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A mediados de septiembre de este año, el líder de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasrallah, anunció la llegada de un buque cisterna iraní para paliar la catastrófica crisis energética que sufre el Líbano, consecuencia de una crisis financiera y una balanza de pagos negativa que ha hecho que su moneda se devalúe más de un 90% desde 2019, llevando al país al colapso.

El combustible llegó por tierra desde el puerto sirio de Baniyas hasta territorio libanés, sin estar el gobierno al tanto de la operación. Este envío se realizó pese a las sanciones de Washington a las exportaciones de crudo iraní. Actuando como un estado paralelo, la organización demuestra ser algo más que un grupo político con un brazo armado, intentando compensar así recientes acusaciones de ser responsables de la debacle del Líbano, incluyendo su participación en la terrible explosión del puerto de Beirut en agosto de 2020.

Durante los últimos años de protestas se han producido enfrentamientos armados en los que ha participado Hezbolá y muchos libaneses reclaman menos intervención de Irán en el país por el miedo de una nueva guerra civil.

Participantes en una ceremonia funeraria en Teherán (Irán) en septiembre de 2017 portan una bandera de Hezbolá. Autor Khamenei.ir

De esta manera, ¿Hezbolá? resalta su posición como aliado en la zona y es un ejemplo práctico de la importancia que tiene para Irán la consolidación de su presencia y no solo su influencia en todo Oriente Medio. Una media luna chiita que se consolida desde el Golfo Pérsico hasta el Mediterráneo, pasando por Bagdad y Damasco. Este término lo acuñó en 2004 el Rey Abdullah II de Jordania en unas declaraciones, haciendo referencia a la diseminación de políticas sectarias por un gobierno chiita en Bagdad por donde pasaba el arco de influencia Damasco – Teheran.

Un país sunita como Jordania, veía con temor la posibilidad de una ruptura de Iraq por diferencias sectarias si esa influencia política y religiosa chiita llegaba a un extremo, sabiendo que una crisis de ese tamaño tendría un impacto negativo en la región. Ese arco de influencia original incluye también hoy a Beirut y se puede extender hasta Yemen, donde Irán participa en el conflicto apoyando a los rebeldes hutíes. A orillas del Golfo Pérsico también existe un importante porcentaje de población Chií en Kuwait y Baréin.

La importancia de un corredor terrestre donde moverse con seguridad, le otorga a Irán facilidades en operaciones militares y transporte de tropas. La cesión de un puerto sirio para el ataque del buque iraní corresponde a las buenas relaciones afianzadas después de años de lucha con el apoyo de Teherán al régimen de Bashar al-Ássad. Un conflicto donde Hezbolá ha adquirido una experiencia militar muy importante en todos los sentidos.

Washington ya ha manifestado sus intenciones de reducir sus efectivos militares no solo en Irak, sino en el Gran Oriente Próximo, como hemos visto en Afganistán, en pro de pivotar a un enfoque Asia-Pacífico, viendo como China está dispuesta a rivalizar a todos los niveles con su hegemonía mundial. Esto llevará a otras potencias a rellenar ese vacío e Irán hace tiempo que ya pasa por dominar esos espacios de poder, afianzando el corredor desde Teherán hasta al Mediterráneo con una presencia que continúa fortaleciendo en Irak, Siria y el Líbano.

No hay que olvidar que esta geopolítica no se desarrolla únicamente en base a un sentimiento chií; como ejemplo de esto son las alianzas que tiene con el grupo suní Hamas en Palestina, donde afianza su posición contra Israel y Estados Unidos.

Fuerzas de Movilización Popular tras liberar Faluya del Estados Islámico el 28 de junio de 2016. Autor: Mahmoud Hosseini

Durante la ascensión del Estado Islámico, Teherán actuó con la Fuerza Quds para proteger Bagdad. Después de la ofensiva de Mosul, las milicias chiíes que formaron la mayor parte de las Fuerzas de Movilización Popular, un contingente muy importante durante la batalla, se integraron en las Fuerzas Armadas de Irak. Una forma de legitimación estatal ya que como ocurre en otras ocasiones, no se puede dejar sin control el futuro de milicias armadas no pertenecientes a las fuerzas de seguridad, para evitar así que se conviertan en un actor paralelo al Estado.

Estas milicias tienen prohibida cualquier representación política, pero sí apoyan a elementos políticos como se ha podido ver en las últimas elecciones de Irak celebradas el pasado mes de octubre. A pesar del triunfo del clérigo chiita Muqtada al-Sadr, que como nacionalista no tolera ni la influencia estadounidense ni iraní en Iraq, con estos movimientos añadidos de candidatos apoyados por milicias de reciente creación, Teherán incrementa su control sobre Bagdad.

Muqtada al-Sadr y Ali Khamenei 29 de mayo de 2020 Autor: Oornky

El futuro de esta media luna no está exento de dificultades. Irán y Arabia Saudí se enfrentan en un conflicto de más de 7 años en Yemen, que drena recursos. Las sanciones internacionales a las que se ve sometida su economía no facilitan mantener milicias en todo el tablero y recientemente, en octubre, Irán se vio confrontando hostilidades en la frontera de Azerbaiyán, los cuales tienen relaciones con Israel.

Continuar consolidando su influencia, pero con falta de transparencia financiera, lo cual no aliviana las sanciones internacionales y pendientes de resoluciones en sus acuerdos nucleares, hacen de la incertidumbre una predicción cotidiana en Oriente Medio.

Felipe Passolas
Foto de portada: Banderas chiíes en Qaraqosh, Iraq. Ofensiva de Mosul 21 de diciembre de 2016. Autor: Felipe Passolas

Fuentes
https://www.iiss.org/publications/strategic-dossiers/iran-dossier
https://publicaciones.defensa.gob.es/iran-como-pivote-geopolitico-4487.html
https://www.nbcnews.com/id/wbna6679939
https://www.aljazeera.com/news/2021/9/16/first-shipment-hezbollah-iranian-fuel-arrives-lebanon

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