la ONU (ya denominada MINUSCA) en general no eran muy operativas, se concentraban junto a la capital, no tenían mandato para desarmar a la miríada de milicias y estaban pobremente equipadas para operaciones ofensivas (solo tenían dos helicópteros para unos 1o.000 efectivos). Francia finalizó la Operación Sangaris en octubre 2016.

Milicias musulmanas y cristianas intentaron hacer su propio proceso político de transición antes de que Touadera tomara el poder. En 2015 se reunieron en Nairobi Michel Djotoida y Noureddine Adam (que entonces liderando a milicia ex-seleka del FPRC en sus respectivas facciones étnicas de los gula y runga) con Joaquim Kokate (líder anti-Balaka). Intentaron un golpe contra el gobierno de transición de Samba-Panza que finalmente no se llevó a cabo.
Desde 2016, al carecer Touadera de base de poder propia, comenzó a usar sus poderes presidenciales para favorecer a algunos grupos y partidos. Incluso pactó con milicias la explotación de recursos naturales, incluso usando las fuerzas de la ONU para establecer las nuevas explotaciones.
Touadera se fue haciendo cada vez más autoritario al no lograr el apoyo suficiente desde un parlamento que no controlaba. Para afianzarse en el poder y no ser derrocado, pidió ayuda a Ruanda y Rusia. La fuerza de paz de Ruanda funciona como protección personal del presidente y como brazo ejecutor encubierto de parte de las políticas de Touadera.

Con Rusia, Touadera hizo pactos similares, y llegaron al país mercenarios rusos de Wagner y de Sewa Security Services. Además de guardia personal presidencial y formar un nuevo ejército nacional centroafricano leal a Touadera, los rusos de Wagner dan "seguridad" a explotaciones extractivas mineras centroafricanas, y llegado el caso combaten contra grupos y milicias que se oponen a Touadera (ver este magnífico análisis de Fran Matías en la Revista Ejércitos al respecto).


La cercanía de Touadera con potencias extranjeras no tradicionales en la política de la RCA, como son Rusia y Ruanda, ha alarmado a Chad y Francia. En 2019, el diario The Guardian publicó documentos sobre la política y medios de Rusia para influir en Africa, lo que pone en rumbo de colisión a franceses y rusos en varios países africanos.
Los rusos estuvieron gestionando de manera encubierta el pacto de Touadera con varias milicias en 2019, que nominalmente estaba destinado a llevar la paz y la estabilidad la RCA, pero que realmente fue una maniobra por la que Touadera pretendía asentarse en el poder con milicias afines por toda la RCA (tanto cristianas como musulmanas) al margen de la sociedad civil, los partidos políticos y las milicias que fueron dejadas de lado. Touadera coqueteó con los subgrupos de la milicia FPRC, intentando aprovecharse de los conflictos entre gulas y rungas, o entre grupos ex-seleka de etnia fulani o peul (como el UPC de Ali Darassa) con otras milicias musulmanas ex-seleka.
Estas maniobras de Touadera y de los rusos, generaron un gran descontento interno en la RCA. Bozize, que conserva un gran apoyo entre la población gbaya (que son casi un cuarto de la población centroafricana), aprovechó la coyuntura de fuerte agitación interna para regrasar al país en 2019, para poder presentarse a las elecciones de 2020 (todo candidato presidencial debía haber residido en el país al menos durante un año).
Touadera creó movimientos propios, como el Movimiento de los Tiburones y el Movimiento Permanente del África Central, para boicotear las reuniones de los grupos opositores y perseguir a sus líderes.
A medida que transcurría 2020, se veía que las elecciones no podían celebrarse de manera neutral y eficaz, ya que Touadera había corrompido a la autoridad electoral. Sin embargo, con apoyo de las fuerzas ruandesas, el proceso electoral siguió adelante aunque fuera considerado como una pantomima por una gran parte de la población de la RCA.
El colmo fue cuando el Tribunal Constitucional prohibió en diciembre (poco días antes de iniciarse el proceso de votación) presentarse a Bozize a las elecciones. En muchas regiones apenas pudo votarse y la participación electoral fue muy baja.
Esta coyuntura en la que Touadera, con apoyo ruso y ruandés, iba a perpetuarse autoritariamente en el poder con el barniz legitimador de una elecciones a todas luces poco representativas, llevó a que se creara la actual coalición opositora contra Touadera, la CPC (Coalición de Patriotas por el Cambio) el 19 de diciembre de 2020.

La CPC integra a dos milicias anti-Balaka y tres ex-seleka (UPC, MPC y facciones del FPRC) y la milicia 3R musulmana fulani camerunés (fundada en 2015, después que se disolviera la Seleka en septiembre de 2013). La CPC se supone que está liderada por Bozize, creando una alianza de antiguos enemigos de la Bush War (Primera Guerra Civil Centroafricana) y de varias religiones y etnias.
La CPC tuvo bastante éxito contra las fuerzas que los rusos instruyeron durante años, y causó consternación que se desintegraran sin oponer mucha resistencia. Rusia tuvo que enviar cientos de mercenarios para salvar Bangui (en teoría fueron a instruir tropas nuevas), que estuvo a punto de ser tomada.
Que Francia se opone a la presencia rusa y la pantomima de elecciones se comprueba en el hecho que Facebook cerró una gran cantidad de cuentas vinculadas a una campaña de desinformación de Francia contra las elecciones de diciembre de 2020 (ver este enlace). Aunque no hay mucha información fidedigna de fuentes abiertas, Chad también apoya la campaña contra Touadera, para lograr estabilidad en su frontera sur y evitar intromisiones de Rusia y Ruanda en un país que es de gran importancia para la seguridad e interés nacional chadiano.
Conclusión
La actual guerra civil en la República Centroafricana no es una guerra de musulmanes contra cristianos; tampoco es simplemente un conflicto entre Rusia contra Francia; ni un ciclo de violencia de poblaciones africanas que necesiten una enésima intervención occidental que les lleve la democracia (en el siglo XIX la excusa hubiera sido la "civilización").
La guerra en la RCA tiene una dinámica interna propia que trasciende los tres relatos simplificadores anteriores que se leen en no pocos informes, documentos de análisis o columnas de prensa. Aunque son ciertas las injerencias extranjeras, las divisiones religiosas y étnicas, y que la carencia de un estado fuerte y democrático espolea las rivalidades y conflictos internos; el maniqueísmo y simplicidad con el que se interpretan esas realidades, reduce la complejidad de un país y un conflicto a un relato que poco tienen que ver con los hechos reales.
De ahí que a muchos observadores, acostumbrados al relato de ex-selekas contra anti-balaka, de intervención rusa contra Francia y operaciones de paz que siempre terminan fracasando, fueran pillados por sorpresa con la alianza del CPC de diciembre, en la que parecían enemigos irreconciliables por el odio religioso y las matanzas, crearan una coalición para luchar contra un presidente "democrático", apoyado por una fuerza de paz (ruandesa) que, como otras muchas fuerzas de paz, solo contribuían a empeorar la situación interna centroafricana y no a consolidar la paz.
Sobre una revisión de la amplia literatura que critica la eficacia de las operaciones de mantenimiento de la paz, ver mi artículo en Revista Ejército "Operaciones de Paz. Las guerras posmodernas y el mantenimiento de la paz".