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En 2016 doce Estados de Europa central y del este (Austria, Bulgaria, Croacia, Republica Checa, Estonia, Eslovaquia, Eslovenia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, y Rumania) encabezados por Polonia, lanzaron un proyecto de integración regional que toca múltiples frentes: reforzar la interdependencia económica de la región, modernización de la industria y la infraestructura que los conecta; cooperación política y seguridad energética, así como mayor integración regional en el ciberespacio. Y no menos importante, solidificar un espacio de frontera para la seguridad europea.  La propuesta se llama “la iniciativa de los tres mares (3SI)” haciendo referencia al espacio geográfico que queda comprendido entre el mar Negro, el Báltico y el Mediterráneo.

Presidente de la República de Polonia. Foto: Jakub Szymczuk

Las razones

Estos países conjuntamente forman aproximadamente el 30% de la población y el territorio de la UE, asimismo es el bloque de más rápido crecimiento de la Unión con una media del 3.3% anual en los últimos 5 años.

La iniciativa es un estupendo ejemplo del carácter atemporal de la geopolítica. Pues no es exactamente nueva. La voluntad de crear un espacio político integrado en esta región se remonta como mínimo a la Mancomunidad de las Dos Naciones (1569) entre Polonia y Lituania, un Estado confederal que organizaba un territorio constantemente asediado por grandes potencias de la época como el Imperio Otomano, Suecia, el imperio de los Habsburgo y, por supuesto, el Imperio ruso.

En 1920, en un contexto de postguerra y de la consolidación definitiva de la unificación de Alemania en la mitteleuropa, Józef Pilsudski, Jefe de Estado de una resucitada Polonia rescato el concepto geopolítico de la unión de las tierras entre mares, el Intermarium (Laurelle & Rivera, 2019). Recordando una larga tradición de pensadores y geógrafos polacos que presentan y entienden la región como el último puente terrestre entre el mar Báltico y el mar Negro que conecta Europa con las vastas estepas de Asia.

La idea era esencialmente la misma que antaño: crear un tercer poder con peso suficiente para disuadir las grandes potencias de sus flancos: Rusia y Alemania (Kieniewicz, 1998). El proyecto fracaso y pronto aquellas naciones lo lamentarían, especialmente la misma Polonia. Pero las ideas de Pilsudski han transcendido, no por ser fruto de una genialidad, sino por atender y comprender la realidad física y política del intermarium. Tras la caída del bloque soviético, casi de inmediato, Polonia puso el asunto de nuevo sobre la mesa. Sin embargo, esta vez los demás países estaban mucho más interesados en entrar en la UE y la OTAN.

El Intermarium (en polaco: Międzymorze) fue una federación propuesta en Europa Central por Józef Piłsudski. Las tierras que se muestran en verde claro se incorporaron a la Unión Soviética en 1922. Autor: GalaxMaps 

Polonia es el elemento central de este proyecto y líder histórico de todos los intentos de llevarlo a cabo. Es imprescindible entender que las elites políticas e intelectuales polacas tienen muy presente que Polonia, justamente por estar flanqueada por Alemania y Rusia, despareció del mapa político de Europa por más de 100 años. (Istok, Kozárová, & Polacková, 2018) La obsesión por crear una esfera de seguridad autónoma en el intermarium es para Polonia una necesidad histórica de carácter existencial.

La 3SI es el intento del siglo XXI, esta vez con énfasis extra en cooperación e interconectividad económica, pero sin olvidar su componente geopolítico.

¿Y la UE?

La 3SI nace como un complemento ligado al proyecto de la UE y no como un competidor: integración regional, modernizar las economías de la región y solidificar un espacio de seguridad. Ciertamente la función principal, si no única, de la UE es exactamente esa. ¿Por qué se hace necesaria esta iniciativa?

A pesar de que Europa del este ya hace años que entro en la UE, el grupo de Visegrado y Europa occidental tienen dinámicas e intereses muy diferentes (Laurelle & Rivera, 2019). Mientras que la vieja Europa está estrechamente integrada económicamente e interconectada, la entrada en la UE del grupo de Visegrado “solo” les ha servido para conectarse e integrarse con Europa Occidental, no consigo misma. Es más, un vistazo rápido a la infraestructura de la región revela como el pasado al otro lado del Telón de Acero está muy presente.

Fuente: National Geography

Toda la infraestructura de la región, desde vías de tren y carreteras hasta gaseoductos, se articulan de este a oeste. O lo que es lo mismo, de Rusia hacia cada uno de estos países. La 3SI persigue deshacerse de esa dependencia y fomentar un eje norte - sur en materia de energía, trasporte y comunicaciones que permitiría una mayor integración económica pero también menos dependencia rusa, amenaza muy presente en la psique de estos países que entienden que la UE no proporciona una esfera de seguridad suficiente que defienda sus intereses.

Es por eso que, en materia de seguridad exterior, el intermarium y Europa occidental tienen intereses y necesidades muy divergentes. Mientras que Europa occidental centra su mirada en África, en el control de fronteras y contraterrorismo (como es el caso de Francia, España, Italia y Portugal) las prioridades de Europa oriental están en sus fronteras con Rusia. Para estos países, la amenaza a su seguridad es mucho más cercana y existencial, y observan la renovada asertividad rusa y el conflicto en Ucrania con nerviosismo.

Ello hace a los países del intermarium infinitamente más atlantistas que Europa occidental. Entienden que solo la OTAN liderada por los EUA, con quien comparten el interés prioritario de contención a Rusia así como una postura más dispuesta a usar herramientas de “poder duro”, es capaz de entender y satisfacer sus necesidades. Todo ello en contraposición a las aproximaciones más apaciguadoras de los líderes de la UE, Alemania y Francia. Tanto es así que el presidente Trump atendió a la segunda cumbre del 3SI en 2017, con la agenda de estrechar los lazos transatlánticos.

De hecho, los EUA son el segundo mayor contribuyente al fondo de inversiones de la 3SI tras Polonia con 247 millones de euros y pretende garantizar un total de mil millones. Aspecto que subraya la dimensión geoestratégica de la iniciativa, a pesar de ser un proyecto mayormente económico. Es más, Washington podría estar muy interesado en promocionar que la iniciativa se abra a países no miembros de la UE para dar el golpe de gracia al proyecto de inversiones chino 17+1 lanzado en 2012 que en muchos casos no ha transcendido al hecho: De todas las inversiones chinas en Europa, el este solo es receptor del 6.6%. (Kochis, 2021).

Esa cuestión es capital. Washington sabe que el camino para mantener una relación atlántica fuerte no se consigue en Bruselas, París o Berlín, sino en Varsovia. Mientras que se discute la entrada de fondos alemanes al proyecto, los de EUA son una realidad. La administración Trump identifico el proyecto como un futuro escudo robusto contra cualquier movimiento expansivo de Rusia en la región y presionar una UE tensionada entre Europa Occidental y el grupo de Visegrado, con múltiples choques por las tendencias iliberales del este de Europa en los últimos años. Los EUA saben bien donde están los atlantistas.

La iniciativa aún podría cobrar más protagonismo e interés entre los estrategas norteamericanos si Europa occidental sigue sumando votantes de una ultraderecha prorrusa (mientras que la ultraderecha en Europa oriental es vigorosamente antirrusa). Si la rusófila de la ultraderecha creciente se afianza en algún gobierno, terminaría de confirmar a Washington que la 3SI es la máxima prioridad para restablecer intereses transatlánticos comunes entre Norteamérica y Europa.

Conclusiones

La 3SI no es un proyecto de cooperación más. Es un requerimiento geoestratégico histórico en un mundo crecientemente multipolar y más pronto a la conflictividad. Es, además, un proyecto obligado a triunfar. Los países del grupo de Visegrado ya llevan suficiente tiempo en la UE para ver y entender que es un proyecto con la Lotaringia como único núcleo a proyectar y como único referente histórico, mientras que en los últimos años estos países del este han experimentado un avance importante de políticas iliberales, abriendo más la brecha con las instituciones europeas.

Los países de la 3SI entienden que es la OTAN y no la UE quien garantizará la seguridad e intereses de estos países. En otras palabras, Washington y no Bruselas es el aliado favorito para la creación de un bloque solido en el este de Europa. Este 8 y 9 de julio será la primera cumbre de la 3SI celebrada durante la administración Biden. Habrá que estar muy atentos a que rumbo toma el nuevo presidente.

Bibliografía

Altaras Penda, I. (2018). Three Seas Initiative. Between Economic Diplomacy and Gepolitics. Acta Economica et Turistica(1), 1-120.

Istok, R., Kozárová, I., & Polacková, A. (2018). The Intermarium as Polish Geoplitcal Concept in History and in the Present. Geopolitics.

Kieniewicz, J. (1998). Del Báltico al mar Negro: "Intermarium" en la política europea. Política Exterior, 12(61), 59-70.

Kochis, D. (2021). The Three Seas Initiative Is a Strateguic Investment that Deserves the Biden Adminstration Support. The Heritage Foundation. Issue Brief(6051).

Laurelle, M., & Rivera, E. (2019). Imagined Geographies of Central and Eastern Europe: The Concept of Intermarium. IERES Occasional Papers(1).

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