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Argelia, el principal proveedor de gas natural a España, ha demostrado su descontento con la decisión del gobierno de Pedro Sánchez anunciando la llamada a consultas de su embajador en Madrid, Said Mussi, tan solo cuatro meses después de su nombramiento. Esta medida diplomática rompe con una tendencia muy positiva en las relaciones hispano-argelinas, que parecían alcanzar un máximo histórico en medio de una crisis diplomática entre Madrid y  Rabat, en la escalada de tensión entre Argelia y Marruecos, y el incremento del valor geopolítico del gas en el contexto de la invasión rusa de Ucrania.

La decisión española de cambiar de postura en este momento parece enormemente desafortunada, más si cabe, tras las elucubraciones sobre el papel que la Península Ibérica podría jugar como hub gasista para la Unión Europea gracias a nuestra capacidad excedentaria para importar Gas Natural Licuado (GNL), única forma a corto plazo de reducir la dependencia del gas ruso.

Manifestación en Madrid el 11-11-2006 en apoyo a la autodeterminación del Sáhara Occidental. Fuente: Sahara Occidental

La realidad, sin embargo, indica que el papel de Argelia como suministrador de gas a España se encuentra cerca de su máximo técnico tras el cierre del gasoducto Maghreb-Europa. Igualmente, el improbable papel que la Península Ibérica puede jugar como hub gasista, pasaría por la construcción del Midcat y mayores volúmenes de GNL, los cuales no podrían venir desde Argelia en grandes cantidades.

Pérdida de oportunidad como hub gasístico

Argelia ha sido históricamente el principal suministrador de gas natural para España, alcanzando cuotas de mercado superiores al máximo establecido por ley del 50% durante buena parte del siglo XXI[1]. La gran capacidad para importar gas natural a través de los dos gasoductos Magreb-Europa y Medgaz permitían a España incluso exportar gas natural licuado proveniente de los gasoductos argelinos, generando un negocio muy lucrativo para las compañías involucradas.

En noviembre de 2021 y tras varios años de negociaciones infructuosas, Argelia decidió unilateralmente no renovar el gasoducto Magreb-Europa, castigando a Marruecos, que recibía 200 millones de euros y un 7% del gas como derechos de tránsito[2]. Como principal damnificado, aunque de forma colateral, España perdió su principal gasoducto, un problema secundario para Argel, que garantizó el suministro de los volúmenes contratados a través del gasoducto Medgaz, ampliado en diciembre de 2021, y más buques de GNL.

El cierre del gasoducto Magreb-Europa de forma unilateral por Argelia ha sido probablemente uno de los principales catalizadores del cambio de postura del Gobierno Español sobre el Sahara Occidental. Argelia priorizaba su enfrentamiento con Marruecos sobre la seguridad del suministro español, eliminando buena parte del potencial de la Península Ibérica para convertirse en un hub gasista. Además, Sontrach, empresa estatal de gas y petróleo argelina, firmó en julio de 2021 un contrato con Naturgy, que tal y como indica la CNMC, vincularía a ambas empresas por volúmenes similares a 9 bcm anuales hasta 2031.

Estos volúmenes serían los equivalentes al máximo técnico del Medgaz (10 bcm) tras la nueva ampliación, por lo que la capacidad de respuesta argelina en materia de suministro de gas quedaría limitada al suministro de cargueros de GNL vendidos en el mercado spot, volúmenes insignificantes en el flujo bilateral de gas España-Argelia que se fundamenta en contratos a largo plazo.

Tal y como se ha mencionado en ciertos medios de comunicación, Sonatrach habría pedido renegociar la fórmula por la que se establece el precio del gas, pero esta solicitud se realizó en el mes de diciembre de 2021 y se enmarca en la normalidad, después de que Naturgy hubiese renegociado a la baja los contratos en plena depresión de precios por la crisis económica del Covid - 19 en 2020.

De hecho, tal y como ha informado en repetidas ocasiones la Comisión Europea, durante la actual crisis del gas España se ha beneficiados de mejores precios que nuestros vecinos europeos, al contar con contratos a largo plazo con Argelia indexados al petróleo, materia prima que no ha experimentado una subida tan acusada[3].

Tal y como podemos ver en la gráfica, las importaciones de gas natural a través del Medgaz estarían cerca de los máximos técnicos permitidos por el gasoducto, exponiendo el escaso margen de maniobra de Argelia para suministrar más gas a España. Esta condición y no otra, explica que Argelia eligiese los gasoductos italianos para incrementar los envíos de gas natural a Europa, tan solo una semana antes de que Marruecos filtrase la carta del Gobierno Español sobre el Sahara Occidental[4].

Marruecos, un socio estratégico

Por otro lado, Marruecos que sufre la peor sequía en 30 años, con implicaciones directas para su producción hidroeléctrica, solicitó a España que se reanudase el uso del gasoducto Magreb-Europa en sentido inverso para transportar GNL importado desde España. Marruecos carece de plantas importadoras de GNL y dependía hasta noviembre de 2021 del gas Argelino para cubrir el 92% de su demanda de gas, utilizado principalmente en el sector eléctrico.

Ahora que Marruecos carece de acceso a este gas y enfrenta la temporada de verano, cuando la demanda eléctrica es mayor y la producción hidroeléctrica y eólica es menor, la ausencia de gas natural puede ser crítica para su sistema eléctrico. La petición marroquí parece que fue aprobada en febrero de 2022 por el Gobierno de España, que estaría ya manteniendo conversaciones bilaterales con los operadores marroquíes para la ejecución de esta operación.

Es sabido que esta decisión no fue bien recibida por Argel, que expresó su descontento exigiendo que ninguna molécula de gas argelino fuera a parar a Marruecos[5]. Lo más probable es que se importe GNL desde Estados Unidos a la planta regasificadora de Huelva y desde ahí se transporte por gasoducto hasta Tánger, donde se localizan las dos plantas de ciclo combinado a gas que en 2020 suministraban cerca del 14% de la electricidad de Marruecos.

Esta decisión pone de relieve la preferencia, una vez más, del Gobierno de España por Marruecos, un socio que se espera sea enormemente importante en el desarrollo de España como epicentro europeo de la transición energética. Marruecos y España esperan ser grandes productores de hidrógeno a partir de energías renovables, un plan que encuentra sinergias mutuas en la creación de un eje exportador de gases descarbonizados que comience en Marruecos, atraviese la Península Ibérica y termine en los centros industriales del Norte de Europa.

Alemania, gran socio energético de Marruecos y con una fuerte apuesta por el hidrogeno verde, sería el gran valedor de este corredor que permitiría cumplir con los planes de descarbonización y renovación industrial firmados por el nuevo gobierno de coalición de Olaf Scholz.

Además, Marruecos ha anunciado en enero de 2022 el descubrimiento de reservas de gas natural por la compañía británica Chariot. Este anuncio debe ser tomado con mucha cautela, ya que el volumen de las reservas no ha sido anunciado y se produce en un área donde Repsol ya anunció descubrimientos en 2009 sin desarrollar ningún proyecto[6].

La decisión española de reconsiderar su histórica posición sobre el Sahara Occidental en el momento en el que el gas argelino parece cobrar un papel protagonista tiene parte de su explicación en el cierre unilateral del gasoducto Magreb-Europa y el impacto negativo que ha tenido en el papel de la Península Ibérica como alternativa del gas ruso.

España se cobraría de esta forma su venganza sobre Argelia en un momento en el que el suministro de gas argelino está asegurado hasta 2031. Esta explicación, sin embargo, no permite responder otras incógnitas relacionadas con el repentido cambio de posición española.

Una de las grandes dudas es porque España decidió multiplicar por cuatro las importaciones mensuales de petróleo argelino desde noviembre de 2021, o que intenciones tenía Pedro Sanchez en sus diversas llamadas a Abdelmadjid Tebboune, presidente argelino, al comienzo de la invasión rusa de Ucrania. Las piezas del puzle de las relaciones energéticas entre España, Argelia y Marruecos no terminan de encajar, al igual que no parece que las últimas decisiones del Gobierno de Pedro Sánchez tengan una explicación sencilla de comprender, ni tan siquiera desde la óptica de la más pura realpolitik.


[1]

http://bases.cortesaragon.es/bases/ndocumen.nsf/0/cd67095768ab863cc12577b5003fd298/%24FILE/12_3_regulacion_del_sector_del_gas_natural_en_espana_y_en_la_ue.pdf

[2]

https://www.unav.edu/documents/16800098/36731216/transicion-energetica-y-hub-transmediterraneo-marruecos-aspira-a-potencia-regional.pdf

[3]

https://ec.europa.eu/info/news/quarterly-market-reports-confirm-influence-global-gas-prices-eu-third-quarter-2021-2022-jan-17_en

[4]

https://www.euronews.com/green/2022/02/28/italy-considers-gas-from-algeria-as-europe-moves-away-from-russian-fossil-fuels

[5]

https://en.econostrum.info/Spain-replaces-Algeria-to-deliver-gas-to-Morocco_a1265.html

[6]

https://imagenes.repsol.com/es_en/22-%20Marruecos%20exploracion_ing_tcm11-520743.pdf

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